miércoles, 17 de febrero de 2010

Movilizaciones obreras contra la crisis


Por José María Lucero
07-02-2010

A pesar de los posicionamientos pactistas de las burocracias sindicales de CCOO y UGT, el pasado verano y ante las presiones de la patronal, se rompió el llamado diálogo social entre patronal, Gobierno, y dichos sindicatos. Esto brindó a las burocracias sindicales, al PSOE y a su gobierno socioliberal, la posibilidad de posicionarse —aunque sólo en apariencia— con los y las trabajadoras.

La economía del Estado español, y la de sus trabajadores, no da evidencias de recuperación.

La patronal bloquea miles de convenios pendientes de actualización, los despidos se cuentan por miles, alcanzando —según datos oficiales— una tasa de paro cercana al 20%. Se habla de reforma laboral, despido libre, de alargar la edad de jubilación, de ajustes salariales, del modelo alemán, etc.

Por otro lado, la Ley de Economía Sostenible no cuestiona el dogma del crecimiento y plantea más recortes en el actual sistema de pensiones o nuevos contratos basura para los jóvenes.

En definitiva, medidas todas encaminadas a que la crisis la paguemos los y las trabajadoras.

En este contexto, CCOO y UGT convocaron el 12 de diciembre una manifestación a nivel estatal en Madrid, bajo el lema: “El trabajo lo primero, por el diálogo social, que no se aprovechen de la crisis”. A destacar también la manifestación del 10 de diciembre en Sevilla: “En defensa del empleo, la negociación colectiva, el cumplimiento de los acuerdos y la protección social”.

Estas manifestaciones tenían varios objetivos básicos: sustituir a una huelga general, descargar presión de sus bases, represtigiar a las direcciones sindicales, y hacer una demostración de fuerza de cara a las negociaciones con la patronal.

A su vez, son una clara muestra de que la presión de los trabajadores obliga a estos sindicatos a moverse, aunque sea mínimamente.

A pesar del lema laxo y pacificador, la manifestación estatal de Madrid logró reunir a más de 200 mil trabajadores, la mayoría de los cuales iban, a buen seguro, con reivindicaciones bien diferentes a las que realizan las direcciones burocráticas.

Es importante, para cualquier izquierda anticapitalista, dar apoyo y movilizar para estas manifestaciones. Está en juego que los y las trabajadoras no sigan pagando el coste social de la crisis, y que no sea el discurso de los burócratas sindicales el único que escuchen.

Es urgente que nos enfrentemos a los ERE’s, a la semana de 48h, a los despidos improcedentes, a los despidos en empresas con beneficios, a la temporalidad, a la creciente precariedad y pobreza, a las deslocalizaciones, etc. Hace falta una huelga general, y actualmente sólo CCOO y UGT tienen fuerza suficiente para convocarla.

Básicamente son tres las líneas a construir: crear un referente político; avanzar en la unidad de la izquierda sindical; y promocionar espacios unitarios, donde no importe la afiliación sindical del trabajador, que articulen la solidaridad y unan las diferentes luchas.

Es importante trabajar con las bases de CCOO y UGT que realmente quieren luchar, así como crear intersindicales en los diferentes marcos; estatal, nacionales y/o territoriales, según convenga. Intersindicales que se contrapongan a las políticas entreguistas de las direcciones de los sindicatos mayoritarios y que defiendan realmente los intereses de los trabajadores.

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