martes, 14 de julio de 2009

Gran Bretaña registra ya más bajas militares en Afganistán que en Irak

Mientras Cameron reclama más medios para las tropas.

El primer ministro británico, Gordon Brown, ha advertido que el verano será «muy duro» para sus tropas en Afganistán tras la muerte de ocho soldados en 24 horas, un balance que ha elevado las críticas a la estrategia de alineamiento con EEUU en el pantanal afgano. Un nuevo frente para un Brown que sobrevive políticamente a duras penas y cuya gestión agoniza tras la debacle de las últimas europeas.

«Está siendo un verano muy duro y esto aún no ha terminado, pero es crucial que la comunidad internacional vaya hasta el final en su compromiso», insistió Brown tras conocerse que el Ejército británico ha tenido ocho bajas mortales en las últimas 24 horas.
Los ocho uniformados murieron en ataques y enfrentamientos en la provincia sureá de Helmand, donde están destinados la gran mayoría de los 9.000 soldados «de Su Majestad» desplegados actualmente en Afganistán. El contingente británico, estabilizado en alrededor de 8.300 efectivos, ha aumentado estos meses en vísperas de las elecciones presidenciales y provinciales en el país ocupado previstas el 20 de agosto.
El Ejército británico participa desde el 23 de junio en una gran ofensiva -bautizada con el nombre de Arañazo de Pantera- contra la resistencia taliban en uno de sus feudos en el interior del país, en Helmand.
Desde el 1 de julio, 15 soldados británcisos han muerto en esta ofensiva, lanzada por las tropas extranjeras ocupantes con el objetivo oficial de estabilizar la zona antes de los comicios.
El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, sir Jock Stirrup, reconoce que las tropas británicas atraviesan por un «momento difícil porque los talibán tienen claro que Helmand es un terreno de lucha crucial. Si lo pierden habrán sufrido un revés general y movilizan todas las fuerzas que tienen».

«El futuro de Gran Bretaña»

«Pero está claro que están perdiendo y nuestros oficiales sobre el terreno son claros a este respecto. Nos llevará tiempo y, obviamente, ésto implica pérdidas» en soldados, señaló el responsables militar.
En la misma línea, el ministro de Exteriores, David Miliband, aseguró que los soldados lucharían «por el futuro de Gran Bretaña» e insistió en la manida tesis de que habría que impedir que Afganistán «vuelva a ser una incubadora del terrorismo» contra Occidente.
Críticas crecientes
El diario «The Times», que publicaba en su portada la foto de los 184 soldados británicos muertos en Afganistán -superando ya el balance de 179 bajas mortales en Irak desde la invasión-, se interrogaba: «¿Teníamos motivos para participar en esta guerra?».
«El incremento en el número de bajas está reforzando la creencia de que Afganistán se está convirtiendo en un lodazal», añadía el diario.
«Daily mail» y «Daily express» llamaban directamente a estudiar una retirada de las tropas.
Por contra, «The Sun» ponía el acento en la supuesta falta de equipamiento militar (helicópteros, vehículos pesados), tesis que ha hecho suya el líder opositor torie, David Cameron.

El asfixiante calor, aliado de los talibán en los combates
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Tras varias horas de combate, los marines Charles Auge y Edwin Saez han debido ser evacuados en helicóptero, vencidos no por los talibán sino por el intenso calor estival en el sur de Afganistán.
Ambos participaron en uno de los únicos choques abiertos con los talibán, dispuestos a no ceder el control del cruce fluvial estratégico de Mian Pushta, en el sur del distrito de Garmser. Con 2,5 litros de agua de reserva, su batallón, del octavo regimiento de infantería, trató de lanzarles botellas desde los helicópteros. Pero el fuego abierto de los talibán desbarató la operación. Ambos cayeron deshidratados.
Uno de sus compañeros de batallón murió por disparos de un francotirador el primer día de la ofensiva. Pero otros cinco compañeros fueron evacuados por deshidratación en medio de una temperatiura que alcanzó la semana pasada los 46 grados.
Cada marine lleva 23 kilos de impedimenta. Los que combatieron en Mian Pushta llevaban centenares de municiones suplementarias al presagiar sus mandos problemas de avituallamiento.
El paisaje varía en Helmand pasando del desiertos a verdes valles en las riberas del río. Un terreno complicado para las tropas, poco entrenadas para este tipo de terreno antes de ser enviadas al destino.
Los soldados en combate pueden consumir hasta 10 litros de agua al día. «Un golpe de calor puede ser fatal y el calor provoca más bajas que los talibán», señala el capitán Micah Caskey, quien señala que «el dilema entre estos casos es llevar el chaleco antibalas o primar el calor y la movilidad». Arriesgada elección.

14-07-2009
Los tories rompen el consenso sobre la guerra de Afganistán
Cameron reclama más medios para las tropas


Público
El número de helicópteros británicos en Afganistán se ha convertido en la excusa elegida por el líder de los conservadores, David Cameron, para castigar al Gobierno de Gordon Brown. Hasta ahora, los tories se habían mostrado muy discretos en sus críticas a la estrategia militar en Afganistán por ese principio no escrito de la política británica por el que la oposición no hace sangre en ciertos asuntos, como la lucha antiterrorista y la política de Defensa. Esa tregua parece haber terminado.
Cameron fustigó ayer la carencia de helicópteros y pidió más medios: "Es un escándalo que las tropas no tengan el número suficiente de helicópteros para trasladarse por el país" , dijo en el Parlamento, animado por los titulares de la prensa conservadora. Tanto el The Daily Telegraph, de forma más mesurada, como el The Daily Mail, que utilizó en su primera página la palabra "traición", habían acusado a Brown de obligar a los soldados a luchar en condiciones intolerables.
Brown se defendió en la Cámara en un pleno dedicado a la cumbre del G-8, pero en el que todos esperaban que el asunto clave fuera Afganistán. El primer ministro negó que su Gobierno esté regateando el dinero. Destacó que el número de helicópteros se ha incrementado en un 60% en los últimos dos años y que, al aumentar las tripulaciones y mejorar el mantenimiento, las horas de vuelo lo han hecho en un 84%.
En total, el Reino Unido se gastó 700 millones de libras (800 millones de euros) en 2007 en la guerra de Afganistán. Dos años después, los fondos para ese fin llegan a los 3.000 millones (3.500 millones de euros).
El aumento de la tensión política se debe al elevado número de bajas sufrido por el Ejército británico en las últimas dos semanas. Quince soldados muertos en ese tiempo demuestran que los británicos no han avanzado mucho en la pacificación de Helmand, donde a la amenaza de los insurgentes se une la de los traficantes de opio. Lo cierto es que ninguno de los soldados caídos en este mes se habría salvado con más helicópteros. Casi todos murieron en emboscadas contra patrullas a pie, el único modo de controlar las zonas recuperadas a los talibanes.
Brown alardeó en el Parlamento de que las Fuerzas Armadas británicas están "mejor equipadas ahora de lo que lo han estado en los últimos 40 años". Los conservadores y los liberales demócratas lo niegan, y cuentan con la cobertura que dan las opiniones de varios generales retirados.
El problema para Brown es que en su época de ministro de Hacienda no hizo excepciones con los militares al imponer la disciplina presupuestaria. Lo que entonces se consideró un acierto, ahora puede volverse en su contra. La retirada es la opción más popular
Un país dividido Una encuesta de ‘The Guardian’ y la BBC ha dado un cierto respiro al Gobierno de Brown. La guerra de Afganistán no es muy popular, pero al menos el aumento de bajas no ha hecho que se convierta en una causa perdida. La opinión pública está dividida: un 47% está contra la guerra y un 46%, a favor. Pero el apoyo a la guerra ha aumentado desde 2006, cuando sólo era del 31%.
Retirada El compromiso no es a largo plazo. Un 60% quiere la retirada de las tropas ahora o, como mucho, dentro de seis meses. Un 40% está dispuesto a esperar hasta 2011 o el tiempo que sea necesario.

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