domingo, 24 de enero de 2010

Entrevista a Kim Ives, periodista de Haití Liberté


"Este terremoto fue anticipado por otro terremoto político y económico impuesto por Washington"

24-01-2010
Amy Goodman
Democracy Now!


AMY GOODMAN: Ahora nos entrevistamos con Kim Ives, corresponsal de Haití Liberté, con quién hemos estado viajando y trabajando durante nuestra estadía en Haití. Lleva muchos años de vivir en Haití, entre viajes al exterior. Kim, no puedo decir, "bienvenida a Democracy Now!", pues, hemos estado juntos a lo largo de esta visita, pero ¡bienvenida a esta entrevista!

KIM IVES: Gracias, Amy.

AMY GOODMAN: Platiquemos de esta tremenda catástrofe, esta asolación. Por supuesto se trata de una catástrofe natural, pero ¿nos puede hablar de cómo ésta catástrofe cuadra con la realidad haitiana? El grado de devastación que estamos viendo no sólo tiene que ver con la naturaleza.

KIM IVES: No, en ningún momento. De hecho, este terremoto fue anticipado por un terremoto político y económico, cuyo epicentro se encuentra a 2.000 millas al norte, en Washington, DC, durante los últimos 24 años.

Podemos hablar, en primer lugar, de los dos golpes de Estado llevados a cabo durante un período de 13 años, respaldados por los Estados Unidos. Ellos impusieron regímenes títeres, los cuales el pueblo haitiano corrieron del poder. Pero, esos golpes de Estado y las posteriores ocupaciones militares por fuerzas extranjeras -prohibidas por la constitución haitiana- eran destructivos, no solamente al gobierno y soberania nacional, sino también para los gobiernos o asambleas legislativas locales, las alcaldias y las asambleas electorales locales encargadas de elegir un consejo electoral permanente. Nunca se constituyó ese consejo electoral permanente, sólo existe de forma provisional, y por por lo tanto, Préval, justo antes del terremoto, estaba haciendo caso omiso a la democracia popular al imponer su propio consejo electoral, que estuvo asegurando el dominio del partido de Préval.

AMY GOODMAN: Y para estar claros, cuando hablas de los dos golpes, los de 1991 y 2004, ambos resultaron en el despojo y destierro del Presidente Jean-Bertrand Aristide.

KIM IVES: Es correcto.

AMY GOODMAN: Y hablaste de la participación de los EEUU en esos golpes.

KIM IVES: Así es. Y en ambos casos las fuerzas armadas estadounidenses sacaron Aristide de Haití. La primera vez pasó su destierro en Washington, pero la segunda vez terminó en Sudáfrica, donde ha pasado estos últimos seis años.

Esos terremotos políticos impuestos desde Washington, fueron acompañados por los terremotos ecónomicos, las políticas que implementaron, porque el gobierno de Aristide manifestó una orientación nacionalista que pretendía a construir la autosuficiencia nacional de Haití, la que rechazó Estados Unidos. Ellos quisieron que se privatizaran las nueve industrias estatales y que se las vendieran a los inversionistas estadounidenses y extranjeros.

Hace unos 12 años, bajo la primera administración de René Préval, se privatizaron la Minoterie d’Haiti and Ciment d’Haiti, las empresas estatales productoras de harina de trigo y cemento. En cuanto al trigo, en estos momentos, tenemos una población hambriente. Podrías imaginar las posibilidades si el Estado contaba con una molina robusta para producir harina para que el pueblo tendría pan para comer. Se vendió esa empresa a una compañía de la cuál Henry Kissinger es un miembro de la junta directiva. Y punto seguido, se cerró la empresa. Ahora, Haití no cuenta con una molina de trigo, ni estatal, ni privada.

AMY GOODMAN: ¿Dónde consigue su trigo Haití? Éste es el país mas pobre en el hemisferio.

KIM IVES: Tiene que importarlo y una buena parte del trigo se importa de los EEUU.

El otro caso -con más ironia, Amy- es lo de la fábrica del cemento. Se trata de un país cuyos fundamentos geológicos consisten, mas que todo, en la caliza, que es el insumo básico del cemento. Es un país que absolutamente debería y podría tener una empresa productora del cemento, y la tuvo, pero fue privatizado y cerrado apresuradamente. Y comenzaron aprovechando los muelles de la que fue la empresa del cemento para importar el cemento. Así que cuando viajamos en este país y vemos los miles de edifícios de cemento derribados y aplastados, recordamos que éste es un país que va a necesitar millones de toneladas de cemento, y ahora será necesario importar todo ese cemento en vez de producirlo. Haití bién podría y debería exportar el cemento, y no importarlo.

AMY GOODMAN: Estamos hablando con Kim Ives de Haití Liberté, que acaba de publicar una edición nueva en medio de la catástrofe del terremoto. Hablaste de la compañía del cemento, la molina del trigo y las privatizaciones. Uno de los problemas mas dolorosos para la diáspora haitiana y para las familias en el exterior con seres queridos aquí en Haití, es que no han podido averiguar si estan vivos. No se han podido comunicar con ellos.

KIM IVES: Así es.

AMY GOODMAN: Y eso nos lleva al tema de la compañía de teléfonos.

KIM IVES: Exacto. Teleco fue la hoya de las empresas estatales en Haití. Durante el primer golpe de Estado de 1991-1994, los ingresos de Teleco mantuvieron el gobierno exiliado del Presidente Aristide. Y ahora vemos que, una semana antes del terremoto, se privatizó esa compañía. La vendieron a una compañía vietnamita, Viettel. Y si tuviéramos en este país una empresa nacional de teléfonos robusta y ágil, se hubiera evitado una buena parte de los problemas de comunicaciones que existen. Al contrario, todas las comunicaciones del país estan practicamente en las manos de tres compañías privadas de celulares: Digicel, Voila and Haitel.

AMY GOODMAN: Pero alguna gente podría argumentar que se privatizó la empresa hace una semana porque fue débil por culpa de sus dueños anteriores.

KIM IVES: Es precisamente lo que sucedió. Fue el gobierno haitiano, bajo el liderazgo de René Préval y sus ministros quienes sabotearon y socavaron la empresa. Hemos hablado de eso durante estos años. Me acuerdo, hace trece años llevamos una delegación aquí para platicar con los sindicalistas. Tenemos tanto tiempo de estar en esta lucha contra la privatización. Hablamos con un sindicalista de Teleco, un tal Jean Mabou, un dirigente sindical. Y Jean Mabou nos llevó a un cuarto lleno con equípos de telecomunicaciones modernos, nuevos. Él dijo, "tenemos estos equipos y no nos permiten instalarlos. Están socavando la compañía estatal con el propósito de privatizarla".

Y la ironia es que tenemos al lobo cuidando el rebaño. Y de esa manera, se socava la propiedad del pueblo en sus propias empresas estatales.

AMY GOODMAN: Kim, sabés que lamentablemente el mundo pone atención solo cuando hay catástrofes, y en este caso la atención del mundo está fijada en Haití. Comenzaste hablando de los dos golpes contra Aristide. Tal vez nos puedas dar un resumen breve de la historia de Haití desde 1804.

KIM IVES: Ok, en breve. 1804, la primera y última revolución exitosa de esclavos en la historia, la primera república negra en el mundo, la primera nación independiente de América Latina, que se convertió en piedra angular de todas las demás revoluciones. Y no fue hasta 60 años después que el gobierno de Abraham Lincoln la reconoció, después de la Guerra Civíl.

Luego, en 1915 los marines estadounidenses invadieron el país y se apoderaron del banco central y del gobierno. Se quedaron 19 años, hasta 1934. Después instalaron la Garde d'Haiti, la Guardia de Haití, que operó como un brazo de los marines para resguardar los intereses de Estados Unidos en Haití. La ocupación dió a luz en 1957 a la dictadura de Francois "Papa Doc" Duvalier, quien legó su título de presidente vitalicio a su hijo Jean-Claude Duvalier, cuando murió en 1971.

AMY GOODMAN: ¿Y el papel de los EEUU en esa historia?

KIM IVES: Los EEUU siempre respaldaron todos esos gobiernos por razones geopolíticos. Haití constituyó el baluarte principal contra el "expansionismo comunista" proveniente de la vecina Cuba. Por lo tanto, Estados Unidos sostuvo y apoyó militar y económicamente a los regímenes Duvalier, a pesar de la oposición del pueblo Haitiano.

AMY GOODMAN: ¿Una cleptocracia? ¿Se enriquecieron los dictadores a costa del empobrecimiento pueblo?

KIM IVES: Exacto. Y después, en 1986, se dieron que ese modelo estaba creando demasiados "Che Guevaras", demasiadas revoluciones en América Latina, y optaron en favor de estas elecciones de fachada para instalar dirigentes que eran supuestamente mas democráticos, pero eran elecciones compradas.

Haití fue el primer país en América Latina que derrotó ese esquema electoral promovido por los EEUU al elegir a la presidencia un párroco pobre, Jean Bertrand Aristide. Durante su toma de posesión el 7 de febrero de 1991, Aristide declaró la segunda independencia de Haití, debido a que Haití pretendía independizarse del dominio de los Estados Unidos y Francia. Y éstos respondieron a los ocho meses con un golpe de Estado. Lo mandaron al destierro. Y así comenzó el terremoto político y económico centrado en Washington y París de los últimos 24 años.

AMY GOODMAN: Así se dió el primer golpe contra Aristide. Lo mantuvieron en exilio durante tres años. Sucedió durante la administración de George H.W. Bush, pero continuó con la administración Clinton.

A propósito, uno de los compromisos principales de Aristide al llegar a la presidencia fue aumentar el salario mínimo.

Los oyentes de Democracy Now bien pueden recordar la segunda vez que fue elegido, en 2004, y secuestrado casi de inmediato por las fuerzas armadas y de inteligencia de los EEUU, pues acompañé una delegación a la República Centroafricana, donde botaron y dejaron prácticamente apresados al presidente y Mildred Aristide. Y Maxine Waters, congresista de Los Ángeles, y Randall Robinson, fundador de la organización TransAfrica, fueron a recoger a los Aristide de la República Centroafricana y a traerlos a Jamaica. Por último, terminaron en Sudáfrica, donde residen hoy. No pudieron regresar a Haití debido a la presión de parte de los funcionarios de Estados Unidos. Los entonces cancilleres, Colin Powell y Condolezza Rice afirmaron que Aristide no pudo regresar a este hemisferio.

Desde su exilio en Sudáfrica, el Presidente Aristide afirmó en una rueda de prensa que quiere regresar a Haití. He planteado esa inquietud a varias personas aquí en Haití. En Washington, el presidente Obama inmediatamente designó a los ex presidentes Clinton y Bush para dirigir el esfuerzo humanitario, afirmando que sus medidas no son partidistas. Entonces, ya surge la inquietud con respecto al retorno de Aristide. Los Estados Unidos controla el aeropuerto. El Primer Ministro Préval cedió el control sobre el aeropuerto a los EEUU. Pero, Aristide ha pedido regresar. ¿Qué opinás del imagen -para no decir los recursos- de los dos presidentes afirmando que el desastre rebasa las diferencias políticas, tenemos que reconstruir el país?

KIM IVES: Bueno, es el punto exacto. Estuve en frente al hospital general, ayer, donde vimos los horrores, hablando con una multitud en la esquina, y surgió este mismo punto. ¿Por qué no puede regresar el Presidente Aristide? Él quiere. Así dijo. Pero el gobierno no ha renovado su pasaporte diplomático, que ya venció. No le han otorgado un salvaconducto para regresar al país. Sólo eso se necesita.

Si el gobierno de Barack Obama o cualquier otro gobierno realmente tenía la disposición de dar apoyo aquí -tal vez mas que todos los C-130 con sus cargamentos, no solamente de alimentos y ayuda médica, sino también de montones de fusiles- podrían mandar un avión a Sudáfrica para recoger a Aristide y traerlo. Sería un gesto que crearía una onda expansiva, un contra-terremoto de esperanza y orgullo popular, que podría reconstituir la fuerza moral que el pueblo necesita para superar esta crísis.

AMY GOODMAN: Bueno, Kim Ives, quiero agradecerte por estar con nosotros, y hacer una pregunta más, y se refiere a las organizaciones populares en este país. ¿Quién tiene el poder aquí? ¿Cómo está organizándose el pueblo? En ese aspecto, se ha planteado constantemente el tema de la seguridad para justificar por qué no ha salido ayuda del área del aeropuerto -donde esta almacenada- y llegado a las comunidades. La ONU, por ejemplo, ha manifestado que no llegará hasta Léogâne, el epicentro del terremoto, hasta que se garantice la seguridad de esa zona.

KIM IVES: Es el meollo del asunto. La seguridad es un pretexto. Vemos en todas partes de Haití que la población se esta organizando en comités populares para limpiar, sacar los cadáveres de los escombros, construir campamentos de refugiados, establecer seguridad para los campamentos de refugiados. Ésta es una población que es autosuficiente, y lo ha sido desde hace muchos años.

Pero no es cuando un grupo de marines llegan con sus M-16 y comienzan pegándoles gritos. El escenario enfrente del hospital general ayer lo dijo todo. Las personas entraron y salieron del hospital para llevar comida a sus seres queridos, o con necesidades de ir al hospital, y un grupo de soldados de la 82 aerotransportada enfrente del hospital estuvo gritando a la multitud en inglés. No supieron que estuvieron haciendo. Crearon mas caos en vez de disminuirlo. Habría sido cómico si no fuera trágico.

No tuvieron por qué estar ahí. Claro, si había un ejército de pandilleros atacando a .la gente -que no se ha presentado aquí- tal vez podría traer esa gente. Pero en estos momentos, el pueblo no necesita marines, necesita medicamentos. Y esa cuadra resume lo esencial. Es la misma manera en que actuaron después del Katrina. Las víctimas son las que les dan miedo. Son "otros". Son los negros que realizaron la única revolución exitosa de esclavos en la historia. ¿Qué les puede inspirar mas pavor?

AMY GOODMAN: ¿Y las organizaciones comunitarias que existen aquí?

KIM IVES: Ah sí, las organizaciones comunitarias -ya la vimos la otra noche en la comunidad de Matthew 25, donde nos estamos hospedando. Un cargamento de alimentos llegó durante la noche sin preaviso. Se podía haber dado una batalla campal. Sin embargo, se comunicó con la organización popular local, Pity Drop, que movlizó sus militantes de inmediato. Salieron a establecer un perímetro y un cordón de seguridad. Formaron una fila con la 600 personas acampadas enla cancha de fútbol detrás de la casa, que también es un hospital, y repartieron la comida de forma ordenada y equitativa. Fueron completamente capaces. No necesitan a los marines. No necesitan a la ONU. No necesitan ninguna de esas cosas que los medios y Hillary Clinton y los cancilleres extranjeros nos aseguran que necesitan. Esas son cosas que el pueblo haitiano puede hacer por sí mismo y está haciendo para sí mismo.

AMY GOODMAN: Muchas gracias, Kim Ives.

Kim Ives escribe para Haiti Liberté.

Traducido por Michael Friedman

Fuente: http://www.democracynow.org/2010/1/20/journalist_kim_ives_on_how_decades

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