viernes, 1 de enero de 2010

Chávez y otros demonios


por Max Lesnik*
21 de diciembre de 2009

Los editores de El Mundo-América de España me piden que escriba mis impresiones sobre el Presidente de Venezuela Hugo Chávez a propósito de su intervención en la reunión sobre el cambio climático en el planeta tierra y una de las últimas «Reflexiones» de Fidel Castro en la que el líder cubano relata su primer encuentro hace quince años en el Aula Magna de la Universidad de La Habana con el entonces joven militar venezolano cuando todavía nadie- quizás Fidel Castro sí- imaginaba el destino de Chávez como paladín de la Revolución Bolivariana del Siglo XXI.
Si el joven oficial militar rebelde, tenía entonces conciencia de su papel a jugar en la historia del nuestro continente, no lo sabemos. Esa sería nuestra primera pregunta cuando algún día lo entrevistemos.
Pero ahora, aquí va nuestra opinión sobre este hombre de carisma singular que ha irrumpido en el escenario de su país y de América para establecer nuevas reglas de juego en las relaciones entre las naciones del sur del continente y el «Norte revuelto y brutal» como calificaba José Martí con singular señalamiento a los Estados Unidos de América.

El Presidente venezolano es de esos hombres que surgen a la vida pública para ser adorados hasta el delirio por sus fieles seguidores o para ser odiados hasta la muerte por sus mas contumaces enemigos, ya sean estos compatriotas suyos, o gobiernos extranjeros afectados ambos en sus intereses económicos al trastocar por obra suya el escenario político de su país, cambiando de manera radical su historia y su destino.

Cada pueblo tiene sus propios héroes. Pero no todos rebasan sus fronteras nacionales. Cuando así ocurre, es inevitable el choque con los poderes hegemónicos de cada tiempo y lugar. Así fueron los casos de Simón Bolívar y José Martí, que no sólo desafiaron el poder de la España colonial decadente del Siglo XIX, sino que también sembraron en las tierras del continente americano la semilla de una rebelde Revolución anti-imperialista, aún cuando el Imperio del Norte apenas daba sus primeros pasos balbuceantes y no menos torpes, en los albores del pasado Siglo XX.
Ver lo que venía es cosa de genios y visionarios. Bolívar y Martí lo fueron. Ellos señalaron el sendero para los que vinieron después.

La Revolución cubana es sin lugar a dudas la heredera natural de aquellas gestas libertarias del Siglo XIX y aunque no todos quieran reconocerlo, así lo recogerá indefectiblemente la historia,como nadie niega hoy que el mundo moderno en que vivimos, surgió a la vida a partir de la Revolución Francesa y de la Independencia norteamericana. Esa es la verdad auténtica, aunque lo que vino después sería otra cosa.

Ciertamente entre la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana de Chávez hay una relación simbiótica que las hace tan unidas, y tan similares, tanto en sus objetivos como en su destino, que resultan una misma causa. La causa de América.

A decir verdad no soy de los que gusta del estilo tribunicio conversatorio del Presidente Chávez. Ni tampoco comparto del todo su manera de actuar en el ejercicio del mando. Pero comprendo y estoy de acuerdo con la esencia de lo que dice y mucho más como piensa. Diferencias de forma puede haberlas, pero en su honor tengo que decir, quiéranlo o no sus enemigos y adversarios, que el líder bolivariano está hecho de madera de héroes.
De manera que cuando se escriba la historia de estos primeros años del Siglo XXI el nombre de Hugo Chávez marcará el punto de no retorno a un pasado de sumisión a los dictados de Washington. Chávez emergió de la nada y llegó a la cumbre de los Andes con alas de Cóndor.

No es nueva la frase. «Se puede matar a un hombre pero no a sus ideas». Y mucho menos borrar de un plumazo cargado de odio y soberbia la ejecutoria de aquellos líderes que han tomado la vanguardia como puesto de combate irrumpiendo en el escenario de un país y de un continente, levantando las banderas de la dignidad soberana de los pueblos para con los pobres de la tierra su suerte echar.

El Presidente Hugo Chávez va por ese camino. Es el sendero que conduce a la gloria o a la muerte. O a las dos cosas a la vez. Su nombre está marcado.
Chávez tiene Demonios que le persiguen. Me defino. Contra esos demonios yo estoy con él.

Max Lesnik

Periodista cubano sus notas aparecen en La columna de Max. Residente en Estados Unidos desde hace muchos años. Gran conocedor de las relaciones cubano-estadounidenses, dirige un programa en Radio Miami.

No hay comentarios: