Decenas de marroquíes han sido detenidos por apartarse de la religión oficial
IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 27/03/2009
La ruptura de relaciones diplomáticas, hace tres semanas, de Rabat con Teherán ha tenido consecuencias prácticas en Marruecos. Sus autoridades han desatado una campaña contra todo aquello que huela a islam chií, el que se practica en Irán e Irak.
Los imanes critican a los disidentes y la policía requisa su literatura religiosa
Las asociaciones de derechos humanos critican la falta de libertad de culto
Decenas de musulmanes de confesión chií han sido detenidos esta semana en varias ciudades -en Tánger serían una treintena-, según el diario de Casablanca Al Jarida Al Oula. La Dirección de Supervisión del Territorio (policía secreta) les interroga sobre cómo se convirtieron y dónde practican su fe antes de liberarles.En las mezquitas, más de un imán dedicó el viernes su sermón a explicar que los chiíes son "ovejas descarriadas" del islam suní de rito malekita, la religión oficial de Marruecos. Su rey, Mohamed VI, es el Comendador de los Creyentes (jefe espiritual de los musulmanes). En el siglo VIII la primera dinastía marroquí, la de los Idrisi, fue, sin embargo, chií.La policía se incautó además, en varias librerías, de opúsculos religiosos de inspiración chií como si esa literatura no estuviese disponible en Internet.Por último, la escuela iraquí de Rabat fue cerrada hace una semana tras ser acusada de hacer proselitismo chií. Ni siquiera se permitió a sus alumnos que acaben el curso en junio. Su directora, Rihab Mohcin Dahi, desmiente que se adoctrine a los niños y los padres, que se concentraron ante el edificio para protestar, la respaldan.Las dos principales asociaciones de defensa de derechos humanos (AMDH y OMDH) denunciaron que las autoridades "atentan contra la libertad de culto" reconocida en la Constitución.Marruecos rompió con Irán -gran importador de sus fosfa-tos- el 6 de marzo por solidaridad con un pequeño país árabe, Bahrein. Días antes, Alí Akbar Nateq Nouri, jefe de gabinete del Guía supremo, el ayatolá Alí Jamenei, había descrito a esa isla del Golfo como la decimocuarta provincia iraní. Después Bahrein se reconcilió con Teherán, pero Rabat sigue en sus trece.Para justificar la ruptura, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos alegó también el "activismo demostrado de las autoridades de ese país [Irán] a través, entre otros cauces, de su embajada". Su objetivo es "alterar los fundamentos religiosos del reino e intentar amenazar en Marruecos la unicidad del culto musulmán suní de rito malekita".El ministro-portavoz del Gobierno, Khalid Naciri, fue incluso más allá y aseguró que el proselitismo iraní afectaba a la inmigración marroquí en Bélgica. "Y hasta a la que reside en España", añade Abdalá Rami, un investigador marroquí que ha estudiado la génesis del chiismo en su país."Es verdad que hay ahora marroquíes que se declaran abiertamente chiíes en Internet o a través de las televisiones vía satélite", añade Rami. Pero es una corriente minoritaria a la que apenas se adhirieron unos miles de fieles.Más que con Irán, "el grueso del chiismo marroquí se alinea con las tesis de Hezbolá", precisa Mohamed Darif, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Mohamedia. Hezbolá es el partido chií libanés cuyo brazo armado ha dado múltiples quebraderos de cabeza a Israel. En su web lanzó enseguida una andanada contra Rabat colocando un informe sobre las discretas relaciones, sobre todo económicas, que Marruecos mantiene con Israel.Marruecos cerró en enero su embajada en Venezuela, en marzo expulsó al enlace del servicio secreto español en Nador para, aparentemente, mostrar su descontento con la actividad del cónsul de España en esa ciudad y, al mismo tiempo, rompió con Irán. "La diplomacia marroquí da la impresión de ser cada vez más impulsiva", afirma el semanario Le Journal de Casablanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario