miércoles, 7 de octubre de 2009
México: 30 millones de personas sin alimentos y el gobierno quiere que paguen más cara la comida
6 de octubre de 2009
Pedro Echeverría
(especial para ARGENPRESS.info)
1. México es un país con 108 millones de habitantes con más de 70 millones de pobres, entre éstos, 30 millones de miserables. ¿Qué porcentaje de miserables habrá en los EEUU y en Brasil, que son los países respectivamente más poblados del continente?
Estas dos naciones seguramente poseen porcentajes de desocupación y pobreza altos, pero al parecer México, según informes internacionales, se ha distinguido por tener los más altos grados de desgobierno, es decir, una economía más complicada que aún está enredada, grave y sin saber hacia dónde dirigirla. Y lo preocupante es que todas las llamadas “fuerzas políticas progresistas” están enteradas de la incapacidad gubernamental y de los enormes negocios que el gobierno hace en beneficio de unos cuantos y como si nada pasara. ¿Hasta dónde llegará la destrucción del país?
2. El cínico presidente, el panista Felipe Calderón, para recuperar los 300 mil millones de su “boquete económico” -provocado por su irresponsable desgobierno- quiere que el pueblo pague más cara la gasolina, el diesel y, con ello, los transportes y todos los artículos de primera necesidad que automáticamente están subiendo de precios. Le importa un bledo que al fin de su sexenio hayan otros 10 millones más de miserables. Aunque todo el beneficio de la “crisis económica” ha ido a parar a las bolsas de los grandes empresarios y en salarios de los altos políticos, la real culpa no es de ellos sino del pueblo mexicano que no ha tenido la conciencia y la organización para echarlos del poder. México ha sido sinónimo de corrupción, de atraso, de saqueos y robo –todos lo reconocen- pero la izquierda y la centroizquierda nada han podido.
3. Calderón, por no poder callar o esconder las cifras oficiales ha reconocido que en los últimos meses seis millones más se han sumado a los 14 millones de mexicanos que no tienen para comer. Esa cifra es la que reconoce el presidente a partir de la información que le proporcionan los funcionarios a su servicio que nombró en el INEGI. Pero nunca esas cifras han sido reales porque funcionan como cuando se informa del desempleo: basta con que una persona haya trabajado unas cuantas horas a la semana o a la quincena para que sea contabilizada como empleada o para que no figure en la lista de los desempleados. En México no solo el hambre es profunda sino que decenas de millones de personas tienen que esconder su hambre obteniendo un mendrugo al vender o robar cualquier cosa para que pueda comer –muchas veces basura- su familia.
4. México en lugar de producir se ha dedicado a importar de los EEUU y otros países, hasta los productos comestibles que aquí se puede producir perfectamente si se dedicara a atender el campo y las necesidades de los campesinos. El Banco Mundial ha adelantado que los precios de los comestibles seguirán al alza en los próximos seis años, y si llegan a descender se quedarán en el nivel que tenían en 2004. La situación para México es muy grave: desde hace varias décadas se ha venido desmantelado su base productiva rural. En vez de producir su comida se determinó que comprarla a otras naciones sería más barato. Con esa política el país importado enormes cantidades de productos agropecuarios –generalmente de mala calidad- en los últimos años por un valor de más de 13 mil millones de dólares, produciendo mayor miseria.
5. Además de encarecer los productos alimenticios de primera necesidad, se ha abandonado de manera radical los servicios de salud pública. El IMSS, el ISSSTE y los que proporciona la Secretaría de Salubridad se han desplomado. La falta de comida y de alimentación ha provocado que se incremente el número de pacientes enfermos que requieren atención médica. Muchos de éstos, por la falta de espacios y camas, tienen que permanecer tirados en los pasillos de los hospitales esperando alguna atención médica. Mientras Calderón grita a los cuatro vientos de que pronto su gobierno garantizará la salud universal, las citas para médicos especialistas y los análisis de laboratorio deben esperar hasta seis meses. En vez que el gobierno produzca medicinas prefiera entregar miles de millones de pesos a los negociantes de medicina y fármacos.
6. Mientras esto sucede los altos funcionarios reciben 200 o 300 veces el equivalente del salario general del trabajador y los empresarios mil o dos mil veces. ¿Con esa realidad, no es acaso cínico decir que la miseria en México se debe a que somos un país pobre e improductivo? ¿O que “primero debemos crear la riqueza para luego distribuirla”? Quizá a esa ofensiva y retadora desigualdad se deba que cuando los indígenas y campesinos ven los lujos en una ciudad y en una dependencia y la enorme dilapidación de los recursos, quieran destruir y quemar todo aquello que aquello que es una ofensa real. Se preguntarían los trabajadores del campo acostumbrados a vivir con lo mínimo: ¿cómo es posible que nosotros que producimos la riqueza no tengamos para comer mientras en estos lujosos restaurantes se come de todo e inclusive se tira la comida?
7. A ello, a esa reacción irracional o pasional, se ha llamado el despertar del México bronco, la reacción violenta del México profundo que nunca ha tenido ambiciones conquistadoras, de dominación o de poder, pero que después de décadas o siglos de aguantar el hambre, los latigazos del deprecio y los malos tratos, se levanta para dejar de ser victimado. Es probable que ese gigantesco incremento de la miseria no se convierta en simple frase retórica para que los políticos se sigan lavando las manos; alguna reacción importante del pueblo surgirá para exigir atención de sus problemas. Esperemos que las justas protestas y luchas sean poderosas para garantizar victorias, de lo contrario serán mediatizadas y derrotadas como otras. De todas maneras el descontento se acumula hasta llegar un momento en que nadie lo pueda parar.
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