viernes, 23 de octubre de 2009

Negociar con Irán en base al derecho


por Karl Müller
http://www.voltairenet.org

En momentos en que las negociaciones P5 con Irán sobre el programa nuclear de ese país están a punto de reanudarse, Karl Müller se pregunta cuáles son las intenciones de los diplomáticos. ¿Los cinco interlocutores de Irán están interesados en obtener garantías de que el programa nuclear civil iraní no oculta un programa militar o están tratando de provocar una escalada hacia la guerra?

En política, la moral consiste, en primer lugar, en respetar el derecho y aplicarlo, en crear y garantizar condiciones conformes al derecho. Entre las naciones excesivamente armadas de este planeta hay dos Estados, Estados Unidos e Israel, que al igual que sus gobiernos y aliados se han distinguido durante los últimos años por su desprecio hacia el derecho internacional, probando así el carácter esencialmente imprevisible de sus acciones y sumiendo el mundo en un permanente estado de tensión y enfrentamiento. Los Estados antes mencionado han violado concientemente y de forma flagrante la Carta de las Naciones Unidas, que estipula en su artículo 2, párrafo 4, que «los miembros de la Organización se abstienen, en sus relaciones internacionales, a recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza, ya sea contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado o por cualquier otro medio incompatible con los objetivos de las Naciones Unidas.»
Las graves y reiteradas violaciones del derecho imputables al gobierno israelí se han visto confirmadas repetidamente por comisiones investigadoras e instituciones internacionales. La más reciente de esas confirmaciones la ofreció la Comisión Investigadora del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre los actos cometidos por el ejército israelí en la franja de Gaza a finales del año 2008 y principios de 2009.
La amenaza de recurrir al uso de la fuerza contra Irán, en violación del derecho internacional, y las acciones ilegales y violentas de los servicios secretos que han venido teniendo lugar desde hace años en territorio iraní así como otros indicios y testimonios que deben ser tomados muy en serio demuestran desde hace años la existencia de preparativos de guerra por parte de los gobiernos de Israel y de los Estados Unidos. Todo ello hace que esté más que justificado el que los nuevos indicios que anuncian un estado de guerra inminente, como por los que citamos en el llamado que mencionaremos posteriormente y que citamos entre muchos otros ejemplos, hayan llevado a numerosas personalidades pacifistas a levantar sus voces para lanzar un llamado de alerta.
Nadie del exterior sabe con certeza lo que está en proyecto o lo que ya se ha decidido en las oficinas de Washington y Tel Aviv. Pero el eterno regreso a posibles escenarios de guerra ya se ha hecho insoportable en la medida en que no van acompañados de contraproyectos y modalidades de arreglo pacífico. Las «discusiones» se desarrollan entonces fuera del ámbito del derecho y sin tener en cuenta el aspecto humano, y tales «proyectos», aunque no sean aún más que ideas, llenan de terror a los pueblos del mundo, sobre todo teniendo en cuenta que se está amenazando abiertamente con una guerra atómica. Ya en marzo de 2006, Stephen M. Osborn, un hombre que estuvo presente, durante los años 1950 en las explosiones de bombas atómicas en el Pacífico, donde las poblaciones autóctonas hicieron el papel de simples conejillos de Indias, expuso en estas mismas páginas lo que significa para la humanidad el uso de «bunker busters» (bombas antibunker con cargas de penetración) atómicos contra instalaciones nucleares iraníes. Sobre ese tema Stephen M. Osborn escribía hace tres años y medio: «Si se usan ‘bunker busters’ en Irán, se evaporarán cientos de miles de toneladas de tierra, de agua y rocas, y esa ‘sopa radioactiva’ llevada por el viento, matará o enfermará pueblos enteros […] Los casos de cáncer y de diversas enfermedades aumentarán de forma acentuada en el mundo entero.»
Debido a todo lo anterior y a muchas cosas más todos los gobiernos están en la obligación de decir alto y claro que hay que excluir definitivamente la opción de la guerra y exigir el regreso al campo del derecho. El 1º de octubre, todas las potencias nucleares, Alemania e Irán emprenderán negociaciones directas en el Consejo de Seguridad. Durante los últimos días se han oído en los medios señales que pudieran servir de punto de partida para un arreglo pacífico del conflicto en el Medio Oriente [1]
• El 16 de septiembre, la revista estadounidense Newsweek («Intelligence Agencies Say No New Nukes in Iran») escribía que los servicios secretos del presidente de los Estados Unidos habían confirmado en noviembre de 2007 que Irán había abandonado su programa militar desde el año 2003 [2]
• El 17 de septiembre varias agencias de prensa occidentales (Reuters, AFP) anunciaban que el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, había «cambiado de lenguaje en lo relativo a Irán» en una entrevista concedida al diario Yediot Aharonot. Según Barak, Irán no representaría una amenaza seria para el Estado judío: «Israel es fuerte. Yo no veo a nadie que pueda ser una amenaza para su existencia».
• Ese mismo día, la cadena alemana Phoenix publicaba un comunicado de prensa en el que llamaba la atención sobre una entrevista (retransmitida el 20 de septiembre) del presidente del Servicio Federal de Inteligencia (BND), Ernst Uhrlau. En esa entrevista, el jefe de los servicios secretos alemanes desmentía un anuncio anterior según el cual Irán estaría a punto de fabricar una bomba de uranio: «Esa citación no corresponde a las declaraciones del BND ya que Irán no tiene la capacidad de nuclearizarse en los seis próximos meses.»
• El presidente de los Estados Unidos fundamentó su decisión de renunciar al despliegue de sistemas antimisiles en Polonia y en la República Checa mencionando, entre otras cosas, que Irán estaba teniendo más dificultades de lo previsto en cuanto a la concepción de sus misiles de largo alcance.
• Lo último aunque no menos importante es que el propio Irán declaró a través de su embajador en Austria, en entrevista concedida al Wiener Zeitung (edición del 18 de septiembre) que no amenazaba a Israel ni representaba un peligro para ese país: «Irán nunca ha dicho que atacaría militarmente a Israel. Cuando representantes de mi país han dicho que Israel no debería existir bajo su forma actual, querían decir que rechazaban el sistema sionista y la tiranía, no que desearan erradicar Israel mediante un ataque militar.» [3]
Todavía estamos lejos de una renuncia a las armas, pero se trata de señales que indican que existe un camino diferente al de la escalada. Y ese es el camino que hay que seguir. En el seno de los tanques pensantes que gozan de influencia sobre los gobiernos de Estados Unidos y de Israel debe existir suficiente materia gris como para evaluar los efectos catastróficos de una nueva guerra, que además sería probablemente nuclear, así como para buscar una vía diplomática y encontrarla.
Y debe existir también suficiente sentido común para rechazar vías como la del atlantista alemán Josef Joffe. En el número de septiembre/octubre de la revista estadounidense Foreign Affairs este señor se dejó llevar por un verdadero delirio sobre los Estados Unidos como potencia hegemónica mundial y la «cultura de la guerra» de ese país. También hay que rechazar claramente puntos de vista como el publicado el 18 de septiembre en el diario londinense The Times, según el cual las «intenciones agresivas» de Irán serían una «amenaza para Occidente». Tales afirmaciones constituyen una perversión de la realidad.
«War is obsolete» [la guerra es obsoleta], declaraba hace dos años en estas mismas columnas Doug Rokke, veterano estadounidense de la guerra del Golfo y experto en armas de uranio. Y de hecho, es para el género humano un derecho fundamental el poder contar con gobiernos que respeten el derecho, que renuncien a la violencia y que resuelvan sus conflictos a través de negociaciones pacíficas. Es la única vía aceptable en un mundo civilizado.
Karl MüllerLos artículos de esta autora o autor

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