domingo, 2 de mayo de 2010

Un manifiesto para pensar el presente, examinar el pasado e imaginar el futuro por un nuevo ciclo sin sionismo


02-05-2010
Nicolás Chadud Díaz
Revista Hoja de Ruta

"La justicia para los palestinos es la principal cuestión moral de nuestra era", Nelson Mandela.

El presente escrito no trata de un artículo de actualidad o reseña historiográfica-política. Por ello, no se citan textos, a penas se traen a colación algunos autores y se comparten algunas ideas o propuestas. Por tanto no se refiere a un trabajo “académico, imparcial y científico”, difícilmente algún esfuerzo intelectual sea considerado como tal. Por esta razón, se ha propuesto ensamblar una especie de manifiesto que haga aflorar un sentido crítico y reflexivo respecto a un tema complejo y sumamente decisivo: “La Izquierda y el Sionismo político”.

Este manifiesto no propone la “izquierdización del sionismo”, ni mucho menos levantar “el espíritu” de los “militantes sionistas de izquierda” para llevar a cabo algo así como una revolución social, política o económica en la tierra de Palestina. Lo que no sería posible puesto que el sionismo es en si misma una ideología que no se encuentra en la perspectiva política de emancipar a la humanidad o parte de ella, de cualquier forma de opresión y de establecer una cierta igualdad entre las personas, que les permita desarrollarse integralmente en libertad y con posibilidades ciertas de acceder a bienes materiales para cumplir dichos fines. Por tanto, referirse a la Izquierda y Derecha en la política israelí se ha convertido en algo nebuloso, extraño, paradojal. El sionismo es una ideología totalitaria en plena potencia que complejiza cualquier intento académico de la Ciencia o Sociología Política por dotarla de categorías o cualidades distintivas en su interior.

La Izquierda política se encuentra acostumbrada a utilizar un lenguaje y retórica que explicita las contradicciones de clase y económicas que existen en el sistema capitalista, lo que lógicamente impacta negativamente las relaciones humanas, entre comunidades políticas, étnicas, culturales, etcétera. Pues bien, nos proponemos dar a conocer algunas de las contradicciones de la Izquierda en cuanto a su posición respecto a las denominadas cuestión judía y cuestión palestina, dejando a la vista también que su propuesta más genuina de superar un sistema económico excluyente y desequilibrado ha ido quedando atrás, dando paso a un conformismo con suerte reformista recluido en el espacio del Estado de Bienestar y claudicando de manera fáctica la construcción de una utopía libertaria.

Por un lado, un hecho histórico significativo es que se apoya la creación del Estado de Israel como una forma de compensar los perjuicios y el intento de exterminio que sufrieron los judíos por parte del movimiento fascista en general y nazi en particular, ideología de extrema derecha que proponía un nuevo devenir para la humanidad, llevando a su máxima expresión el desarrollo de “la técnica”[1](techne) no sólo para la producción industrial de bienes, sino para instalar una efectiva industria de la muerte de opositores y de ciertas etnias que se consideraban inferiores, prescindibles y además culpables de los supuestos males que sufrían dichas sociedades. Una premisa que cobra una actualidad vertiginosa en Europa e Israel, respecto al “tratamiento” que reciben en general “los musulmanes” y los “árabes palestinos” respectivamente. Achacar a los “inmigrantes musulmanes[2]” los males que sufren las grandes economías europeas, no es sólo patrimonio de los sectores conservadores, ultra nacionalistas y derechistas, en países como Francia, Inglaterra, España o Italia. Intelectuales de la talla de Giovanni Sartori sostienen sin tibiezas que “El Islam es incompatible con la democracia”. De la misma forma que los árabes palestinos de nacionalidad israelí son percibidos por el sistema político, incluido el partido laborista[3], no sólo como ciudadanos de tercera clase en la “democracia israelí”, sino que su existencia y presencia misma se percibe como una amenaza potencial y real para ejecutar el proyecto del “Gran Israel” (Eretz Yisrael Hashlemah), anhelos que también compartía la Alemania nazi y los fundadores sionistas desde la década de los treinta.

Por esta razón principal se explica que la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas haya sido el segundo país, luego de Estados Unidos[4], en reconocer el establecimiento del Estado judío en 1948, además se pensaba que Israel sería un Estado socialista, fomentando un sistema de propiedad colectiva por medio de los Kibutz o granja colectiva para trabajar la tierra, proyecto que se esfumó rápidamente[5]. Sin embargo, es bastante común que los militantes e intelectuales izquierdistas observen con “buenos ojos” la “causa judía”, percibiéndola a lo menos como un proyecto estatal “progresista y democrático”, muy diferenciado de sus “vecinos árabes”, que son más bien “incivilizados, triviales, religiosos y tribales”, a menudo sin entender muy bien la diferencia entre un kurdo, un paquistaní, un musulmán, un tuareg, un turco, un árabe o un semita. De todas formas, lo más patético de todo es asimilar cómo militantes “izquierdistas radicales” de origen palestino que criticaban al partido Fatah por considerarlo moderado, condenaban a la OLP y Arafat por los Acuerdos de OSLO y la corrupción galopante, ahora se encuentren instalados como “nobles” funcionarios de planta o asesores en el Gobierno palestino de la ANP[6]-que efectivamente no gobierna- para supuestamente defender los derechos del pueblo palestino ¿Tanto se puede transar por un “cargo honorífico”?[7].

Es notorio que las fuerzas políticas de Izquierda o Centro Izquierda, particularmente en Europa, bastión del parlamentarismo y la socialdemocracia, que hoy en día se encuentra extraviada y desorientada en sus fines[8] y también en sus medios, se encuentren impregnadas de lo que Edward W. Said denominó como Orientalismo, lo que opera como un dispositivo discursivo; a través de unos lentes constituidos de prejuicios y objetivos políticos(definidos de antemano) para observar y representar el Mundo Árabe Islámico para conveniencia de lo que se denomina en contraposición como “Occidente”.

Lógicamente dicha perspectiva ha permeado a los diversos movimientos, partidos y gobiernos de Izquierda, inclusive aquellos que se han declarado a favor de la causa palestina y sus reivindicaciones. Nada más evidente que Gobiernos como el de Zapatero en España que se declaran en contra de la invasión a Irak, critican la colonización israelí en Cisjordania, pero es al mismo tiempo uno de los mejores Estados-proveedores de armamento sofisticado del ejercito israelí desde el año 2007, que han sido utilizado en las sucesivas invasiones a Gaza. Por su parte, la Unión Europea no ha tomado ninguna decisión en política exterior que conduzca a Israel a romper el bloqueo total de la Franja de Gaza o derribar el Muro que consolida el sistema de Apartheid. Ni siquiera se ha negado el ingreso de productos israelíes que son elaborados en las colonias instaladas en territorio palestino ilegalmente ocupado[9].

Nada más incoherente e inconsistente que la posición de los países miembros plenos de MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) que se declaran a favor de un Estado palestino y en general por la resolución pacífica del conflicto mediante el cumplimiento de las resoluciones de la ONU. Pero al mismo tiempo, establecen con Israel el primer tratado de libre comercio (TLC) con un Estado fuera de la región, que sólo falta ser ratificado por Argentina. Un acuerdo que es firmado a sabiendas que no se ha finalizado la ocupación y colonización de Palestina y, peor aún, sigue en marcha un proyecto de construir más asentamientos y anexar más y más territorio, incluido en Jerusalén, haciendo “revivir” el concepto nazi de “espacio vital”. De la misma forma el Estado chileno, presidido por dos socialistas[10], ha venido negociando un TLC con Israel, acuerdos que también posee con Corea, Estados Unidos y China, entre otros. Se hace evidente que el llamado “pragmatismo” económico financiero con el que operan los Gobiernos de cortes socialistas o socialdemócratas, tiene sumidos a las Izquierdas en una grave crisis, por su incapacidad de diferenciarse del neoliberalismo en aquellos asuntos públicos que son decisivos en las estrategias y políticas de desarrollo en los países.

Es menester declarar que el fin del Gobierno Hitleriano es percibido por el establishment político y en consecuencia por la opinión pública mundial como el fin del nazismo, nada más lejano de la realidad empírica. La “raza aria” ha devenido en un concepto del todo mesiánico: “el pueblo elegido”, pero la distinción es sumamente decisiva en nuestro tiempo, puesto que dicho proyecto totalitario capta el apoyo implícito y explicito de las grandes potencias cómplices con intereses bien específicos en la región, sin duda, pero también de países medios y pequeños cooptados por sus propias debilidades internas que permiten la oligarquización de la política, que frecuentemente se aparta del bienestar ciudadano y de la justicia a nivel nacional y mundial.

Queda en evidencia también una política comunicacional propagandista, sistemática y eficaz a nivel global para hacer “revivir o resucitar” el exterminio y horror nazi como una experiencia única, innombrable, sagrada, monstruosa e incomparable. ¿Qué importancia tienen los 1.400 palestinos acribillados en Gaza en unos pocos días? O ¿los más de 20.000 durante las últimas décadas sólo en Gaza y Cisjordania? El Estado de Israel siempre tiene una respuesta y justificación de sus crímenes: La culpa es de los terroristas de la OLP, la culpa es de la Intifada, la culpa es de Saddam Hussein, la culpa es de Arafat, la culpa es de la carta nacional de la OLP, la culpa es de Hamas, la culpa es de los movimientos islamistas y ahora último del arsenal nuclear de Irán.

En ningún lugar del planeta se asesinan a niños con tanta impunidad, en ninguna parte del planeta se le exige al pueblo ocupado velar por la seguridad del ocupante, ¡qué cosa tan insensata, sínica y poco realista! ¿En qué lugar se encuentra la Izquierda para defender la igualdad, la libertad y solidaridad con el pueblo que ha sufrido en “carne propia” las prácticas de exterminio que provienen del siglo XX y persisten en el siglo XXI? Es cierto que no se puede borrar de un plumazo la nefasta posición de los Gobiernos Árabes, incluidos los estados y gobiernos que se declaran socialistas, para instrumentalizar la causa palestina y sólo para eso, con tal de reafirmarse en el poder y asegurar sus intereses por décadas de décadas.

Un aporte para explicitar esta problemática es generar reflexión crítica para poner en evidencia la contradicción fragante entre el apoyo sistemático del proyecto racista y excluyente judío y, simultáneamente, apoyar el proyecto nacional palestino. Es posible que los grandes proyectos nacionales hayan perdido una cierta vigencia, pero dicha situación histórica no se constituye en una justificación válida para dejar a los palestinos “como carne a la intemperie, a la deriva de sus verdugos”, sujetos a una terrorífica experiencia de encierro, sujeción, control, vigilancia y castigo permanente de sus vidas. Israel ha hecho posible macro socialmente hablando, la consagración absoluta y radical del Panóptico diseñado por Bentham[11].

Una posición ambigua de los Gobiernos de Izquierda al respecto dan cuenta no necesariamente de lo ilegitimo de los valores que encarnan, sino del estado de descomposición en la cual esos valores se manifiestan en la política en sus respectivas dimensiones, puesto que no se ven reflejados en casi ningún sentido. La campaña a favor del boicot en contra de los productos y servicios israelíes[12] es fomentada más bien por militantes, movimientos internacionales y ONGs, principalmente de países más desarrollados, que en general no militan en partidos o movimientos de Izquierda, aunque por su perspectiva de la política y de lo que deben ser las relaciones humanas y económicas, sí lo son. Se debe constatar la brecha existente entre la sociedad civil y los partidos políticos que debieran representar los intereses y demandas de la misma. Más bien los partidos se han convertido en verdaderas “industrias” que “producen” “militantes-burócratas” , con escasa capacidad analítica, para engrosar los diversos estamentos del Estado y en particular los partidos socialistas, laboristas o socialdemócratas han perdido su genuina vocación internacionalista y emancipadora.

La Izquierda se encuentra en una encrucijada que ha llegado por si misma, sin proyecto y eso se refleja en la falta de estrategia, cooperación y coordinación internacional para encarar los problemas de la humanidad, paradojalmente en un momento económico en donde la Globalización Neoliberal ha mostrado graves falencias. Sin duda, Palestina se ha convertido, sin habérselo imaginado, en el centro mismo de las tensiones y conflictos que se presentan en la modernidad. Así como en un lugar de experimentación caótica en el cual se manifiestan y contra manifiestan en su mayor intensidad las teorías y prácticas del fascismo contemporáneo.

¿Será este territorio “sagrado y profanado” a su vez un punto de dislocación para ingresar a un nuevo ciclo humano disruptivo que se rebele en contra de la catástrofe que significan las teorías y prácticas raciales, coloniales e imperiales, de unos sobre otros? Y en este mismo sentido, ¿Se podrá superar el discurso civilizador y policial que ostentan quienes piensan en una supuesta superioridad moral “Occidental” en relación a “Oriente”?

Nicolás Chadud. Es politólogo e investigador.

Nota: El presente documento se ha podido llevar a cabo gracias al aporte generoso, valiente, comprometido y decidido de los miembros del Movimiento Palestino Revolucionario de Esperanza con sede en Shams Yedid e Ibdaa.

NOTAS

[1] Palabra tan de moda en nuestro tiempo. “Gobierno de especialistas y técnicos”.

[2] Que provienen sobre todos de países como Argelia, Egipto, Túnez o Marruecos que sufrieron en “carne propia” el colonialismo y el saqueo desenfrenado de sus recursos, métodos que persisten a través de políticas económicas sofisticadas y fomentadas por las oligarquías internas.

[3] El Partido Laborista israelí, el más importante de su historia, es parte de un Gobierno de “Unidad Nacional” que es integrado por partidos que se encuentran de acuerdo en transferir masivamente a los palestinos fuera de las fronteras, tal como se hizo en 1948 y 1967. A su vez, el Partido Laborista, se encuentra a favor de aplicar leyes que faciliten la expulsión de palestinos. El Partido Laborista israelí es el mejor ejemplo de lo que está convertida la Socialdemocracia de Hoy: aquella que se declara “moderna, laica, progresista, racional”.

[4] Luego de finalizar la segunda Gran Guerra, Estados Unidos de Norteamérica pasó no sólo a ser la gran potencia mundial sino también el país con mayor influencia en la región levantina(Zona de Al Shams) y norte de África(Egipto y Magreb), remplazando el poderío anglo francés que se mantuvo durante décadas.

[5] Antes del nacimiento del Estado sionista ya se excluía a los palestinos y se les negaba el acceso a la tierra.

[6] Según el portal oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado de Israel, una de las principales tareas de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) es garantizar la seguridad global en la Margen Occidental (Cisjordania) en coordinación con la Autoridad Palestina. “Sus principales tareas incluyen consolidar los arreglos de paz; garantizar la seguridad global en la Margen Occidental en coordinación con la Autoridad Palestina; luchar contra el terrorismo, tanto dentro de Israel como más allá de sus fronteras; y mantener una capacidad de disuasión para evitar el estallido de hostilidades”. Véase en: http://www.mfa.gov.il/MFAES/Facts+About+Israel/EL+ESTADO-+Fuerzas+de+Defensa+de+Israel.htm. Esto hace evidente que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) opera bajo la tutela israelí y que Israel no tiene la más mínima intención de acabar su dominio sobre la nación palestina, como bien apuntaba Edward W. Said.

[7] Son precisamente los (no) militantes o ciudadanos oportunistas los que atentan contra los proyectos que pretenden democratizar la sociedad. Un desafío de la Izquierda en general y la Izquierda palestina en particular, si pretende volver a ser Izquierda, debería aplicar exigentes criterios de selección, ¡si selección!, para rescatar a aquellas personas preparadas que actúan por convicciones, utopías y propósitos colectivos.

[8] Sin un proyecto colectivo realmente diferenciador del libre mercado y de la democracia (no) representativa.

[9] Véase lo siguiente: ¿Es legal el boicot contra los productos israelíes? En http://www.voltairenet.org/article161496.html

[10] Se refiere a Lagos y Bachelet, que comparten militancia en el Partido Socialista de Chile, partido que posee un historial de cooperación y solidaridad mutua con la OLP.

[11] Véase la obra de Michel Foucault.

[12] Por ejemplo, el adiestramiento y “asesoría” de las Fuerzas de Defensa israelíes(FDI) con sus respectivos pares en América Latina y el Caribe para formar verdaderos ecuadores de la muerte, principalmente como un medio para combatir a opositores y defender Golpes de Estados.

Fuente:http://www.hojaderuta.org/ver_articulos.php?id_texto=557&id_revista=41

No hay comentarios: