jueves, 31 de diciembre de 2009

¿Brown y Sarkozy muy pronto adherentes de ATTAC?


¿Se reirán de la facilidad con la que nos engañan y de la pasividad total con la que nosotros aceptamos sus mentiras?

24 Diciembre 2009
Comunicado de ATTAC Francia

Creeríamos estar ante un escenario de política-ficción. Gordon Brown custodio, desde hace treinta años de la política financiera del Reino Unido; y Nicolás Sarkozy, el presidente más de derecha que conoció jamás Francia, deciden ponerles un impuesto a los bonos bancarios. Apoyan aplicar un impuesto a las transacciones financieras y los veintisiete jefes de Estado o de Gobierno europeos reclaman al FMI “analizar todas las opciones disponibles”, incluido “un impuesto global a las transacciones financieras”.

Ya no se puede mantener el increíble desajuste entre discursos vacíos sobre la “moralización” y la “regulación” del capitalismo, y la exasperación popular ante los nuevos records de ganancias bancarias. Espantados ante la magnitud abisal de los déficit públicos provocados por el salvataje de los bancos, la recesión y los crujidos que anuncian nuevas catástrofes (Dubai, Grecia…), nuestros dirigentes se preguntan: ¿Cómo hacer para que los pueblos acepten, en tales condiciones, nuevas reducciones del gasto público?

ATTAC no puede menos que regocijarse ante el anunciado impuesto a los bonos bancarios y, sobre todo, con el crecimiento del debate sobre la aplicación de un impuesto a las transacciones financieras.

Sin embargo, los verdaderos responsables de la crisis financiera no son los “traders”, sino los grandes accionistas bancarios que les han impuesto objetivos de rentabilidad absurdos e insostenibles. Son los dividendos de los accionistas (sobre todo de los más ricos) lo que primero hay que limitar mediante impuestos directos, si se les quiere quitar la tentación de pagar demasiado a sus “traders”.

El verdadero problema no son los bonos, sino las ganancias bancarias, las del conjunto de la industria financiera y también las de las principales multinacionales. De modo que la Tasa Tobin sobre las transacciones financieras resulta indispensable: permitiría desalentar las operaciones más especulativas que se realizan en plazos muy cortos y exigen un fuerte endeudamiento (“efecto palanca”). De este modo, se reducirían la inestabilidad financiera y su poder social.

Permitiría además, por otra parte, disponer de fondos para evitar el dramático fracaso que se perfila en el horizonte, tanto para los objetivos del Milenio como para el desarrollo y la lucha contra el calentamiento climático. Un impuesto extremadamente moderado del 0,1% produciría 400 mil millones de dólares por año. La Unión europea podría aplicarlo perfectamente sin contar con los EEUU lo que generaría unos 180 mil millones anuales.

Pero después de las palabras hace falta poner manos a la obra. Solicitamos a la Unión Europea que aplique un impuesto significativo al conjunto de las transacciones financieras incluidos los productos derivados. Pedimos además el aumento del impuesto directo al 90% -como hizo Roosevelt– sobre los ingresos más altos. Solamente entonces aceptaremos la adhesión a ATTAC de los señores Brown y Sarkozy.

Traducción: Susana Merino

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