sábado, 23 de enero de 2010

Mapuche en Chile. Un pueblo que se niega a desaparecer.


22 enero 2010

En la actualidad Chile se muestra y es visto ante los ojos de la comunidad internacional como ejemplo de modernidad y desarrollo. Sin embargo, es un país con grandes desigualdades sociales provocadas por el actual sistema económico neoliberal y que los actuales gobiernos de la concertación lo han promovido con consecuencias nefastas para la población y especialmente de los pueblos originarios.

Durante los últimos años, la situación del pueblo Mapuche se ha visto empeorada y que se evidencia en el atropello y vulneración de sus derechos. Un ejemplo de ello, es la persecución de líderes y lideresas a los cuales se aplican leyes antiterroristas heredadas de la dictadura militar de Pinochet y que ha sido denunciada a diversos organismos internacionales de derechos humanos y que el gobierno se ha negado a responder.

— - Entrevista a Manuel Cafiu, vocero de los Mapuche de ciudad: "Ahora estamos de pie"

Las demandas por reconocimiento del pueblo Mapuche emergen a partir de la década de los años noventa con la llegada de la democracia. En el año 1993, el estado chileno promulgó la ley Indígena 19.253 la cual no respondió a las expectativas de los pueblos originarios y que llevó a fuertes movilizaciones en el año 1997 en contra de las grandes empresas forestales y por la recuperación de territorios.

A través de la historia, el pueblo Mapuche le ha tocado vivir diversas situaciones y cambios que se iniciaron a partir de la llegada de los españoles a sus territorios en 1541 y luego con la invasión del ejército Chileno en 1881. Los cambios e impactos más notorios han sido en el plano económico y social. Uno de ellos fue la pérdida de gran parte de su territorio. Se calcula que el pueblo Mapuche perdió alrededor de 30 millones de hectáreas en un período de 300 años (Bengoa, 2000).

Posteriormente, con la invasión del ejército chileno, el territorio Mapuche se ve reducido a 500 mil hectáreas aproximadamente. El proceso asociado a esta reducción territorial, es la pérdida de la soberanía territorial, configurándose un nuevo ordenamiento administrativo, sobre los parámetros definidos por naciente estado chileno.

Esta segunda conquista ha facilitado un proceso económico y político, que ha provocado un gran deterioro del medioambiente debido a su sobreexplotación y la apropiación de recursos naturales que se encuentran al interior de los territorios. Asimismo, se produjo un cambio en la base de producción económica de la población Mapuche, pasando desde la ganadería intensiva a la actividad agrícola minifundista, transformando a una población ganadera en campesina, respecto de la cual no poseía una tradición cultural, ni técnica ni económica.

Pese a lo anterior, su permanente lucha le ha permitido conservar su propia cultura e identidad a través del tiempo. En la actualidad, la población indígena en Chile es el 4,6 por ciento de la población chilena total. Sobre la base de esas cifras, el total nacional de Mapuche es de 604 mil 349 personas, lo que significa el 87,3 por ciento de la población total indígena nacional (INE, Censo 2002). Un alto porcentaje de la población Mapuche se concentra en la Novena y Décima regiones del sur de Chile y en la Región Metropolitana.

En el ámbito de los derechos políticos, la lucha llevada a cabo por las diversas organizaciones del pueblo Mapuche ha generado una fuerte presión hacia el Estado y la sociedad chilena para el reconocimiento de derechos colectivos a sus territorios, a los recursos naturales, al derecho a participar de las decisiones políticas. Es sólo en Septiembre del año 2008 cuando el estado Chileno ratificó el Convenio 169 de la OIT, aunque desde las organizaciones de pueblos originarios existe aún desconfianza para su efectiva aplicación.

Hoy en día existe un conflicto latente, derivado de procesos de recuperación de sus tierras ancestrales en diversas partes del territorio Mapuche. Este proceso ha tensionado las relaciones pueblo Mapuche-estado chileno, debido a la aplicación de legislaciones como la Ley antiterrorista. Junto a este proceso de recuperación de tierras, en los últimos años se ha producido nuevas reivindicaciones en el plano político, como es el apelar al derecho de todo pueblo a la autodeterminación, y que se encuentra ligada a demandas categorizadas como “nacionalitarias”. Esta última demanda ha producido un cambio en la manera de ver el conflicto con el estado chileno, el cual se basa más en reivindicaciones de carácter político que sociales con una mirada más amplia sobre la sociedad Mapuche en que no sólo se lucha por la ampliación de los territorios, sino por demandas más transversales y donde tienen cabida diversos actores como es el caso de las organizaciones de mujeres.

El resurgimiento de estas instancias femeninas se produjo durante los años noventa y tuvieron como objetivo fortalecer la cultura e identidad del pueblo Mapuche y la necesidad de abordar sus demandas especificas como mujeres. Este proceso organizativo tuvo como escenario la aplicación de políticas neoliberales del actual gobierno que ha privilegiado un modelo basado en la agro-exportación y donde los recursos naturales han sido mercantilizados como es la tierra, el agua, las semillas.

En este caminar, las organizaciones de mujeres indígenas establecieron alianzas más amplias con organizaciones del mundo campesino Chileno. Un ejemplo de ello se produjo el año 1998 cuando se creó la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e indígenas, ANAMURI. Esta instancia surge luego de un proceso de desarrollo organizacional de las mujeres del sector rural y del trabajo desarrollado por los Departamentos Femeninos de las organizaciones tradicionales campesinas. (Comisión Nacional Campesina CNC). Algunas líderesas de este departamento femenino impulsaron la creación de esta organización de carácter nacional con el objetivo de representar los intereses de las mujeres campesinas desde la diversidad de los sectores de mujeres de Chile.

En la actualidad agrupa a más de 6.000 socias, mayoritariamente mujeres campesinas (Chilenas) y que son de diversas localidades desde todas las regiones de Chile. En su composición se destacan comités de mujeres, sindicatos, cooperativas, sociedades productivas, talleres laborales, asociaciones gremiales de mujeres campesinas e indígenas entre otras. ANAMURI, es una instancia que propicia la autonomía respecto del Estado, los organismos públicos y los partidos políticos, se valora la generación y fortalecimiento de redes solidarias con organizaciones pares y de cooperación a nivel nacional e internacional (ANAMURI, 2006: 6).

ANAMURI desde sus inicios, formó parte de redes transnacionales como la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) y, a nivel mundial, VIA CAMPESINA. El formar parte de estas instancias ha permitido por un lado conocer las posiciones de los movimientos rurales “antiglobalización” y por otro, asumir temáticas relacionadas con la defensa de los recursos naturales, como es la Campaña mundial de defensa y protección de las semillas naturales.

El lanzamiento de esta iniciativa se dio en el marco del Foro Social de Porto Alegre el año 2003, y se comenzó a desarrollar un trabajo enfocado a las organizaciones de base a través de jornadas de capacitación y la implementación de huertos colectivos con mujeres campesinas e indígenas en la zona norte y sur de Chile. En este proceso las mujeres Mapuche han jugado un importante rol como cuidadoras y reproductoras de semillas y plantas medicinales. Es a través de los llamados trafkintu o intercambios de semillas donde las mujeres Mapuche de las diversas comunidades defienden su cultura e identidad como parte de un pueblo que se niega a desaparecer.

BIBLIOGRAFIA

ANAMURI (2006) El correo de las mujeres del campo. Boletín bimensual: Santiago de Chile.
Bengoa, José (2000) Historia del pueblo mapuche: Siglo XIX –XX. Lom ediciones: Santiago de Chile.
Instituto Nacional de Estadísticas, Censo (2002) “Síntesis de resultados”. Documento electrónico disponible en http://www.ine.cl/cd2002/sintesisce..., visitado el 5 de Enero 2010.

Autor:

ANAMURI para www.europazapatista.org

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