domingo, 2 de mayo de 2010

Juicio de lo que se vende a quien hace de ello un uso ilícito


Bismil lahir Rahmanir Rahím

En la sección dedicada al Juicio de lo que se vende a quien hace de ello un uso ilícito, de la obra Makásib al-Muharramah del Imam Jomeini(1) leemos:

Los (kufar)(2) están obligados a respetar las ramas de la religión (mukallafín bil furu’)(3) y son castigados si no lo hacen.
Pero la mayoría de los que no son musulmanes no son kufar, ya que la mayoría de ellos son ignorantes que no poseen conocimiento (Qáser), no ignorantes que pueden saber pero no quieren saber (muqaser).

Y esto es muy evidente, ya que a la mayoría de ellos no se les pasa por la mente que las disposiciones de otras religiones sean correctas y están seguros de la corrección de sus propias creencias y de la invalidez de las creencias ajenas.
Esa misma es la opinión de los musulmanes. De la misma manera en que el musulmán corriente está convencido de la corrección de su creencia y de la invalidez del resto de las creencias y no se le pasa por la mente otra posibilidad, ya que está convencido y ha crecido educado en los principios del entorno cultural islámico, así le sucede al común de ellos, sin que exista diferencia entre ellos y nosotros en este aspecto.
(Como establece la norma de los Principios de la Jurisprudencia (Usul ul-Fiqh): La convicción es prueba.)
Es decir, aquello de lo que uno está convencido de su corrección, es una prueba ante el juicio de Dios y justifica el comportamiento propio y no le convierte en pecador y no es correcto castigar a la persona por actuar conforme a lo que ésta considera correcto con toda seguridad.
En cuanto a aquellos que no son como el común de las gentes (gaire awám), es decir, los sabios entre ellos, por el hecho de haber sido formados desde pequeños en esas convicciones y de haber crecido en un entorno no musulmán y de haberse vuelto seguros de su creencia y de la invalidez de las otras creencias, su intelecto rechaza todo lo que va en contra de sus creencias, debido a esa consolidación de sus creencias desde la niñez.
Por ello, los sabios judíos y cristianos son como los sabios musulmanes, no ven las pruebas de los demás como correctas y no tienen duda de la invalidez de esas pruebas de los otros, basándose en la certeza que poseen en la corrección de sus propias creencias y, por ello, no admiten la posibilidad de que pueda no ser así.
Efectivamente, entre ellos existen algunos que son culpables de su ignorancia. Son aquellos que admiten la posibilidad de que sus creencias estén equivocadas pero no investigan las pruebas que aportan las otras creencias, bien por animadversión hacia ellas o bien por fanatismo, como sucedió en los comienzos del Islam, en que los sabios judíos y cristianos se comportaron de esa manera.
En conclusión, los no musulmanes son iguales que los musulmanes ignorantes. Los hay que son ignorantes sin ser conscientes de ello y, por tanto, sin culpa. Esos son la mayoría. Y otros que son conscientes de su ignorancia, pero no quieren solucionarla (y, por tanto, punibles).

Las obligaciones pueden remitir a los principios doctrinales o a las ramas. Esas obligaciones lo son para todos las personas mayores de edad legal y dotadas de razón (mukal.lefín), tanto Qáser como muqaser.
Los no musulmanes son merecedores del castigo por no practicar conforme a los principios y las ramas de la creencia, pero no en términos absolutos, sino mediante el aporte de pruebas contra ellos.
De la misma manera en que sucede con los musulmanes, que son sujetos susceptibles de ser castigados por su incumplimiento de las ramas de la creencia, pero eso no significa que sean castigados por ello, independientemente de si son Qáser o muqaser, sucede con los no musulmanes, tal y como dictan la razón y los principios de la justicia.
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1. Imam Ruhollah Al-Musawi Al-Jomeiní, Makásib al-Muharramah, t. I, p. 200, Ed. Tadim wa Nash Turáz Al Imam Al-Jomeini, Teherán 1381.(2002)
2. Se entiende por kufar, aquellos que niegan y tratan de oculta la verdad revelada. (singular: káfer)
3. Ramas o ramificaciones de la religión (furu’) en el sentido que le da la escuela shiita, es decir, frente a principios (Usúl) que consisten básicamente en: Tauhid, Nubuwa y Ma’od (Unidad y unicidad divina, profecía y resurrección y vida eternal). Las ramas, por lo tanto, son los aspectos prácticos que se deducen de la crencia: purificación, oración, ayuno, peregrinación, defensa de la religion, ordenar el bien y censurar el mal, transacciones comerciales, juicios, herencia, matrimonio, divorcio, etc.

Traducción del árabe: Raúl González Bórnez

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