16 de diciembre de 2009
Vicky Peláez (especial para ARGENPRESS.info)
‘Sepan los nacidos que nacimos para vencer y no
para ser vencidos’.
Bob Marley
Bolivia no deja de impresionar al mundo. No sólo ha dado ejemplo de madurez democrática en las recientes elecciones presidenciales, sino también, este país andino de tan solo nueve millones de habitantes, registra el más alto crecimiento económico de toda América Latina desde el 2006, cuando Evo Morales asumió el poder y a quien su pueblo acaba de reelegir.
En todos estos años, y en plena recesión mundial, la economía boliviana ha crecido a un promedio del 5.2 por ciento, de acuerdo al informe del Center for Economic and Policy Research (CEPR) con sede en Washington. La votación masiva del pueblo por su candidato Evo Morales Ayma, quien obtuvo un 64 por ciento del voto, es una respuesta clara a su política nacionalista y populista.
La clave del crecimiento económico de Bolivia, de acuerdo a los autores del informe del CEPR Mark Weisbrot, Rebbecca Rey y Jake Johnston, están “en la recuperación del control de recursos naturales por parte del gobierno”. Con esto Bolivia desbarató todos los postulados de los globalizadores neoliberales que predican ‘el alejamiento del estado del control de la economía’ para asegurar, dicen, el crecimiento económico y la prosperidad de una nación’.
No fue fácil para Evo. Ni la recesión económica global, ni la disminución de remesas bolivianas desde el extranjero, ni el declive de la inversión extranjera directa, ni el boicot económico financiero de la administración Bush, ni la instabilidad política por el intento del golpe cívico-prefectural y la contratación de mercenarios europeos, ni el sabotaje del congreso boliviano pudieron detener el proyecto de Evo Morales para construir un país nuevo.
Comenzó de a poco, primero, haciendo alfabetizar a su pueblo con la ayuda de Cuba. Segundo, inició el proceso de nacionalización de los recursos naturales y tercero, aumentó significativamente los gastos sociales, especialmente para la salud y educación de los pobres que en 2005 constituían un 75 por ciento de la población, de las cuales el 40% era extremadamente pobre. Con el “Bono Juancito Pinto”, “Renta Dignidad” y el “Bono Juana Azurduy”, para horror de los ricos, otorgó subsidios a familias pobres para matrículas escolares, pensiones públicas a los ancianos y subsidiar a las madres para revisiones médicas de sus hijos.
Después de su triunfo de la semana pasada, Evo Morales, quien ha logrado la mayoría en el senado y en la cámara de diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, tiene menos obstáculos para construir un “Estado de Protección Social” donde los ciudadanos deben contar con educación, salud, servicios básicos, seguridad, transporte, comunicación y otros, de acuerdo a la Constitución. Con el “Plan Vida” se proyecta erradicar la extrema pobreza en la que vive todavía un 30 % de la población.
Con la paciencia y sabiduría andinas, y rechazando los nefastos Tratados de Libre Comercio (TLC), Evo Morales ‘supo tejer’ , de acuerdo al vicepresidente boliviano García Linera, “acuerdos entre todos los sectores de la población para el nacimiento de la Bolivia total”.
Evo Morales tiene muchos amigos y partidarios para construir un país nuevo, pero también muchos enemigos cuya voz amenazante se escucha cada vez más por la boca de Hillary Clinton. ¡Que esté en alerta Bolivia pues “nació para vencer”!
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