viernes, 12 de febrero de 2010

Comentario de Cuarenta hadices -LIII



Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní


Traducción de Raúl González Bórnez

Noveno hadíz
Hipocresía (nifáq)- y IV
Algunas clases de hipocresía

Sabe ¡Oh querido! que uno de los niveles de la hipocresía y la doblez es la hipocresía con Dios Altísimo, Rey de reyes y Señor de las bendiciones, que nosotros padecemos en este mundo y de la que no nos damos cuenta.

La espesa cortina de la ignorancia y los oscuros velos del egoísmo y del amor por el mundo nos obstaculizan la vista de tal manera que es difícil que lleguemos a tener interés en descubrir nuestros defectos antes de que llegue el día en que todos los secretos son descubiertos y todos los velos levantados y antes de partir de este mundo físico y de decir adiós a la morada del orgullo, de la negligencia y el desconcierto.


Todavía nos encontramos sumergidos en el sueño de la distracción, la borrachera de los sentidos y la embriaguez de las pasiones y todo lo que es decadente y pecaminoso nos parece bueno y hermoso pero, cuando llegue el momento de despertar del sueño y recuperar la cordura tras la embriaguez, habremos perdido la oportunidad y seremos resucitados en el grupo de los hipócritas y de la gente de dos caras y dos lenguas con dos lenguas de fuego o con dos rostros horrorosos y por mucho que gritemos y supliquemos: ¡Oh Señor! ¡Permíteme regresar! La respuesta será: ¡De ninguna manera!

Nuestra doblez consiste en que pasamos toda la vida manifestando nuestra fe en el Dios uno y único y proclamando no sólo nuestro Islam y nuestra fe sino nuestro amor ardiente por Dios. Cada cual conforme a lo que le apetece. Si pertenecemos al común de las gentes, proclamamos nuestro Islam y nuestra fe o nuestro desapego de las cosas de este mundo y nuestra sinceridad; si pertenecemos a la capa intelectual y a los doctores de la ley proclamamos la perfección de nuestra moral, nuestra santidad y de nuestra condición de representantes del Mensajero de Dios y recurrimos a las palabras que han sido transmitidas del Mensajero de Dios, las bendiciones de Dios sean con él y con su familia:
¡Oh Dios! ¡Bendice a mis representantes!
y del Señor de la Época, el Imam al-Mahdi, que mi alma sea sacrificada por él:
En verdad ellos son mis pruebas
(de que no he dejado a la humanidad desasistida).

y al resto de las palabras que han sido transmitidas de los Imames de la Guía, la paz de Dios sea con ellos, sobre los sabios (ulamá) y los doctores de la ley (fuqahá), como referidas a nosotros.
Si pertenecemos al estamento de las gentes de las ciencias racionales, proclamamos nuestra fe verdadera basada en demostraciones apodícticas, nuestra certeza intelectual (‘ilm al-yaqín) y nuestra certeza verdadera (haqq al-yaqín) y la imperfecta sabiduría y fe de los demás y citamos las aleyas coránicas y los nobles hadices proféticos como prueba de lo que decimos.
Y si somos gente de gnosis y sufismo, proclamamos nuestra espiritualidad (ma’rifat), nuestro atracción y éxtasis amorosos (yadbiat wa muhibbat), nuestra aniquilación y permanencia en Dios (fanáfi l-lah wa baqá bi l-lah) y nuestra regencia profética (Wiláyat ul-amr) o cualquier otro título sorprendente que se nos ocurra.
Y lo mismo hacen el resto de las capas y estamentos sociales. Cada cual reclamando, en el vocabulario que mejor se ajusta a sus estados, algun tipo de alta posición espiritual y exponiendo su particular relación con la Verdad.

Por tanto, cuando estas manifestaciones se corresponden con la verdad interior y lo evidente está en consonancia con lo secreto y esta proclamas son sinceras ¡Benditos sean él y los señores del favor!
Pero si no es así, como en el caso del que esto escribe, y su rostro está oscurecido por la fealdad de los pecados, debe saber que es del grupo de los hipócritas y de los que transitan por el camino de la doblez de rostro y de lengua y que debe curarse de ello y pensar, mientras tenga tiempo, en como ponerle remedio a su desgracia y al día de su humillación y tinieblas.
¡Oh querido! ¡Tú que proclamas tu Islam! En un noble hadíz recogido en Al-Kafi se relata que el Mensajero de Dios, las bendiciones de Dios sean con él y con su familia, dijo:
Es musulmán aquel del que los musulmanes estén a salvo de su mano y de su lengua.

¿Qué ha pasado para que tú y yo nos consideremos con derecho a molestar tanto como podamos a quienes están bajo nuestro control y si no podemos molestarle con la mano lo hagamos con nuestra lengua afilada en su presencia y si no, en su ausencia nos dediquemos a desvelar sus secretos, a calumniarle y a difamarle?
Por lo tanto, si los musulmanes no están a salvo de nuestra mano y de nuestras lenguas, nuestras proclamas de islamidad entran en contradicción con la realidad y lo que manifestamos y lo que hay en nuestros corazones son dos cosas diferentes. Somos pues de los hipócritas y de los que tienen dos caras.
¡Oh tú que proclamas tu fe y el sometimiento de tu corazón a Dios! Si es verdad que tienes fe en la unidad de Dios y que tu corazón adora y busca al Único y no concede divinidad a nada más que a la Esencia de Dios Altísimo y que tu corazón está en consonancia con lo que manifiestas y tu interior con lo que proclamas ¿Cómo es que tu corazón está tan rendido ante la gente mundanal? ¿Por qué les adoras? ¿No es acaso porque crees que ellos son poderosos e influyentes y que su poder y riqueza tiene algún valor? No sabes que lo único que funciona en este mundo es la voluntad de Dios Altísimo. Te humillas ante todos los poderes aparentes e ignoras al poder verdadero y a la Causa de las causas y a pesar de ello proclamas tu fe en el Dios Único.
Entonces, tú también estás fuera del grupo de los creyentes y sigues el camino de los hipócritas y serás resucitado con la gente de dos caras.
¡Oh tú que presumes de desapego y pureza! Si eres puro y desapegado de los placeres mundanos por amor a Dios y por que deseas alcanzar Su Morada de bendición ¿Cómo es que te gusta tanto escuchar las alabanzas de la gente diciendo que eres uno de los justos y te hace sentirte tan feliz? ¿Por qué te gusta tanto la compañía de la gente mundana y rica y te alejas de la gente humilde y necesitada?
Debes saber que ese desapego y esa pureza no son verdaderos. Que tu desapego del mundo es por amor al mundo y tu pureza de corazón no es para Dios y que lo que proclamas es mentira y que eres un hipócrita de dos caras.
¡Oh tú! Que proclamas seguir al Imam al-Mahdi y al Mensajero de Dios, las bendiciones de Dios sean con él y con su familia, si tu realidad se ajusta a la del hadíz del Ehteyách que dice: Mantiene su alma pura, protege su religión, se opone a sus pasiones y obedece los mandatos de Su señor, y eres una hoja del árbol de la profecía y no te atrae el mundo y no deseas la amistad de los poderosos y de los aristócratas ni te disgusta la compañía de los pobres, tu nombre corresponde a lo nombrado y eres una de las pruebas divinas entre las gentes, pero si no es así, eres uno de los falsos sabios y un hipócrita y tu estado es aun peor que el de aquello que pertenecen a los estamentos anteriormente mencionados y tus actos son aun más feos y tu vida mucho más miserable, ya que no existe pretexto para los sabios (ulamá).
¡Oh tú que proclamas tu sabiduría divina y el conocimiento de las verdades y del origen y del fin! Si en verdad conoces las verdades y la relación entre las causas y los efectos y verdaderamente conoces las formas del mundo intermedio y los estados del Paraíso y el Infierno, no podrás estar tranquilo y deberás pasar todo tu tiempo ocupado en la construcción de tu mundo eterno y escapar de este mundo y sus tentaciones. Sabrás las dificultades con las que te enfrentas y que opresión y que castigos hay ante ti. Entonces ¿Por qué no te has librado del velo de las palabras y los conceptos y las pruebas formales y las demostraciones filosóficas han tenido menos influencia en tu corazón que el peso del ala de una mosca?
Sabe que ese estado que tienes no corresponde al de los creyentes y los teósofos y que serás resucitado entre las filas de los hipócritas.
¡Ay! Del estado de quien ha gastado su vida y su energía en el estudio de la metafísica y que ni ha disfrutado de la embriaguez de este mundo ni, al menos una de las verdades del otro, ha entrado en su corazón.
¡Oh tú que proclamas espiritualidad, atracción, senda mística, amor por Dios y aniquilación en Él! Si de verdad eres de la gente de Dios y de los compañeros del corazón y cuentas con un pasado virtuoso ¡Felicidades! En caso de que no sea así, todas tus revelaciones y aniquilaciones en Dios (Shathiát), todos tus cambios de estado (talwinát) y todas tus proclamas extravagantes, son el producto de tu ego y del susurro de Satanás y no tienen nada que ver con el amor y la atracción divinas:
En verdad, aquellos que son Mis amigos están protegidos por Mi capa y nadie más que Yo les conoce.
Si tú eres uno de los amigos de Dios, uno de los amados y uno de los totalmente absortos en Él, Él lo sabe. No hace falta que trates de manifestar de esa manera tu estado espiritual ante la gente y no distraigas los débiles corazones de los siervos de Dios para que en lugar de prestar atención a su Creador la presten a Su criatura y no usurpes la morada que pertenece a Dios. Debes saber que Dios ama a Sus siervos y sus corazones son valiosos para Él y deben ser orientados hacia el amor a Dios. No juegues de esa manera con la morada divina ni con Su leyes:
Ciertamente, la casa tiene un Señor.

Así pues, si no eres sincero en lo que proclamas, eres uno de los hipócritas.
Dejémoslo. No es adecuado que una persona de rostro oscuro como yo siga hablando de esto.

¡Oh, vil ego del que esto escribe! Tú que tanto manifiestas debería reflexionar en el negro día y como librarte de su desgracia. Si dices la verdad y tu corazón es conforme a lo que tu lengua proclama, ¿Cómo es que estás tan distraído, tu corazón tan negro y te dominan las pasiones y no piensas en el viaje lleno de peligros de tu muerte?
Tu vida ha transcurrido y no te has alejado de los deseos y las pasiones. Has pasado tu vida corriendo tras los placeres y las distracciones. Se acerca el momento de tu muerte y aun te encuentras atrapado y enfrascado en tus feas acciones y en tu inadecuada moral. ¡Oh predicador que no aprovechas de tu propia prédica y que eres uno de los hipócritas! Es de temer que si mueres con ese estado seas resucitado con dos rostros y dos lenguas de fuego.
¡Oh Dios! ¡Haznos despertar de este largo sueño! ¡Despeja nuestros sentidos de esta embriaguez y esta insensatez! ¡Cura nuestros corazones con la luz de la fe! ¡Ten misericordia de nuestro estado! Nosotros no podemos triunfar en este terreno ¡Tómanos de Tu mano y sálvanos de las garras de Satanás y de las pasiones de nuestro ego!
Te lo suplicamos por el derecho de Tus siervos escogidos, Muhammad y su familia purificada, que las bendiciones de Dios sean con todos ellos.

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