sábado, 8 de mayo de 2010

Una Taza de Te con Sayyed Hassan Nasrallah


Yassim Budi – Al-Rai - diario kuwaití

07/05/2010 Cuando das la mano a Sayyed Hassan Nasrallah y le ves sonreir, olvidas todas las dificultades que has tenido que afrontar para poder verle. Él te abraza preguntándote por tu estado personal y la situación de tu país y revisa contigo las principales cambios y acontecimientos y espera que seas franco con él diciendo todo lo que piensas y crees que es correcto o equivocado.

Éste es el hombre que movilizó a todo el pueblo, el hombre que derrotó moral y militarmente a los israelíes. Éste es el hombre que cambió los equilibrios sobre el terreno, haciendo que la victoria dominara sobre el pánico, la consternación, la debilidad y la duda dentro de nosotros.

Éste es el hombre cuyo tono implica que desearía quedar exento de la lucha en los otros frentes políticos y de seguridad, pero que al mismo tiempo controla todos sus movimientos internos y externos según las circunstancias del frente del sur y que no duda en dar marcha atrás o anteponer la calma (en los otros frentes de actuación) con el fin de salvaguardar el frente real.

Me reúno con él en un lugar desconocido... Él puso su mano en mi pecho, preguntando “¿Cómo está el corazón ahora?” Su dignidad y solemnidad precede a su presencia, su sonrisa precede al estrechamiento de manos y él mismo precede a su sincera amistad y afecto, creando un ambiente confortable y una confianza al mismo tiempo. Su mente estaba más fuerte que nunca y su actividad y su carácter eran incluso mejores como si las eternas, continuadas y secretas confrontaciones con Israel le reforzarán más y más.

Él siente dolor por todos aquellos que han caído en el error y el camino equivocado y percibe que las luchas internas paralizan, debilitan o incluso eliminan las armas de la nación.

Él sueña con que un plan de confrontación con Israel se convierta en una iniciativa nacional e interconfesional en Líbano. Él sueña además con que dicho plan se amplíe a los niveles libanés y árabe y no quede relegado a los niveles de un grupo religioso o unas regiones concretas.

Él sueña... y conoce que existen dificultades que lo impiden. Lo que lo entorpece son las capacidades, diferencias, posturas y principios. Sin embargo, él no se retira o se rinde ante la desidia. Todos los sacrificios son fáciles para él si se hacen por la tierra, la dignidad y la religión y llegó incluso a ofrecer a su propio hijo, Hadi, que se vio honrado con el martirio.

Hablar sobre Hadi es algo más. Los ojos brillan con el relámpago de la tristeza combinada con la gloria y el orgullo, reflejando así otra imagen sobre el Sayyed de la Resistencia y la Liberación... la imagen del padre que se inclina sobre el cuerpo de su hijo mártir y lo lava con las lágrimas de la tristeza y luego hace frente a los medios con la estatura del victorioso.

Sí, el Sayyed no dará a Israel una imagen que pueda elevar la moral de sus derrotados soldados...

Él me pregunta sobre Kuwait y los kuwaitíes desde la perspectiva de alguien que está informado. Su corazón disfruta de una experiencia especial y exclusiva y su ojo permanece vigilante frente a los planes de división y sedición. Él hace un llamamiento a los shiíes y los sunníes para que consideren al Estado como su autoridad y respeten las decisiones de las autoridades.

Con su Eminencia, la taza de te tiene un especial sabor. Está siempre llena de cosas, algunas de las cuales pueden ser publicadas y otras continúan siendo secretas. Siento como él desea llevar a cabo encuentros directos con la gente, mantener una mayor comunicación con su pequeña familia y con la más extensa y cuánto querría compartir más momentos con los muyahidin y orar en Al Quds.

La taza de te queda vacía porque las preocupaciones del Sayyed son demasiadas; las palabras no tienen fin. Sin embargo, próximos acontecimientos parecen emerger porque Abu Hadi nos promete mucho... pero esta vez en el campo de batalla.

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