martes, 12 de febrero de 2013
Cómo Washington ayudó a fomentar la insurrección islamista en Malí
Jeremy Keenan
New Internationalist magazine
Diciembre de 2012
El 12 de octubre de 2012, el Consejo de Seguridad votó unánimemente a favor de una resolución redactada por Francia pidiendo al gobierno de Malí que elaborase planes para una misión militar para restablecer el control sobre el norte de Malí, una zona del Sahara más grande que Francia. Conocido como Azawad por la población tuareg local, el norte de Malí ha estado bajo el control de los extremistas islámicos tras una rebelión tuareg al comienzo del año. Durante varios meses, los medios de comunicación internacionales se han referido al norte de Malí como “el Afganistán de Africa“, con llamamientos a una intervención militar internacional cada vez inexorable.
Mientras que los medios de comunicación han dado abundante cobertura y descrito el curso de los acontecimientos y las atrocidades cometidas en Azawad desde que estalló en enero de lo que era aparentemente sólo otra rebelión tuareg, algunas preguntas básicas no han sido planteadas. Ningún periodista ha preguntado, o al menos contestado de manera satisfactoria, cómo esta última rebelión tuareg fue secuestrada, casi tan pronto como empezó, por unos pocos cientos de extremistas islámicos.
En resumen, los medios de comunicación mundiales no han logrado explicar la situación en Azawad. Y es así porque la verdadera historia de lo que ha estado sucediendo allí raya en lo increíble, llevándonos a los profundos y oscuros confines de los servicios de inteligencia occidentales y sus relaciones con el servicio secreto de Argelia.
La actual pesadilla en Azawad es explicada en general como el resultado no intencionado del derrocamiento de Muammar al-Qadafi en Libia. Lo que es cierto en la medida en que su caída precipitó el regreso a la región del Sahel (Níger y Malí) de miles de combatientes tuaregs furiosos, desilusionados y bien armados que habían ido a buscar fortuna al servicio del régimen de Qadafi. Pero esta no fue sino la última gota en una década de creciente explotación, represión y marginación que ha alimentado un ciclo continuo de protestas, disturbios y rebeliones tuaregs. A este respecto, Libia fue el catalizador de la rebelión de Azawad, no su causa subyacente. Más bien, la catástrofe en curso en Malí es el resultado inevitable de la manera en que EE.UU. ha insertado la guerra global contra el terrorismo en el Sahara-Sahel, en colaboración con agentes de inteligencia argelinos, desde 2002.
¿Por qué Argelia y EE UU necesitaban terrorismo?
Cuando Abdelaziz Bouteflika asumió el cargo de Presidente de Argelia en 1999, el país tuvo que hacer frente a dos problemas principales. Uno de ellos era su posición en el mundo. El papel del ejército y de la DRS (el servicio de inteligencia de Argelia) en la “Guerra Sucia” habían hecho de Argelia un estado paria. El segundo era que el ejército, la institución central del Estado, carecía de moderno armamento de alta tecnología, como resultado de las sanciones internacionales y los embargos de armas.
La solución a ambos problemas estaba en Washington. Durante la era Clinton, las relaciones entre los EE.UU. y Argelia se había reducido a un nivel particularmente bajo. Sin embargo, con la victoria republicana en las elecciones de noviembre de 2000, el presidente argelino Bouteflika, un experimentado ex ministro de relaciones exteriores, hizo llegar rápidamente su posición a la nueva administración de EE.UU. y fue invitado en julio de 2001 a una cumbre en Washington con el presidente Bush. Bush escuchó con simpatía el relato de Bouteflika de cómo su país se había volcado de la lucha contra los terroristas y su solicitud de equipo militar especializado que permitiese a su ejército mantener la paz, la seguridad y la estabilidad en Argelia.
En ese momento, Argelia tenía mas necesidad de apoyo de los EE.UU. que viceversa. Pero eso iba a cambiar pronto. Los actos terroristas del 9/11 permitieron una nueva era en las relaciones Estados Unidos-Argelia. Durante los siguientes cuatro años, Bush y Bouteflika se reunieron seis veces más para desarrollar una alianza en gran parte secreta y muy ambigua.
El “terrorismo de Estado” argelino
En enero de 1992, las elecciones legislativas en Argelia estuvieron a punto de ser ganadas por el Frente Islámico de Salvación, lo que habría resultado en el primer gobierno islamista democráticamente elegido. Con “luz verde” de los EE.UU. y Francia, Argelia anuló las elecciones generales en lo que fue un auténtico golpe de Estado militar. Se desencadenó casi inmediatamente una “guerra civil” (conocida como la “guerra sucia”) que continuó hasta la década de 1990, supuestamente entre los islamistas y el ejército, y en la que se estima que 200.000 personas fueron asesinadas.
En 1994, el servicio secreto argelino DRS había logrado infiltrarse en los principales grupos armados islamistas, los Grupos Islámicos Armados (GIA), e incluso el líder del GIA, Djamel Zitouni, era un agente DRS. De hecho, muchos de los asesinatos y masacres de civiles se llevaron a cabo por el DRS haciéndose pasar por islamistas o por elementos del GIA dirigidos y protegidos por la DRS.
John Schindler, un ex alto oficial de inteligencia de EE.UU. y miembro del Consejo de Seguridad Nacional, actualmente profesor de Asuntos de Seguridad Nacional de los EE.UU. en el Naval War College, recientemente advirtió de cómo Argelia había creado en parte a sus terroristas y como había utilizado el terrorismo de Estado. Al escribir sobre la década de 1990, afirmaba:
“Los GIA fueron una creación de la DRS. Usando probados métodos soviéticos de penetración y provocación, la agencia organizó los GIA para desacreditar a los extremistas. Gran parte del liderazgo de [los] GIA fueron agentes de la DRS, que llevaron al grupo a un callejón sin salida de asesinatos en masa, una táctica despiadada que desacreditaba a los islamistas de los GIA ante la mayoría de los argelinos. La mayor parte de sus operaciones más importantes fueron obra de la DRS, incluyendo la ola de atentados de 1995 en Francia. Algunas de las matanzas más notorias de civiles fueron perpetradas por unidades especiales militares disfrazadas de muyahidines, o por grupos de los GIA bajo control de la DRS”. (1)
Hacia 1998, los asesinatos habían llegado a tal punto que muchos islamistas abandonaron los GIA para formar el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), pero pronto se hizo evidente que también había sido infiltrado por la DRS.
A pesar de que la “Guerra Sucia” comenzó a amainar después de 1998, nunca terminó del todo. El GSPC, que cambió su nombre por el de Al Qaeda en el Magreb Islámico en 2006, sigue operativo tanto en el norte de Argelia como en el Sahara-Sahel.
En muchos aspectos, poco ha cambiado desde los años 1990 ya que la DRS sigue reclutando terroristas y utilizando el “terrorismo de estado” y acciones con “bandera falsa” como medio fundamental de ejercer su control. La DRS no ha cambiado en nada: su jefe, el general Mohamed Mediene, que fue entrenado por la KGB y una vez se refirió a sí mismo como “El Dios de Argelia“ (2), fue nombrado en 1990 y todavía está en el puesto. Es considerado el hombre más poderoso de Argelia.
En cuanto a Al Qaeda en el Magreb Islámico, sus líderes en las regiones del Sahara y el Sahel, Abdelhamid Abou Zaid, Mokhtar ben Mokhtar y Yahia Djouadi (todos tienen muchos alias) o son agentes del DRS o están estrechamente relacionados con ella.
Mi primer libro sobre la guerra global contra el terrorismo en el Sahara, The Dark Sahara (Pluto 2009), describe y explica el desarrollo de esta extraordinaria relación. Puso de manifiesto por qué tanto la administración Bush como el régimen de Argel necesitaban un “poco más de terrorismo” en la región. Los argelinos querían más terrorismo para legitimar su necesidad de armas modernas de alta tecnología. La administración Bush, por su parte, vio en el desarrollo del terrorismo la justificación para abrir un nuevo frente sur en el Sahara de la Guerra Global contra el Terrorismo. Este “segundo frente” legitimaría la creciente militarización de África por parte de EE.UU. para controlar los recursos naturales del continente, especialmente el petróleo. Lo que pronto condujo a la creación en 2008 de un nuevo mando de combate de EE.UU. para Africa – AFRICOM.
La primera operación terrorista con “bandera falsa” de EE.UU. y Argelia en el Sáhara-Sahel se llevó a cabo en 2003, cuando un grupo liderado por un agente “infiltrado” de la DRS, Amari Saifi (alias “Abderrazak Lamari” y “El Para”), tomaron como rehenes a 32 turistas europeos en el Sahara argelino. La administración Bush inmediatamente calificó a el “El Para” como “el hombre de Osama bin Laden en el Sahara”.
El modelo cubano de Rumsfeld
El gobierno de EE.UU. tiene una larga historia de uso de acciones de “bandera falsa” para justificar su intervención militar. La inspiración de la operación de “El Para” en 2003 en realidad se remonta directamente a un plan similar concebido por el Estado Mayor Conjunto de EE.UU. 40 años antes.
A raíz del desastre de la Bahía de Cochinos en 1961 – cuando una fuerza de exiliados cubanos entrenada por la CIA, con el apoyo de las fuerzas armadas estadounidenses, intentó sin éxito invadir Cuba y derrocar al gobierno de Fidel Castro – el Departamento de Defensa de EE.UU. y el Estado Mayor Conjunto elaboraron planes, con el código Operación Northwoods, para justificar una invasión militar de Cuba por EE.UU.. El plan fue presentado al Secretario de Defensa del presidente John F Kennedy, Robert McNamara, el 13 de marzo de 1962. Bajo el título “Justificación de la intervención militar de EE.UU. en Cuba (Top Secret)” (3), la Operación Northwoods proponía desencadenar una guerra terrorista secreta y sangrienta contra su propio país, con el fin de engañar al público estadounidense para que apoyara una guerra mal concebida por la Junta de Jefes de Estado Mayor contra Cuba. Preveía que la CIA y otros servicios llevasen a cabo una serie de atrocidades. En EE.UU. el periodista investigador James Bamford lo describió así: “civiles inocentes iban a ser tiroteados en las calles de EE.UU., algunos barcos con refugiados que huían de Cuba debían ser hundidos en alta mar, una ola de violencia terrorista sería desencadenada en Washington DC, Miami y otros lugares. Personas inocentes serían acusadas de atentados que no cometerían y aviones secuestrados. Utilizando pruebas falsas, se culparía de todo ello a Castro, dando así a Lemnitzer [Presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor] y a su camarilla la excusa, así como el apoyo público e internacional, que necesitaban para lanzar su guerra contra la Cuba de Fidel Castro” (4).
El plan fue rechazado finalmente por el presidente Kennedy. La Operación Northwoods permaneció «clasificada» y desconocida para el público estadounidense hasta que fue desclasificada por el Archivo de Seguridad Nacional y revelada por Bamford en abril de 2001. En 2002, un plan no muy diferente fue presentado al Secretario de Defensa Donald Rumsfeld por su Consejo Científico de Defensa. Extractos de su “Estudio de Verano sobre las Operaciones Especiales de las Fuerzas Conjuntas en apoyo de la lucha contra el terrorismo” se hicieron públicos el 16 de agosto de 2002 (5), por Pamela Hess (6), William Arkin (7) y David Isenberg (8), entre otros, que publicaron más información y analizaron el plan. El plan recomendaba la creación de un “Grupo de Operaciones Proactivas y Preventivas” (P20G, como llegó a ser conocido), una organización en la sombra que llevaría a cabo misiones secretas para “estimular reacciones” de grupos terroristas, provocándoles para que realizasen actos violentos que los expusieran a ‘contraataques’ de las fuerzas de EE.UU (9).
Al Qaeda en el Magreb Islámico
Mi nuevo libro sobre la guerra global contra el terrorismo en el Sahara (¡The Dying Sahara¡, Pluto 2013) presenta evidencias fuertes de que la operación de “El Para” fue la primera “prueba de funcionamiento” de la decisión de Rumsfeld, adoptada en 2002, de poner en práctica el plan P20G. En su reciente investigación de algunas operaciones con “bandera falsa”, Nafeez Ahmed afirma que el periodista de investigación Seymour Hersh (10) fue informado por un asesor del Pentágono que la operación del argelino [“El Para”] había sido un ensayo del nuevo programa encubierto del Pentágono P20G (11).
El frente Sahara-Sahel no es el único caso de este tipo incidentes fabricados en la Guerra Global contra el Terrorismo. En mayo de 2008, el presidente George W Bush solicitó 400 millones de dólares para financiar operaciones encubiertas de grupos terroristas en su mayor parte en el Medio Oriente y Afganistán en una ofensiva encubierta dirigida en última instancia contra el régimen iraní. La partida inicial de 300 millones de dólares fue aprobada por el Congreso.
Desde la operación de “El Para”, la DRS de Argelia, con la complicidad de los EE.UU. y el conocimiento de otras agencias de inteligencia occidentales, ha utilizado Al Qaeda en el Magreb Islámico, a través de la infiltración casi completa de su liderazgo, para crear un escenario terrorista. Gran parte del paisaje terrorista que Argelia y sus aliados occidentales han dibujado en la región del Sahara-Sahel es completamente falso.
The Dying Sahara analiza cada supuesto incidente “terrorista” en la región durante la última y terrible década. Demuestra que unos pocos fueron auténticos actos terroristas, pero que la gran mayoría fueron fabricados u orquestados por la DRS. Algunos incidentes, como el ampliamente difundido ataque de Al Qaeda en el Magreb Islámico al aeropuerto de Djanet, en Argelia en 2007, simplemente no ocurrió. Lo que en realidad sucedió fue que una manifestación contra el gobierno argelino por el desempleo de jóvenes tuareg locales terminó con disparos de los jóvenes contra el aeropuerto. No tenía nada que ver con Al Qaeda en el Magreb Islámico.
Con el fin de justificar o aumentar lo que he llamado las «rentas terrorismo” de Washington, los gobiernos de Mali, Níger y Argelia han sido responsables en al menos cinco ocasiones desde 2004 de provocar a los tuaregs a tomar las armas: en 2004 (Níger), 2005 (Tamanrasset, Argelia), 2006 (Malí), 2007-09 (Níger y Malí). En julio de 2005, por ejemplo, jóvenes tuaregs se amotinaron en la sureña ciudad argelina de Tamanrasset, incendiando 40 oficinas gubernamentales y edificios comerciales. Se comprobó finalmente ante el tribunal que los disturbios y ataques incendiarios habían sido causados por agentes provocadores de la policía argelina. El asunto fue tapado y unos 80 jóvenes liberados e indemnizados. Pero el objetivo de este ejercicio se había logrado: la DRS sus aliados en Washington podían hablar de “terrorismo putativo” entre los tuareg de Tamanrasset, y justificar aún más la Iniciativa Contraterrorista Trans-Sahara de George Bush y el ejercicio militar Operación Flintlock del pentágono en el Sahara.
Con ocasión de la operación de “El Para”, el Pentágono produjo una serie de mapas de África, que representaban a la mayor parte de la región del Sahara-Sahel como una “Terror Zone” o un “Corredor del Terror ‘. Una profecía auto-cumplida. Además, la región se ha convertido también en uno de las principales zonas de tránsito de droga en el mundo. En los últimos años, el tráfico de cocaína desde América del Sur a través de Azawad hacia Europa, bajo la protección de las élites políticas y militares de la región, en particular del ex presidente de Malí y sus fuerzas de seguridad, así como la DRS de Argelia, ha florecido. La Oficina de las Naciones Unidas para el Control de Drogas estimó recientemente que el 60 por ciento de la cocaína en Europa pasa a través de la región. Y calculó su valor, a precios de la calle en París, en unos 11 mil millones de dólares, de los que se estima que unos 2 mil millones se quedan en la región.
El impacto de las maquinaciones de Washington en los pueblos del Sahara-Sahel y su economía regional ha sido devastador. Más de 60 secuestros de occidentales han llevado al colapso a la industria turística que proporcionaba a las comunidades tuareg en Malí, Níger y Argelia gran parte de sus ingresos en efectivo. Por ejemplo, el asesinato de cuatro turistas franceses en Mauritania, además de secuestros posteriores, provocaron que sólo 173 turistas visitaran Mauritania en 2011, en comparación con 72.500 en 2007 (12). La pérdida del turismo ha privado a la región de decenas de millones de dólares y ha obligado a más y más tuareg (y otros grupos étnicos), especialmente a los jóvenes, a caer en la “criminalidad” del bandidaje y el tráfico de drogas.
El actual desastre de Mali
Si de todo ello se desprende que la última rebelión tuareg en Mali tenía un transfondo histórico complejo, la rebelión que comenzó en enero de 2012 era diferente de todas las rebeliones tuareg anteriores porque había una posibilidad muy real de que tuviese éxito, al menos en lo que se refiere a tomar el control de todo el norte de Mali. La creación del MNLA rebelde en octubre de 2011, por tanto, no sólo era una grave amenaza potencial para Argelia, sino que parece haber tomado el régimen argelino por sorpresa. Argelia siempre ha tenido un poco de miedo a los tuareg, tanto a nivel nacional como en los países vecinos del Sahel. La posibilidad real de que un movimiento nacionalista tuareg en el norte de Malí tuviese éxito militarmente, en un país que Argelia siempre ha considerado como su propio patio trasero, no podía ser tolerada.
La estrategia de la agencia de inteligencia argelina para eliminar esta amenaza ha sido utilizar su control de Al Qaeda en el Magreb islámico para debilitar y luego destruir la credibilidad y la eficacia política de la MNLA. Esto es precisamente lo que hemos visto sucede en el norte de Malí en los últimos nueve meses.
Aunque el gobierno argelino lo ha negado, envió a unos 200 miembros de sus fuerzas especiales a Azawad, el 20 de diciembre de 2011. Su propósito parece haber sido:
• Proteger Al Qaeda en el Magreb Islámico, que había desplazado su base de entrenamiento en el sur de Argelia al norte de Malí, alrededor del 2008
• evaluar los puntos fuertes y las intenciones del MNLA, y
• ayudar a establecer dos ’nuevos’ grupos terroristas salafista-yihadista en la región – Ansar al-Din y MUJAO.
Los líderes de estos nuevos grupos – Iyad ag Ghaly de Ansar al-Din, y el sultán Badi Ould de MUJAO – están estrechamente asociado con la DRS. A pesar de que tanto Ansar al-Din y MUJAO comenzaron con escasas fuerzas, contaron con el apoyo inmediato de mercenarios experimentados y sicarios bien entrenados de las brigadas de Al Qaeda en el Magreb Islámico bajo influencia de la DRS. Esto explica por qué los islamistas fueron capaces de expandirse tan rápidamente y dominar al MNLA tanto política como militarmente.
Aunque la estrategia argelina ha sido eficaz, al menos hasta ahora, su objetivo de debilitar y desacreditar al MNLA ha convertido a la región en una catástrofe humana. La intervención militar extranjera parece cada vez más probable. A pesar de que Argelia siempre se ha opuesto con todas sus fuerzas a ello porque se considera la potencia hegemónica en el Sahel y no Francia. La Resolución del 12 de octubre del Consejo de Seguridad daba a Argelia una última oportunidad para “frenar a sus perros” y diseñar una solución política pacífica. Pero, como la ira contra los islamistas crece y el deseo de venganza de la sociedad civil de Malí se hace cada vez más fuerte, una solución pacífica parece cada vez más improbable.
Rebeliones tuaregs en Malí
Los Tuaregs son aproximadamente 2-3 millones de personas y son la población indígena de gran parte del Sahara Central y del Sahel. El grupo más grande, estimado en 800.000 personas, vive en Malí, seguido de Níger, y con pequeños grupos de población en Argelia, Burkina Faso y Libia.
Ha habido cinco rebeliones tuareg en Malí desde la Independencia, además de las tres de Níger y disturbios esporádicos en Argelia. La última rebelión tuareg en Malí, encabezada por el Movimiento Nacional de Liberación de l’Azawad (MNLA), se inició en enero de 2012. El MNLA esta compuesto tuaregs que habían regresado de Libia alrededor de octubre de 2011, rebeldes que no habían depuesto las armas tras el levantamiento de 2007-09 y otros que habían desertado del ejército maliense. Su número se estima en unos 3.000. A mediados de marzo habían desalojado a las fuerzas militares mal equipadas y peor dirigidas de Mali de la mayor parte del norte del país (Azawad), encontrando poca resistencia. ??
Después de esta humillación del ejército de Malí, los soldados en los cuarteles de Kati, cerca de Bamako, se amotinaron el 22 de marzo, y una junta de oficiales jóvenes tomaron el poder en el país. En una semana, las tres capitales de provincia del norte, Kidal, Gao y Tombuctú cayeron en manos de los rebeldes, y el 5 de abril, el MNLA declaró Azawad estado independiente.
La declaración de independencia del Azawad no ha recibido ningún apoyo internacional. Una razón ha sido la alianza entre el MNLA y Ansar al-Din, un movimiento jihadista de nueva creación dirigido por un notable tuareg, Iyad ag Ghaly, y otro grupo yihadista, Jamat Tawhid Wal Jihad Fi Garbi Afriqqiya (Movimiento para la Unidad y Jihad en el oeste de África – MUJAO). Tanto Ansar al-Din y MUJAO están conectados y son apoyados por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). En mayo, eran estos grupos islamistas, no el MNLA, los que mandaban política y militarmente en Azawad.
A finales de junio, la tensión entre el MNLA y los islamistas estalló en una lucha abierta, el MNLA fue expulsado de Gao y cada vez más marginado políticamente. Desde entonces, los islamistas han impuesto la ley islámica de forma estricta en Azawad, especialmente en Gao, Tombuctú y Kidal. Ejecuciones sumarias, amputaciones, lapidaciones y otras atrocidades semejantes, así como la destrucción de los santuarios sagrados en Timbuktu – declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad – están siendo investigadas por la Corte Penal Internacional. En agosto, casi medio millón de personas habían huido o habían sido desplazadas.
A modo de conclusión
He advertido en numerosas ocasiones en la última década que el modo en que se estaba orquestando el terrorismo en el Sahara-Sahel por la DRS argelina, con conocimiento de los EE.UU. y otras potencias occidentales, inevitablemente daría lugar a una catástrofe, muy posiblemente en forma de una conflagración en toda la región. A menos que ocurra un milagro a comienzos del 2013, el norte de Malí parece ser el sitio donde se iniciará esta conflagración.
Dicho esto, es posible un escenario terrible según algunos de los comandantes de las milicias locales, en su mayoría, tuaregs. Creen que la DRS argelina y sus aliados occidentales están utilizando la situación de Azawad para fomentar la concentración de grupos ‘salafistas-yihadistas’ en la región – el llamado “emirato subsahariano” – y poder así erradicarlos. En ese caso, la DRS argelina sacaría antes a sus “agentes” y dejaría abandonados a su suerte a los “soldados de infantería” – los islamistas fanáticos- frente a los bombardeos.
Pero sea cual sea el escenario que se desarrolle en Malí, cuando escuche las noticias de los desastres y la guerra en Azawad, no piense: “vaya, sólo otra guerra en África”. Recuerde este transfondo oscuro, sórdido y cómo la “Guerra Global contra el Terror” de Washington ha llegado al Sahara-Sahel y sus pueblos están pagando las consecuencias.
ontra el Terror” de Washington ha llegado al Sahara-Sahel y sus pueblos están pagando las consecuencias.
Bamako, Mali
NOTAS:
(1) John Schindler, ‘The ugly truth about Algeria, The National Interest, 10 Jul 2012.
(2) Jeremy Keenan, ‘General Toufik: “God of Algeria”’, Al Jazeera, 29 Sep 2010.
(3) US Joint Chiefs of Staff, ‘Justification for US Military Intervention in Cuba (Top Secret)’, US Department of Defense, 13 Mar 1962. Ha sido publicado en línea en una forma más completa por el Archivo de Seguridad Nacional el 30 de abril de 2001.
(4) James Bamford, Body of Secrets, Doubleday 2001.
(5) Defense Science Board, ‘DSB Summer Study on Special Operations and Joint Forces in Support of Countering Terrorism’. En fas.org/irp/agency/dod/dsbbrief.ppt
(6) Pamela Hess, ‘Panel wants $7bn élite counter-terror unit.’ United Press International, 26 Sep 2002
(7) William M Arkin, ‘The Secret War,’ Los Angeles Times, 27 Oct 2002.
(8) David Isenberg, ‘“P2OG” allows Pentagon to fight dirty’, Asia Times Online, 5 Nov 2002.
(9) Chris Floyd, ‘Into the Dark: The Pentagon Plan to promote terrorist attacks,’ Counterpunch, 1 Nov 2002; Nafeez Mosaddeq Ahmed, ‘Our Terrorists’, New Internationalist, Oct 2009.
(10)Seymour Hersh, ‘The Coming Wars: What the Pentagon can now do in Secret.’ The New Yorker, 24 Jan 2005.
(11) Nafeez Mosaddeq Ahmed, op cit.
(12) eTN Global Travel Industry News, 19 Nov 2008, eturbonews.com
* Jeremy Keenan es un antropólogo social británico de gran prestigio, profesor del SOAS de la Universidad de Londres, especializado en el Sahara-Sahel.
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