sábado, 28 de marzo de 2009

Rabat desata una campaña contra los chiíes tras romper relaciones con Irán





Decenas de marroquíes han sido detenidos por apartarse de la religión oficial


IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 27/03/2009

La ruptura de relaciones diplomáticas, hace tres semanas, de Rabat con Teherán ha tenido consecuencias prácticas en Marruecos. Sus autoridades han desatado una campaña contra todo aquello que huela a islam chií, el que se practica en Irán e Irak.

Los imanes critican a los disidentes y la policía requisa su literatura religiosa
Las asociaciones de derechos humanos critican la falta de libertad de culto
Decenas de musulmanes de confesión chií han sido detenidos esta semana en varias ciudades -en Tánger serían una treintena-, según el diario de Casablanca Al Jarida Al Oula. La Dirección de Supervisión del Territorio (policía secreta) les interroga sobre cómo se convirtieron y dónde practican su fe antes de liberarles.En las mezquitas, más de un imán dedicó el viernes su sermón a explicar que los chiíes son "ovejas descarriadas" del islam suní de rito malekita, la religión oficial de Marruecos. Su rey, Mohamed VI, es el Comendador de los Creyentes (jefe espiritual de los musulmanes). En el siglo VIII la primera dinastía marroquí, la de los Idrisi, fue, sin embargo, chií.La policía se incautó además, en varias librerías, de opúsculos religiosos de inspiración chií como si esa literatura no estuviese disponible en Internet.Por último, la escuela iraquí de Rabat fue cerrada hace una semana tras ser acusada de hacer proselitismo chií. Ni siquiera se permitió a sus alumnos que acaben el curso en junio. Su directora, Rihab Mohcin Dahi, desmiente que se adoctrine a los niños y los padres, que se concentraron ante el edificio para protestar, la respaldan.Las dos principales asociaciones de defensa de derechos humanos (AMDH y OMDH) denunciaron que las autoridades "atentan contra la libertad de culto" reconocida en la Constitución.Marruecos rompió con Irán -gran importador de sus fosfa-tos- el 6 de marzo por solidaridad con un pequeño país árabe, Bahrein. Días antes, Alí Akbar Nateq Nouri, jefe de gabinete del Guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, había descrito a esa isla del Golfo como la decimocuarta provincia iraní. Después Bahrein se reconcilió con Teherán, pero Rabat sigue en sus trece.Para justificar la ruptura, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos alegó también el "activismo demostrado de las autoridades de ese país [Irán] a través, entre otros cauces, de su embajada". Su objetivo es "alterar los fundamentos religiosos del reino e intentar amenazar en Marruecos la unicidad del culto musulmán suní de rito malekita".El ministro-portavoz del Gobierno, Khalid Naciri, fue incluso más allá y aseguró que el proselitismo iraní afectaba a la inmigración marroquí en Bélgica. "Y hasta a la que reside en España", añade Abdalá Rami, un investigador marroquí que ha estudiado la génesis del chiismo en su país."Es verdad que hay ahora marroquíes que se declaran abiertamente chiíes en Internet o a través de las televisiones vía satélite", añade Rami. Pero es una corriente minoritaria a la que apenas se adhirieron unos miles de fieles.Más que con Irán, "el grueso del chiismo marroquí se alinea con las tesis de Hezbolá", precisa Mohamed Darif, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mohamedia. Hezbolá es el partido chií libanés cuyo brazo armado ha dado múltiples quebraderos de cabeza a Israel. En su web lanzó enseguida una andanada contra Rabat colocando un informe sobre las discretas relaciones, sobre todo económicas, que Marruecos mantiene con Israel.Marruecos cerró en enero su embajada en Venezuela, en marzo expulsó al enlace del servicio secreto español en Nador para, aparentemente, mostrar su descontento con la actividad del cónsul de España en esa ciudad y, al mismo tiempo, rompió con Irán. "La diplomacia marroquí da la impresión de ser cada vez más impulsiva", afirma el semanario Le Journal de Casablanca.

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Salen a la luz los sucios actos de la ofensiva israelí contra Gaza







Donald Macintyre / The Independent
MUNDO ARABE.ORG, 22/03/2009


Israel enfrentaba esta noche un severo cuestionamiento a la conducta mostrada en su ofensiva de 22 días en Gaza, al darse a conocer testimonios de sus propios soldados según los cuales se les permitió, y en algunos casos incluso se les ordenó, disparar a palestinos civiles desarmados.
Los testimonios –primeros de ese tipo que surgen de las propias fuerzas armadas– se apartan marcadamente de las afirmaciones oficiales de que los militares se esforzaron al máximo por evitar bajas civiles, y tienden a corroborar acusaciones palestinas de que los soldados abrieron fuego en forma indiscriminada y desproporcionada en zonas civiles durante la operación.
En uno de los testimonios que arrojan una dura y nueva luz sobre lo que según los soldados eran las reglas permisivas de la Operación Plomo Endurecido, un militar describe la forma en que un oficial ordenó disparar contra una anciana a 100 metros de una casa que ocupaban las tropas.
Otro soldado, al describir cómo una madre y sus hijos fueron asesinados a tiros por un francotirador por haberse equivocado de puerta al salir de una casa, señala que la atmósfera entre las tropas era que las vidas de los palestinos importaban mucho menos que las de nuestros soldados.
El líder de un escuadrón narró: Al principio la directiva era entrar en una casa con un vehículo blindado, echar abajo la puerta y abrir fuego contra cualquier persona que avistáramos. Yo lo llamo asesinato. En un principio me preguntaba qué sentido podía tener aquello. Los superiores dicen que era permisible porque todos los que quedaban en la ciudad eran culpables, puesto que no escaparon.
Los relatos, que también describen la destrucción al parecer indiscriminada de propiedades, se dieron durante un debate posterior a la operación entre graduados del curso premilitar Yitzhak Rabin, en el Colegio Académico Oranim, en el norte de Israel. La transcripción de la sesión, presidida por el director del curso –el diario Haaretz publicó detalles de ella–, obligó al abogado general de las fuerzas de defensa israelíes, Avichai Mendelbit, a anunciar este jueves una investigación de la policía militar sobre las acusaciones.
Haaretz señaló que tras ventilarse esos sucios secretos se volverá más difícil para los israelíes minimizar las acusaciones de la propaganda palestina. El director del curso, Danny Zamir, declaró al periódico que se sintió estremecido por los testimonios, presentados el 13 de febrero, y que a raíz de ello dijo al jefe del estado mayor de las fuerzas armadas, Gabi Ashkenazi, que temía una grave pérdida de moral de los militares.
En un relato, el líder de un escuadrón de infantería describe cómo las tropas soltaron a una familia que tuvieron cautiva durante varios días en una habitación de su casa. El comandante del pelotón los dejó salir y les ordenó salir por la derecha, pero olvidó decirle al francotirador que estaba en el techo. Éste, al ver a una mujer y niños que se le acercaban, abrió fuego. No creo que se haya sentido muy mal por hacerlo, porque hasta donde él sabía sólo estaba siguiendo las órdenes recibidas. Y la atmósfera en general, según lo que entendía de la mayoría de mis hombres a quienes hablé, era que las vidas de los palestinos, digamos, es algo mucho, pero mucho menos importante que las de nuestros soldados.
Otro líder de escuadrón, quien describió el asesinato de una anciana, afirma que discutió con su comandante por las laxas reglas que permitían ‘limpiar’ las casas disparando sin avisar antes a los residentes. Cuando cambiaron las órdenes, los soldados se quejaban porque debemos matar a todos los que hay aquí (en el centro de Gaza). Todos son terroristas.
“Escribir ‘muerte a los árabes’ en las paredes, apoderarse de fotos de las familias y escupirles nomás porque sí… eso es lo peor. Entender cuán bajo han caído las fuerzas armadas en cuestión de ética.”
Ehud Barak, ministro israelí de Defensa, expresó: Les digo que desde el jefe del estado mayor hasta el último soldado, el ejército más moral del mundo está listo a recibir órdenes del gobierno de Israel. No tengo duda de que todos los incidentes serán examinados uno por uno.
Sin embargo, organizaciones israelíes de derechos humanos, entre ellas B’Tselem y la Asociación pro Derechos Civiles de Israel, exigieron una investigación independiente y se quejaron de que sólo se anunció la pesquisa militar después que Haaretz publicó la nota, es decir, tres semanas después de que los asuntos principales fueron conocidos por el jefe del estado mayor. Este retraso sigue la pauta de otras sospechas de crímenes graves que no han sido investigadas.
Amos Harel, el respetado corresponsal militar del periódico, quien dio a conocer la historia, escribió que Zamir fue condenado en 1990 por negarse a respetar una ceremonia de los colonos en la tumba del bíblico José en Cisjordania. Pero añadió que al leer la transcripción se percibe que Zamir actúa movido por un profundo interés por el espíritu de las fuerzas armadas.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya / La Jornada

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Lecciones del Exxon Valdez






Amy Goodman
democracy now
27-03-2009

Escuche

http://a.abcnews.com/images/TheLaw/AP_EXXON_VALDEZ_071029_ms.jpg
http://whyfiles.org/168oil_spill/images/valdez_duck.jpg

Hace veinte años, el buque petrolero Exxon Valdez derramó al menos 11 millones de galones de petróleo en las prístinas aguas de Prince William Sound, en Alaska. Las consecuencias del derrame fueron desastrosas y lo continúan siendo al día de hoy. El incidente tuvo un gran impacto en el medio ambiente y la economía. En lugar de considerarlo simplemente como un caso de contaminación, Riki Ott cree que el desastre del Exxon Valdez es una amenaza fundamental para la democracia estadounidense.
Ott, una toxicóloga marina y pescadora comercial de salmón, oriunda de Cordova, Alaska, comienza su libro sobre el desastre, “Not One Drop” (Ni una gota), con una cita de Albert Einstein: “Ningún problema puede ser solucionado con el mismo nivel de conciencia que lo generó”.
El masivo derrame se extendió 1.900 kilómetros desde el lugar del accidente, y cubrió 5.150 kilómetros de costa y un área de 25.900 kilómetros cuadrados en total. El 24 de marzo de 1989, Ott, que formaba parte del Consejo Directivo del Sindicato de Pescadores del Distrito de Cordova, estaba inspeccionando la escena desde el aire: “Era una escena surreal. Era simplemente maravilloso, marzo, el amanecer, las montañas de color rosado, brillando con la luz del sol. Y de repente, llegamos al lugar donde estaba la cubierta roja del buque petrolero, que es del largo de tres canchas de fútbol; el agua mansa, de color azul profundo; y esta mancha negra, como de tinta, que se extendía con la marea”.
La noticia del derrame se conoció en todo el mundo, y mucha gente se acercó a Valdez, Alaska para empezar la limpieza. La vida marina quedó devastada. Ott dice que hasta medio millón de pájaros marinos murieron, además de 5.000 nutrias marinas, 300 o más focas de Groenlandia y millones de salmones jóvenes, huevos de peces y peces jóvenes. La muerte de los huevos de peces provocó un impacto de largo plazo, aunque retardado, en la pesca de arenque y salmón en Prince William Sound. En 1993, la industria pesquera estaba en quiebra. Las familias perdieron su sustento luego de haber pedido grandes préstamos para comprar botes y permisos de pesca costosos. Aunque la pesca de salmón mejoró, los arenques nunca volvieron.
Esta situación económica desfavorable es una de las bases de la acción legal contra ExxonMobil, la mayor empresa petrolera del mundo. El complejo litigio se ha prolongado durante dos décadas, y ExxonMobil está ganando. Hay 22.000 actores que demandan a ExxonMobil. Un jurado le otorgó una indemnización de 5.000 millones de dólares a los demandantes por daños y perjuicios, que equivale a lo que eran, en aquel momento, las ganancias anuales de Exxon. Esta cifra fue reducida a la mitad por un Tribunal Federal de Apelaciones, y fue reducida finalmente a apenas poco más de 500 millones de dólares por la Corte Suprema. A lo largo de los 20 años de batallas judiciales, 6.000 de los demandantes originales murieron. ExxonMobil, con sus millonarias ganancias anuales y ejércitos de abogados, puede hacer que el caso de Valdez permanezca en los tribunales durante décadas, mientras los pescadores comerciales damnificados van muriendo de a poco.
El poder de ExxonMobil para librar una batalla contra decenas de miles de ciudadanos hizo que Ott se uniera al creciente número de activistas que quiere poner a las empresas en su lugar, quitándoles su estatus jurídico de “persona”. Una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos del siglo XIX le dio a las empresas el estatus de “personas”, brindándoles el acceso a protecciones amparadas por la Carta de Derechos. Irónicamente, este derecho surge de la “Cláusula de Protección Igualitaria” de la 14ª Enmienda, adoptada para proteger a los esclavos liberados de las opresivas leyes estatales luego de la Guerra Civil. Históricamente, las empresas eran habilitadas por los estados para realizar sus actividades. Los estados podían revocar el permiso de una empresa si esta inclumplía la ley o actuaba por encima de su habilitación.
Ricki Ott me dijo: “Durante los primeros cuarenta años luego de la aprobación de dicha ley, se presentaron 307 demandas, diecinueve por parte de afroestadounidenses, el resto por empresas. Y en ese momento, cuando la Décimocuarta Enmienda se aprobó para las empresas, surgió esto que se llama persona empresarial. Y la persona empresarial, a los ojos de la ley, puede tener acceso a derechos, derechos humanos, a la Carta de Derechos, a protecciones constitucionales. Eso está mal. La palabra “empresa” nunca aparece en la Constitución ni en la Carta de Derechos. Así es como perdimos la libertad de expresión. Aún tenemos, como pueblo, la Primera Enmienda, pero también la tienen las empresas”.
Se considera que la “libertad de expresión” de las empresas incluye realizar contribuciones a campañas políticas y hacer lobby en el Congreso. Las personas que inclumplen la ley pueden ser encerradas; cuando una empresa incumple la ley – aunque cometa un delito doloso, provocando la muerte – las consecuencias no suelen ser más que una multa, que la empresa puede cancelar mediante el pago de impuestos. Como expresa Ott: “Si la ley conocida como ‘la tercera es la vencida’ puede poner a alguien preso de por vida, ¿por qué no sucede lo mismo con las empresas?” La llamada reforma ‘tort’ del derecho estadounidense está erosionando la capacidad de los individuos de demandar a las empresas y la capacidad de los tribunales de valuar los daños y perjuicios, de modo tal que disuadiría a las empresas de cometer actos ilícitos.
Ott, junto con otras personas, redactaron una “28a Enmienda” de la Constitución que les quitaría el estatus de “persona” a las empresas, sometiéndolas a la misma supervisión que existía en los primeros 100 años de historia de Estados Unidos.
Con la actual crisis económica mundial y la creciente indignación pública por los excesos de los ejecutivos de AIG y de otros beneficiarios del rescate financiero, ahora podría ser el momento de ampliar el compromiso público para terminar con el desequilibrio de poder existente entre la gente y las empresas que ha socavado la democracia.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el “Right Livelihood Award”, también conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.
© 2009 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

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La guerra secreta contra los trabajadores en EE.UU.



La historia del paro que nadie advierte

Robert S. Eshelman
Tom Dispatch
27-03-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Introducción del editor de TomDispatch

A.I.G., por supuesto, vuelve a las primeras planas - ¡y cómo! No es que haya estado mucho tiempo lejos de las pantallas. Después de haber recibido otra infusión más de dólares de dineros públicos federales, todo el mundo sabe perfectamente que el gigante de los seguros distribuyó otra serie de lucrativas bonificaciones. Durante el último año, la dirección de la compañía ha repartido cerca de 1.000 millones de dólares en tales pagos, aproximadamente la mitad a empleados en la subsidiaria de productos financieros que elucubraron el tipo de acuerdos de alto riesgo, altamente apalancados, en derivados que ayudaron a llevar a la compañía, a Wall Street, y a la mayoría de nosotros a una fuerte caída el año pasado.
Las bonificaciones fueron destinadas a 418 empleados, 73 “bonificaciones de garantía” de 1 millón de dólares o más a miembros de esa subsidiaria (incluidos 11 que han abandonado la firma) para ayudar a “desenredar” los tratos que ellos mismos crearon. ¿Qué tal como mea culpa de A.I.G. a los contribuyentes y a los nuevos cesantes que oficialmente “son dueños” de un 80% de la compañía (lo que podría ser un 80% de casi nada)?
Mientras tanto, ha habido una lluvia de titulares sobre masivos despidos de empleados públicos. En California, más de 26.000 maestros de escuelas públicas recibieron avisos el viernes pasado de que podrían no contar con puestos de trabajo el próximo año. Otros 15.000 conductores de buses escolares, conserjes y administradores podrían estar en la misma situación. Los sindicatos llamaron a sus miembros en todo el Estado a manifestaciones de “viernes de carta de despido”.
En Michigan, el consejo escolar de Pontiac votó a favor del despido de todos los que sobrepasen el número de 600 empleados. En ambos casos, los funcionarios afirman que no todos los que han recibido avisos serán de hecho despedidos, pero esos avisos hablan de la enormidad del problema que enfrentan los gobiernos locales y estatales. Nadie, claro está, pide a los maestros y conductores que se queden (con lucrativas bonificaciones) para desenredar las crisis que ellos crearon. Oh, tal vez sea porque, a diferencia de los operadores de A.I.G., no cometieron ningún error.
Sin embargo, el gigante asegurador no es la única compañía que se siente por los cielos en tiempos malos. Como sugiere a continuación el periodista Robert Eshelman, mientras los despidos masivos se apoderan de los titulares – y con buen motivo – las empresas podrían haber abierto un nuevo frente en la guerra contra los sindicatos, ocultándose tras horribles noticias económicas del mismo modo como un ejército agresor podría utilizar una cortina de humo.
¿Cuán grande es el problema? Bueno, simplemente no lo sabemos. A medida que los periódicos siguen desapareciendo o reduciéndose – el Washington Post lo hizo recientemente en su sección independiente sobre el mundo de los negocios – los periodistas que quedan en el campo económico pueden no estar prestando suficiente atención a una guerra contra los trabajadores que acecha bajo la superficie de los titulares.
La guerra secreta contra los trabajadores en EE.UU.
La historia del paro que nadie advierte
Robert S. Eshelman
Juanita Borden, de 39 años y sin trabajo, espera pacientemente mientras su currículum vitae sigue metódicamente su camino, línea por línea, a través de un telefax en la oficina de empleo estatal en el centro de Filadelfia. Frente a ella, sobre una mesa de conferencia redonda hay una carpeta bien organizada. “Es mi curriculum vitae y todos aquellos a los que lo he estado enviando por fax. Así mantengo control sobre el día en el que los he enviado, para poder llamar y preguntar,” dice, hojeando las páginas de confirmación de los fax. “Usualmente espero cinco días antes de preguntar si los han recibido o no y si están o no interesados.”
Juanita fue despedida en octubre pasado, cuando su empleador descubrió que su permiso de conducir – requerimiento para el empleo – estaba vencido. “Era sólo un asunto de veintiséis dólares. Yo creía que vencía en noviembre de 2008, pero en realidad era en noviembre de 2007, y como no había estado conduciendo no me di cuenta.” En una ocasión en la que le pidieron que condujera, no pudo, y bastó para que su empleador la despidiera por no cumplir sus responsabilidades para con su empleo. Desde entonces ha renovado su licencia y dice con un aire de futilidad: “Me gustaría recuperar mi empleo si me lo devolvieran.”
No le han pedido que vuelva y, a pesar de sus continuos esfuerzos, tampoco ha recibido un solo llamado de un posible empleador. “Lo bueno,” dice, y sigue notablemente alegre a pesar de su desgracia, “es que usualmente cuando me entrevistan consigo el trabajo. De modo que… espero tener pronto una entrevista.” Hasta entonces, su carpeta cuidadosamente administrada sirve como una pequeña medida de control sobre lo que de otra manera es un giro continuo hacia la pobreza y la falta de vivienda.
Juanita no es la única en esta oficina de empleo que está al borde del precipicio de la necesidad. Y no es la única que relata una historia de un despido por lo que podría parecer un motivo frívolo. Chris Topher, de 25 años, viene por primera vez al lugar. Fue despedido en marzo del año pasado. La compañía de telecomunicaciones para la que había estado trabajando lo echó cuando, según su relato, instaló equipo de cable que un cliente no había pedido. No importó que el error haya estado en la orden de trabajo que recibió. “Era el mejor trabajo que tuve desde que me gradué de secundaria y he tenido unos pocos: la Comisión Turnpike, en la oficina de un senador. He tenido algunos buenos trabajos, pero ése es el que me gustó más.”
Y había buenos motivos para que le gustara. Chris ganaba entre 1.200 y 1.300 dólares por quincena fuera de recibir un paquete completo de prestaciones. Pensó en impugnar su despido, pero entonces parecía una batalla larga y difícil que no deseaba emprender. Es una lucha que, en retrospectiva, piensa que podría haber ganado y que su empleador probablemente también sabía que podía ganar. “Y por eso creo que mi empleador me aprobó para el seguro de desempleo,” dice.
Bajo los requerimientos de elegibilidad para la prestación de desempleo, un empleador debe certificar si un empleado cometió una “falta” en su trabajo y que fue el motivo para su despido. Si un empleador indica que no se cometió una falta y que el empleado cumple con varios otros requerimientos, incluyendo la capacidad física de trabajar, los Estados aceptan una solicitud de desempleo. En otras palabras, el ex empleador de Chris le otorgó una pequeña concesión, aunque de otra manera haya puesto su vida cabeza abajo en medio de la peor crisis del mercado laboral desde 1983.
“El desempleo es una mierda,” dice Chris, cuya compensación por desempleo es mucho menos de la mitad de lo que ganaba como instalador de cable. A pesar de eso, le va mejor que a Juanita, que ha solicitado dos veces el seguro de desempleo y ambas veces ha sido rechazado. Ahora está apelando, pero su empleador no hace ninguna concesión. En una reciente audiencia de arbitraje, dice Juanita, su ex supervisor afirmó que si ella los hubiera informado sobre la expiración de su licencia, le hubieran dado tiempo para renovarla. Si así fuera.
Ahora, Juanita vive con su hermano y su mujer, pero ellos también tienen problemas financieros. “Mi hermano trabaja a tiempo parcial y lo vuelve loco, porque causa problemas de dinero entre él y su mujer,” explica. “Y conmigo allí,” duda, “… es un poco limitado.”
Avivando el temor
Los medios dominantes han esbozado generalmente una visión del mercado laboral en la cual, bajo la presión de una catástrofe económica, los trabajadores sucumben a dos tipos de reducción. En una, una feroz recesión obliga a las empresas, desesperadas por cortar costes en tiempos terribles, despiden trabajadores. Estos, por su parte enfrentan perspectivas sombrías para obtener empleo remunerado en otros sitios. En una versión más suave y gentil de lo mismo, empleadores, desesperados por reducir costes en tiempos terribles, ofrecen – o a veces obligan a los trabajadores a aceptar – “licencias”, recortes de salario, retrocesos en los logros laborales, semanas de cuatro días, o vacaciones sin paga en lugar del despido de muchos de ellos.
En este último caso, por duro que sea, los trabajadores se benefician, reteniendo por lo menos parte de sus ingresos, mientras las empresas esperan que pase la recesión. En ambos casos, las empresas son generalmente presentadas como distribuidores renuentes de cartas de despido. Gerentes y mandamases sólo enfrentan una realidad desagradable y presiones inevitables que les son impuestas por el peor momento económico en nuestros tiempos.
Una visita a una oficina de empleo no es precisamente un estudio científico. Las experiencias de Juanita y Chris, junto con las de otros desocupados que encontré mientras estaba en Filadelfia, podrían ser simplemente evidencias anecdóticas. Pero plantean preguntas sobre un tema que no deja de ser importante, y es algo de lo cual no es probable que uno lea en su periódico diario – todavía no, en todo caso. Aunque la recesión se profundiza y amenaza a las empresas, algunas de ellas indudablemente hacen un uso conveniente de la situación para hacer cosas que querían hacer pero no podían en mejores circunstancias.
En algunos casos, bajo la guisa de presión “por la recesión,” podrían librar una guerra secreta contra sus propios trabajadores, utilizando hasta las más inofensivas trasgresiones de las reglas en el sitio de trabajo como gatillos para despidos – y así, evidentemente, atemorizar a los que se quedan. De este modo, las nóminas de las compañías no son sólo reducidas mediante despidos masivos, sino que presionan a los trabajadores para que aumenten la productividad a cambio de salarios menores, peores horas de trabajo, y menos prestaciones. El arma preferida es el fantasma del desempleo, una especie de muerte mediante mil (o un millón) de cortes.
Las compañías pueden ganar mucho en estos días mediante semejantes acciones en pequeña escala pero decisivas. Después de todo, obtienen un doble beneficio. No sólo recortan el tamaño de su nómina, a menudo sin que tengan que consentir a una compensación por desempleo – como en el caso de Juanita – sino también contribuyen a un clima de intensificación del miedo. Los trabajadores que siguen en sus puestos están ahora no sólo con los nervios de punta por despidos o reducción de las horas de trabajo, sino también saben que un retraso al volver del baño o del almuerzo puede significar que sean puestos en la calle, sumándose a la legión de desocupados – que ahora llega a 12,5 millones y crece rápidamente.
Esta dinámica, claro está, no es nada nuevo. Innumerables críticos de las condiciones de trabajo han escrito sobre ella desde el alba de la era industrial. Pero por el momento, incluso mientras las tasas de desempleo gritan desde los titulares, es un tema raramente mencionado. Consideremos, sin embargo, que en diciembre, Wal-Mart, el mayor comerciante minorista del mundo, llegó a acuerdos en 63 juicios pendientes por demandas colectivas sobre masivas trasgresiones salariales y de los horarios de trabajo. Por miedo al despido, trabajadores de Wal-Mart, según sus testimonios en los juicios, trabajaron durante recesos para almorzar y después del horario establecido por una paga que sólo era ligeramente superior al salario mínimo, con pocas esperanzas de trabajar suficientes horas para calificarse para las prestaciones de salud de la compañía.
Como condición para el acuerdo, Wal-Mart pagará hasta 640 millones de dólares a esos trabajadores. Si las corporaciones fueron capaces de ejercer un tal poder coercitivo cuando la tasa de desempleo era de cerca un 5%, ¿qué podrán hacer en un mercado laboral en el cual un 14,8% de la población no puede encontrar un trabajo apropiado?
En los hechos, el mayor comerciante minorista del mundo es una de las pocas corporaciones estadounidenses a las que les va bien en tiempos difíciles. Mientras las ventas al detalle caían casi por doquier, las ventas de la compañía en negocios idénticos aumentaron 5,1% en febrero (en comparación con las ventas de febrero de 2008). Sin embargo, en el mismo mes, anunció una iniciativa para “reajustar su estructura corporativa y reducir costes.” Redujo entre 700 y 800 puestos de trabajo en sus oficinas centrales de Wal-Mart y Sam's Club, actuando en efecto de un modo que no difiere del de otras compañías afectadas por la profundización de la recesión.
Zona de libre fuego
Rodney Green, de 52 años y voz suave, va a la oficina de empleo tres veces por semana para buscar en listas de puestos de trabajo en línea. Describe su deriva durante décadas de empleado a tiempo completo con prestaciones, a trabajador temporal marginado sin prestaciones y, finalmente, a la categoría de cesante durante un largo período.
Desde fines de los años setenta hasta comienzos de los noventa, trabajó para Bell Telecommunications, donde ganaba un buen salario y prestaciones. Desde que Bell lo despidió, ha trabajado periódicamente como conductor de montacargas para diversas compañías, en colocaciones temporales a través de una agencia de empleo. Más recientemente, ha ganado 12 dólares por hora trabajando para un productor de carnes frías y quesos artesanales. Sin prestaciones. Un año de trabajo, explicó, significaba una semana de vacaciones, “pero no te retenían tanto tiempo. Antes te despedían o te rotaban a otro trabajo.”
Actualmente, como ha visto, incluso esos trabajos temporales se hacen escasos. “En los años ochenta, no fue tan malo como ahora,” comenta en el corazón del territorio de desempleo que es en 2009 una Filadelfia profundamente desindustrializada.” La ciudad tenía puestos de trabajo, pero luego estos se mudaron a los suburbios. Ahora se van al extranjero. En aquel entonces, cuando uno se presentaba para un puesto, tal vez también lo hacían otros cincuenta. Hoy en día, para ese mismo puesto encuentras a cientos – más bien, mil para un solo empleo. Es duro. Es deprimente.”
Durante el último año y medio, Rodney ha cobrado periódicamente subsidios de desempleo, y en ese tiempo, no ha conseguido una sola entrevista. Recientemente, porque el gobierno de Bush terminó por ceder ante la presión de la base y del Congreso para prolongar los subsidios de desempleo, recibió una extensión de trece semanas, lo que le da un poco de respiro (a diferencia de Juanita que tampoco obtiene entrevistas). “Eso me ayudó mucho. Los tiempos son duros ahora. Dicen que hay más de cuatro millones de personas que cobran subsidios. Es mucha gente.”
Si Juanita y Chris son víctimas de la intensificada guerra de desgaste que las empresas libran en silencio contra los trabajadores, Rodney representa una desintegración más profunda de los puestos de trabajo y de la seguridad del empleo, gracias a una economía globalizada en la cual los trabajadores en apuros de este país son enfrentados a grupos laborales más baratos en Latinoamérica, el sur de Asia, China, e incluso el sur de EE.UU. En un entorno laboral semejante, ¿qué hacer?
Una persona que entrevisté antes de mi visita a la oficina de empleo describió su reacción cuando oyó que su compañía había cerrado recientemente una planta en el Medio Oeste [Región central de EE.UU.]: “Lo primero que pensé, y me sentí mal por pensarlo,” recuerda, de un modo algo tímido, “fue que eso significa más trabajo para nosotros – por lo menos por el momento.”
Su comentario dice mucho, como su pedido de no ser identificada. ¿Quién necesita rompe-sindicatos, patrullas de responsables sindicales, o legiones de abogados caros que se opongan a reivindicaciones salariales y de horario cuando un trabajador teme tanto por la seguridad de su empleo que reacciona positivamente al despido de los que imagina son sus competidores en potencia? Cuando los empleados controlan su propia conducta por temor a la cesantía – monitoreando el tiempo ocupado en revisar sus correos o al utilizar el baño – los malos tiempos generan claramente una ventaja para la dirección de la empresa.
En ese entorno laboral, es fácil volverse no sólo contra otros, sino contra sí mismo. Al pensar en lo que hará sin empleo ni prestaciones de desempleo, Juanita se pregunta si el problema no será la economía, sino sus propias decisiones en la vida. “Dejé mi casa cuando tenía dieciséis años y viví en mis propios sitios, tuve mis hijos, y me casé,” dice nerviosa, doblando y volviendo a doblar un periódico local. “Debiera haber ido a la universidad y hecho muchas cosas más para haber sido más mercadeable antes en la vida. Ahora me veo en la necesidad de comenzar de nuevo una vez más.”
Una mirada a la oposición corporativa a la Ley de Libre Elección del Empleado (EFCA, por sus siglas en inglés), cuya aprobación por el Congreso es una demanda central de los sindicatos, da una idea de cómo las compañías tratan persistentemente de perjudicar a sus trabajadores. La EFCA permitiría a los trabajadores la formación de un sindicato si una mayoría firma tarjetas del sindicato en un sitio de trabajo determinado. La “comprobación por tarjeta”, como la llaman frecuentemente, les permite organizar sindicatos sin que sea necesaria una elección. En un artículo en noviembre en el que analiza la reacción de la elite empresarial a la Ley, el columnista de opinión editorial del Wall Street Journal, Thomas Frank escribió: “La comprobación por tarjeta tiene que ver con poder. La dirección lo tiene, los trabajadores no, y las empresas no quieren que eso cambie.”
A juicio de Frank, la actual lucha por la EFCA es la más reciente encarnación de una lucha en desarrollo constante entre trabajadores y empleadores. Para los sub- o desempleados que se conglomeran en esta oficina en Filadelfia, la actual recesión no representa una interrupción en la lucha normal, es más bien una nueva temporada de caza para ataques corporativos en su contra.
Ahora mismo, para Juanita, Chris, y otros en esta oficina, en realidad existen dos guerras, y sólo una de ellas parece haber captado la atención de los periodistas laborales y empresariales. Los titulares sobre la primera dicen: “Compañías desesperadas obligadas a reducir empleos.” Pero muchos de los que están aquí parecen estar viviendo una segunda guerra en la que las empresas aprovechan los malos tiempos para actuar utilizando métodos que no podrían utilizar en mejores circunstancias.
¿No debieran salir los periodistas en busca de esa lucha clandestina y unilateral? ¿No es hora de que la segunda guerra empresarial de este momento merezca unos pocos titulares?
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Robert S. Eshelman es periodista independiente y presentador en audio de TomDispatch.com. Sus artículos han aparecido en The Nation, In These Times, y en The National de Abu Dhabi. Para contactos, escriba a: robertseshelman@gmail.com.
Copyright 2009 Robert S. Eshelman
http://www.tomdispatch.com/post/175048/robert_eshelman_the_other_war_on_workers

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El Nobel de Economía Stiglitz aboga por un nuevo sistema monetario mundial



27,3,2009


Joseph Stiglitz, galardonado con el Premio Nobel de Economía, abogó este jueves por un nuevo sistema global de reservas que reemplace al dólar USA como moneda de reserva."Hay un creciente consenso sobre la existencia de problemas en el actual sistema de reservas basado en el dólar", afirmó Stiglitz en declaraciones a la prensa en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, señalando que los economistas llevan discutiendo durante décadas sobre la debilidad de los sistemas de reservas basados en una única moneda."Uno de los problemas (de los sistemas de reservas basados en una moneda) es que, debido al enorme nivel de volatilidad, los países acumulan grandes sumas de reservas", dijo Stiglitz, que encabeza un panel de expertos de la ONU que está analizando la crisis financiera para recomendar reformas.Calificando el sistema de reservas basado en el dólar como "relativamente volátil, deflacionario, inestable y asociado a la desigualdad", el que fuera economista jefe del Banco Mundial indicó que el uso de las reservas de dólar estaba "contribuyendo a la debilitación de la economía mundial".Stiglitz comentó que los países en vías de desarrollo han estado prestando a Estados Unidos billones de dólares "a una tasa de interés cercana a cero cuando ellos mismos necesitaban ese dinero desesperadamente"."En cierto sentido, es una transferencia neta de ayuda extranjera a EEUU", indicó.El panel de la ONU que dirige Stiglitz propuso un nuevo sistema monetario de reservas basado en los Derechos Especiales de Giro (SDR, siglas en inglés)."Un nuevo sistema de reservas global, que puede verse como un SDR ampliamente expandido, con emisiones regulares y ajustadas cíclicamente que se calibren para el tamaño de la acumulación de reservas, podría contribuir a la estabilidad internacional, la fortaleza económica y la equidad global", indicó el panel de la ONU en un informe presentado este jueves.Dicho informe agregaba que dicho sistema era "viable, no inflacionista y de fácil aplicación".El SDR es un activo de reserva internacional creado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1969. Sólo es empleado por gobiernos e instituciones internacionales. El sistema monetario, un tema sobre el que se ha hablado mucho estos días, estará en la agenda de la cumbre del grupo de las 20 economías más desarrolladas y emergentes del mundo, que comenzará el próximo jueves en Londres con la crisis financiera internacional como principal asunto a tratar.Esta semana, el gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, abogó por crear una moneda de reserva supranacional como parte de la reforma en el sistema monetario internacional.El miércoles, el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, dijo que el dólar seguiría siendo la principal moneda de reserva, aunque se abrió al mayor empleo del SDR.Admitiendo que el sistema de SDR del FMI no está exento de problemas, Stiglitz dijo que se necesitaba una mejor normativa sobre cómo distribuir los SDR. Indicó que, siendo optimista, el nuevo sistema monetario propuesto podía implementarse el próximo año como muy pronto, si bien algunos economistas más conservadores podían estar en desacuerdo.Stiglitz también destacó la necesidad de un consejo de coordinación económica internacional. El catedrático de la Universidad de Columbia aseveró que los sistemas monetarios no aseguraron la estabilidad internacional y que, aunque se puede discutir largo y tendido sobre por qué han fracasado los actuales sistemas, existe la necesidad clara de un consejo de coordinación económica global.

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viernes, 27 de marzo de 2009

El AGCS, arma económica del Imperio





Presiones políticas a puertas cerradas

Red Voltaire
24 de febrero de 2005

Con la ayuda de varias empresas multinacionales, Estados Unidos trata de imponer discretamente la modificación de un importante acuerdo comercial. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) apunta a la liberalización total de las actividades de 160 sectores, entre ellos la salud: tres mil quinientos millones de dólares a escala mundial y la educación con dos mil millones de dólares.
Uno de los elementos en juego en esas discusiones es la integración del sector energético en la AGCS. Esas negociaciones las dirigen el norteamericano Robert Zoellick, a nombre de Estados Unidos, y el francés Pascal Lamy, por la Unión Europea. El primero es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos. El segundo colaboró con la Rand Corporation, el think tank [Centro de investigación, de propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político. Nota del Traductor] del lobby militaro-industrial estadounidense, y con el East-West Institute, que tiene como presidente honorario a George Bush padre.
La finalidad del AGCS (explicación según la OMC en este enlace) es poner este acuerdo económico por encima de las legislaciones y reglamentaciones nacionales de todos los países del mundo. Responsables políticos empiezan a inquietarse ante un sistema que los privaría de sus prerrogativas. A pesar de sus peticiones reiteradas, los legisladores no han tenido acceso a los documentos de las negociaciones.
Después de Vancouver, Toronto, Québec, Oxford, Melbourne y Viena, el consejo municipal de París acaba de excluir a su ciudad del AGCS. Se trata de un nuevo revés para el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) y, más allá de este, para la Organización Mundial del Comercio en cuyo seno se negocia este acuerdo. ¿Qué contiene el AGCS que ha llevado a los legisladores de varios países a oponerse de forma tan categórica a su aplicación?
El 1ero de julio, por invitación de las potencias aliadas, 44 países se reúnen en una conferencia en Bretton Woods para crear tres organizaciones internacionales con el objetivo de estabilizar el mundo después de la guerra: el Banco Mundial (BM), encargado de la reconstrucción y el desarrollo; el Fondo Monetario Internacional (FMI), que debe garantizar la estabilidad monetaria, y la Organización Internacional de Comercio (OIC), para reglamentar el comercio internacional. Nacen entonces las dos primeras instituciones. Pero la OIC fracasa en varios aspectos y Estados Unidos se retira casi inmediatamente de la estructura, creada el 10 de octubre de 1947 por la Carta de La Habana. Los estadounidenses logran arrastrar 23 países a las primeras negociaciones de lo que será el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), cuyo estatuto jurídico es nebuloso ya que se trata de un acuerdo provisional.
Del GATT al AGCS: hacia la liberalización total de 160 sectores de servicios
Ocho vueltas de negociaciones tienen lugar hasta abril de 1994, fecha en que el GATT es reemplazado por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además de su estatuto de organización mundial reconocida, esta última presenta la ventaja de gozar de un poder coercitivo gracias a su Órgano de Arreglo de Diferendos (ORD).
Ratificando la ley 94-1137, el 14 de diciembre de 1994, el parlamento francés reconoce la creación de la OMC y ratifica los 28 textos anexos constitutivos de los Acuerdos de Marrakech, entre ellos el famoso Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.
El AGCS concierne, él solo, 160 sectores de servicios (ordenamiento urbano, investigación y desarrollo, turismo, servicios postales, distribución, entorno, energía, cultura, educación, salud, etc.). Según la OMC, los gastos mundiales en la salud representan 3,500 millones de dólares y los gastos en educación 2,000 millones.
Tres personas dieron lugar a la aparición del AGCS: James Robinson III (presidente de American Express), Hank Greenberg (presidente de American International Group-AIG) y John Reed (presidente de Citycorp) quienes deciden en 1979 que sería muy interesante incluir los servicios en las negociaciones del GATT. Al ser Hank Greenberg un hombre de confianza del presidente James Carter, no les quedaba más que convencer al Congreso de Estados Unidos. Un cabildeo (lobby) bien preparado, acompañado de una campaña de prensa digna de las mejores operaciones psicológicas, lograron ese objetivo. De manera que, en 1982, durante la conferencia del GATT, el embajador norteamericano William Brock declara que las negociaciones sobre los servicios son una prioridad para Estados Unidos. El principal instrumento de cabildeo es el US Coalition of Service Industries (USCSI) que reúne unas sesenta empresas.
Al no estar los lobbys de negocios enteramente satisfechos con la firma del AGCS en 1994, se programan nuevas negociaciones (o revisiones) hasta su culminación final, la liberalización total de los 160 sectores de servicios. La primera revisión arrancó en enero del 2000 con el nombre de «AGCS 2000».
Un acuerdo apadrinado por multinacionales
La extensión de los sectores en negociación se decide durante las conferencias ministeriales que deben desarrollarse al menos cada dos años (Ginebra en 1998, Seattle en 1999, Doha en 2001). La conferencia ministerial de 1999 reveló que esos encuentros eran financiados en parte por firmas multinacionales. Un comité de recibimiento se creó en Seattle -le Seattle Hosting Organisation (SHO)- con vistas al encuentro ministerial de 1999.
Según el monto de las sumas que aportan, las firmas privadas reciben títulos de «patrocinador de diamante» (entre 150,000 y 200,000 dólares US), «de esmeralda» (más de 250,000 dólares US), etc. En la lista de los patrocinadores de esmeralda de 1999 se encontraban Boeing, Microsoft, General Motors, Ford y Deloitte & Touche que obtienen así un acceso directo a los ministros.
Las negociaciones propiamente dichas se desarrollan en la sede ginebrina (ciudad de Ginebra, Suiza) de la OMC. Teóricamente, las decisiones se toman allí por consenso pero, en la práctica, los países de la Quad (EE.UU., Unión Europea, Canadá y Japón)) generalmente logran imponer su voluntad.
Robert Zoellick representante especial de la Casa Blanca para las negociaciones comerciales internacionales, Robert Zoellick es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos.
El actual negociador en jefe estadounidense, Robert Zoellick, trabaja en estrecha coordinación con el ISAC (Industrie Sector Advisory Committee), un comité de consulta instalado directamente en los locales del Departamento de Comercio para conocer la que deben seguir las negociaciones. Robert Zoellick es también profesor de Seguridad Nacional en la Escuela Naval de Estados Unidos.
Su amigo, Pascal Lamy, es el negociador por la Unión Europea en la OMC. Este ex-director de gabinete de Jacques Delors fue tesorero de la rama francesa Transparency International y ocupó cargos en la rama europea de la Rand Corporation (el principal think tank del lobby militaro-industrial estadounidense). También colaboró con el East-West Institute, cuyo presidente honorario es George Bush padre.
En realidad, Pascal Lamy -bajo los consejos del European Services Forum (ESF, que reúne a los más grandes industriales europeos)- y Robert Zoellick están de acuerdo en cuanto a la gran mayoría de los temas. El carácter de las raras diferencias que aparecen entre ellos es más de simple espectáculo que de verdadera oposición.
Foto arriba: Pascal Lamy, negociador por la Unión Europea, Pascal Lamy colaboró en la Rand Corporation, el principal think tank del lobby militar-industrial estadounidense.
Todo el sector energético en negociación
Una cuestión importante se encuentra actualmente en la mesa de negociaciones. Estados Unidos desea incluir en el AGCS todo el sector de servicios ligados a la energía (prospección, extracción, transporte, distribución, comercialización y gestión de absolutamente todos los combustibles y productos energéticos). Las compañías petroleras tendrían así la posibilidad de instalarse en cada uno de los países miembros de la OMC que cedieran a esta demanda (artículo 16 - acceso al mercado) y gozarían en ellos del mismo tratamiento que las empresas nacionales (artículo 17 - tratamiento nacional).
Para los negociadores estadounidenses, pero también para los estadounidenses, esta negociación reviste la mayor importancia porque Arabia Saudita debe incorporarse próximamente a la OMC.
Por ejemplo, si Qatar incluyera su sector energético en el AGCS tendría derecho, durante cierto tiempo, a poner ciertas restricciones a la apertura de su mercado así como al tratamiento nacional. Pero, según el proceso de negociaciones sucesivas, se vería inevitablemente obligado a eliminarlas. Por otro lado, sus propias reglamentaciones para ese sector podrían ser atacadas en cualquier momento por ser «más restrictivas de lo necesario para el comercio» (artículo 6-4 - reglamentación interna).
Si el país no enmendara los textos de ley incriminados, Estados Unidos, o cualquier otro país, tendría derecho, en defensa de los intereses de su propio complejo petrolero, a recurrir a un panel del Órgano de Arreglo de Diferendos para que resolviera el litigio. Una vez condenado, Qatar sería objeto de represalias, esencialmente de orden aduanero.
En cambio, si el panel juzgara que la reglamentación nacional es «necesaria para obtener un objetivo político legítimo», el país demandante podría invocar entonces el artículo 23-3. También denominado «demanda en caso de ausencia de violación», ese artículo permite que un miembro cuyos resultados previsibles se ven anulados o disminuidos por una reglamentación que responde sin embargo a las reglas del AGCS pueda presentar una demanda. El país demandado estaría entonces obligado, in fine, ya sea a pagar compensaciones o a abolir su reglamentación.
Los documentos inaccesibles para los parlamentarios
Esta intromisión de la OMC en los sectores legislativos y reglamentarios del medio ambiente, la educación, la salud y hasta de la cultura inquieta a muchos parlamentarios. A pesar de sus repetidas demandas, estos últimos siguen sin tener acceso a la documentación de las negociaciones.
Según los diputados europeos Caroline Lucas y Jean Lambert, un solo parlamentario de cada grupo político del parlamento europeo está autorizado a ver esos documentos, que se guardan en un local cerrado con llave. Los diputados no pueden tomar notas ni comentar con sus pares lo que han leído.
Sin embargo, no son los métodos de negociación el único motivo de polémica. Los parlamentarios se interrogan sobre la posibilidad que tendrán de legislar en el futuro.
En efecto, el artículo 1 del AGCS estipula: «El presente acuerdo se aplica a las medidas de los miembros que afecten el comercio de los servicios. Como medidas de los miembros se entienden las medidas tomadas por gobiernos y administraciones centrales, regionales o locales y organismos no gubernamentales cuando estos ejercen poderes delegados por gobiernos».
Según el secretariado de la OMC: «La palabra medida se define muy ampliamente en el AGCS e incluye las leyes, los reglamentos, las decisiones y hasta las prácticas no escritas».
Rechazando que su papel sea puesto en tela de juicio, varios legisladores lanzaron el 3 de diciembre en la Asamblea Nacional un «llamado a la suspensión de las negociaciones sobre los servicios en el seno de la OMC». El 1ero de marzo ese llamado había recogido ya 147 firmas.

Red Voltaire

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La verdadera historia del presidente galo

George W. Bush felicitando a Nicolás Sarkozy, el nuevo presidente francés.
Detrás, los principales generales de la US Army.



Recuperamos de nuestros archivos de ¿Quién es Quién? este magnifico trabajo de Thierry Meyssan, que provocó la suspensión temporal de su página http://www.voltairenet.org/ y que fue la gota que colmo el vaso de la democracia francesa y obligó al periodista a escapar de Francia para salvar temporalmente la vida.
Operación Sarkozy: Cómo la CIA puso uno de sus agentes en la presidencia de la República Francesa

por Thierry Meyssan*

10 de julio de 2008

Cansados de los larguísimos reinados de los presidentes Francois Mitterrand y de Jacques Chirac, los franceses eligieron a Nicolas Sarkozy con la esperanza de la energía de este último lograra revitalizar al país. Esperaban acabar así con años de inmovilismo y de ideologías obsoletas. Lo que obtuvieron fue una ruptura con los principios fundamentales de la nación francesa y ahora se han quedado estupefactos ante este «hiperpresidente», que todos los días embiste contra un nuevo asunto, que succiona a la derecha y a la izquierda, que trastoca todos los puntos de referencia sembrando así la confusión total.
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Como niños que han hecho una gran travesura, los franceses están hoy demasiado ocupados buscando cómo disculparse como para tener tiempo de reconocer su propia ingenuidad y la envergadura de los daños. Y también se niega a hacer algo que tenían que haber hace mucho tiempo: admitir quién es realmente NIcolas Sarkozy.
Es verdad que estamos hablando de un hombre muy hábil. A la manera de un ilusionista, ha logrado desviar la atención del público hacia su vida privada, ofreciéndola como espectáculo y posando en las revistas de sociedad hasta hacer olvidar su trayectoria como político.
El objetivo de este artículo no es reprocharle a NIcolas Sarkozy sus relaciones familiares, sus amistades o sus relaciones profesionales. Lo que sí le reprochamos es haberle ocultado a los franceses los vínculos que lo atan, cuando sus compatriotas creían, erradamente, que estaban eligiendo a un hombre libre.
Para poder entender cómo fue que un hombre en el que todos ven hoy a un agente de Estados Unidos y de Israel logró convertirse en jefe del partido gaullista y después en presidente de la República Francesa, es necesario mirar hacia el pasado. Tenemos que abrir un amplio paréntesis para presentar a los protagonistas que hoy están concretando su revancha.
Secretos de familia
En las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, los servicios de inteligencia de Estados Unidos recurren al padrino italo-estadounidense Lucky Luciano para garantizar la seguridad de los puertos estadounidenses y preparar el desembarco de los Aliados en Sicilia. El responsable de los contactos de Luciano con los servicios estadounidenses es Frank Wisner Sr. Más tarde, cuando el «padrino» es liberado y se exila en Italia, el encargado de mantener los contactos en su «embajador» corso, Etienne Leandri.
En 1958, Estados Unidos, preocupado ante la posibilidad de la victoria del FLN en Argelia, hecho que abriría la puerta a la influencia soviética en el norte de África, decide planificar un golpe de Estado militar en Francia. En la organización de esta operación participan de conjunto la Dirección de Planificación de la CIA –teóricamente bajo la dirección de Frank Wisner Sr.– y la OTAN. Pero Wisner ha sucumbido ya ante la demencia así que quien supervisa el golpe no es otro que su sucesor: Allan Dulles. Desde Argel, un grupo de generales franceses crean un Comité de Salvación Pública, que presiona al poder civil –en París– y lo obliga a otorgar plenos poderes al general De Gaulle, sin tener que recurrir a la fuerza.
Pero Charles De Gaulle no es el peón que los anglosajones esperaban poder manejar. Al principio, De Gaulle trata de resolver la contradicción colonial concediendo una amplia autonomía a los territorios de ultramar en el seno de la Unión Francesa. Pero, es ya demasiado tarde para salvar el imperio francés porque los pueblos han dejado de creer en las promesas de la metrópoli y exigen la independencia. Luego de dirigir exitosamente feroces campañas represivas contra los independentistas, De Gaulle acepta lo que ya resulta evidente. Haciendo gala de una sabiduría política poco común, se decide a conceder la independencia a todas las colonias.
Aquellos que lo habían conducido al poder interpretan este brusco viraje como una traición. La CIA y la OTAN apoyan entonces todo tipo de conspiraciones para eliminarlo, entre ellas un golpe de Estado que fracasa y unos 40 intentos de asesinato. Pero algunos de sus partidarios aprueban su evolución política y crean el SAC, una especie de milicia destinada a protegerlo, alrededor de Charles Pasqua.
Pasqua es simultáneamente truhán corso y ex combatiente de la Resistencia Francesa contra los nazis. Casado con la hija de un traficante canadiense que se hizo rico en la época de la Ley Seca, Pasqua dirige la firma Ricard que, luego de haber comercializado una bebida prohibida –el ajenjo– se hace de una reputación de respetabilidad vendiendo anís. Sin embargo, la firma sigue sirviendo de pantalla para todo tipo de tráficos relacionados con la familia italo-newyorkina de los Genovese –la familia del propio Lucky Luciano. No resulta entonces sorprendente que Pasqua recurra a Etienne Leandri (el «embajador» de Luciano) para reclutar a los esbirros que conformarán la milicia gaullista. Un tercer hombre desempeña también un papel protagónico en la formación del SAC: el ex guardaespaldas de De Gaulle, Achille Peretti –otro corso.
Bajo esa protección, De Gaulle traza con elegancia una política de independencia nacional. Confirma su permanencia en el bando atlántico a la vez que pone en tela de juicio el liderazgo anglosajón. Se opone a la entrada del Reino Unido en el Mercado Común (1961 y 1967); rechaza el despliegue de las tropas de la ONU en el Congo (1961); estimula a los Estados latinoamericanos a liberarse del imperialismo estadounidense (discurso de México, en 1964); expulsa a la OTAN de Francia y se retira del Comando Integrado de la alianza atlántica (1966); denuncia la guerra de Vietnam (discurso de Phnon Penh, en 1966); condena el expansionismo israelí durante la guerra de Seis Días (1967); se pronuncia a favor de la independencia de Québec (discurso de Montreal, en 1967); etc.
Simultáneamente, De Gaulle consolida el poderío de Francia al dotarla de un complejo militaro-industrial que incluye la fuerza de disuasión nuclear y garantizando su aprovisionamiento energético. A los incómodos corsos, los aleja de su entorno confiándoles misiones el extranjero. Etienne Leandri se convierte así en el corredor del grupo Elf (conocido hoy como Total, tercer grupo petrolero en el mundo), mientras que Charles Pasqua se convierte en el hombre de confianza de los jefes de Estado del África francófona.
Consciente de que no puede desafiar a los anglosajones en todos terrenos a la vez, De Gaulle se alía con la familia Rothschild. Designa como primer ministro al apoderado del banco Rothschild, Georges Pompidou. Ambos forman un eficaz equipo. La audacia política de De Gaulle no pierde nunca de vista el realismo económico de Pompidou.
Al dimitir De Gaulle, en 1969, Georges Pompidou ocupa brevemente la presidencia antes de morir víctima de un cáncer. Los gaullistas históricos no admiten su liderazgo y se inquietan de su tendencia anglófila. Lo denuncian como traidor cuando Pompidou, con el apoyo del secretario general de la presidencia francesa Edouard Balladur, permite la entrada de «la pérfida Albión» en el Mercado Común Europeo.
La fabricación de Nicolas Sarkozy
Después de describir la escenografía, volvamos a nuestro personaje principal: Nicolas Sarkozy. Nacido en 1955, es hijo de un noble húngaro, Pal Sarkosy de Nagy-Bocsam, que llegó a Francia huyendo del Ejército Rojo, y de Andrée Mallah, judía proveniente en Tesalónica. Después de tener tres hijos (Guillaume, Nicolas y Francois), la pareja se divorcia. Pal Sarkosy de Nagy-Bocsa se casa de nuevo con Christine de Ganay, una aristócrata con la que tendrá dos hijos (Pierre-Olivier y Carolina). En vez de ser educado solamente por sus padres, Nicolas se verá sometido a los vaivenes de esta familia “reconstruida”.
Su madre se convierte en secretaria de Achille Peretti. Después participar como cofundador en la creación del SAC, el guardaespaldas de De Gaulle había hecho una brillante carrera política. Resultó electo diputado y alcalde de Neuilly-sur-Seine, el más rico suburbio de París, y más tarde, presidente de la Asamblea Nacional.
Sin embargo, en 1972 Achille Peretti enfrenta graves acusaciones. La revista Time revela en Estados Unidos la existencia de una organización criminal secreta, «la Unión Corsa» que controla gran parte del tráfico de estupefacientes entre Europa y Estados Unidos. Se trata de la celebre «french connexion» que Hollywood llevará posteriormente a la pantalla. Basándose en audiencias del Congreso y en sus propias investigaciones, la revista Time menciona el nombre de un jefe mafioso, Jean Ventura, arrestado en años anteriores en Canadá y que no es otra cosa que el delegado comercial de Charles Pasqua en la firma Ricard. Se mencionan los nombres de varias familias como dirigentes de la «Unión Corsa», entre ellas el de la familia Peretti. Achille desmiente, pero se ve obligado a renunciar a la presidencia de la Asamblea Nacional francesa y sobrevive incluso a un «suicidio».
En 1977, Pal Sarkosy de Nagy-Bocsa se separa de su segunda esposa, Christine de Ganay, quien establece entonces una relación con el segundo hombre más importante de la administración central del Departamento de Estado estadounidense. Christine de Ganay se casa con él y se instala en Estados Unidos. El mundo es tan pequeño, cosa harto conocida, que su marido resulta ser nada más y nada menos que Frank Wisner Jr., hijo del anterior Frank Wisner. Aunque no se sabe cuáles eran las funciones de Frank Wisner Jr. en el seno de la CIA, está claro que desempeña un papel importante. Nicolas, que se mantiene muy cerca de su madrastra, de su medio hermano y de su media hermana, comienza a volverse hacia Estados Unidos, donde participa en programas de formación que organiza el Departamento de Estado.
Durante este mismo período, Nicolas Sarkozy se une al partido gaullista. Allí se relaciona rápidamente con Charles Pasqua, quien no sólo es un líder a nivel nacional sino además el responsable de la sección departamental de Hauts-de-Seine.
En 1982, al terminar sus estudios de derecho y siendo ya miembro del colegio de abogados, Nicolas Sarkozy se casa con la hija de Achille Peretti. Charles Pasqua asiste a la boda como testigo del novio. El abogado Sarkozy defiende los intereses de los amigos corsos de sus mentores. Adquiere una propiedad en Córcega, en Vico, y estudia incluso la posibilidad de reemplazar la «y» de su apellido por una «i» para darle una consonancia corsa.
Al año siguiente, Nicolas Sarkozy resulta electo alcalde de Neuilly-sur-Seine, reemplazando a su tío político Achille Peretti, víctima de una crisis cardiaca.
Pero Nicolas no tarda en traicionar a su esposa y, a partir de 1984, sostiene una relación clandestina con Cecilia, esposa de Jacques Martin, el más conocido de los animadores de la televisión francesa de aquel entonces, a quien había conocido cuando los casó, en el ejercicio de sus funciones como alcalde de Neuilly. Esa doble vida durará 5 años antes de que los amantes abandonen a sus respectivos cónyuges para fundar una nueva familia.
En 1992, Nicolas funge como testigo en el casamiento de la hija de Jacques Chirac, Claude, con un editorialista del diario francés Le Figaro. Incapaz de contenerse, seduce a Claude y sostiene una breve relación con ella mientras que sigue viviendo oficialmente con Cecilia. El marido engañado se suicida mediante el uso de drogas. La ruptura entre la familia Chirac y Nicolas Sarkozy es brutal e irreversible.
En 1993, la izquierda francesa pierde las elecciones legislativas. El presidente Francois Mitterrand se niega a dimitir y comienza la cohabitación con un primer ministro de derecha. Jacques Chirac, que ambiciona la presidencia y planea entonces formar con Edouard Balladur un dúo comparable al de De Gaulle y Pompidou, se niega a asumir de nuevo el cargo de primer ministro y cede el paso a su «amigo de 30 años», Edouard Balladur. A pesar de su turbulento pasado, Charles Pasqua se convierte en ministro del Interior. Mientras conserva el control de la marihuana marroquí, aprovecha su cargo para legalizar sus otras actividades tomando el control de casinos, y de actividades como el juego y las carreras en el África francófona. También establece nexos en Arabia Saudita e Israel y se convierte en oficial honorario del Mossad. Nicolas Sarkozy, mientras tanto, es ministro del Presupuesto y vocero del gobierno.
En Washington, Frank Wisner Jr. se convierte en sucesor de Paul Wolfowitz como responsable de la planificación política en el Departamento de Defensa. Nadie se fija en los lazos que lo unen al vocero del gobierno francés.
Reaparece entonces en el seno del partido gaullista la tensión que ya se había vivido 30 años antes entre los gaullistas históricos y la derecha financiera que representa Balladur. La novedad es que Charles Pasqua, y junto a él el joven Nicolas Sarkozy, traicionan a Jacques Chirac para acercarse de la corriente de Rothschild. Todo degenera. El conflicto alcanzará su apogeo en 1995, cuando Edouard Balladur se presenta como candidato a la presidencia de la República contra su ex amigo Jacques Chirac, y resulta derrotado. Lo más importante es que, siguiendo las instrucciones de Londres y Washington, el gobierno de Balladur abre las negociaciones para la entrada de los Estados de Europa Central y Oriental, ya liberados de la tutela soviética, en la Unión Europea y la OTAN.
Reina la discordia en el seno del partido gaullista, donde los amigos de ayer están ahora dispuestos a matarse entre sí. Para financiar su propia campaña electoral, Edouard Balladur trata de apoderarse de las reservas secretas del partido gaullista, que se esconde bajo la doble contabilidad de la empresa petrolera Elf. A penas muerto el viejo Etienne Leandri, los jueces ordenan un registro en la empresa y sus dirigentes son encarcelados. Pero Balladur, Pasqua y Sarkozy nunca lograrán recuperar el botín.
La caída en desgracia
A lo largo de su primer mandato Jacques Chirac mantiene a distancia a Nicolas Sarkozy. Este último se mantiene en silencio durante este período de caída en desgracia. Muy discretamente, sigue cultivando sus relaciones con los círculos financieros.
En 1996, al cabo de un largo proceso de divorcio, Nicolas Sarkozy se casa con Cecilia. Los testigos de la boda son los millonarios Martin Bouygues y Bernard Arnaud (el hombre más rico de Francia).
Último acto
Mucho antes de la crisis iraquí, Frank Wisner Jr. y sus colegas de la CIA planifican ya la destrucción de la corriente gaullista y el ascenso de Nicolas Sarkozy. La operación se desarrolla en tres tiempos: Primeramente, eliminación de la dirección del partido gaullista y toma del control de su aparato. Después, eliminación del principal rival de derecha e investidura del partido gaullista a la elección presidencial. Y finalmente, eliminación de todo contendiente serio de izquierda, para garantizar que la elección de Nicolas Sarkozy a la presidencia de la República Francesa.
Durante varios años, los medios de difusión se mantienen pendientes de las revelaciones póstumas de un promotor inmobiliario. Antes de morir de una grave enfermedad, este hombre, por razones que nunca se han aclarado, grabó una confesión en video. Por alguna razón aún más oscura, el «video» fue a dar a manos de un jerarca del Partido Socialista, Dominique Strauss-Kahn, quien lo envía directamente a la prensa.
Las confesiones de este individuo no dan a lugar a ninguna sanción judicial, pero abren la caja de Pandora. La principal víctima de los sucesivos escándalos será el primer ministro Alain Juppé. Para proteger a Chirac, Juppé asume él solo la responsabilidad por todas las infracciones penales. Al ser marginado Juppé, queda libre el camino para que Nicolas Sarkozy logre ponerse a la cabeza del partido gaullista.
Sarkozy explota entonces su posición para obligar a Jacques Chirac a reintegrarlo al gobierno, a pesar del odio recíproco. Se convierte, en definitiva, en ministro del Interior. ¡Grave error! Desde ese cargo, Sarkozy controla a los prefectos y utiliza a la policía política para penetrar las principales instituciones administrativas.
También se ocupa de los asuntos referentes a Córcega. El prefecto Claude Erignac ha sido asesinado. Aunque nadie reclama la autoría del crimen, inmediatamente se interpreta este como un desafío de los independistas hacia la República. Al cabo de una larga persecución, la policía logra arrestar a un sospechoso fugitivo, Yvan Colonna, hijo de un diputado socialista. Pasando por alto el principio de presunción de inocencia, Nicolas Sarkozy anuncia el arresto acusando al sospechoso de ser el asesino. La oportunidad la pintan calva y sólo faltan dos días para la realización del referendo que el ministro del Interior organiza en Córcega para modificar el estatus de la isla. A pesar de todo, los electores rechazan el proyecto de Sarkozy que, según algunos, favorece los intereses de los mafiosos.
Aunque Yvan Colonna fue posteriormente encontrado culpable, lo cierto es que él siempre ha proclamado su inocencia y que no se encontraron pruebas materiales en su contra. Extrañamente, el hombre se refugió en el silencio, prefiriendo ser condenado antes que revelar lo que sabe. Revelamos aquí que el prefecto Erignac no fue víctima de los nacionalistas sino que fue abatido por un asesino a sueldo que fue llevado inmediatamente a Angola, donde el grupo Elf lo contrató como miembro de su cuerpo de seguridad. El móvil del crimen tenía que ver precisamente con las anteriores funciones del propio Erignac, responsable de las redes africanas de Charles Pasqua en el ministerio de la Cooperación. En cuanto a Yvan Colonna, se trata de un amigo personal de Nicolas Sarkozy desde hace décadas y sus hijos mantenían relaciones.
Estalla entonces un nuevo escándalo. Comienzan a circular listados falsos que acusan a varias personalidades de tener cuentas bancarias en Luxemburgo, en el banco Clearstream. Entre los acusados se encuentra Nicolas Sarkozy. Este presenta una denuncia y da por sentado que su rival de derecha en la elección presidencial, el entonces primer ministro Dominique de Villepin es el organizador de la maniobra. Y no esconde su intención de llevarlo a prisión.
En realidad, los falsos listados fueron puestos en circulación por miembros de la Fundación franco-americana, que tiene como presidente a John Negroponte y como administrador a Frank Wisner Jr. Lo que los jueces no saben, y que nosotros revelamos aquí, es que los listados fueron fabricados en Londres por un oficina común de la CIA y del MI6, Hakluyt & Co., administrada también por Frank Wisner Jr. Villepin se defiende de las acusaciones que se le atribuyen, pero se ve sometido a una investigación y a un arresto domiciliario y, de hecho, es puesto temporalmente al margen de la vida política. Vía libre para Sarkozy, por el lado de la derecha.
Queda entonces neutralizar las candidaturas de oposición. Las cuotas de adhesión al Partido Socialista se reducen a un nivel simbólico, para atraer nuevos militantes. De pronto, miles de jóvenes se enrolan en esa organización. Por lo menos 10 000 de estos nuevos militantes son en realidad miembros del Partido Trotskista «lambertista» (en referencia al nombre de su fundador, Pierre Lambert). Históricamente esta pequeña organización de extrema izquierda se ha puesto al servicio de la CIA contra los comunistas estalinianos durante la época de la guerra fría (Se trata del equivalente del SD/USA de Max Shatchman, que formó a los neoconservadores en Estados Unidos). No es la primera vez que los «lambertistas» se infiltran en el Partido Socialista. Anteriormente, ya habían introducido en esa organización dos célebres agentes de la CIA: Lionel Jospin (que se convirtió en primer ministro) y Jean-Christophe Cambadelis, el principal consejero de Dominique Strauss-Kahn.
Se organizan elecciones primarias en el seno del Partido Socialista con vista a la designación de su candidato a la elección presidencial. Dos personalidades participan en la competencia: Laurent Fabius y Segolene Royal. Pero sólo el primero representa un peligro para Sarkozy. Dominique Strauss-Kahn se suma entonces a la competencia con la misión de eliminar a Fabius en el último momento. Y lo logrará gracias a los votos de los «lambertistas» infiltrados, que no votarán por él sino por Royal.
La operación se hace posible porque Strauss-Kahn se encuentra desde hace tiempo en la nómina de Estados Unidos. Los franceses ignoran que imparte clases en la universidad estadounidense de Stanford, donde fue contratado nada más y nada menos que por Condoleezza Rice.
Inmediatamente después de su llegada a la presidencia, Nicolas Sarkozy y Condoleezza Rice concretarán su agradecimiento a Strauss-Kahn haciendo posible su elección para asumir la dirección del Fondo Monetario Internacional.
Primeros días en el Palacio del Elíseo
En la noche de la segunda vuelta de la elección presidencial, cuando los institutos de sondeos anuncian su probable victoria, Nicolas Sarkozy pronuncia un breve discurso dirigido a la nación desde su cuartel general de campaña. Luego, contrariamente a todo lo costumbrado, en vez unirse a la celebración con los militantes de su partido, se va al Fouquet’s. Este célebre restaurante de los Campos Elíseos, antiguo centro de reunión de la «Unión Corsa» y hoy perteneciente al propietario de casinos Dominique Desseigne, fue puesto enteramente a la disposición del presidente electo para que este recibiera a sus amigos y principales donantes [de fondos] a su campaña. Llegan allí un centenar de invitados, entre ellos los hombres más ricos de Francia se codean con los dueños de casinos.
Después, el presidente se otorga a sí mismo unos días de merecido descanso. Un jet privado Falcon-900 lo lleva a Malta donde descansa en el Paloma, el yate de 65 metros de eslora de su amigo Vincent Bolloré, millonario formado en el banco Rothschild.
Finalmente, tiene lugar la investidura de Nicolas Sarkozy como presidente de la República Francesa. Lo primero que hace no es firmar un decreto de amnistía sino autorizar los casinos de sus amigos Desseigne y Partouche a aumentar la cantidad de tragamonedas.
Sarkozy conforma su equipo de trabajo y su gobierno. No resulta sorprendente encontrar en ellos a un sospechoso propietario de casinos (el ministro de Juventud y Deportes) y al cabildero de los casinos del amigo Desseigne (que se convierte en vocero del partido «gaullista»).
Nicolas Sarkozy se apoya principalmente en cuatro personas: Claude Guéant, secretario general de la Presidencia de la República. Es socio-gerente del banco Rothschild. Jean-David Lévitte, consejero diplomático. Hijo del ex director de la Agencia Judía. Fue embajador de Francia ante la ONU, hasta que Jacques Chirac lo sacó de ese puesto por considerarlo demasiado cercano a George Bush. Alain Bauer, el hombre que se mueve en la sombra. Su nombre no aparece en los anuarios. Es el encargado de los servicios de inteligencia. Ex miembro del Grand Orient de France (la principal logia masónica francesa) y ex número 2 de la National Security Agency estadounidense en Europa. Frank Wisner Jr., nombrado entretanto como enviado especial del presidente Bush para la independencia de Kosovo,insiste para Bernard Kouchner sea nombrado ministro de Relaciones Exteriores con una doble misión prioritaria: la independencia de Kosovo y la liquidación de la política de Francia en el mundo árabe.
Kouchner comenzó su carrera participando en la creación de una ONG humanitaria. Gracias al financiamiento de la National Endowment for Democraty participó en las operaciones de Zbigniew Brzezinski en Afganistán, junto a Osama Ben Laden y los hermanos Karzai, contra los soviéticos. En los años 1990 aparece junto a Alija Izetbegovic, en Bosnia Herzegovina. Fue Alto Representante de la ONU en Kosovo de 1999 a 2001.
Bajo el control del hermano menor del presidente Hamid Karzai, Afganistán se ha convertido en el primer productor mundial de adormidera [también llamada amapola]. El látex blanco que se obtiene de esta planta es procesado en Afganistán para convertirlo en heroína que la fuerza aérea estadounidense transporta posteriormente a Camp Bondsteed (en Kosovo). Allí los hombres de Hacim Thaci se encargan de la distribución, principalmente en Europa y eventualmente en Estados Unidos. Los fondos que se obtienen se destinan al financiamiento de las operaciones ilegales de la CIA.
Karzai y el propio Thaci son desde hace mucho amigos personales de Bernard Kouchner, que seguramente nada sabe de las actividades criminales de estos a pesar de los informes internacionales a los que estas han dado lugar.
Para completar su gobierno, Nicolas Sarkozy nombra a Christine Lagarde como ministro de Economía y Finanzas. Esta hizo toda su carrera en Estados Unidos, donde dirigió el prestigioso gabinete de juristas Baker & McKenzie. En el seno del Center for International & Strategic Studies de Dick Cheney, Christine Lagarde fue copresidente –junto con Zbigniew Brzezinski– de un grupo de trabajo que supervisó las privatizaciones en Polonia. También organizó, trabajando para Lockheed Martin, un intenso cabildeo contra el fabricante francés de aviones Dassault.
Nueva escapada durante el verano. Nicolas, Cecilia, la amiga de ambos y sus hijos se van de vacaciones a Estados Unidos, en Wolfenboro, cerca de la propiedad del presidente Bush. Esta vez el que paga la cuenta es Robert F. Agostinelli, un banquero de negocios de Nueva York, sionista y neoconservador de pura cepa que se expresa en Commentary, la revista del American Jewish Committee.
El éxito de Nicolas beneficia a su medio hermano Pierre-Olivier. Bajo el nombre americanizado de «Oliver», Frank Carlucci (quien fuera el número 2 de la CIA, luego de ser reclutado por Frank Wisner Sr.) lo nombra director de un nuevo fondo de inversiones del Carlyle Group (la sociedad que gestiona simultáneamente las carteras de acciones de la familia Bush y de la familia Ben Laden). Convertido el quinto negociante a nivel mundial, administra actualmente las principales cuentas de los fondos soberanos de Kuwait y Singapur.
La tasa de popularidad del presidente Sarkozy está en caída libre en los sondeos. Uno de sus consejeros de relaciones públicas, Jacques Seguela (que también es consultante en comunicación política de la NED para diferentes operaciones de la CIA en Europa Oriental), aconseja desviar la atención del público con nuevas «people stories».
El anuncio de su divorcio de Cecilia aparece entonces en [el diario francés] Libération, el diario de su amigo Edouard de Rotshchild, para tapar las consignas de los manifestantes en un día de huelga general.
Peor aún, su comunicador organiza un encuentro con la artista y ex modelo Carla Bruni. Días después, se oficializa su relación con el presidente y la propaganda mediática tapa de nuevo las críticas políticas. Semanas más tarde se produce el tercer matrimonio de Nicolas. Esta vez escoge como testigos a Matilde Agostinelli (la esposa de Robert) y a Nicolas Bazire, ex director del gabinete de Edouard Balladur, convertido en socio-gerente del banco Rothschild.
¿Cuándo abrirán los ojos los franceses para ver lo que tienen que hacer?
Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate.

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Dominique Strauss-Kahn, el hombre de «Condi» en el FMI




Por su interés, recuperamos de nuestros archivos de ¿Quién es Quién? este viejo artículo, con información que es bueno tener presente.
Gerencia mundial. El nuevo patrón del Fondo Monetario Internacional


por Thierry Meyssan*
6 de noviembre de 2007

El francés Dominique Strauss-Kahn es un hombre amable e instruido. Se ha forjado una positiva imagen de hombre de izquierda (partido socialista francés) preocupado por el bienestar de los desposeídos. ¿Cómo se convirtió entonces en director general del Fondo Monetario Internacional, la organización internacional que ha institucionalizado el saqueo de los países del Sur? Thierry Meyssan responde a esta interrogante al revelar lo que la gran prensa nos ha venido ocultando desde hace años en cuanto a las relaciones de DSK (Dominique Strauss-Kahn, por las iniciales de su nombre) con Estados Unidos.


La triunfal nominación de Dominique Strauss-Kahn como director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), el 28 de septiembre de 2007, ha dado lugar a dos mensajes contradictorios. Por un lado, la prensa occidental exalta la capacidad del bloque atlantista para imponer su candidato por encima del candidato de Rusia, Josef Tosovsky. Por el otro, afirma que la principal misión de Strauss-Kahn será asociar más ampliamente los países del Sur a las decisiones, o sea poner fin al predominio del bloque atlantista.
De forma chovinista, la prensa francesa se felicita de que franceses se encuentren hoy a la cabeza de cuatro grandes organizaciones internacionales. En efecto, además de Dominique Strauss-Kahn en el FMI, Pascal Lamy dirige la Organización Mundial del Comercio (OMC), Jean Lemierre preside el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) Y Jean-Claude Trichet el Banco Central Europeo (BCE). Pero, ¿se encuentran estas cuatro instituciones en el mismo plano? Y, lo más importante, ¿debemos regocijarnos acaso por una situación que, lejos de ser expresión del lugar que ocupa Francia en el mundo, demuestra más bien la integración de las élites francesas a la globalización, o sea su obstinación en destruir su propio país, como Estado-nación, marco político que encuentran obsoleto?
La más reciente hazaña no puede menos que dejarnos perplejos. El FMI es una de las organizaciones internacionales más criticadas a través del mundo. Ha financiado abundantemente toda clase de dictaduras en los países del Sur, específicamente en Argentina, Brasil, Indonesia, Nigeria, Filipinas, Tailandia, etc… Además, sus bruscas exigencias de pago inmediato de préstamos han obligado a diferentes Estados a sacrificar su porvenir recurriendo a la devaluación y cerrando escuelas y hospitales.
Sus adversarios lo acusan, por tanto, de haber provocado, mediante la opresión y el hambre, cientos de millones de muertes en medio siglo, o sea muchas más que las agresiones militares estadounidenses durante el mismo período. Por su parte, el FMI considera, por el contrario, que sus políticas «de ajuste estructural», lejos de provocar catástrofes han logrado ponerles fin. Ganadores del premio Nóbel de economía tan distintos como el neokeynesiano Joseph Stiglitz o el libertariano Milton Friedman han acusado al FMI de ser el gran responsable de los desequilibrios entre el Norte y el Sur.
En efecto, el acto más importante del FMI consistió en imponer una óptica financiera a la economía mundial, permitiendo así que los especuladores del Norte se enriquecieran mediante la explotación del trabajo, más que de los recursos, de las naciones del Sur. Si no fuera por la veneración que la sociedad de consumo siente por sus propios banqueros, hace tiempo que el FMI habría sido clasificado como una organización criminal. Pero es precisamente esa la organización que el socialista Dominique Strauss-Kahn quería dirigir, y es precisamente Strauss-Kahn quien obtuvo el decidido apoyo de los grandes financieros del mundo, y gracias a las presiones de las multinacionales menos escrupulosas.
Si dejamos de lado el interés personal de Dominique Strauss-Kahn, que se convierte así en el funcionario mejor pagado de Washington –con un salario anual de 461 510 dólares libre de impuestos–, cabe preguntarse cuáles son sus objetivos políticos. Para poder responder, echemos un vistazo a su biografía, en la que descubriremos lo que la gran prensa nos esconde desde hace años: sus vínculos con los principales dirigentes de la administración estadounidense.
Proveniente de una familia acomodada de izquierda, «DSK» se educó en Marruecos y, más tarde, en Mónaco. Recibe una educación judía –más sefardí que asquenazí– a la que él mismo concede más importancia en el plano cultural que en el religioso. Se gradúa de Ciencias Políticas en París, estudia en HEC [Escuela de Altos Estudios Comerciales, siglas en francés. Nota del Traductor.], es licenciado en Derecho y posee la categoría de profesor agregado en ciencias económicas. Se encamina hacia la profesión de abogado de negocios.
En 1976 entra al Partido Socialista y milita en el Ceres, la corriente social-estatista que dirige Jean-Pierre Chevenement. Pero no tarda en separarse de Chevenement para acercarse a Lionel Jospin y Jean-Christophe Cambadelis, los dos mejores discípulos franceses de Irving Brown, agente de enlace de la CIA con la izquierda de Europa occidental [1]. Jospin y Cambadelis vienen de un pequeño partido trotskista (los «Lambertistes» tradicionalmente vinculado a la CIA. Junto a un centenar de correligionarios, se infiltraron en el Partido Socialista y lograron apoderarse de su dirección.
En 1986, DSK llega a la Asamblea Nacional gracias al sistema de elección proporcional brevemente implantado en aquel entonces. En 1988, decide implantarse en Sarcelles, una circunscripción de Val-d”Oise en la que existe una importante comunidad judía. Así logra ser electo, mediante la manipulación del reflejo comunitario. Se convierte en presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea y más tarde, en 1991, es nombrado ministro delegado para la Industria y el Comercio Exterior ante el ministro de Economía Pierre Beregovoy.
Se trata de dos individualidades totalmente opuestas. DSK es un brillante diletante que se mueve en los círculos de las grandes fortunas como pez en el agua, mientras que «Beré» es un esforzado trabajador que trata de conciliar sus ideales obreros con su necesidad de reconocimiento personal en el mundo de las finanzas. DSK se divierte proclamándose socialista pero hace todo lo contrario, mientras que «Beré» lucha con sus propios escrúpulos.
Siendo ministro delegado para la Industria, DSK tiene conocimiento de los problemas que encuentra su amigo Jean Peyrelevade a la cabeza del Crédit Lyonnais. También interviene personalmente a favor de varias operaciones azarosas de su amigo Franck Ullman-Hamon. A este último se le conoce por sus incursiones en América Latina, por cuenta de Israel, y como accionista-fundador de la revista Marianne de Jean-François Kahn. Las operaciones que monta Ullman-Hamon con las filiales del Crédit Lyonnais costarán varias decenas de millones de francos a los contribuyentes franceses.
Por esa misma época, Dominique Strauss-Kahn se casa en una sinagoga –y en terceras nupcias– con una estrella de rara belleza, Anne Sinclair, la periodista preferida de los franceses. La pareja decide mantener a la prensa al margen de la ceremonia mientras que da realce a la fiesta en el seno de la comunidad judía, en la que ambos reafirman su posición como personalidades de relieve. Los novios tendrán como testigos de su matrimonio a la profesora de filosofía Elisabeth Badinter (heredera delGrupo Publicis y esposa del ministro de Justicia Robert Badinter) y la periodista Rachel Assouline (esposa de Jean-Francois Kahn, gran patrón de la prensa francesa).
En 1987, DSK se separa de Francois Mitterrand, dirige una delegación del Partido Socialista en Israel y visita la alcaldía de Jerusalén, que él considera como la capital del Estado hebreo. En 1991, participa en un viaje de solidaridad con Israel, organizado por el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF) en plena guerra del Golfo.
En 1994, utilizando su posición de ex ministro de Industria, crea el Círculo de la Industria, en el que logra enrolar en 6 meses a 48 de los 50 patronos franceses más importantes. Por lo menos la mitad de estos pagan una cotización anual de 200 000 francos por la defensa de sus intereses en Bruselas [ante los organismos de la Unión Europea]. Deja la presidencia de esta asociación patronal a Raymond Levy (ex presidente de Renault) pero mantiene el cargo de vicepresidente. Por otro lado, el propio Raymond Levy será nombrado a la cabeza del Consorcio de Realización, encargado de liquidar las malas inversiones del Credit Lyonnais y, de paso, de enterrar los escándalos Ullman-Hamon.
Simultáneamente, DSK se convierte en consultante de los propios patronos o en abogado de negocios y establece su despacho en el local del Círculo. La Cogema, la Sofres y EDF, entre otras empresas, le pagan honorarios exorbitantes por algún que otro consejo o por hacer llegar uno que otro recado a algún personaje importante. Esta cómoda actividad le garantiza ingresos anuales ascendentes a más de 2 millones de francos [2].
Posteriormente, impartirá cursos universitarios, en Stanford y Casablanca, sin contar conferencias aquí y allá, todo extremadamente bien pagado. La universidad estadounidense de Stanford es precisamente el bastión de los republicanos. Allí tienen estos su propio centro de investigaciones, la Hoover Institution [3]. En aquel entonces, la directora de Stanford –o sea la persona que negocia el contrato de Dominique Strauss-Kahn– no es otra que Condoleezza Rice [4]. En Stanford, Dominique Strauss-Kahn conocerá a George P. Schultz y otros universitarios que formarán el vivero de la administración Bush.
En 1995, redacta la parte económica del programa electoral de Lionel Jospin, candidato a la presidencia de la República, Propositions pour la France. Defiende entonces el principio del «impuesto Tobin» sobre las transacciones en divisas, aunque más tarde afirmará que se trata de una medida imposible de poner en práctica.
Además de ser diputado de Sarcelles, fue también alcalde de esa localidad por un corto período tiempo al cabo del cual dejará ese puesto en manos de su fiel colaborador Francois Pupponi. Pero antes se las arregla para «hermanar la más judía de las comunas francesas con la más francesa de las comunas de Israel»: Netanya.
De 1997 a 1999, Dominique Strauss-Kahn es ministro de Economía y Finanzas. Dirige la transición al euro y la privatización de France-Telecom. Lo más importante es que introduce a Francia en el proceso implantación de la lógica financiera en el sector económico mediante la adopción de medidas sectoriales demagógicas. La adopción de las 35 horas semanales de trabajo disminuye considerablemente la cantidad de horas trabajadas; mientras que la eliminación de los impuestos sociales sobre las compras de acciones por parte del personal dirigente de las empresas desplaza los ingresos de dicho personal hacia el campo de las finanzas. El resultado de esta política es que el comienzo del decrecimiento de la producción en Francia se ve compensado, en el plano de las estadísticas, por un desarrollo de los beneficios financieros. Sin embargo, a fin de cuentas, el poder adquisitivo de la clase media disminuye sensiblemente.
Dominique Strauss-Kahn frecuenta los círculos más prestigiosos del poder. A partir de 1993, lo vemos en Foro de Davos. Anne Sinclair lo introduce en Siecle, la asociación más mundana de París. Más tarde, Antoine y Simone Veil le abren la entrada al Club Vauban. En el año 2000, la OTAN lo invita al Club de Bilderberg donde se reunirá con Pascal Lamy y Jean-Claude Trichet, que hoy ocupan prestigiosos puestos en las instituciones internacionales.
Dominique Strauss-Kahn se ve atrapado en su constante mezcla de géneros entre compromiso político y cabildeo remunerado. Es objeto de una investigación judicial en el marco de un escándalo ligado a la principal mutual estudiante de Francia, la MNEF, y después en otro vinculado a los fondos ilegales de la compañía petrolera nacional Elf. Los magistrados decidirán en definitiva que sus actividades eran legales, aunque no morales. Sin embargo, los procesos penales y una comisión de investigación parlamentaria revelarán sus métodos poco ortodoxos. Lionel Jospin, siendo ministro de Educación, había modificado por decreto el índice de los reembolsos de la Seguridad Social a la MNEF en las universidades para desviar más dinero aún. El propio Dominique Strauss-Kahn recibía considerables pagos a título de trabajos imaginarios. Más tarde, hizo que el salario de su secretaria en el Círculo de la Industria (o en su despacho, no forma de determinar la diferencia) lo pagara el grupo Elf.
Detrás de sus modales corteses, de un gusto acentuado por la buena comida y las mujeres bellas, Dominique Strauss-Kahn es en realidad un “killer”. Cuando, después de la muerte de Jean-Claude Méry, aparece el video en el que este promotor inmobiliario acusa a Jacques Chirac, rápidamente se descubre que DSK está entre los organizadores de la maniobra.
Sus problemas con la justicia lo apartarán por un tiempo de la escena política. Durante ese período difícil, su esposa, Anne Sinclair, hará gala de sangre fría y dignidad, ganándose al público únicamente con su actitud.
En 2001, en el momento de su gran retorno, luego de ser sobreseídos los casos en los que estaba implicado, DSK se encarga del desarrollo de la Fundación Jean Jaures, asociada a la National Endowment for Democracy (NED) para la izquierda francesa [5]. La maniobra se facilita porque, desde la época de Stanford, DSK conocía ya a la nueva consejera de seguridad nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, y es que la hermana adoptiva [6] de esta última, Madeleine Albright, dirige el National Democratic Institute (NDI), organismo que sirve de pantalla a la NED para hacer llegar los subsidios del Departamento de Estado estadounidense a los fondos del Partido Socialista francés.
En 2003, el German Marshall Fund of the United States, una de las principales representaciones atlantistas, crea un Foro sobre el Comercio y la Pobreza. DSK se convierte en uno de sus seis administradores, remunerado, como siempre [7]. Allí escribe, o por lo menos firma, varios informes a favor al libre intercambio absoluto.
Ese mismo año, obliga a un experto del Partido Socialista, Pascal Boniface, a dimitir. El especialista en relaciones internacionales había tenido la osadía de subrayar que el ciego apoyo del partido a Israel es ideológicamente contradictorio y electoralmente contraproducente en momentos en que la ambición del PS debe ser reunir a su alrededor a los 6 millones de franceses de cultura árabe. Dominique Strauss-Kahn dirige además, en el seno del PS, la creación del Círculo Leon Blum cuyo objetivo es velar por el apoyo del partido al movimiento sionista.
En 2004, declara en entrevista a la radio France-Inter: «Yo considero que todo judío de la diáspora y de Francia debe aportar su ayuda a Israel. Es además por esa razón que resulta importante que los judíos adquieran responsabilidades políticas. En resumen, en mis funciones y en mi vida diaria, a través del conjunto de mis acciones, yo trato de aportar mi modesto aporte a la construcción de Israel.» [8]
En 2005, abre los clubes «À gauche en Europe» (AG2E) a favor del «Sí», con vista al referendo de aprobación del proyecto de Tratado Constitucional europeo. Trabaja entonces vinculado al Policy Network (Gran Bretaña) y a la Fundación Friedrich-Ebert (Alemania). Pero los franceses votan «No».
En 2007, mientras que el escritor Claude Ribbe abre un debate sobre las consecuencias sociales actuales de la esclavitud y la colonización, DSK participa activamente en la creación del Consejo Representativo de los Negros de Francia (CRAN), organización que recurre a los consejos técnicos de especialistas israelíes y reproduce el modelo del Consejo Representativo de los Judíos de Francia (CRIF) [9]. La iniciativa no encuentra eco entre los negros de Francia, pero es un éxito mediático, como lo fue años antes la creación de SOS Racisme, cuyo objetivo era parar la organización de los franceses de origen magrebí.
Al abrirse la competencia por la nominación del candidato socialista a la elección presidencial de 2007, Dominique Strauss-Kahn aparece simultáneamente como el candidato mejor ubicado frente a su rival declarado, el ex primer ministro Laurent Fabius, y como el candidato oficial de Estados Unidos en el seno de la izquierda francesa.
En ese contexto, concede a la revista neoconservadora Le Meilleur des mondes una entrevista en la que ridiculiza la política de Francia en el mundo árabe y se pronuncia por un acercamiento a Washington y Tel Aviv [10].
Todo parece arreglado de antemano. La cuota de membresía del Partido Socialista se reduce hasta alcanzar un monto ínfimo, de manera tal que varios miles de militantes del partido lambertista se hacen miembros del PS únicamente para poder participar en la elección interna del candidato socialista. El organizador de la maniobra es el lugarteniente de DSK, Jean-Christophe Cambadelis. Recordemos que este último fue miembro del partido lambertista y que ya lo mencionamos al referirnos a sus relaciones con la CIA. Sin embargo, contrariamente a lo previsto, Segolene Royal, obtiene la nominación socialista. Es que Washington tiene otros planes: poner en la presidencia a Nicolas Sarkozy. Para lograrlo, es más conveniente ponerle un oponente poco creíble. A cambio de una retirada silenciosa, DSK será ampliamente recompensado con la dirección general del FMI.
Poco después de su llegada a la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy presenta a Washington la candidatura de DSK, y Condoleezza Rice la apoya. Mientras participa en la creación del European Council on Foreign Relations (E-CFR) [11], Dominique Strauss- Kahn viaja por el mundo, oficialmente con el objetivo de convencer a los Estados del Sur para que apoyen su candidatura. En realidad, poco importa el voto de esos países ya que Estados Unidos y la Unión Europea poseen el 48% de los votos. Francia paga la campaña de DSK y la agencia de relaciones públicas TD International la organiza.
La oficina de Strauss-Kahn trata de quitar importancia a este último dato al afirmar que solamente trabaja con la rama francesa de dicha agencia. TD International «venderá» a la prensa la leyenda de un DSK sin trabajo, llamando por teléfono durante el coloquio de Yalta, al primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncket, quien supuestamente le sugirió que se postulara para el FMI. En realidad, Dominique Strauss-Kahn y Christine Ockrent participaron en el Yalta European Seminar después de haberse garantizado el cobro de una indemnización de 7 000 euros cada uno pagada indirectamente por George Soros. Este coloquio tenía como objetivo aportar apoyo a la «revolución naranja» y a la incorporación de Ucrania a la OTAN.
Por supuesto, TD International es una pantalla de la CIA que se encarga específicamente de la imagen pública de la «revolución naranja». La dirige William A. Green III, un célebre agente que no es nada más y nada menos que el jefe del stay-behind en Francia y que fue expulsado en 1995 por motivos extremadamente graves que nunca fueron revelados al público.
Hugo Chávez, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, nunca se dejó convencer por el show de Dominique Strauss-Kahn y confirmó que su país se retiraba del FMI «antes de que nos agarren», al tiempo que invitaba a todos los Estados del Sur que pudiesen hacerlo a imitar el ejemplo de Venezuela.
Thierry Meyssan
Periodista y escritor, presidente de la Red Voltaire con sede en París, Francia. Es el autor de La gran impostura y del Pentagate

[1] Según declaraciones del propio Irving Brown referidas en Éminences grises, por Roger Faligot y Rémi Kauffer, Fayard 1992. Sobre la red estadounidense, ver «Las redes estadounidenses de desestabilización y de injerencia», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[2] «Dominique Strauss-Kahn, 1993-1997, profession – conseil», por Laurent Mauduit, Caroline Monnot y Martine Orange, Le Monde, 11 de diciembre de 1999. «Influents dans le monde de l’entreprise», por Bérengère Mathieu de Heaulme, Le Figaro, 22 de enero de 2002.
[3] «La Hoover Institution, archivos reservados a los republicanos», Réseau Voltaire, 26 de octubre de 2004.
[4] «La fulgurante intégration de Condoleezza Rice», por Arthur Lepic y Paul Labarique, Réseau Voltaire, 8 de febrero de 2005.
[5] «La NED, nébuleuse de l’ingérence démocratique», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 22 de enero de 2004.
[6] Op. cit.
[7] «Le German Marshall Fund, un reliquat de la Guerre froide?», Réseau Voltaire, 5 de octubre de 2004.
[8] Citado en Encyclopédie politique française, Tomo 2, Facta éd., 2005.
[9] Les Nègres de la République, por Claude Ribbe, Jean-Paul Bertrand éd., 2007.
[10] «MM. Sarkozy et Strauss-Kahn affichent leurs allégeances», por Cédric Housez, Réseau Voltaire, 7 de noviembre de 2006. Este artículo fue posteriormente objeto de plagio. El primer secretario del PS, Francois Hollande, comparte la posición de Dominique Strauss-Kahn, ver «France: le Parti socialiste s’engage à éliminer les diplomates pro-arabes», Réseau Voltaire, 9 de enero de 2006. Las palabras que este último artículo atribuye a Francois Hollande han sido objeto de un desmentido por parte del interesado, pero fueron mantenidas en el sitio web del CRIF.
[11] «Création accélérée d’un Conseil européen des relations étrangères», Réseau Voltaire, 3 de octubre de 2007.

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