sábado, 24 de octubre de 2009
En la revista Foreign Policy: El espía Larry Franklin, condenado a 10 meses, explica su plan para derrocar al Gobierno iraní
23 de octubre de 2009
Jean-Guy Allard
Larry Frankin, el espía condenado a 10 meses de prisión domiciliaria por haber entregado a Israel miles de documentos secretos del Pentágono, explica en la última edición de la conocida revista Foreign Policy su plan para derrocar el gobierno de Iran.
Lawrence "Larry" Franklin es uno de los espías más devastadores de la historia de Estados Unidos. Regaló al gobierno sionista de Israel miles de documentos ultra-secretos sacados directamente del sistema informático del Pentágono.
En un texto titulado My Secret Plan to Overthrow the Mullahs (Mi plan secreto para derrocar a los Mullahs), Franklin expone detalladamente cual fue el plan que propuso a la administración de George W. Bush para derrocar al actual gobierno de la República Islámica de Irán.
La palabra mollah (del persa mollā) designa en Irán a los sacerdotes de fe islámica.
En su texto, sin ningún escrúpulo, este ex funcionario del Pentágono entra en cada aspecto de su proyecto maquiavélico para acabar con el gobierno legítimo de Irán, desde el reconocimiento por EE.UU. de un “gobierno en exilio” ubicado en una región fronteriza “de herencia pérsica” hasta poner en relieve “casos” de violación de derechos humanos, al ritmo de “uno por día”.
Su plan que se parece en todo a la formula usada decenas de veces contra países cuya soberanía molesta al imperio, prevé el “congelamiento” de cuentas bancarias de dirigentes y la obstaculización sistemática de las transacciones financieras del país.
Poco innovador, el plan de Franklin sugiere el uso de la estrategia desarrollada en Polonia con el grupo Solidarność , con activistas que “entran y salen del país subrepticiamente”.
El espía Franklin, cuya sentencia se extiende – se supone – hasta abril y quien se encuentra teóricamente bajo control de las autoridades penitenciarias, prosigue así a lo largo de varias cuartillas la exposición de sus ideas injerencistas y subversivas sin que a los editores les parezca esto una anomalía.
De 12 años a 10 meses
En junio pasado, el juez T.S. Ellis, de la Corte de distrito de Alexandria, Virginia, decidió reducir la ya leve sentencia de 12 años de prisión que se le había impuesto a Franklin, a una simbólica sentencia de 10 meses de estancia en una casa de transición para ex reclusos.
El FBI sorprendió a Franklin con miles de documentos clasificados, escondidos en su casa, algunos fechados de varios años atrás, "una verdadera mina de secretos norteamericanos", según un investigador.
Más absurdo aún, en el país donde cinco cubanos acusados no de espiar, sino de “conspirar para espiar” y que nunca se apoderaron ni de la sombra de un secreto de estado, recibieron sentencias que alcanzaron hasta la perpetuidad: el Gobierno norteamericano abandonó los cargos de espionaje contra dos agentes israelíes que recogieron los secretos robados por Franklin, por cuenta del lobby isareli en la capital norteamericana.
Franklin trabajaba en la Oficina de los Planes Especiales, directamente bajo Paul Wolfowitz, colaborador emérito de los Bush, de siniestra reputación.
Descubrió el FBI que en su afán de complacer a sus clientes israelíes, el funcionario Franklin – que habla farsi - fue hasta organizar reuniones de “disidentes” iraníes en la oficina del Subsecretario de la Defensa Douglas Feith,
Con otro colega poliglota, Harold Rhode, el funcionario también contactó con la red del contrabandista de armas de reputación más que dudosa Manucher Ghorbanifar, conocida figura del escándalo Iran-Contra, involucrado en complots contra Teheran.
Esto ocurrió en el país donde cinco cubanoamericanos antiterroristas infiltrados en redes terroristas de Miami fueron arrestados a solicitud de congresistas de extrema derecha, por un oficial del FBI asociado a la fauna mafiosa de Miami, y enjuiciados en una ciudad dominada por esta misma mafia terrorista.
Se dedicaban a proteger las vidas de sus compatriotas y de los propios norteamericanos y recibieron, al total, nada menos que cuatro cadenas perpetuas más 75 años de cárcel.
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