22-05-2009
Charlie Skelton
Guardian co. uk
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
No sé exactamente por qué voy en un vuelo a Atenas, excepto que parece ser la mejor cosa que podía haber hecho. Voy volando en un capricho de último minuto para merodear alrededor de una conferencia que puede, o no, tener lugar y a la cual no he sido invitado. No han invitado a ninguno de vosotros.
No habréis leído al respecto. No habréis visto una lista de invitados, no veréis fotografías del evento. No sucede. No existe. Voy volando a Atenas sin motivo alguno. A pasar unas vacaciones que no me merezco y que en realidad no me puedo permitir. Tal vez a cogerme una insolación, a intoxicarme con comida, y volver a casa. No tiene sentido.
A menos, claro está, que los rumores sean verdad. A menos, como dice alguna gente, que este fin de semana tenga lugar la reunión del grupo Bilderberg . La alineación anual de las estrellas distantes que conforman nuestro destino. Un largo fin de semana en un hotel de lujo, donde la elite mundial se junta para darse las manos, brindar, ajustar en detalle su agenda global y reñir por quién obtiene las mejores tumbonas. Supongo que Henry Kissinger trae las suyas, las envía por helicóptero y las protege durante las veinticuatro horas un equipo especial de la CIA. Capitanes de compañías petroleras, magnates de los medios, la Reina de Holanda y Peter Mandelson. Probablemente Ben Bernanke, posiblemente David Cameron. Políticos y financistas de los cinco rincones del globo (no dejéis que os digan que son cuatro). Y yo.
Llegué anoche, al amparo de la oscuridad. Dije al taxista que se detuviera a 50 metros del hotel. Preguntó por qué. No le pude decir que era para poder cubrir la entrada a la busca de lentes del FBI. Simplemente murmuré que no podía explicárselo. Sus ojos se iluminaron. “¡Ahá!” “¡Ya veo!” “¡Ya sé!” ¿Qué sabía? ¿Y quién es ese que nos sigue? Un hombre en un BMW. Definitivamente, un espía.
Ya ves de qué se trata.
El conductor me deja en un rincón oscuro de la Riviera Ateniense, me da una palmadita en la espalda y dice: "¿Quieres fumar un poco de hierba?” Declino. No puedo dejar que se duerman mis sentidos. Voy a toda prisa al hotel, mirando los coches aparcados, buscando furgones con vidrios polarizados. No hay ninguno. En la recepción parecen haber perdido mi reserva (¡los tentáculos de Bilderberg llegan lejos!) pero finalmente me registran, subo, desempaco, me ducho, bajo, salgo, miro al otro lado de la calle y me doy cuenta que me apresuré a ir al hotel equivocado. Y soy el que se enfrenta a Bilderberg.
Una embarazosa hora más tarde, vuelvo a salir del hotel correcto, determinado a encontrar el sitio en el que dicen que tiene lugar la reunión de Bilderberg. A sacar alguna tempranas fotos, ver tal vez la llegada de Hillary Clinton. Aunque me bastaría Ken Clarke. Se hace tarde. Hay algunos haciendo jogging. ¿FBI? ¿Servicio secreto? Casi seguro. Sigo caminando con determinación Después de media hora me doy cuenta de que di la vuelta equivocada al salir del hotel y que voy caminando por una línea costera desierta hacia Atenas. Vuelvo a la cama. Otra noche tranquila para Bilderberg.
En el desayuno, un hombre robusto con antebrazos peludos se sienta frente a mí y manipula su teléfono móvil. Definitivamente un espía. Se come un huevo duro y me mira mientras lucho con mis Coco Pops. Mi primer descubrimiento del día es descubrir lo que pasa a los Coco Pops cuando los dejan durante una década en un plato de presentación griego. Se convierten en gravilla.
El espía se va primero. Obtuvo lo que quería: una foto de mi persona, tomada furtivamente con su teléfono y enviada a Quantico en Virginia. Y un huevo duro.
Afuera, es un hermoso día, el aire huele a sol y conchas, y no hay señal alguna de una cábala global reunida en algún lugar cercano. Voy a un paseo. De mis escasas fuentes de tercera mano del foro de Internet, creo que sé dónde tiene lugar la reunión de Bilderberg: el resort Astir Palace. Más lejos de mi hotel de lo que parecía en los mapas de Google. Nota para mí mismo: siempre comprueba la escala del zoom.
Una docena de promontorios y polvorientas calles sin salida más tarde, estoy a punto de abandonar. Hace demasiado calor. No tengo un sombrero. El mundo se va al diablo y Vouliagmeni está lleno de basura. ¿Cuál es el problema entre los griegos y los tachos de basura? ¿No los ven? ¿No creen en su existencia? Ocultos, a plena vista… es la forma de ser de Bilderberg. Hace demasiado calor. Necesito agua.
Y entonces, en el pavimento delante de mí, ahí estaba. Lo reconocí por los vídeos. Los tirantes, la camisa afuera, el pelo canoso. El maletín de cuero desarrapado, repleto de oscuros secretos. El decano de los cazadores de Bilderberg en persona, Jim Tucker. Le hablé.
–Perdóneme… Señor Tucker?
–Vamos a mi hotel y hablemos.
Tucker es un hombre apresurado. No se rejuvenece, y su viejo enemigo, Bilderberg, es cada vez más fuerte.
–¿Hace suficiente calor para su gusto? – me atrevo a preguntar.
–Demasiado calor para un gordo –gruñe.
El intercambio de palabras me hace sentir como un combatiente de la resistencia que intercambia códigos. Seguro de mis credenciales, Tucker me orienta hacia el lobby de su hotel. No puedo creer en mi suerte. De repente no estoy solo, no son alucinaciones. Bilderberg está aquí. Si encuentras a Jim Tucker, puedes estar seguro de que Bilderberg no está lejos. Es una gaviota argéntea que se dice que hay ballenas en el mar.
Tucker prende un cigarrillo sin filtro, coloca su sombrero sobre la mesa, y se arrellana en el sofá del lobby para hablar…
Cerca, pero todavía no hay cábala
Es B menos uno, el día antes de Bilderberg. Y es seguro que tendrá lugar: He visto las armas. Pensé que sería una buena idea ir al resort Astir Palace a almorzar. A ver la clase de tortilla de queso que va a ingerir el presidente de la Reserva Federal. No llegué lejos. En las puertas, había ametralladoras y hombres con chaquetas sueltas y guardias que buscaban bombas bajo los coches con espejos sobre bastones usados por gente con obesidad mórbida para ver si se ha sacado los calzoncillos.
Debiera haber ido para el desayuno. Tal vez hubiera podido entrar. Un guardia de seguridad abrió la puerta del taxi, se inclinó hacia el interior, y me preguntó si vivía en el hotel. Hice lo posible. No fue gran cosa, pero fue lo mejor que podía. –Vengo a almorzar –dije con una débil sonrisa.
–Estamos cerrados. Sólo invitados –dijo. Y al taxista, un ladrido de instrucciones para que diera media vuelta. Dimos media vuelta. Expliqué al conductor lo que pasaba en el hotel, tratando de evitar palabras como “globalización,” “corporatocracia” y “disolución de soberanías que conducen a estructuras supranacionales de control.” Creo que comprendió lo que quería decir. –¿Vienen aquí? ¿Los líderes del mundo? –Tocó amablemente la bocina para saludar a una chica en un bikini. –¿Para una conferencia, o para vacaciones¿ ¡Ahora es época de vacaciones! ¡Mire la playa!
Miré a la playa. Todos estaban salpicando en los bajíos, lanzándose pelotas de tenis y leyendo lo que sea el equivalente griego de John Grisham. John Grisham, probablemente. El cielo es azul; el mar tranquilo. Hasta los perros que duermen en la arena están bien alimentados gracias a los tachos del restaurante. ¿Podría haber algo que ande mal en este mundo?
Arriba del cerro, un pequeño grupo se reúne para el fin de semana. Tal vez un poco de tenis de mesa. ¿Qué hay de malo? Tal vez elucubran unas pocas oportunidades de la crisis. ¿Microchips? ¿Banco Mundial? Hay que discutir esas cosas. Y es un sitio tan bonito como cualquiera para discutirlas.
El hotel ofrece “cena gourmet, bares atmosféricos, y amplias áreas y servicios para reuniones y eventos.” Y el spa tiene un baño turco. Y sabéis cuánto le gusta el vapor a Kissinger. (“¡Más caliente! ¡Yo quererlo más caliente!”)
Sin mi persona, Jim Tucker tampoco pudo entrar a fisgonear. Apaga un cigarrillo aburrido. Creo que no es el primero. Le pregunto cuál es el orden del día. –¿Este año? Hablarán de esa ridícula gripe porciiiiiina.” Y en las primeras cinco sílabas que da a la palabra “porcina”, muestra su disgusto por el tema. –Quieren usarla para convertir a la Organización Mundial de la Salud en el departamento mundial de la salud. –Tengo que preguntar: –¿No lo es todavía?
–Sólo para miembros de Naciones Unidas. También hablarán de la ratificación de la corte penal internacional. Obama espera hasta que tenga un senado favorable, después de las elecciones de 2010. Entonces la hará aprobar una tarde, a fines de semana: demasiado tarde para los periódicos del domingo, demasiado tarde para los programas de entrevista. Sucederá, y nadie se dará cuenta. Primera parte de 2011.
Lo digo por el señor Tucker: para ser un adivino, nos da bastantes detalles. Nada de “Viajarás a ultramar” o “Cuidado con un hombre con una D en su nombre.”
–¿Como David Rockefeller? –Tiene 93 años, pero está vivo, estará presente, –gruñe Jim. Pero de nuevo: ¿por qué es un problema? ¿Por qué se preocupa alguien porque un puñado de poderosos psicópatas – perdón, sociópatas… perdón, banqueros y políticos – realizan una reunión anual. Mucha gente admite que participa…
Tal vez no tenga que ver con que la gente se reúna. Si existe algún problema, es si existe o no un orden del día global coherente, si ese orden del día es algo que lleve a que los que están en el poder hagan lo posible por dirigir las cosas, y si ese orden del día (¡si existe!) es benigna…
Ahora vuelvo al Astir Palace. El calor del día se acaba, y el sol de la tarde se refleja bien en el cañón de una ametralladora.
Bilderberg: Una mención de Sylvester McCoy y todo comienza – 14 de mayo de 2009
La policía con armas (y espejos sobre los bastones) amenaza a Charlie
Sabes que tu día se malogró cuando se acaba mientras te gritan en una estación de policía griega.
No quería que terminara así. Había ido a una simpática caminata al atardecer, pasando por el hotel de Bilderberg, para descansar antes del día de apertura del festejo de la elite globalista, mirando cómo Febo se lanzaba de cabeza al mar occidental, y (sí) para tal vez sacar furtivamente un par de fotos con el lente corto de la creciente cantidad de agentes de seguridad.
Frente a las puertas del hotel tomé una foto casual hacia la bahía, preparándome para girar sobre mis talones y sacar algunas fotos naturalistas del tipo de “guardia armado fumando y conversando con mujer policía.” Un agente de civil llegó corriendo y me enfrentó.
–¡Ninguna foto!
–¿Del mar?
–¡Deme su cámara!
–No comprendo.
–¡Su pasaporte!
–Ya tiene mi tarjeta Oyster. [Tarjeta para pagar el transporte público en Londres, N. del T.]
–¡Pasaporte!
–¿Licencia de conductor?
Toma mi licencia. Había llegado un grupo de policías, y murmuraban en griego sobre la enorme amenaza para el buen funcionamiento de Bilderberg que yo parecía representar.
–¿Qué es esto? –pregunta uno de los policías locales. Toma mi libreta de notas. La abre al azar.
–¿Qué está escribiendo? ¿Qué es esto?
Apunta a un viejo chiste de 8 Out of 10 Cats [programa de televisión, N. del T.] (bueno, apenas) sobre lo que habría pasado si hubiésemos tenido a un Doctor Who femenino. Lo pincha como si fuera una prueba, en negro y blanco, de mi condición de agitador. Lo leo en alta voz: “No digo que no hayamos tenido a un Doctor Who mujer, pero Sylvester McCoy trizó el techo de vidrio.”
–¿Qué es esto? Syl... Syl...
–Sylvester McCoy.
–¿Amigo suyo? ¿Reside aquí?
No les digo que Sylvester McCoy es un destacado luchador por la libertad antiglobalista quien vino a dirigir la revuelta popular contra el orden del día de despojo de la libertad de Bilderberg. –No es nada. ¿Puede devolverme mi libreta?
Conferencian. Un diablillo en mi cerebro me dice que tome mi cámara y saque una foto. Clic. Zumbido. Momento en el cual, en una hermosa tarde de mayo en la Riviera Ateniense, comenzó una de las horas más estresantes de mi vida. Las manos se dirigieron a las fundas de sus pistolas.
–¡NI UNA FOTO!
–¡TOMÓ FOTOGRAFIA!
–¡NI UNA FOTOGRAFIA!
Llegó el sujeto con la ametralladora. Llegó el sujeto con el bastón del espejo para bombas en los coches. Fue la primera vez en mi vida, y espero que sea la última, en la que me intimidaron con un espejo en un bastón. Me rodearon. Uno de ellos, el que aparece en la foto con una mano arriba y la otra sobre su pistola, me empujaba por el hombro y gritaba: “¡Deme la cámara! ¡Deme la cámara inmediatamente!”
Todos a mi alrededor: “¡Borre! ¡Borre las fotos!” seguido por un tironeo para quitarme la cámara, sin mucha seguridad en sí mismo de ninguno de los dos lados, del que salí vencedor. La cámara volvió a mi bolsillo.
Luego se volvió “¡Entre al coche!” “¡Entre al coche!” Yo no iba a entrar al coche. Recuerdo que dije: “Uno de ustedes tiene una ametralladora; me estáis gritando, no entiendo por qué. Tomé una fotografía, todo parece bastante extraño. ¿Qué pasa aquí?”
Uno de los policías más agradables, quien se parecía un poco al tipo más bajo de “LA Law,” el que está casado con Jill Eikenberry, me llevó a un lado: “Viene gente muy importante. Muy importante. Ninguna fotografía. Por favor entre al coche, tomamos detalles, los ponemos en el ordenador, se puede ir.”
Me quejé, pienso que con razón, de que podían simplemente telefonear mis detalles a la comisaría, y comprobar que no me buscaban en tres continentes por actos de terror, pero no lo aceptaron. Empujes, empujes, empujes. Finalmente entré al coche. Tuve que hacerlo.
Me llevaron a la estación de policía. Nos siguieron otros coches. En la estación, vinieron agentes de todas partes. Habían olido un incidente. Una docena se paró alrededor. El coro griego llegó a su máxima intensidad: “¡Entregue la cámara! ¡Borre las fotos! ¿Comprende?!” Odié mis manos porque temblaban cuando escribí el nombre de mi padre para que pudieran buscarme en el “ordenador”. Por lo menos me pude reír ahogadamente al oírlos mientras trataban de pronunciar Melvyn.
Una policía me sonrió. “Borre las fotos y se puede ir, sin problemas.” Se parecía a una prima ligeramente viril de Christina Aguilera y me conquistó su sonrisa. Casi le di la cámara. De repente comprendí todo el asunto de buen poli, mal poli. Mantuve la cámara en mi bolsillo. Le sonreí. “Sólo quiero que me digáis si he violado la ley, y si fuera así, ¿me estáis arrestando?” Dios mío, soné como el cliché de un manifestante. Oh, Dios mío, soy un manifestante. ¿Dónde quedaron mis derechos?
“¡Acúsenme o libérenme!” es lo que no grité. Me senté silenciosamente y traté de calmar mis manos en mi regazo. Sonreí a Christina. Iba ganando.
Repentinamente, un “puede irse” del sargento en el ordenador. Me fui. Tenía mi cámara. Tenía mi foto. Estaba libre. Era el fin de Expreso de Medianoche. El puño en el aire del “El club de los cinco.” Excepto que me sentía enfermo y quería dormir.
Dormí. Esta mañana, sintiéndome más fuerte después de una tajada de queque de desayuno, pienso que comprendo: Yo representaba los problemas que comenzaban. Yo era la agitación de la que les habían advertido. Gente muy importante. Sin errores. Estaban conectados, preparados para la confrontación, y mi foto había sido la chispa. Por eso habían estallado. Llegaba gente importante. Ninguna fotografía.
Y de repente comprendí: No HAY realmente ninguna fotografía. Ninguna. Ni un solo miembro de la prensa dominante. Ni una cámara de un cazador de noticias con un trípode. Nada. Aquí no pasa nada. No hay nada que informar.
Las limusinas comenzaron a llegar. No hay nada que informar.
Clausuraron toda una península. Hay bloques de ruta. Ametralladoras. No hay nada que informar.
Es la 57 reunión anual del grupo Bilderberg. No hay nada que informar.
¡Susan Boyle se depila las cejas! Por fin hay algo que informar.
Nuestro hombre en Bilderberg: 15 de mayo de 2009
Listo para perder el control, pero ellos no.
Quiero hablar de Bilderberg 2009. Pero más allá de un simple “sí. Tiene lugar, es real, los líderes del mundo están aquí este fin de semana.” ¿Qué puedo decir? Es una reunión privada.
No sé si están discutiendo la unificación financiera global o la última temporada de Grey's Anatomy mientras comen sus cócteles de camarones. Ni siquiera sé cuál es la opción vegetariana para la entrada. ¿Cucurbita moschata?
Perdonadme si especulo, pero es todo lo que puedo hacer. No soy un periodista adecuado. No tengo ni el menor derecho a pararme en un paseo público y apuntar cámaras. Ni siquiera tengo una cámara apropiada. Pero lo que tengo es lo siguiente: un sentido de que algo está podrido en el Estado de Grecia. Para mi gusto, no hay ni un solo olor saludable que flote en el aire que sale del Astir Palace. O puede que sea el pan con huevo y pimienta que comí para el desayuno.
Perdonad si algunas de mis especulaciones son obcecadas, pero pienso muchas de estas cosas por primera vez y acabo de librarme de mi escolta policial. Perdonad si sueno chillón o petulante, farisaico o jactancioso, perdonad si mis percepciones han sido influenciadas por la cólera… perdonad, perdonad, perdonad. Perdone que lo moleste señor Bilderberg. He pasado los últimos tres días pidiendo perdón a todos. Perdón al personal de mi hotel por los policías de civil que andan por su lobby. Perdón a los propios agentes de civil por haberlos arrastrado por Vougliameni a perder el tiempo (Les compré un poco de agua helada, y se la llevé, mientras se arrastraban torpemente detrás de un árbol). Perdón, entonces, a la sargento de la recepción de la comisaría por molestarla con mi predicamento: “Me siguen como a un criminal, me pregunto si no le importaría pedirles que dejen de hacerlo. No hago nada malo… y la cosa se pone… bueno… algo molesta.”
Ahora voy a dejar de pedir perdón. Voy a tratar de sacar algún sentido de mis experiencias. No es fácil. No quiero sonar irresoluto, pero he tenido que soportar mucho. Me siento un poco como si hubiera conducido por la callejuela equivocada y como si repentinamente no reconociera nada, y la gente me mirara y no sólo para admirar mis cabellos. Estoy intranquilo. Pienso que alguien estuvo en mi habitación y movió mi laptop. Sé que suena descabellado. Sé que así es, pero tomé una foto antes de salir y no estaba donde lo había dejado.
Escuchadme, sueno chiflado. Hace tres días me convirtieron en un sospechoso, en un buscapleitos, indeseable, molesto, cansado y un poco asustado. Y ni siquiera caminé hacia el hotel Bilderberg desde el incidente de “¡entre al coche!”. He tratado de evitar problemas, pero los problemas me han seguido.
De modo que – sacaré sentido del asunto. Voy a comenzar aquí: con la cara del primer delegado de Bilderberg que vi personalmente. Estaba tratando, humildemente, de sacar una foto de algunos delegados mientras se deslizaban por Vougliameni en sus limusinas con cristales de espejo y sus protectores de civil en motos y escoltas policiales. Y uno tenía la ventana abierta. Yo estaba tan excitado que se me olvidó alzar la cámara y saqué una foto del tapacubos. Lo que vi no lo olvidaré. Era un hombre de unos 40 años con su cabeza echada hacia atrás y riéndose, riéndose, la fotografía perfecta que sólo será vista por mi retina.
Y sabéis: no es sorprendente que haya estado feliz. Debe ser CHEVERÍSIMO ser conducido al son de sirenas por calles griegas en el asiento trasero de un coche a prueba de balas en camino a la fiesta MÁS SENSACIONAL del mundo. Fuiste invitado por los más chicos más chéveres de los chéveres para pasar el fin de semana. El hermano mayor súper-chévere de tu hermano mayor chévere y sus amigos chéveres tienen un barril de cerveza y una piscina en el jardín, y sus padres están de viaje y piensas que puede que Jessica irá a la fiesta. ¡ES LA MEJOR FIESTA DE TODOS LOS TIEMPOS! ¡Pongan las sirenas! ¡Vamos pasando! ¡Uuuuuuuuu!
Y tu vida ya es bastante chévere. Ya eres dueño de un periódico o diriges un think-tank, o eres el secretario de estado, empresa y reforma regulatoria del Reino Unido, o diriges Fiat, o eres presidente de la Reserva Federal o Reina de Holanda, o presidente de Shell Oil. Diriges cosas. Tienes grandes ideas. Tienes el control, y el control es entretenido.
Bilderberg es control. Tiene que ver con “¿qué haremos ahora?” Ya dirigimos montones de cosas, ¿y si dirigiéramos algunas más? ¿Qué les parece si facilitamos la dirección de cosas? Más eficiencia. La eficiencia es buena. Sería mucho más fácil con un solo banco, una sola moneda, un solo mercado, un solo gobierno. ¿Qué les parece un solo ejército? Sería bastante chévere. Entonces no tendríamos guerra. Este cóctel de camarones es BUENO. ¿Qué les parece una sola manera de pensar? ¿Y un Internet controlado?
Y si no fuera así, estoy tan increíblemente aburrido de que sean los pocos los que demuestran poder. Me lo mostraron en mi propia cara durante tres días, y por eso se me sube por la nariz como una avispa. No me importa si el Grupo Bilderberg tiene planes para salvar el mundo o para ponerlo en una licuadora y tomarse el jugo. No creo que sea una manera de hacer política. Podría ser un punto facilongo, pero si hubieran estado organizando una liga caritativa de billar, podrían haberlo hecho arriba en una cafetería Starbucks. Si hubieran estado tratando de curar el cáncer podría haberlo hecho a plena luz. Los pensamientos inocentes pueden ser registrados en un acta.
O tal vez son simplemente aventureros sexuales. Tal vez sea el motivo por el cual corren las cortinas. Imagina que tiras tu llave a la tina y sacas a Ken Clarke. Lo siento, Timothy Geithner, es el precio que pagas por hacer negocios.
Tengo que confesar algo. (No soy aventurero sexual, no es eso.) Mi confesión es que ser seguido por la seguridad del Estado griega, retroceder pasando por un café y sorprenderlos, y comprarles agua helada en un día caluroso como en “Un policía suelto en Beverley Hills”, cuando Eddie Murphy hace que el servicio de habitaciones los atienda en su coche – fue todo bastante excitante. Fue mi propio pequeño episodio de “Equalizer” (El Justiciero - ¿El justiciero griego?) (No, realmente no, estoy cansado, estoy cansado). Ser seguido fue excitante y divertido y absurdo y desconcertante y aterrador, y terrible, terriblemente malo. Y sé que suena patético pero me puse un poco lacrimoso en la comisaría cuando la decía a la simpática sargenta en la recepción que no soy un tipo malo y que no amenazo a nadie, y que sería lindo si alguien pudiera descontinuar a los pistoleros. No me gusta que me hagan sentir así. Me “pusieron” en esa posición, y no me lo merecía.
Bilderberg tiene que ver con posiciones de control. Llegué a medio kilómetro, y de repente llego a ser uno de los controlados. Me siguen, me vigilan, me registran, me detienen, me vuelven a detener. Me pone en esa posición el “poder” que estaba ahí cerca.
De la misma manera, los delegados de Bilderberg ocupan una posición de poder sobre la ignorancia reverente de la gente que lanza pelotas de playa en el mar, y yo con mi miserable camarita y mi curiosidad y mi sentido deformado de ciudadanía. Mi testimonio aquí no será de los mejores, pero hago lo posible. No trepé a gatas sobre la reja, ni lancé una cámara a la cara de David Rockefeller, pero no quiero que me peguen un tiro en la frente.
Un último pensamiento antes de irme a dormir. En la fábula, los hombres podrán haber sido ciegos pero por lo menos lograron buscar a tientas al elefante antes de tratar de describirlo. Ahora, mete a ese elefante en el asiento trasero de un Mercedes S600 con vidrios polarizados, escápate a un resort griego de lujo, rodéalo de guardias fuertemente armados y helicópteros, dale un Martini, y paga a la policía local para que acosen, detengan y sigan a cualquiera que muestre el menor interés por sacar una foto. Eso, mi amigo, es la bestia que es Bilderberg 2009.
Nuestro hombre en Bilderberg: Me acechan y me siguen – 15 de mayo de 2009
Ahora tengo mucho que contar.
Después hablaré del extraño circo secreto de limusinas, vidrios polarizados, sirenas, helicópteros. No hay tiempo para contar cómo me detuvieron por SEGUNDA vez, por el crimen de estar a medio kilómetro de las puertas del hotel de Bilderberg tratando de tomar fotografías ‘artísticas’ de las ruedas de limusinas mientras aceleraban al pasar. Haciendo tan poco mal junto a tres policías que se portaban bien. Hasta que llegó el llamado por la radio y las motocicletas y los coches de policía llegaron aullando como si fuera una pesadilla. Contaré esa historia más adelante. Ahora tengo que hablar de lo que acaba de suceder.
Pero antes de comenzar, créanme si digo: No me he vuelto loco, de verdad. Nueve por siete es 63, y la capital de Italia es Roma. Sé lo que sé. Y sé cuando me siguen. Lo sé porque acabo de hablar con el policía de civil al que sorprendí mientras me seguía. Es tan absurdo como suena, acabo de “agarrar al perseguidor.”
Ahora me acechan. DE VERDAD. Están sentados en el muro frente al café Oceania o lo que sea, mirándome mientras escribo esta frase. Los invité a tomar un café, pero declinaron. Se rieron tímidamente, cuando los llamé Starsky y Hutch. Preguntaron mi nombre. “Se lo di a sus colegas. Dos veces.”
Preguntaron de nuevo. Les dije. Volvieron a preguntar. Hubo una interrupción embarazosa. “No lo hacen demasiado bien.”…... Nick … … … … y… John."
Así que ahí estábamos, yo y mis sombras, Nick y John. –Sólo andábamos caminando por ahí. –Esa fue su cobertura y ni se preocuparon de insistir. Simplemente no pudieron resistir: –¿Cuántos días va a pasar aquí? – ¿De dónde es exactamente? – ¿Está viviendo solo aquí? –Yo me reía. Era demasiado extraño. –En qué trabaja?
Dije a “John” que escribo chistes para programas de televisión. Lo olvidó casi instantáneamente. Evidentemente no aparecía en el perfil que acababa de leer. –Entonces, ¿para qué periódicos escribe?
Los vi en la recepción después del desayuno. Tal como había visto al sujeto de apariencia blanducha, de unos 30 años, vestido del mismo modo, la noche antes. Parecía estarme oteando directamente. Me di vuelta y lo sorprendí murmurando con la recepcionista y mirándome. Lo juro por Dios. Sé que suena como si fuera lunático, y si no fuera porque acabo de hablar con Starsky y Hutch yo mismo podría imaginar que tenía una ligera insolación. Anoche, el teléfono sonó en mi habitación del hotel y alguien colgó en cuanto respondí. El llamado provenía del interior del hotel…
Lo recuerdo ahora. Desayuné más rápido que normalmente. Salí. "Nick" estaba solo en el lobby. Hablando por su móvil. Subí rápidamente a mi habitación. Y por la escalera venía bajando “John”, también hablando por su teléfono. Ahora combino recuerdo, mientras escribo. No me he vuelto loco. Esto está sucediendo.
¿Estuvo en mi habitación? Sabían que estaba tomando desayuno. Es una locura.
Y lo que vino después: Salí del hotel con mi laptop. Y pensé: sabes qué más, si son REALMENTE polis, me seguirán. Así que se detuve, me di vuelta, y esperé. Diez segundos. Me sentí como un idiota, parado ahí, esperando que me siguiera un policía imaginario. Quince segundos. ¡Eureka! Y sale “John” hablando por su móvil. Me mira desconcertado, parado ahí, y atraviesa la calle. Me siento sobre un muro. Él haraganea junto a un poste. Me levanto, camino hasta el paseo marítimo, voy hacia la izquierda, camino un poco, cruzo la calle (así puedo mirar a los dos lados – y sí, ahí está “John”).
Camino hasta la entrada más lejana del café. Estoy en un episodio de “Bajo escucha”. El café es largo y angosto. Doy media vuelta y me paro, oculto, en la misma entrada. Estoy de pie tras un arbusto, sujetando un laptop sobre mi pecho, con mi corazón que suena como un solo de Phil Collins (en la batería, no en el piano).
No soy más que un tipo común. Un ciudadano preocupado. Durante este semana por lo menos, un blogger. Apenas un periodista. Un fotógrafo imposible. No amenazo a nadie. No soy nadie. Pero, arriba en el cerro, en un hotel de lujo, hay una reunión de las personas influyentes más poderosas del mundo. El Grupo Bilderberg. Me han expedido dos veces a la comisaría. Antes de esta semana, nunca había cruzado una palabra con un policía EN TODA MI VIDA. Una vez conduje de noche sin luces y me pararon y me dijeron que no condujera como un idiota. Y eso es todo. No soy un mal tipo. Ya no sé ni lo que soy. Pienso que escribo chistes para ganarme la vida. Pienso que tal vez sea lo que hacía. Soy un hombre que tiene un laptop agarrado sobre su pecho, que trata de respirar silenciosamente. Diez segundos. Quince. “John” pasa delante del arbusto y da un paso atrás, desorientado.
–Hola.
–No soy una amenaza, ¿lo sabes? ¿Verdad?
Pobre “John”. Me da pena. No lo hacía demasiado bien. Yo no soy el más listo pero sólo necesité cuatro minutos para desenmascararlo.
No quisieron tomar un café. Les pedí que tomaran mi foto. Lo hicieron. Yo tomé una de ellos. “¡"No fotografia! ¡Muéstreme la cámara!” Pobre “Nick”, estaba ante un verdadero lío. No podía recordar si era policía o no.
Parecen amables, en su mayoría, los policías que me han estado acosando por estar ahí y tomar malas fotos con una cámara digital barata. Ayer, conversé con uno de los polis en moto antes de que me metieran al coche de la policía. Le dije que esperaba que mañana habría protestas – no disturbios, sino protestas. Estuvo de acuerdo. “Sería bueno escuchar otra voz,” dijo, tristemente. Un hombre grande, en traje de cuero, atrapado en algo mucho más grande. “Pero hoy tengo que hacer mi trabajo. No es una situación buena.”
No es una situación buena. Y sería bueno escuchar otra voz.
Ahora voy a pagar mi café y volver al hotel. Sólo yo, o sea los tres.
Charlie Skelton enviará el resto de sus actualizaciones desde Atenas, porque parece ser más seguro. Continuará…
http://www.guardian.co.uk/world/series/charlie-skeltons-bilderberg-files
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viernes, 22 de mayo de 2009
Nuestro hombre en Bilderberg
Declaraciones de Obama sobre Irán en duda
Informe de inteligencia de EE.UU. no confirma intenciones nucleares de Irán
Jeremy R. Hammond
Dissident Voice
16-05-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Un reciente informe desclasificado de la CIA al Congreso dice que no se sabe si Irán trabaja en el desarrollo de un arma nuclear, a pesar de la permanente retórica del gobierno de Obama en el sentido de que Irán se dedica a la bomba.
El informe fue elaborado por el Centro de Inteligencia, No-proliferación y control de armas de la CIA (WINPAC) y sometido al Congreso por el Director Adjunto de Inteligencia Nacional para Análisis.
Discute la adquisición de tecnología relacionada con armas de destrucción masiva (ADM) para el año 2008 y repite la evaluación de un Cálculo Nacional de Inteligencia (NIE, por sus siglas en inglés) de que Irán “había estado trabajando para desarrollar armas nucleares por lo menos hasta otoño de 2003, pero que en ese otoño de 2003 Irán detuvo sus actividades de diseño y armamentización de armas nucleares, y sus actividades clandestinas relacionadas con la conversión y el enriquecimiento de uranio.”
“No sabemos si Irán actualmente se propone desarrollar armas nucleares,” señala el informe, un reconocimiento tácito de que existe poca o ninguna evidencia de que Irán se dedique actualmente a una capacidad relacionada con armas nucleares.
Irán “mantiene abierta la opción de desarrollar armas nucleares al continuar con el desarrollo de una serie de capacidades técnicas que podrían ser aplicadas a la producción de armas nucleares,” agrega el informe, “si se tomara una decisión de hacerlo.”
La evidencia de que previamente Irán había buscado una capacidad de armas proviene al parecer de información recuperada de un laptop, a la que se refieren informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) como “presuntos estudios.”
El laptop, obtenido por la inteligencia de EE.UU., provino supuestamente de un ingeniero iraní. EE.UU. afirma que la información obtenida de ese computador es evidencia de que Irán había estado previamente involucrado en la investigación y desarrollo de armas.
EE.UU. sólo ha compartido una serie seleccionada de los documentos con la IAEA. Irán sostiene que los documentos son falsificaciones.
Durante la preparación para la guerra contra Iraq, el gobierno afirmó que documentos mostraban que Sadam Husein había tratado de obtener uranio a fin de hacer una bomba nuclear, pero resultó que los documentos habían sido fabricados.
En ese caso, EE.UU. fue renuente a entregar los documentos a la IAEA, pero una vez que la agencia los obtuvo después de repetidas demandas, reconoció de inmediato que se trataba de falsificaciones.
En el caso de Irán, la IAEA se ha negado hasta ahora a adoptar una posición sobre si los documentos son auténticos o no, pero toma el asunto en serio. Los “presuntos estudios” siguen siendo el principal tema pendiente que impide que la IAEA pueda concluir con una confianza razonable que el programa nuclear de Irán no tenga ningún propósito militar.
Un informe interno de este mes al Comité de Relaciones Exteriores del Senado también presentó el programa nuclear de Irán como una amenaza potencial, pero al mismo tiempo reconoció que “no hay señales de que los dirigentes de Irán hayan mandado a pedir una bomba.”
El informe también señaló que el Director General de la IAEA, Mohammed El Baradei, ha “resistido a la presión de EE.UU.” para que “declare que Irán viola el TNP [tratado de no proliferación nuclear] porque dijo repetidamente que la IAEA no tiene pruebas de un programa militar.”
También afirmó que “informes de inteligencia públicamente disponibles de EE.UU. e informes publicados muestran que Irán había estado conduciendo un programa nuclear militar” hasta 2003. Pero el NIE de 2007 y otra información públicamente disponible no lo muestran como una certeza. El NIE 2007 presenta su evaluación de que así fue el caso, pero no deja en claro qué evidencia tiene la comunidad de la inteligencia para basar esa evaluación.
Antes de la invasión de Iraq, la comunidad de la inteligencia había publicado repetidamente informes evaluando que el país poseía ADM, pero nunca pudo presentar alguna evidencia verosímil para apoyar esa afirmación. La CIA admitió posteriormente que el programa de ADM de Iraq había sido desmantelado por la ONU, que todos los materiales prohibidos declarados habían sido destruidos, y que Iraq destruyó unilateralmente en 1991todas sus existencias restantes de ADM no declaradas.
Tanto los informes de la CIA como los del Comité de Relaciones Exteriores fueron obtenidos por Steven Aftergood de la Federación de Científicos Estadounidenses, y publicados en su blog, Secrecy News.
El presidente Barack Obama y otros miembros de su gobierno, contrariamente al reconocimiento de que no existe evidencia de que Irán tenga actualmente un programa de armas nucleares, han hecho repetidamente declaraciones sugiriendo que Irán se dedica activamente a la bomba y han basado su política en esa suposición.
“Creo que el desarrollo por Irán de un arma nuclear es inaceptable. Tenemos que montar un esfuerzo internacional para impedir que eso suceda,” dijo Obama en su primera conferencia de prensa como presidente electo.
En un discurso en Praga, República Checa, en abril, Obama dijo: “Permítanme que lo diga claramente: La actividad nuclear y de misiles balísticos de Irán plantea una verdadera amenaza, no sólo para EE.UU., sino para los vecinos de Irán y nuestros aliados.”
El vicepresidente Joe Biden hizo un discurso en Munich, Alemania, en el que dijo que “el programa ilícito nuclear” de Irán “no era propicio para la paz”, y en discurso ante el Comité EE.UU.-Israel de Asuntos Públicos (AIPAC) a principios de este mes, dijo que la posibilidad de un “Irán con armas nucleares” constituía “una amenaza existencial.”
La Secretaria de Estado Hillary Clinton dijo el pasado mes: “Conocemos el imperativo de impedir que Irán obtenga armas nucleares” y caracterizó su programa nuclear como “la amenaza planteada por Irán.”
En una entrevista con ABC News del 3 de marzo, Clinton dijo: “La busca del arma nuclear por Irán es profundamente inquietante no sólo para EE.UU. sino para mucha gente en todo el mundo.”
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Jeremy R. Hammond es editor de Foreign Policy Journal, un sitio en Internet que suministra noticias, análisis, y opinión de fuera del marco estándar de funcionarios gubernamentales y medios corporativos, particularmente respecto a la “guerra contra el terrorismo.” Sus artículos también han sido publicados en numerosas otras publicaciones en línea. Para contactos, escriba a: jeremy@foreignpolicyjournal.com.
http://dissidentvoice.org/2009/05/obama-administration-statements-on-iran-nukes-not-backed-by-intelligence/
Fugger Rothschild y Rockefeller Banqueros judíos guerra y petróleo
“Carlos I de España y V de Alemania y Felipe II no crearon ningún banco estatal, encontrándose íntimamente ligados a los banqueros privados. Cuando Felipe II volvió a España, en 1559, su mayor preocupación durante la década siguiente fue ordenar sus finanzas. Sus consejeros sugirieron muchas direcciones, pero el análisis final recomendaba invariablemente el camino hacia los banqueros alemanes Fugger (Fúcar en cast.), los genoveses o los Malvenda.
Los Fugger alemanes acuñaban moneda, con licencia imperial, en España desde 1535; se les concedió también la administración de las minas de mercurio de Almadén y las minas de plata de Guadalcanal, en Andalucía, así como la explotación de las fincas de las Ordenes Militares. Esta concesión significaba dejar bajo control extranjero grandes extensiones de tierra de cereales, pastos, derechos de peaje (portazgos, pontazgos...) y arriendos agrícolas.
Para ello los Fugger trajeron a sus propios empleados alemanes, metódicos y cuidadosos. En vez de invertir su dinero en empresas productivas nacionales, como hacían los Fugger en Augsburg con sus beneficios de las minas de Schwartz, los Austrias españoles lo dilapidaron en empresas extranjeras.
Como no eran suficientes (para cubrir el déficit público) ni los ingresos ordinarios ni los extraordinarios, el Estado se vio obligado a recurrir a otras fuentes, ante todo mayores créditos, que sólo agravaron el problema con sus aniquiladores tipos de interés (¡hasta el 70%!); luego, a unilaterales declaraciones de bancarrota, repetidas en 1557, 1575, 1596, 1607, 1627 y 1647.
Estas declaraciones suponían nuevos empréstitos de la banca extranjera, en cada vez peores condiciones para España.
Al mismo tiempo que los precios se inflaban –desde 1596 a 1601 subieron un 143%, cuatro veces los de 1501-1520, los salarios reales eran un 20% inferiores en 1550 que entre 1501 y 1520, y siguieron descendiendo hasta 1600 en que la rebaja era de un 12%. Durante la mayor parte del siglo XVI la vida fue muy difícil para el pobre español, para la masa asalariada española; la revolución de los precios fue un golpe cruel que rebajó todavía más su ya bajo nivel de vida”.
Los Rothschild de Frankfurt
En 1744 nace, en Frankfurt del Maine, Meyer Amschel (Anselmo) Rothschild, banquero judío alemán y agente de la corte de Hesse-Cassel. Falleció en 1812, tras haber financiado a los absolutistas y contrarevolucionarios, amasando una inmensa fortuna, como los Krupp y los Armstrong, con la producción y venta de armas y la financiación de los absolutismos y las guerras coloniales en todo el mundo.
Los Krupp habían conseguido fabricar el primer cañón pesado fundido en una sola pieza en 1847. Guillermo II concedió a Gustav Krupp el título de barón von Bohlen und Halbach y se hizo llamar, con su licencia, Krupp von Bohlen. Tomó el control de la empresa y obtuvo el monopolio del armamento pesado durante la I Guerra Mundial y, después de 1933, fue uno de los principales financiadores del nazismo y el III Reich de Adolf Hitler. Sus fábricas se nutrieron de mano de obra esclava, como Siemens y otras.
Los hijos de Amschel Rothschild abrieron negocio bancario en las principales sedes europeas:
Amschel Rothschild (1773-1855) heredó la de Frankfurt, hasta 1901.
Salomon (1774-1855) fundó la de Viena, desaparecida en 1931.
Nathan, el mejor preparado y más hábil, se instaló en Londres, donde fundaría el Grupo Royal Dutch Shell y llegaría a fijar los precios de un petróleo que su familia monopolizaba en Europa, y los Rockefeller en América.
Entre ambas familias, casualmente judías, acaparaban el petróleo mundial, ya en 1900.
Karl (1788-1855) abrió una rama en Nápoles y James (1792-1868), en París.
El hijo más joven, Edmond, del Rothschild francés, James, era considerado el experto en petróleo de la familia. Edmond se reunió con Theodor Hertzl para tratar sobre la financiación de la inmigración judía masiva a Palestina, en 1896. Hertzl buscó la ayuda de Rothschild en la financiación de esta inmigración masiva.
Rothschild era, con mucho, la fuente más importante de financiación para los acuerdos judíos en Palestina.
Tras un préstamo al gobierno de Fernando VII, el traidor del paletón, los Rothschild consiguieron, como antes los Fugger, el arrendamiento de las minas de Almadén, teniendo la exclusiva de la venta en el mercado exterior hasta 1922.
En 1815 el emperador austríaco les titulaba como barones.
En 1856 fundaron la Sociedad española mercantil e industrial, y fueron creadores y partícipes principales en la crisis europea y española que siguió a la inversión en carreteras y ferrocarriles, muy por encima de los precios, las posibilidades y las necesidades reales de las poblaciones, que aconteció en el período anterior a la 1ª República española, y que llevó a la ruina los restos de una España expoliada por dinastías de tiranos extranjeros, con las guerras de Filipinas y Cuba.
Almadén es hoy inglesa, de la corporación Canberra, y a punto de ser adquirida mayoritariamente (18%) por Chinalco, de la República Popular China.
En 1873, en Berlín, se repite lo sucedido en París en 1867 y muchas veces ya en Londres:
“La desmedida especulación acabó en hundimiento general. Las compañías quebraron por centenares; las acciones de las que se mantenían fueron invendibles; el desastre era total”.
Y los Rothschild, los Rockefeller y demás grandes especuladores, los mismos que habían cortado la financiación brusca y coordinadamente, obligando al cierre de empresas, se las adueñaron casi gratis, como de cuanto les apeteció en Europa, Asia, África y América.
En 1882, Federico Lane, agente de los Rothschild en Londres, crea la Consolidated Petroleum Company, que vendía el petróleo de todos los productores de Bakú, también los Nobel.
En 1883, los Rothschild registraron en Batum la Caspian and Black Sea Company, en sociedad con los Nobel, hijos del inventor de la dinamita y el TNT. En 1900 Rusia era el mayor productor de petróleo mundial.
Los Nobel embarcaban el petróleo de Rusia por el mar Caspio, mientras que los Rothschild lo hacían por Bakú-Batum hacia el extranjero por ferrocarril, construido -gracias a un muy elevado interés- con la financiación de los banqueros judíos; más tarde, a través del Mar Negro. Los precios del petróleo los ponían los Rothschild, en Londres, donde compraban todo el queroseno del mercado, pagando por anticipado a los productores.
Los Rockefeller
John Davison Rockefeller, el famoso industrial judío americano, nació en Richford, como no podía ser menos, en 1839. Alertado por el potencial energético y comercial del petróleo, como sustituto del carbón, la única fuente de energía industrial hasta la fecha, fundó en 1882 la Standard Oil, dominando en monopolio toda la industria petrolera norteamericana, además del 90% de los transportes petroleros.
Al año siguiente, 1883, las compañías del acero de Inglaterra, Alemania y Bélgica acordaron el lanzamiento de acciones al mercado. Los fabricantes de armamento (Armstrong, Krupp, etc.) pactaron el reparto del mercado mundial, cuya consecuencia fue el primer trust internacional, creado por Nobel en 1886: Dynamite Trust LTd.
Estas asociaciones empresariales tenían dos modelos: Los Kartell, o Cárteles, que suponían un acuerdo de precios entre las fábricas de un mismo producto.
Las Konzern suponían aún una unión más fuerte: la fusión de varias sociedades por acciones con el objetivo de monopolizar un sector.
Tras un período de fusiones se produjo una verticalización de la producción, creando filiales que controlaban las diferentes fases de una actividad. Así, Rockefeller no sólo monopolizaba y tasaba el petróleo sino que poseía empresas de autobuses, transportes y los propios circuitos de venta.
Es entonces cuando estos trust, como ya había sucedido en España con los Fugger y los Rothschild, y antes los Vespucci y tantos más, alcanzan mayor potencia que los propios estados y gobiernos, imponiendo, como en USA, sus intereses a los de la nación. Ello originó un rechazo social creciente que movió a un intento hacia su prohibición, con consecuencias desastrosas para las naciones en lucha tan desigual.
Entre Rockefeller con el petróleo y el transporte, Carnegie con el monopolio del acero, y Morgan con la banca, desde finales del XIX, tres trust de tres familias dirigen los destinos y los rumbos de los gobiernos americanos, sea cual sea el color de sus slogans.
En 1929, el crack financiero americano, basado en una larga especulación y superproducción que se detuvo brúscamente en caida libre, llevó a J. K. Galbraith (El Crack del 29, p. 137-138) a reconocer que “ciertas personas muy atentas a la evolución de los índices habrían considerado conveniente vender, arrastrando al resto con su acción”.
Y esas “ciertas” personas sólo podían ser, precisamente, las que más capital poseían, y que multiplicaron su expansión mundial tras la crisis, mucho más fuertes e influyentes aún.
John Rockefeller era una de las mayores fortunas mundiales antes de su muerte en Ormond Beach, en 1937, a punto de ver cumplido su sueño de financiar la mayor guerra mundial, que le aportaría aún más beneficios, difícilmente imaginables hasta para él.
Consciente de la interrelación entre guerra y sanidad, invirtió sus inmensos beneficios en instituciones como el Instituto Rockefeller, medio para eludir impuestos y fuente para la creación de lo que es hoy el mayor trust mundial, tanto por su influencia como por su poder de manipulación de gobiernos casi ilimitado: la industria farmacéutico-militar: armas y fármacos.
Para más datos, bibliografía asequible:
John Lynch, España bajo los Austrias.
Antonio Fernández, Historia del Mundo Contemporáneo.
Tuñón de Lara, Historia de España.
Argentina: Educación un drama de inabarcables consecuencias
Más de 700 mil niños y jóvenes de 6 a 17 años están fuera del sistema escolar
Inés Hayes
Rebelión
17-05-2009
Reprobado: en el país de la Ley de Educación Común 1420, orgullo de la formación del Estado Nacional de 1880, más de 177 mil niños de 6 a 14 años están fuera del sistema escolar. Medio millón de jóvenes de 12 a 17 años no cursan la secundaria. Casi cuatro millones de adultos no han terminado la primaria. Mientras que países como Cuba, Venezuela y Bolivia han declarado a sus territorios libres de analfabetismo, en Argentina cada vez son más las personas que no saben leer ni escribir.
En un país donde la mitad de sus habitantes está por debajo de la línea de pobreza y 25 niños mueren por día por causas evitables antes de cumplir un año, el acceso y la permanencia en el sistema educativo está lejos de los preceptos de la Ley de Educación Común 1420 que establecía la obligación del Estado de educar laica y gratuitamente a todos los habitantes.
Según datos del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos), 177.417 niños de 6 a 14 años están fuera del sistema educativo.
Por otra parte, un informe de la Central de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), afirma que “medio millón de chicos de 12 a 17 años está marginado del mundo escolar”.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) calcula que el 71% de los jóvenes de entre 15 y 21 años se encuentra en situación de riesgo educativo.
Los datos del cuestionado organismo oficial Indec demuestran que en 2006, de los jóvenes que terminaron la escuela secundaria, el 72,5% pertenecía a hogares no pobres, mientras que el 28,4% provenía de familias pobres. Lejos de ser planificada por el Estado, en la Argentina del siglo XXI, la educación parece ser un lujo al que sólo puede acceder un sector de la sociedad.
La desigualdad en el acceso a la educación también es muy notable según la región del país en que se viva. El Nordeste (Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones) tiene el porcentaje general más alto de inasistencia escolar entre los adolescentes: 28,29%. Esta cifra trepa a más del 43% cuando se mide lo que ocurre entre los más pobres y llega al 48% entre los chicos de 18 años que tienen que dejar la escuela para trabajar. En la región Metropolitana, la más poblada del país, la inasistencia oscila entre el 10,9% entre los adolescentes no pobres y el 25,9% de los jóvenes pertenecientes a hogares bajo la línea de pobreza.
De acuerdo a un estudio elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), Santiago del Estero, Misiones y Corrientes son las provincias que registran mayores índices de analfabetismo y deserción escolar. El análisis revela que en la provincia de Buenos Aires va a clase el 89,3% de los alumnos en condiciones de cursar los primeros dos años de la escuela media obligatoria, mientras que en Misiones sólo lo hace el 56,4%; en Santiago del Estero, el 58,7%; y en Corrientes, el 61,5%.
El nivel inicial de educación, que va de los 3 a los 5 años, también demuestra la desigualdad en el acceso. Según Unicef Argentina, “a los 3 años, el 50% asiste a este nivel de enseñanza en el Gran Buenos Aires y solamente el 10,5% en las provincias del Noroeste Argentino. A los 4 años, el 73,5% asiste en el Gran Buenos Aires, frente al 30,6% en el Noreste Argentino”. En el país de la Ley 1420, orgullo de la formación del Estado Nacional en 1880, miles de niños nunca oyeron un cuento ni jugaron en el arenero de ningún jardín de infantes.
Durante los seis primeros años de educación básica, en todo el país, el 6,5% de los alumnos no pasa de grado. “7º, 8º y 9º son los que manifiestan el mayor porcentaje relativo de repitencia (10,4%), con valores más elevados en las provincias del Noroeste”, informa Unicef.
La educación secundaria también presenta números alarmantes: “El nivel de repitencia en el primer año del Polimodal alcanza un promedio de 11,4% y llega a un valor máximo provincial de 16,5%. En tanto, el nivel de sobreedad para el total nacional es de 35,9%, alcanzando valores máximos provinciales de 53%. El abandono escolar en el nivel Polimodal llega al 18,9% para el total país, con provincias cercanas al 21,5%”.
En este contexto, la situación educativa de los niños indígenas demuestra también la desigualdad en el acceso a la educación. “En 2004 y 2005, de un total de 5.969 personas de la población Wichí en Chaco, Formosa y Salta, en el rango de edad de 20-29 años, sólo 1.528 (25,6%) terminaron la primaria y 290 (4,8%), la secundaria. Para el sector de la población Toba en Chaco, Formosa y Santa Fe, en el mismo rango de edad, de un total de 6.840 personas, sólo 2.383 (34,8%) terminaron la primaria y 278 (4%) la secundaria”.
Córdoba: de la Reforma Universitaria a la expulsión escolar
Por cada alumno que concurre a escuelas estatales, Córdoba invirtió 2.186 pesos (590 dólares al cambio actual) durante 2006. El monto es superior a la media del país de 2004 que ascendió a 1.517 pesos (410 dólares), según datos de la Coordinación General de Estudios de Costos del Sistema Educativo del Ministerio de Educación de la Nación. Los fríos datos contables no logran disimular la crisis endémica de la educación en la provincia.
Año a año, el índice de estudiantes que repiten su curso en Córdoba se incrementa y amenaza con no detenerse. Según publicó la prensa local en abril, de un total de 650 mil alumnos, casi 66 mil estudiantes primarios y secundarios reiniciaron en el 2009 el curso del anterior. Uno de cada diez estudiantes del ámbito estatal y privado no aprendió el año pasado lo suficiente como para continuar cursando con sus antiguos compañeros.
Los datos oficiales del Ministerio de Educación de la Provincia muestran que la repetición creció un 31% en ambos niveles en un año. En la primaria, la cifra trepó al 43,6% y en el secundario al 25,7%, respecto de la cantidad de repetidores de un año atrás. En términos absolutos, son muchos más los repetidores en el nivel medio: duplican a los de la primaria.
“Los mayores problemas suelen darse en los cursos de transición entre primaria y secundaria o al pasar al Polimodal”, señaló Héctor Acevedo, docente integrante del Programa Familia de apoyo escolar del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
La secretaria de Educación, Delia Provinciali admitió que las autoridades han fracasado en detener una tendencia que se repitió en 2007 cuando se supo que los secundarios mostraban casi un 30% de incremento en repitencia respecto al 2003. “La repetición es el dato duro que no logramos modificar, más allá de los planes y los programas que se aplican”, dijo la funcionaria en entrevista con América XXI.
Las estadísticas oficiales señalan además que las regiones más pobres de la provincia –sobre todo el Norte cordobés- expresan índices bastante más graves que en los grandes centros urbanos y la rica área sojera del Sur provincial. Mientras los departamentos de Capital y Río Cuarto tienen un 11,5% de adolescentes secundarios que repiten, otros como Pocho, Minas o Ischilín superan el 12,5% y algunos alcanzan hasta el 14%.
Los indicadores de sobreedad son una consecuencia lógica de la repitencia. Mientras que la rica región agropecuaria de Marcos Juárez tuvo un 23,36% de alumnos pasados de edad en 2007, los departamentos de Sobremonte e Ischilín tuvieron 37,44% y 41,68% respectivamente.
Además, los sectores más pobres de la capital corren el riesgo de perder programas de apoyo escolar porque en épocas de campaña electoral la Municipalidad de Córdoba ha extraviado la brújula sobre el destino de su política social. “150 maestros y dos mil chicos verían caer en julio un programa de ayuda educativo que financian la Nación y el BID en los propios barrios carenciados si no hay cambios de último momento”, denunciaron delegados docentes de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) a mediados de abril.
“En contra del supuesto de escasa valoración de lo educativo para los sectores más humildes, la educación formal sigue siendo una promesa de inclusión social y salida de la pobreza. Sin embargo, las restricciones económicas y culturales –particularmente el desconocimiento de la cultura institucional de la escuela media– generan experiencias educativas frustrantes que en la mayoría de los casos concluyen en el abandono escolar”, detalla Acevedo.
Si las estadísticas son uno de los puntos de análisis más controversiales en Argentina, Córdoba no es la excepción. El departamento de Estadísticas del Ministerio de Educación estableció un nuevo método para recolectar los datos. Desde 2008 se realiza a través de las Direcciones Generales de Nivel. El cambio provocó un desfasaje en las cifras del año pasado. En la matrícula 2008 se habían perdido en la nebulosa estadística 16.993 estudiantes. En su momento, la cartera educativa explicó que no había “17 mil chicos en la calle” y justificó el supuesto error en una metodología previa de recolección que dijeron desconocer.
El caso de Salta
En el conjunto de las provincias argentinas, Salta se cuenta entre aquellas cuyos indicadores de educación son más bajos. Las tasas de deserción escolar, de repitencia, de gasto por alumno y salario docente, la ubican entre las siete provincias más desiguales.
El informe de Cippec refiere que en 2006, la tasa de abandono interanual –el porcentaje de alumnos que no se matriculan al año próximo– fue del 19%: dos puntos porcentuales por encima del promedio por jurisdicciones.
La tasa más alta, 27,9%, la tiene la provincia de Buenos Aires y la más baja corresponde a Entre Ríos: 13,5%. Salta queda ubicada en el décimo octavo puesto dentro del ranking de provincias; un lugar que viene ocupando, con escasas variantes, desde hace años, a pesar de las afirmaciones contrarias que aún hoy sigue haciendo el ex gobernador Juan Carlos Romero que administró la provincia durante 12 años.
Según datos no oficiales del Programa de Planeamiento Educativo dependiente del Ministerio de Educación de Salta, en 2007, la matrícula total de la provincia fue de 367.117 alumnos, número que comprende a los inscriptos en el nivel Inicial, la Educación General Básica (EGB 1, 2 y 3), el nivel medio (Polimodal) y la enseñanza superior no universitaria. Ese mismo año la matrícula del Polimodal fue de 52.764, con un porcentaje de repitientes del 9,9%. En comparación con el año anterior, hubo un aumento de poco más de dos puntos porcentuales en la repitencia. En 2006, la matrícula fue de 47.958 estudiantes con un porcentaje de repitientes del 7,8%. En la EGB el porcentaje de repitientes en 2006 alcanzó el 8,1% del total de inscriptos en el sistema educativo:
255.067 alumnos. En comparación con 2007, hubo un descenso de la repitencia: la tasa fue del 5,3%, sobre un total de 256.941 matriculados.
Estos datos no oficiales del Ministerio de Educación de Salta, correspondientes a 2006 y 2007, señalan que entre ambos años hubo un incremento de la matrícula del 5,28% en el último año de la Educación General Básica (EGB). Al mismo tiempo, la tasa de abandono anual, que mide el porcentaje de estudiantes que abandona el sistema antes de finalizar el año escolar, fue del 4,29 %. La tasa de repitencia alcanzó el 12%, y la de abandono interanual, el 6,27%.
El informe de Cippec, realizado en el marco de un programa de monitoreo del cumplimiento de la Ley de Financiamiento Educativo, señala también que Salta se cuenta entre los Estados provinciales que en 2007 realizó la menor inversión del país por alumno: 1.497 pesos (404 dólares). Ese año, el gasto en educación de la provincia alcanzó el 21% del gasto total. En cuanto al salario docente, en diciembre de 2008 era de 1.794 pesos (484 dólares), uno de los más bajos del país.
Según señalan distintos estudios realizados en la provincia, se debe considerar además la especial situación de las comunidades indígenas. Con nueve pueblos originarios, Salta es el Estado provincial argentino con mayor cantidad de etnias originarias reconocidas oficialmente. “Los jefes de hogares indígenas tienen menos años de educación formal que los de los hogares que no lo son. Los que nunca asistieron a un establecimiento educativo o concurrieron pero no completaron el nivel primario ascienden a 58,5% en los hogares indígenas y 27,5% en las familias sin miembros indígenas. En el otro extremo, con estudios completos de nivel secundario y más, tenemos a 10,8% de los jefes indígenas y casi el triple –28%– cuando se trata de los hogares no indígenas”, sostiene el trabajo Pobreza, educación y discriminación. Los aborígenes en Salta (Argentina), realizado en 2004 por Juan Carlos Cid, docente de la Universidad Nacional de Salta
(Unsa), y Jorge Paz, investigador del Conicet.
El informe añade que el 22,2% de los indígenas comprendidos en este estudio tenía “instrucción formal nula” contra el 5% de los no indígenas. Y 80 de cada 100 personas de 30 a 64 años, miembros de hogares indígenas, tenía sólo siete años de instrucción. Sólo el 6,8% tenía estudios superiores o el secundario completo.
Jujuy: los números de la pobreza y la exclusión
Unos 205 mil niños y adolescentes jujeños integran el sistema educativo provincial.
Concurren a unos 580 establecimientos entre los que hay escuelas estatales convencionales, establecimientos privados, escuelas rurales y las llamadas escuelas de alternancia, ubicadas sobre todo en la Quebrada de Humahuaca y la Puna. Estas últimas escuelas tienen un calendario y un régimen diferentes, asociados a los ciclos agrícolas. De toda la Argentina, Jujuy es una de las cinco provincias con menor cantidad de establecimientos educativos.
Según el censo de 2001, más de la cuarta parte de los jujeños vive en hogares con necesidades básicas insatisfechas. Es la cuarta provincia del país en cantidad de hogares por debajo de la línea de la pobreza y contiene uno de los aglomerados urbanos con más pobres de todo el territorio nacional: San Salvador de Jujuy-Palpalá, donde el 57% de sus habitantes es pobre. Es además la provincia con mayor porcentaje de población situada bajo la línea de indigencia, y la tercera del país con mayor índice de desempleo.
Es la quinta provincia con mayor porcentaje de población analfabeta, la novena con mayor porcentaje de población con primaria incompleta, la octava con respecto a la educación secundaria sin finalizar, y la séptima con menor tasa de escolarización para el nivel medio.
Al observar los índices de deserción escolar y repitencia, se confirma lo que el sentido común dicta: los números más altos corresponden a lugares donde la inequidad y la exclusión son elevadas. En tres de las provincias del Noroeste, donde la tasa de pobreza supera ampliamente la media nacional, aparecen los peores indicadores educativos:
Santiago del Estero tiene el índice de deserción más alto: 13,8%, seguida por Tucumán (11,1) y Jujuy (10,9). En tanto, Salta (4,6) y Catamarca (3,4) muestran una tendencia algo menos desfavorable para la región.
En este contexto, los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) que funcionan desde hace seis años en 74 escuelas secundarias de Jujuy, generan espacios artísticos, deportivos y recreativos para los chicos. En 2008, los trabajadores de los CAJ alertaron que estas organizaciones corren peligro de desaparecer por iniciativa de la gestión educativa provincial que quiere tomar sus fondos y cargos para crear un programa de tutorías. Si bien siguen funcionando, la tarea de estos espacios se mantiene sobre todo gracias al voluntarismo de sus trabajadores.
La importancia de los CAJ es cada vez más relevante, teniendo en cuenta las situaciones de riesgo que enfrentan los jóvenes jujeños, sobre todo en el interior de la provincia donde en los últimos años ha habido grandes cambios asociados al mayor intercambio entre la cultura originaria y otras formas de vida, fundamentalmente a raíz de las migraciones desde las zonas rurales a los centros urbanos y semi urbanos, y de la intensificación de la actividad turística. Los chicos y jóvenes se han puesto en contacto con múltiples aspectos, positivos muchos de ellos pero negativos otros. Hoy, en la Quebrada de Humahuaca se empieza a hablar del paco (droga elaborada a partir de residuos de la cocaína) que, muchos aseguran, circula por las escuelas
“Nuestra juventud es excluida de las aulas, es mano de obra barata para organizaciones sindicales, para traficantes, proxenetas y punteros políticos. El desamparo en el que viven nuestros jóvenes es total”, afirman los trabajadores de los CAJ, y denuncian: “La gestión educativa actual quiere tomar los fondos y los cargos de los Centros para crear un Programa de Tutorías, desarmar los CAJ para utilizar sus fondos en un sistema educativo retrógrado y vetusto que lo único que está consiguiendo es que miles de jóvenes se vayan de la escuela o terminen sus estudios en el dos por uno”.
Para completar este panorama, en agosto pasado, tras intensas gestiones y manifestaciones de repudio, la Legislatura provincial ordenó al Gobierno que desarticulara una de las instituciones más vergonzosas de la provincia, la Policía Infantil, que había sido creada en 1999 para –según sus mentores– contrarrestar los efectos de “la deserción escolar, las fugas del hogar, la integración de pandillas, la maternidad y paternidad precoz, el alcoholismo, la drogadicción, la vagancia y la mendicidad de menores”. Se trató de grupos de “policía infantil”, integrados por chicos de entre 5 y 16 años que recibían instrucción policial “limitada a formaciones y desfiles”. En general, los primeros mini reclutas fueron chicos provenientes de barrios pobres de la zona de la Capital, cuyos padres encontraron allí la posibilidad de que comieran y tuvieran al menos ropa limpia y en condiciones. Llegó a reunir a más de 200 chicos. La existencia de estos “escuadrones infantiles” fue repudiada por diferentes sectores y por las organizaciones de derechos humanos de la provincia, y hubo pedidos de desmantelamiento de la Unidad por parte de diferentes instituciones de la Capital Federal.
El mantenimiento de algunas actividades y la no confirmación de la total suspensión de los “reclutamientos” provocó que en agosto del año pasado la Cámara de Diputados de la Nación emitiera una declaración en la que expresa “la más profunda preocupación por la existencia en diversas provincias del país de agrupamientos, escuelas, escuadrones o cuerpos policiales infantiles y de gendarmería infantil para niños de entre 5 a 14 años en espacios dependientes de las fuerzas de seguridad”. La declaración advierte que “existen relevados centros de policía infantil y gendarmería infantil distribuidos en las provincias de Salta, Santa Fe, Jujuy, Entre Ríos, Tierra del Fuego, Mendoza, Misiones, Corrientes, San Juan, Neuquén y Chaco” y que en cada una de estas provincias hay más de un centro.
El embarazo adolescente es otra de las cuestiones a tener en cuenta al hablar de la situación educativa de la provincia. Del total de chicas de entre 14 y 17 años que van a la escuela, el 47,7% son madres de al menos un hijo. En este sentido, Jujuy comparte el tercer lugar con Buenos Aires.
Si el gobierno de Jujuy difundiera responsablemente la información, se podría trazar un mapa más preciso por regiones en el que se vería con claridad la diferencia entre el Sur y el Norte de la provincia. Pero no es lo que sucede. Para apoyar esta afirmación, basta recordar que las autoridades de salud provinciales esperaron hasta el lunes posterior a Semana Santa para difundir las cifras de los enfermos de dengue en territorio jujeño –que por entonces superaba los 500. Había que impedir que los turistas decidieran no visitar el lugar.
En Argentina, 3 millones 700 mil adultos no han terminado la primaria. Mientras que países como Cuba, Venezuela y Bolivia han declarado a sus territorios libres de analfabetismo, en Argentina cada vez son más las personas que no saben leer ni escribir.
Desde Buenos Aires, Inés Hayes, con informes de Guillermo Posada desde Córdoba, Elena Corvalán desde Salta y Gabriela Tijman desde Jujuy
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Ciudad de Buenos Aires: Matemática, Física y Química en inglés
“Tengo la certeza de que con esto mejoramos la calidad de la educación pública de la Ciudad”, dijo el ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Mariano Narodowski en un seminario internacional sobre educación bilingüe que tuvo lugar en Madrid. "Matemática, Física y Química se dictarán en inglés", anunció el Ministro desde la capital española.
El proyecto prevé que a partir de 2010 esas asignaturas comiencen a dictarse en inglés en el primer año de las escuelas secundarias públicas de la ciudad cuyos directores estén de acuerdo.
“Esta iniciativa apunta a avanzar con la educación bilingüe en las escuelas porteñas. Potenciar el inglés y mejorar su calidad”, señalaron desde el ministerio del Gobierno de Mauricio Macri
Los voceros señalaron además que “al ser materias más técnicas presentan menos dificultades para enseñarse en un segundo idioma. La idea es después sumar progresivamente otras asignaturas, obviamente para ser dictadas en ambos idiomas”.
Según informaron desde el ministerio, la idea es que los docentes de Matemática, Física y Química, cuyas escuelas acuerden con esta iniciativa, sean capacitados para dictar sus materias en inglés a partir del segundo semestre de 2009: “para implementar esta medida contamos con el apoyo del British Council en Argentina”, dijo Narodowski en la capital española.
En la ciudad hay 147 secundarias públicas y 23.934 alumnos en primer año. Todos cursan Matemática y sólo en algunas Técnicas y Bachilleratos se dictan Física y Química en ese año. “Creemos que estamos dando una herramienta más”, aseguró Narodowski.
En la ciudad de Buenos Aires, la deserción escolar en la escuela media trepa al 23,9%: de 100 jóvenes que ingresan a la secundaria, casi un cuarto no logra terminarla.
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La tradición perenne
Entrevista a Agustín López Tobajas.
The Ecologist para España y Latinoamérica
Tal vez algún lector se sorprenda de que no traigamos a nuestras páginas a un doctor, sino a un especialista en la Tradición Primordial. Pero, ¿cómo puede vivir saludablemente un mundo corrompido espiritualmente hasta el tuétano? ¿Existe la salud en un mundo enfermo? Tal vez el camino esté en escapar a Oriente, sí, pero, como muy bien dice Agustín López, «un Oriente que no se encuentra, ciertamente, en los mapas, y al que los pueblos de todos los tiempos han nombrado de formas diversas: Ítaca, Hiperbóreas, Avalon, Shambala, Thule, Salem, Aztlán, Hurqalyá... Ese «Oriente, que nada tiene que ver con nuestra geografía física, es el lugar por donde despunta, en el alma extranjera capaz todavía de nostalgia, la luz del dios que le ha de salvar».
-Creo que, como muy bien dice, los mayores problemas que hoy asuelan a nuestro planeta y a la Humanidad no son la energía nuclear, los alimentos transgénicos, la polución química o un sistema sanitario basado en el fraude de las empresas farmacéuticas, sino los paradigmas que nos han conducido hasta aquí. ¿Cuándo y cómo surge una sociedad que está arrastrando al planeta y a todos sus habitantes a la destrucción?
-Es difícil responder a esa pregunta de forma muy concreta. Tal vez la historia de la humanidad sea la historia de una continuada decadencia desde sus orígenes hasta la actualidad. Ya sé que esta tesis será inaceptable o ridícula para muchos, pero nuestra visión de la historia puede estar llena de prejuicios, empezando por la generalizada idea de que el nivel de desarrollo tecnológico es una medida del nivel de inteligencia. Acaso sea más bien lo contrario. De cualquier modo, parece claro que el Renacimiento supuso una ruptura con lo que podríamos llamar el «mundo tradicional». El Renacimiento fue una época brillante en ciertos aspectos, pero su «humanismo» llevaba implícita una gran dosis de orgullo y arrogancia, un cierto titanismo que ha marcado decisivamente toda la historia posterior de Occidente. La Ilustración, afirmando los derechos absolutos de la razón, fue un peldaño más en la caída. Otro salto se produciría con la Revolución Industrial; ahí comienza el imperio de la máquina y se consuma un cambio radical en la forma de vida. Es decir, limitándonos a los últimos siglos, más que un momento decisivo, habría ―yo creo― un hundimiento progresivo con saltos más o menos significativos. Cabría preguntarse por qué la conciencia occidental decidió emprender ese camino frente al resto de civilizaciones y culturas, pero yo, por supuesto, no tengo respuesta para eso... No lo sé. En todo caso, ni la modernidad es el Mal absoluto, ni las culturas premodernas son el Bien absoluto. Para mí la cuestión es que el progreso nos ha arrebatado un mundo que, con todas sus limitaciones, era cien veces preferible a éste con todos sus «avances». De hecho, aquel mundo permitía o hacía posible el acceso al sentido, a la plenitud espiritual, y el que ahora vivimos parece empeñado en impedirlo. Ésa es la diferencia.
CAMINO DE LA ENFERMEDAD
En el contexto de lo sanitario, como en tantos otros, parece que el desarrollo económico nos conduce a vivir cada día menos y peor. Se multiplican las pandemias, crece el número de pobres, las hambrunas azotan a los países empobrecidos, la sequía amenaza a miles de millones de personas, somos más estériles, se disparan las tasas de enfermedades degenerativas y las enfermedades mentales devastan a la población. Todos estos problemas tienen un claro origen antropogénico. Usted señala que «hablando en términos generales, la riqueza no genera más que estupidez y perversión». ¿Y decadencia y enfermedad?
-También, por supuesto. Pero yo no pretendo decir que sólo el ansia de riquezas tenga la culpa de todo; ésa sería una tesis propia de un marxismo moralizante. Quiero decir, más bien, que la obsesión por el desarrollo económico genera, junto con otras circunstancias, el olvido de lo esencial, y eso acarrea «perversión», pero no sólo en un sentido moral sino, más bien, metafísico; perversión como voluntad de quebrantamiento de las leyes que regulan la relación del ser humano con el cosmos y con el Espíritu. La «estupidez» a que me refiero en el Manifiesto es básicamente el olvido por parte del ser humano de lo esencial de sí mismo, de su origen y su destino. De esas actitudes mentales básicas nacen, en última instancia, todas las miserias que aquejan a los hombres.
–Usted afirma que «la ciencia asume actualmente el papel que antaño desempeñó el aspecto exotérico de las religiones en el campo de las creencias». Es decir, que los dogmas de la Iglesia han sido sustituidos por dogmas tecnocientícos. Y, al fin y al cabo, el pueblo sigue sumergido en el mundo de las supersticiones.
-Sí, pero hay algo que cambia: al margen de las diferencias en el contenido entre unos dogmas y otros ―asunto en absoluto desdeñable―, los dogmas de la Iglesia eran reconocidos como tales; nadie pretendía que fueran razonables o evidentes. Eso establecía una distancia entre el individuo y el dogma, distancia que garantizaba la libertad interior de cada cual para aceptarlo o no, al margen, claro está, de las posibles imposiciones autoritarias de la Iglesia en el marco social. En la modernidad, esa distancia ha desaparecido, los dogmas científicos se introducen en las conciencias como si de verdades demostradas y evidentes se tratase. Pensemos, por ejemplo, en el evolucionismo. Casi nadie sabe nada de las teorías evolucionistas, pero todo el mundo las acepta con una fe inquebrantable. Al margen de su verdad o falsedad, el evolucionismo es, por encima de todo, una creencia, un dogma del que se ignora su carácter de tal. Podríamos analizar otros muchos. «Científico» se ha convertido en sinónimo de «verdadero», cuando curiosamente las teorías científicas cambian cada dos por tres. La sociedad contemporánea se cree intelectualmente libre, pero en realidad está más imbuida de creencias y prejuicios que cualquier otra sociedad de tiempos pasados. A la inversa, se consideran supersticiones conocimientos que hoy no son operativos, sin pensar que pudieron serlo en el pasado. Por ejemplo, la utilización de fuerzas sutiles o suprafísicas con fines curativos. Es muy probable que ciertas prácticas terapéuticas que hoy se ven como supersticiones funcionaran realmente en su momento, aunque, debido a eso que René Guénon llamó la «solidificación», es decir, la progresiva insensibilidad de la materia a las energías suprafísicas, puedan ahora no ser eficaces. Y, dicho sea de paso, habría que prevenir contra ciertos embaucadores que pretenden desenterrar prácticas curativas de tiempos pasados o incluso de culturas desaparecidas y se atribuyen poderes de los que carecen por completo. Naturalmente no estoy diciendo que todos los métodos de curación tradicional hayan perdido su antigua eficacia, ni mucho menos, pero no habría que ser tan crédulos como para ponerse en manos del primer «sanador alternativo» que se cruce en el camino.
LA SEDUCCIÓN DE LA MENTIRA
-¿Cómo el mundo puede vivir tan engañado? Los medios de información vomitan a cada instante cantos de sirena sobre los supuestos avances de la ciencia y la tecnología. Pero la epidemia de cáncer se dispara. Dos de cada tres estadounidenses padecerán cáncer a lo largo de su vida. Y esto es sólo un ejemplo. ¿Es el equivalente a las promesas del faraón de que se habla en el islam?
-La capacidad de seducción de la técnica es muy fuerte. La modernidad, dando la espalda a la transcendencia, ha creado un gran vacío en el interior de los hombres, un hueco que sentimos la necesidad de llenar como sea y con lo que sea. La ciencia y la técnica ofrecen la ilusión de colmar ese vacío con algo tan inmediatamente constatable como el poder sobre la materia; al margen de sus consecuencias ulteriores, la ciencia y la técnica tienen una eficacia a nivel inmediato: aparentemente «funcionan»; de ahí su poder de convicción. Por ejemplo, es indiscutible que se inventan remedios para ciertas enfermedades; otra cosa es que el sistema que hace posible esos remedios genere continuamente males mucho mayores que los que consigue ir evitando. Pero la relación del sistema con los males que provoca no es nunca tan perceptible como la relación con los remedios que inventa. Los «efectos colaterales» se presentan siempre como anomalías evitables, cuando en realidad son parte ineludible del proceso de producción de los «remedios». Ahora bien, no habría que deformar las cosas para ajustarlas más fácilmente a nuestro esquema; los métodos de la medicina oficial pueden ser brutales, pero no nos engañemos: a su manera funcionan y, en algunos casos, puede incluso ocurrir que sean los únicos que funcionan, pues el ser humano puede haberse «solidificado» hasta tal punto que sólo responda a estímulos particularmente violentos. Con esto no estoy defendiendo necesariamente la utilización de tales métodos. Por ejemplo, pueden no gustarnos los trasplantes de órganos; de hecho, yo creo que los trasplantes deberían hacer estremecerse a cualquier mente normal al mismo nivel que las prácticas de una tribu de antropófagos, pero, a nivel inmediato y al margen de sus repercusiones a nivel social (mercado de órganos, etc.), funcionan. La cuestión es que no todo lo que «funciona» es legítimo. Hay quienes se empeñan en que sólo los métodos alternativos son eficaces y que los oficiales son ineficaces. Me parece que ésa es una forma de seguir practicando el culto a la eficacia, que es uno de los pilares de la barbarie tecnológica. Hay que entender que hay cosas en la modernidad que son eficaces, pero no por ello son admisibles. La eficacia no puede ser nunca el criterio supremo, ni siquiera en medicina. Volviendo a la seducción, hay otro hecho importante: la mayor parte de los seres humanos ven lo que la ciencia, la tecnología o el llamado progreso, en general, nos da, sea bueno o malo, pero no pueden ver lo que nos quita. Y no lo ven por la sencilla razón de que lo que se nos ha quitado ya no está ahí, y lo que no está ahí no puede verse; se podría, en todo caso, recordar (con una memoria más ontológica que psicológica), pero los mecanismos sociales, con su permanente tensión hacia el futuro, se ocupan de borrar todo recuerdo que supere el nivel del dato. El pasado está muerto, se nos repite hasta la saciedad, cuando, en realidad, todo lo que somos es pasado.
LA RAZÓN DE SER DE LA ENFERMEDAD
-Además, la absoluta medicalización de la enfermedad hace que se pierda, en cierto sentido, parte de su razón de ser. De igual manera, la muerte desaparece del mapa. Es como si no existiera. Es como si fuéramos a tener una vida eterna. Pero la enfermedad y la muerte también cumplen una función, al menos desde el punto de vista de la Tradición.
-Naturalmente. Hay enfermedades que podríamos llamar «artificiales», es decir, que están generadas por las transgresiones del orden cósmico, pero hay otras «naturales», provocadas por el desgaste natural de los organismos o, sencillamente, por el destino de cada ser vivo. Por supuesto, es lógico y natural que si uno está enfermo trate de curarse y de evitar la enfermedad mediante unos métodos proporcionados a nuestra naturaleza; pero tratar de esquivar la enfermedad y la muerte a toda costa, a cualquier precio y por cualquier método, se ha convertido en una obsesión tan delirante como inútil. Nos guste o no, ser hombre implica de forma necesaria la enfermedad y la muerte. Esto es una obviedad, pero a veces parece que se olvida. En consecuencia, tendríamos que aprender a aceptarlas. Hay limitaciones que no podemos superar; se trataría entonces de orientarlas en la dirección adecuada. Hay que recuperar para la enfermedad y la muerte el sentido que la modernidad les ha expropiado.
-Le cito: «Tomando elementos dispersos de aquí y de allá, se fabrica un yoga que ignora el hinduismo, un zen que no tiene nada que ver con el budismo o un sufismo escindido radicalmente del islam». El yoga es como gimnasia; el sufismo, poco más que una danza (mal ejecutada); el taoísmo, artes marciales… El tantra se utiliza para incrementar el placer sexual… Pero nadie se detiene a orar, ni se bendicen los alimentos (ni siquiera los ecológicos) y, mientras se utilizan tecnologías solares, nadie agradece al astro rey su luz cada mañana… Es la cultura del sucedáneo…
-Sí. Socialmente, vivimos en una falsificación perpetua. Y los movimientos alternativos, ecologistas, espiritualistas y similares no están libres de ello. Yo hago bastante hincapié en esto, y tal vez quienes lean mi Manifiesto contra el progreso piensen que la tengo tomada con los ecologistas, pero no es así. Lo que ocurre es que la perversión del «sistema» o la locura de Bush son más o menos evidentes, y, frente a eso, se tiende a pensar que todo lo que en apariencia se opone al sistema es bueno. Pero eso es simplificar las cosas. La espiritualidad New Age es un perfecto ejemplo de falsificación. Y los movimientos «alternativos» de diversa índole lo son también en gran medida, aunque, naturalmente, está claro que hay ecologistas y ecologistas… El caso es que se ha perdido de vista lo esencial y se han absolutizado elementos tal vez importantes pero secundarios. Todo el mundo se preocupa por la salud del cuerpo, y no es que eso esté mal, pero el cuerpo absorbe toda la atención y no queda espacio para la salud del alma. Nos preocupamos por la estricta pureza biológica de lo que comemos y luego alimentamos el espíritu con basuras. Recogiendo lo que usted decía: ¿qué es más sano, comer los productos de cualquier supermercado con una conciencia de humildad y agradecimiento a Dios o comer productos de herbolario, con certificado biológico, con una conciencia meramente «química» de los procesos biológicos de la alimentación? Se podrá responder que las dos cosas juntas. Vale. Pero la cuestión es dónde ponemos el énfasis. Y, en la situación actual, yo pondría el énfasis en lo primero. Buda se alimentaba con lo que las gentes le echaban en su cuenco; no creo que su dieta fuera muy equilibrada. Pero llegó a la iluminación. De nada sirve cambiar las energías contaminantes por energías limpias si el hombre no empieza por limpiar su alma. Una actitud espiritual correcta da lugar (en términos generales y dentro de ciertos límites) a una relación correcta con el mundo físico, pero no está tan claro que lo inverso sea siempre tan cierto. No me parece descabellada la posibilidad de que un mundo técnicamente limpio sea espiritualmente un infierno. Habría que tenerlo en cuenta...
EL TEMPLO…
–En general, ¿cómo ve la salud y la enfermedad en el mundo de la Tradición? ¿Debería ser vista a la luz de la idea de que lo orgánico y el no visto forman una unidad? Si todo lo orgánico que existe sobre la faz del Universo, forma parte del Templo… no es ético profanarlo, ¿no?
-Particularmente, no creo que se pueda hablar del «mundo de la Tradición» como una unidad monolítica, aunque muchos así lo pretendan. En consecuencia tampoco la salud y la enfermedad me parece que tengan un significado unívoco en todas las culturas. Supongo que en general se ha buscado un equilibrio entre cuerpo y espíritu, pero eso tendría sus matices y, desde luego, no implica ponerlos en un mismo plano. Piense que también hay tradiciones para las que la materia, y por tanto el cuerpo, no dejan de ser algo más o menos irreal; e incluso otras que lo satanizan. Yo no diría que eso está ni bien ni mal. Cada cultura es un complicado entramado de compensaciones y de sutiles equilibrios, y lo importante es que la resultante global tienda hacia arriba, por decirlo de algún modo. Extraer de ese entramado pautas o actitudes concretas, ya sea respecto a la salud o a cualquier otra cosa, para juzgarlas desde nuestros particulares criterios culturales, me parece un disparate. Ahora bien, sea cual sea la actitud de unas u otras sociedades tradicionales respecto de la salud, todas, sin excepción, parecen haber tenido muy claro algo que ahora se olvida: que hay un orden de prioridades y que la salud física está siempre subordinada a la salud espiritual.
–En Occidente, que, como Oriente, tampoco es una zona geográfica, sino, más bien, un estado mental… hay muchos hospitales y ambulatorios, también muchos asilos y guarderías. Las personas viven cada vez más aisladas. Las familias se descomponen. En la historia de nuestra especie, parece evidente que jamás se vivió una época tan lúgubre. Los psicólogos señalan que divorciarse es reforzar la autoestima. ¿Es la propia sociedad la que está enferma?
-En efecto: tenemos muchos hospitales, muchos ambulatorios, muchos asilos, muchas guarderías... tenemos mucho de todo. Y cuanto más tenemos, menos somos. Pensamos que todo se arregla con más medios, más desarrollo, más técnica, más información... «Más» parece la palabra mágica de nuestra cultura, con la que creemos poder hacer todo tipo de milagros. Es el delirio de la acumulación. Pero esa acumulación, aparte de estar construida sobre el expolio y la esquilmación del llamado Tercer Mundo, es decir, sobre el hambre, la miseria y la muerte de millones de personas, no es fuente de soluciones sino de nuevos problemas. Y, sobre todo, hemos olvidado algo fundamental: que la dignidad humana no se mide por lo que el hombre es capaz de acumular sino, justamente al contrario, por aquello de lo que es capaz de prescindir, por todas las cosas inútiles o superfluas a las que sabe renunciar para poder centrarse en lo esencial. Una sociedad sana sería una sociedad que reduciría al mínimo sus necesidades materiales y, por tanto, sus medios técnicos; sería una sociedad capaz de conformarse con lo estrictamente necesario. Parece que ahora hay mucha preocupación por hacer compatible el equilibrio ecológico con el desarrollo y la riqueza. Yo creo que con lo que habría que hacer compatible el equilibrio natural es con la sencillez y la austeridad; y eso, por cierto, no plantea ningún problema ni exige ningún esfuerzo; no requiere ningún «más»; en realidad, ni siquiera requiere ningún «hacer»: se hace por sí solo. Me parece que estaríamos física, mental y espiritualmente más sanos si, en lugar de plantearnos siempre lo que tenemos que hacer, nos planteáramos también lo que tenemos que dejar de hacer.
–En definitiva, ¿puede haber salud orgánica sin salud espiritual? Y ¿cómo «orientarse» espiritualmente en un mundo en el que han saltado por los aires los cuatro puntos cardinales del alma? ¿Qué necesitamos? ¿Hospitales o, con perdón, verdaderos maestros (nada que ver con los gurus sectarios, of course, de los que ya he conocido algunos, ja ja)?
-En cuanto a lo primero, supongo que algunos pensarán ―¿tal vez un poco mecánicamente?― que no, que no puede haber salud orgánica sin salud espiritual. Sin embargo, yo no estoy tan seguro de que sea necesariamente así. Ya hablé antes de la posibilidad de que el mundo moderno llegue a crear una sociedad físicamente limpia, aunque espiritualmente muerta. ¿Por qué no? Hay una relación entre el mundo físico y el espiritual, por supuesto, pero si entendemos esa relación como un automatismo rígido corremos el riesgo de entender que una persona espiritualmente sana no puede estar nunca enferma, que un enfermo crónico está destinado al infierno o que un individuo perverso tiene que pasarse la vida en la cama. La ausencia de esa correlación automática es molesta porque dificulta y complica nuestra comprensión de la realidad, pero es así. No podemos negarle a priori a la ciencia y la tecnología la posibilidad de crear un mundo de energías limpias, un mundo saludable e higiénico, en el que todos sean zombis satisfechos contemplando la televisión y saliendo los fines de semana en coches no contaminantes a hacer «turismo verde». ¿Y qué pasa si un mundo espiritualmente muerto es capaz de generar un cierto nivel de salud física? Ése, si se alcanza, será ―yo creo― el más diabólico de los mundos, pues su capacidad de fascinación será máxima. De forma paradójica podríamos decir que, mientras haya contaminación hay esperanza. No estoy diciendo que esté a favor de la contaminación, claro está; estoy diciendo que, peor todavía que un mundo contaminado sería un mundo feliz, higiénico, sin disfuncionalidades, formado por seres «humanos» sin alma, pero cívicos y pulcros, cuyas aspiraciones se reduzcan a lo que el sistema pueda proporcionarles y sin motivo ninguno para lamentarse. Quiero decir, en definitiva, que hay una escala de prioridades y que me parece un error fatídico ―y extremadamente extendido en la actualidad― conceder más importancia a unos pulmones limpios que a un alma limpia. Vivimos ahora una obsesión por la salud que me parece lo menos saludable que pueda imaginarse y que genera actitudes paranoicas, como, por ejemplo, la actual obsesión antitabaquista (y quede claro que yo no fumo). Tampoco me parece que sea muy acertado buscar la salud espiritual para poder tener salud física, porque eso es convertir el fin en medio y el medio en fin. Hay que tener claro qué es lo esencial y qué lo secundario. En cuanto a cómo orientarse espiritualmente en nuestro mundo, no puedo responder a eso, pues no tengo ni idea. Habría que preguntárselo a un maestro espiritual, supongo. Vivimos en un caos absoluto y nuestra «espiritualidad» es una muestra patente de ello. Entre unas tradiciones espirituales cada vez más entregadas, por un lado, a la modernización y el racionalismo o, por el lado contrario, al integrismo, y una Nueva Era carente del más mínimo discernimiento, vivimos ya una auténtica inversión de la espiritualidad. No podemos esperar que en una sociedad en la que ni siquiera existen «verdaderos discípulos» vayan a surgir «verdaderos maestros». Tal vez sólo quede recurrir a la interioridad de cada uno, pero ahí está el ego perpetuamente al acecho...
ESCAPAR DE BABILONIA
–Todo parece indicar que nos encontramos, desde hace tiempo ya, en el Final de los Tiempos. Usted reconoce que escapar de Babilonia es difícil porque, citando a Hölderlin, manifiesta que «cercano y difícil de captar es el dios; pero donde abunda el peligro, crece también aquello que salva». ¿Es nuestra gran oportunidad? ¿La enfermedad del mundo y nuestras enfermedades pueden ser una metáfora para huir de una vez por todas?
-Para no dar pie a equívocos, aclararé que, como digo en el Manifiesto, no se trata de huir de la realidad, sino de huir a la realidad, pues este mundo es la expresión misma de lo irreal. Parece, ciertamente, que la Providencia no nos abandona del todo y siempre, en alguna parte, crece aquello que salva, como decía Hölderlin. Es verdad. Pero hay que encontrarlo. ¿Dónde? Como afirma el dicho sufí nos empeñamos en buscar fuera de casa lo que hemos perdido dentro porque fuera «hay más luz». A mí me da la impresión de que no hay más lugar de búsqueda que el alma, por oscuro que ahí esté el panorama. El problema de Occidente no es que haya perdido la salud sino que ha perdido su alma. Algunos psicólogos postjunguianos hablan de making soul, literalmente «hacer alma». No es una expresión que me guste, pero creo que apunta a una necesidad muy real: nos hemos convertido en seres desarraigados, que no sabemos de dónde venimos ni adónde vamos y, lo que es mucho peor, que ni siquiera nos preocupa no saberlo. Ésa es la enfermedad fundamental: hemos perdido el alma, la hemos vendido, como Fausto, al demonio del «progreso» a cambio de un espejismo de felicidad que no nos proporciona más que frustración y desesperanza, vaciedad y depresión. Reintegrar nuestra vida, curar y reconstruir nuestra alma agonizante: ésa es, a mi entender, la única urgencia verdadera; lo demás, con todos los respetos, me parecen poco más que nimiedades.
Pedro Burruezo
Agustín López Tobajas es uno de los más lúcidos introductores en España de lo que se conoce por Tradición Perenne. Podríamos definirla, como dice el propio Tobajas, como “el legado procedente de una revelación primordial que las diversas culturas y
civilizaciones han ido transmitiendo a sus descendientes a lo largo de la
historia; legado que se articula en una serie de doctrinas, métodos y pautas
para la realización espiritual que, adaptándose a las particulares
circunstancias de cada cultura son, sin embargo, idénticos en lo esencial
como expresiones diversas de una Verdad única”. López Tobajas es traductor especializado en tradiciones espirituales y ciencias de las religiones. Fue codirector de la revista Axis Mundi (1994-2000) y de la colección «Orientalia» (Editorial Paidós). En la actualidad, coordina el Círculo de Estudios Espirituales Comparados. Ha publicado recientemente Manifiesto contra el progreso (José J. de Olañeta, Editor), un contundente volumen en el que el autor explica muy bien por qué el mundo actual camina hacia su destrucción, si bien, para López Tobajas, «la catástrofe, en definitiva, no es que Occidente se hunda, sino que subsista», pues «que el mundo moderno se desmorone es, en todo caso, la única esperanza para quienes mantienen viva alguna fe en la humanidad».
PSOE y PP se alían con Israel
La Jurisdicción Universal por encima de las razones de Estado
Antonio Segura/Santiago González
Rebelión
22-05-2009
El pasado 19 de mayo, nos despertamos con la noticia de que el PSOE y el PP se aliaban para recortar la aplicación de la Justicia Universal. La verdad es que no sorprendió a nadie. El Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos ya prometió cambiar la ley que permite la persecución de crímenes de guerra a la entonces Ministra israelí, Livni, cuando todavía no se habían apagado los fuegos de los bombardeos israelíes en Gaza.
El Ministro laborista Barak ya dijo, cuando se admitió la demanda en la Audiencia Nacional contra siete responsables israelíes por la masacre de Al Daraj (de 2002) que apelaría al ‘compañero’ Zapatero de su misma Internacional Socialista a cambiar las leyes españolas para que se cerrase esa y las demás posibles demandas que afectan a la política de estado israelí de llevar la ocupación hasta sus extremos más criminales.
Si se ha pedido que se haga justicia es porque ha fracasado la acción política. Ha habido razones de estado y la complicidad de la comunidad internacional, incluyendo a los Gobiernos españoles, para fortalecer la ocupación y la impunidad israelí. ¿Cuántos hechos consumados israelíes ha habido, hay y habrá y cuánto premio ha recibido la impunidad israelí en todos estos años?
Así como suena, cuando afectó a Israel una demanda, es cuando el Gobierno español y la mayoría de los diputados se doblegan y dicen que hay que cambiar la actual ley española para no tener que procesar a unos criminales de guerra. Y decimos criminales de guerra porque ni las autoridades israelíes, ni el Fiscal español que se opone a la investigación en la Audiencia Nacional del asunto de la masacre de Al Daraj han argumentado que no lo sean, lo que han dicho es que España no es competente, eludiendo sus responsabilidades. Y como España según las Convenciones de Ginebra, en concreto la cuarta, según el artículo 96.1 de la Constitución, según el artículo 23. 4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, y según la sentencia del Tribunal Constitucional 327/2003, (caso Guatemala), no puede eludir la aplicación de la Ley sobre esos criminales, y según las normas emanadas de su propio parlamento es competente, los diputados del PSOE y del PP deciden cambiar la ley para dar impunidad a estos criminales.
A estos y a todos aquellos que han cometido crímenes tan horrendos, pues no debemos olvidar que la Jurisdicción Universal es para esos crímenes y no para todos los delitos, los crímenes más graves contra la humanidad, humanidad que no olvidemos somos todos.
El asunto es de tal gravedad que si cambiamos el delito al que se le pretende dar impunidad, sería como decir que porque el Ministro de un estado x, ha sido sorprendido traficando con sustancias estupefacientes, los partidos mayoritarios se alían para cambiar la ley sobre el tráfico de drogas, o porque un presidente de una comunidad autónoma se apodera del dinero público en su beneficio, vamos a cambiar el código penal para darle impunidad.
Es evidente que ese actuar sería no solo una falta de respeto al parlamento que en su día legisló lo que ahora se intenta recortar, si no y además, y esto es lo importante, sería incluso constitutivo de delito, pues a nadie se le escapa que se esta legislando para dar impunidad a delincuentes, saltándose a la torera todas las normas nacionales e internacionales que obligan al juzgamiento. Este tipo de actuar, aunque emane de los diputados de un parlamento, está también tipificado en nuestro Código Penal, y por ello hay que recordar a las señorías el contenido de su Artículo 451 que deberían conocer, o cambiar, que a lo mejor se les ocurre:
‘Será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años el que, con conocimiento de la comisión de un delito y sin haber intervenido en el mismo como autor o cómplice, interviniere con posterioridad a su ejecución, de alguno de los modos siguientes:
1.Auxiliando a los autores o cómplices para que se beneficien del provecho, producto o precio del delito, sin ánimo de lucro propio. 2.Ocultando, alterando o inutilizando el cuerpo, los efectos o los instrumentos de un delito, para impedir su descubrimiento. 3.Ayudando a los presuntos responsables de un delito a eludir la investigación de la autoridad o de sus agentes, o a sustraerse a su busca o captura, siempre que concurra alguna de las circunstancias siguientes: 1. Que el hecho encubierto sea constitutivo de traición, homicidio del Rey, de cualquiera de sus ascendientes o descendientes, de la Reina consorte o del consorte de la Reina, del Regente o de algún miembro de la Regencia, o del Príncipe heredero de la Corona, genocidio, delito de lesa humanidad, delito contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, rebelión, terrorismo u homicidio. 2.Que el favorecedor haya obrado con abuso de funciones públicas. En este caso se impondrá, además de la pena de privación de libertad, la de inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos a cuatro años si el delito encubierto fuere menos grave, y la de inhabilitación absoluta por tiempo de seis a doce años si aquél fuera grave.’
En noviembre del 2003, se aprobó una ley orgánica en la que se introdujo la circunstancia primera que habla de que el encubrimiento lo sea de un delito de lesa humanidad o contra las personas y bienes protegidos, justo lo que ustedes están haciendo.
De aprobar esa modificación del artículo 23.4, no solo los diputados estarían dando cobijo a la impunidad encubriendo unos criminales y por tanto delinquiendo según las leyes vigentes, sino y además estarían incumpliendo las Convenciones de Ginebra, las cuales se han comprometido a respetar y hacer respetar sin olvidar las obligaciones contraídas en el ámbito de la Asamblea General Naciones Unidas que les impiden actuar tomando este tipo de medidas legislativas, en concreto las obligaciones contraídas en la Resolución 3074 (XXVIII) de la Asamblea General de 3 de diciembre de 1973, en la cual se determinaron los Principios de cooperación internacional en la identificación, detención, extradición y castigo de los culpables de crímenes de guerra, o de crímenes de lesa humanidad, y en concreto y para el caso en su punto 8 se dice: “ Los Estados no adoptarán disposiciones legislativas ni tomarán medidas de otra índole que puedan menoscabar las obligaciones internacionales que hayan contraído con respecto a la identificación, la detención, la extradición y el castigo de los culpables de crímenes de guerra o de crímenes de lesa humanidad “. Precisamente lo que los diputados que aprobaron la Resolución mencionada pretenden hacer.
Por ello, de aprobar semejante modificación legislativa, esos diputados se convierten en auténticos delincuentes tanto en el ámbito interno como a nivel internacional. Aunque sea por esta argumentación, ya que evidentemente no les importan los derechos humanos, al menos piensen en ustedes y recapaciten en su actuar, dejando la ley como está, ya que la misma solamente perjudica a los criminales y beneficia al resto de la humanidad.
Antonio Segura. Abogado, autor entre otros de la querella contra siete responsables israelíes por un bombardeo en Gaza, contra los autores intelectuales de Guantánamo y de la demanda de los Españoles víctimas en Mauthausem.
Santiago González, es miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe.
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