domingo, 24 de enero de 2010

Txanba Payés Cantautor y poeta salvadoreño residente en Euskal Herria


Haití

No es ésa la manera en que hay que ayudar al pueblo haitiano. Tan cínica es su ayuda que se vale de la tragedia para seguir urdiendo maquiavélicos planes de control en todo el continente latinoamericano

Para empezar diré que ahora es más necesaria la ayuda al pueblo haitiano, y todos debemos volcarnos en ella, no como limosna, sino como un deber moral y ético. Dicho esto, algunas consideraciones sobre algunas ayudas que llegan del Norte. Cuando los gringos, el Gobierno yanqui, ofrece su mano, no sabemos lo que esconde en la otra.

La hipocresía ahora no es sólo una palabra, o un concepto, es una realidad, es sustantivo y tiene forma, cuerpo y caras... es, sí, una figura real y se nos presenta en gobiernos (ojo, que digo gobiernos, no pueblos) del Norte. Ahora, con los terremotos de Haití agolpan en los aeropuertos aviones que salen con toneladas de alimentos y un sinfín de productos necesarios -y necesitados- en estos momentos. Sin embargo, ¿por qué ahora y no antes? Sí. ¿Por qué ahora con esta tragedia?

Lo dicen sus medios. Haití es el país más pobre del continente. Si es así, ¿por qué la ayuda no ha llegado antes, si siempre la ha necesitado? La respuesta es simple. La mayoría de países ricos (sus gobiernos) que ahora ayudan a Haití, no tienen como prioridad la solidaridad. Es más, si ellos ayudan lo hacen pensando en algún beneficio. Si Haití es el país más pobre, ¿qué beneficio pueden esperar? Ninguno. Ahí radica la hipocresía.

La mejor ayuda que necesitan los haitianos, sin embargo -y para el futuro- es que los países que se consideran «imperios» dejen de tejer sus malévolas componendas políticas en algún despacho. Que dejen de una vez que Haití sea el que decida su propio futuro. Ahora que el imperio yanqui está dispensando militares para la ayuda, y se dice que lidera la ayuda que llegue a ese país, antes, ahora, y siempre (que Dios libre al pueblo haitiano si los gringos se quedan con sus más de 10.000 militares) muestra con ello sus inicuas pretensiones. Ya se ha hecho con el control del aeropuerto y ahora controlará el espacio caribeño a las puertas de Cuba... Ellos deberían salir del país, pero eso no sucederá ni antes, ni ahora ni después. Viendo el grado de devastación que han causado los terremotos, deberían salir después y para siempre.

Porque son ellos, el imperio yanqui y sus compinches adláteres los que en definitiva tienen al país sumido en la miseria. Son ellos el verdadero -y permanente- terremoto que vive no sólo Haití, sino todo el planeta. Son ellos los que con el golpe de estado a Jean B. Aristide en 2004 sumieron en la miseria, aún más, al país. Derrocaron a un presidente que contaba con el apoyo popular -más amplio de la historia- del país, y ese apoyo venía de las amplias mayorías pobres. Eran los pobres y los pobres de los más pobres los que llevaron al presidente Aristide al Gobierno. Las propuestas del derrocado presidente eran revolucionarias y eso, como suele pasar, no gustó al imperialismo yanqui.

Además, son ellos los que han estado confabulando e interviniendo desde años en ese país contra los gobiernos que no seguían sus dictados. Son ellos, los gringos, los que con sus empresas manufactureras las tienen sumidas en la miseria a la inmensa mayoría. Son ellos los que pagan no más de un dólar diario a los haitianos, que trabajan en sus «maquilas» elaborando, entre otras cosas, las pelotas de béisbol, que como todos sabemos, es el deporte por excelencia en ese país. Las empresas, cómo no, son gringas. Si los gringos quieren liderar las ayudas, lo primero que tendrían que hacer es, entre otras cosas, mejorar las condiciones de trabajo de miles de haitianos que trabajan, como esclavos, en sus maquilas. Y sobre todo, y lo más importante, el cese de la injerencia en todos los ámbitos de la vida social, política y económica.

No, no es ésa la manera en que hay que ayudar al pueblo haitiano. Tan cínica es su ayuda, que se vale de la tragedia para seguir urdiendo maquiavélicos planes de control en todo el continente latinoamericano, que siguen considerando su «patio trasero». Al pueblo haitiano se le ayuda siempre, como lo está haciendo desde hace más de 12 años Cuba. Sí, Cuba, pero como todos sabemos, los medios oficiales no dirán absolutamente nada de la ayuda y del trabajo que están llevando a cabo, antes y después de los terremotos, los más de 400 médicos cubanos que hay en Haití. Y no dirán nada de los más de 300 estudiantes haitianos que están estudiando en Cuba, ni de todos aquellos haitianos graduados en Cuba de forma gratuita. ¿Qué país del Norte de los que ahora dicen ayudar a los haitianos tiene a estudiantes de países del Sur en sus universidades de forma gratuita? Ni uno solo. Haití merece mucho más que una ayuda.

No hay comentarios: