jueves, 10 de diciembre de 2009

Kioto, Copenhague y la falta de voluntad política


Por Tamara Ruiz,
Jueves, 03-12-2009 dic-09

Entre los días 7 y 18 de diciembre se celebrará en Copenhague la 5ª Conferencia de las Partes del Convenio marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. En esta Cumbre se reunirán representantes de 192 países para discutir un nuevo acuerdo internacional que sustituya al Protocolo de Kioto a partir del año 2012.

Las últimas negociaciones previas a esta cumbre que han tenido lugar en una reunión preparatoria celebrada en Barcelona el pasado mes de noviembre han sido un fracaso. Con la negativa de EEUU de cifrar su reducción de emisión de gases de efecto invernadero para el 2020 y la declaración de la UE de que ya no queda tiempo para llegar a un acuerdo, los líderes de los países industrializados han mostrado nuevamente su falta de voluntad política de adoptar medidas significativas en la lucha contra el cambio climático.

Pese a la declaración de intenciones de Obama, que ha presentado una ley con la que pretende que EEUU reduzca un 17 % sus emisiones en 2020 y un 83 % en 2050, se niega a aceptar ningún acuerdo hasta que se apruebe la ley en el Senado a mediados del 2010. Por su parte, la Unión Europea de los 15 había anunciado previo a la reunión de Barcelona que propondrían reducir sus emisiones en un 20 % para el año 2020 (o hasta un 30 % en caso de que se llegara a un acuerdo entre las grandes potencias), frente al 40 % que exigen los países del G-77 + China.

El Estado español ha incrementado sus emisiones en este período entre un 40 y un 42% con respecto a 1990, frente al límite máximo de un 15 % con el que se había comprometido en Kioto, convirtiéndose en el segundo país del mundo que más ha aumentado sus emisiones porcentualmente desde 1990. Esto ha supuesto para la Administración y algunas multinacionales energéticas españolas -como Endesa, Gas Natural, Abengoa o Hidrocantábrico- un gasto de 479´8 millones de euros en la compra de derechos de emisión de dióxido de carbono a instituciones internacionales; dinero que podría haberse invertido en crear empleos verdes desarrollando tecnología alternativa.

Tampoco se ha logrado un acuerdo en la cantidad de recursos financieros que los países industrializados van a destinar a los países en vías de desarrollo para favorecer las medidas de mitigación y adaptación frente al cambio climático. La UE inicialmente anunció que estaba dispuesta a dar 15.000 millones de euros al año hasta el 2020 a los países en desarrollo para combatir el cambio climático, cifra considerablemente menor a los 35.000 que exigen algunas ONG (110.000 a nivel internacional).

Los líderes de algunas de las principales potencias económicas ya anuncian que no parece probable que se consiga en Copenhague un acuerdo legalmente vinculante a nivel internacional que sustituya a Kioto, si acaso sólo políticamente vinculante, lo que no obligaría a los distintos países a cumplir los objetivos que se fijen.

En cualquier caso, las cifras de reducción de las emisiones que se están discutiendo están lejos de ser suficientes para frenar o, incluso, contener el cambio climático. Especialmente si se tiene en cuenta que no son cifras reales de reducción, ya que se mantiene el mercado de compra-venta de derechos de emisión. Reducciones de al menos un 80 % de los gases de efecto invernadero serían necesarias en 2030, no en el 2050.

Algunos estudios sugieren que un aumento de la temperatura media de la Tierra de 2 ºC podría producir la destrucción de la mitad de los bosques tropicales del mundo, liberando millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Mientras, con un aumento global de las temperaturas de 0´7º C en el último siglo millones de personas en todo el mundo están ya sufriendo los efectos del cambio climático, especialmente en los países en vías de desarrollo. Por ello, apremia tomar medidas urgentes para frenar el calentamiento global.

Pero estas medidas no son suficientes. Es necesaria una transformación radical de la sociedad, que pasa por un cambio en el modelo energético y de transporte y en una gestión democrática de los recursos naturales. Para exigir estos cambios se han puesto en marcha varias campañas a nivel internacional, como la de “El clima no está en venta”, que organizó una manifestación en Barcelona a la que acudieron cerca de 4.000 personas y varias acciones de bloqueo donde se reunían los líderes mundiales.

Para los días de la Cumbre de Copenhague se está preparando una cumbre alternativa para exigir a los líderes mundiales acciones más contundentes en la lucha contra el cambio climático, que culminará con una gran manifestación el 12 de diciembre, Día de Acción Global, que será secundada en muchas otras ciudades a nivel internacional.

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