miércoles, 19 de mayo de 2010
Aginter Press, el ejército stay-behind portugués, y el destacado papel del ex capitán de la OAS, Yves Guérain Serac.
Sobre la edición de Los ejércitos secretos de la OTAN de Daniele Ganser. Un libro imprescindible para la izquierda (VI)
Salvador López Arnal
Rebelión
19-05-2010
En realidad, Aginter Press, de acuerdo con los últimos documentos obtenidos por la investigación criminal, era un centro de información directamente vinculado a la CIA y al servicio secreto portugués, especializado en operaciones de provocación.
Informe del Senado italiano, 1990
En la cronología de las páginas 341-346 del ensayo de Ganser hay dos breves noticias sobre Portugal. La primera es de 1966; la segunda de 1969.
1966. En Portugal, la CIA crea Aginter Press (que, desde luego, no tiene nada que con la prensa ni con una simple agencia de noticias). Bajo la dirección del capitán Yves Guérain Serac, se pone en marcha un ejército secreto stay-behind que entrena a sus miembros en técnicas de acción encubierta: terrorismo con explosivos, asesinatos silenciosos, técnicas de subversión, comunicación clandestina, infiltración y guerra colonial.
1969. En Mozambique, el Aginter Press asesina a Eduardo Mondlane, líder del FRELIMO, el Frente de Liberación de Mozambique.
Con algo más de detalle, con mayor mirada y desarrollo históricos.
En mayo de 1926, el general portugués Gomes da Costa dio un golpe de Estado. Abolió la constitución, anuló el Parlamento e instauró una dictadura militar. Tiempo después, Salazar tomó el poder. Durante la guerra civil española, apoyó al general golpista con tropas y suministros. Los dos líderes fascistas, una alianza estratégica ultraconservadora que protegió parte del frente occidental, garantizaron a Hitler y Mussolini que Portugal y España se mantendrían neutrales durante la II guerra mundial. Tras la victoria de la Unión Soviética, tras la derrota de Hitler y Mussolini, Salazar, al igual que Franco, se encontraron en una situación delicada. Sin embargo, con la política de Truman y sus aliados y su lucha contra el comunismo a escala global, obtuvieron el apoyo, oculto en ocasiones, de Washington y Londres. A pesar del apoyo salazarista al golpe militar en España, a pesar de su alianza con Hitler y Mussolini, Portugal figuraría en 1949 entre los miembros fundadores de la OTAN. Las señas de identidad de la Alianza militarista anticomunista estuban claras desde su misma fundación. Claudín y Ludolfo Paramio parecieron olvidarlo treinta años después.
Salazar dirigió Portugal durante cuatro décadas, hasta su muerte en 1970. Como en las dictaduras de Latinoamérica, como en el Estado policial franquista español, la ciudadanía portuguesa estuvo controlada por un aparato de represión que operaba más allá de cualquier control legal o parlamentario. La guerra secreta contra la oposición política, especialmente contra los comunistas, fue habitual. Las operaciones eran llevadas a cabo por diversos servicios y organismos, pero de manera especial por la PIDE, la temible Policía Internacional de Defensa del Estado.
La existencia de ejércitos de la CIA vinculados a la OTAN en Portugal fue revelada por primera vez en 1990, siguiendo los pasos del Gladio italiano. La prensa local afirmó ese mismo año que el ejército secreto en Portugal era llamado “Aginter Press”. “Bajo el titular “Gladio actuó en Portugal” –señala Ganser- el periódico portugués O Jornal informaba a los sorprendidos lectores que “La red secreta, creada en el seno de la OTAN y financiada por la CIA, cuya existencia ha sido revelada recientemente por Giulio Andreotti, tuvo una rama en Portugal en los años sesenta y en los setenta. Era denominada “Aginter Press” y habría estado implicada en operaciones de asesinatos en Portugal, así como en las colonias de Portugal en África”.
Aginter Press no imprimía libros o panfletos de propaganda anticomunista. Entrenaba a terroristas ultraderechistas. Se especializó en trabajos sucios y en la guerra secreta. En Portugal y en otros lugares. La organización estuvo apoyada por la CIA y dirigida por oficiales europeos s que, con la ayuda de la PIDE, reclutaron a militantes fascistas de abigarrado origen. La investigación del Senado italiano descubrió que extremistas italianos de ultraderecha habían sido entrenados por Aginter Press; complementariamente, en Portugal se descubrió que una rama de Aginter Press, la “Organisation Armée contre le communisme International” (OACI), había operado en Italia.
La organización secreta portuguesa estuvo liderada por el capitán Yves Guillon, más conocido por su sobrenombre: Yves Guérain Serac (YGS). YGS fue un especialista en la guerra secreta que había recibido medallas de honor de los Estados Unidos, incluida la estrella de bronce, por su participación en la guerra de Corea.
El gobierno de Portugal vaciló en investigar la historia de Aginter Press y la guerra secreta. Pero la comisión del senado italiano que investigaba Gladio y las masacres de 1997 continuó su trabajo e interrogó al juez Guido Salvini. Con un excelente conocimiento del terrorismo de extrema derecha en Italia y en otros países, Salvini también había estudiado los documentos disponibles sobre Aginter Press. Ganser cuenta este diálogo en la comisión italiana. “¿Es el servicio secreto americano CIA”, preguntó el senador Manca de la comisión Gladio a Salvini, “de acuerdo con su análisis, directamente responsable por las operaciones llevadas a cabo por Aginter Press?” El juez Salvini respondió: “Senador Manca, ha hecho usted una pregunta muy importante ahora” y debido a la sensibilidad política de su respuesta pidió que esta fuese expresada sólo durante una sesión secreta. Se acordó esto último, y los documentos todavía son inaccesibles.
El ejército secreto portugués Aginter Press, de acuerdo con Salvini, llevó a cabo, como muchos otros ejércitos secretos en Europa Occidental, una tarea doble: la red stay-behind se entrenó en la clandestinidad para una eventual invasión soviética (¡de Portugal!) y, en ausencia de tal invasión, combatió contra algunos grupos políticos de izquierda de acuerdo con las estrategias de guerra secreta en los países de Europa occidental.
Durante décadas miembros de Aginter Press estuvieron en activo, bajo diferentes etiquetas, en la guerra secreta anticomunista, si bien Aginter Press fue fundada en Lisboa en septiembre de 1966. Las operaciones en el interior de Portugal fueron el objetivo estratégico principal de sus fundadores y de la CIA, mucho más que el temor ante una invasión soviética. Aquellos años se caracterizaron por protestas de izquierda a gran escala en numerosos países de Europa occidental contra la guerra de Vietnam y el apoyo norteamericano a las dictaduras reaccionarias en Latinoamérica y Europa occidental. Tanto Salazar como la PIDE temían los efectos potencialmente desestabilizadores del movimiento social y entre otros instrumentos se apoyaron en Aginter Press para combatir al movimiento.
La mayor parte de los soldados secretos que en la segunda mitad de los años sesenta se unieron a Aginter Press en Lisboa habían combatido previamente en África y el sudeste asiático intentando en vano evitar la pérdida de las colonias europeas en manos de los poderosos movimientos de independencia. El director de Aginter fue el capitán Yves Guérain Serac, un militante católico y anticomunista reclutado por la CIA.
YGS era un ex oficial del ejército francés que había visto la derrota de Francia a manos de Hitler en la segunda guerra mundial. Veterano de la guerra francesa en Vietnam (1945-1954), veterano de la guerra de Corea (1950-1953), veterano de la guerra francesa en Argelia, Guérain Serac había servido en la 11eme Demi-Brigade Parachutiste du Choc, una unidad encargada del trabajo sucio del servicio secreto francés SDCE, estrechamente ligada al stay-behind francés. En 1961, junto con otros oficiales experimentados del 11eme du Choc había fundado la clandestina e ilegal Organisation Armée Secrète, la OAS, para mantener el control francés sobre la Argelia colonial y derrocar al gobierno francés del Presidente De Gaulle y reemplazarlo por un Estado francés autoritario y anticomunista. Después de que Argelia lograse su independencia en 1962, y De Gaulle liquidara la OAS, antiguos oficiales de la organización armada, incluyendo a Guérain Serac, estaban en gran peligro. Abandonaron Argelia y a cambio de asilo y otras facilidades ofrecieron sus habilidades para la guerra secreta, acción encubierta, contraterrorismo y terrorismo, a dictadores de Latinoamérica y Europa. Franco entre ellos.
Su diáspora fortaleció a las redes militantes de extrema derecha internacionalmente, y en junio de 1962 Yves Guérain Serac fue contratado por Franco para emplear sus habilidades junto con el ejército secreto español contra la oposición española comunista. Desde España Guérain Serac se trasladó al Portugal de Salazar: de acuerdo con su análisis, Porrugal no era el único imperio colonial que quedaba sino también el último baluarte contra el comunismo y el ateísmo. YGS ofreció sus servicios a Salazar. Ganser recuerda un comentario de este militar fascista: “Los otros han bajado sus armas, pero yo no. Tras la OAS, volé a Portugal para continuar la lucha y expandirla en sus dimensiones propias; es decir, una dimensión planetaria”.
En Portugal, Guérain Serac se vinculó con extremistas franceses y fugitivos de la OAS, por lo que el antiguo petainista Jacques Ploncard d’Assac le introdujo en los círculos conservadores y la PIDE. Debido a su amplia experiencia, Guérain Serac fue reclutado como instructor de la paramilitar Legiao Portuguesae impulsó Aginter Press como ejército secreto anticomunista portugués, con el apoyo tanto de la PIDE como de la CIA: Aginter Press organizó campos de entrenamiento en los que instruyó a mercenarios y terroristas en un curso de tres semanas de técnicas de acción encubierta, como acciones terroristas de colocación de bombas, asesinato silencioso, técnicas de subversión, comunicación e infiltración clandestinas, y guerra colonial.
Junto a Guérain Serac, el terrorista italiano Stefano Delle Chiaie estuvo entre los padres fundadores de Aginter Press. “Actuamos contra los comunistas y contra el Estado burgués, contra la democracia, que nos despojó de nuestra libertad. Y por ello tuvimos que utilizar la violencia”, señaló Delle Chiaie. “Se nos consideraba criminales, pero en realidad no éramos sino las víctimas de un movimiento progresista antifascista. Por tanto queríamos hacer públicas nuestras ideas, queríamos ser escuchados en todo el mundo”. A la edad de 30 años, Delle Chiaie, a mediados de los años sesenta, organizó el ejército secreto Aginter junto a Guérain Serac y el apoyo de la CIA. “Junto con un amigo mío francés [Guérain Serac] decidí entonces [1965], establecer la agencia de prensa Aginter Press, para ser capaces de defender nuestros puntos de vista políticos”.
En los años que siguieron Delle Chiaie se convirtió en el más brutal de los terroristas vinculados directamente a la guerra secreta. En Italia se involucró en golpes de Estado y masacres, incluyendo la de Piazza Fontana de 1969, y en Latinoamérica, junto con el nazi Klaus Barbie ayudó a apuntalar dictaduras reaccionarias.“Nuestras filas se componen de dos tipos de hombres: (1) Oficiales que han llegado hasta nosotros tras la lucha en Indochina y Argelia, y algunos que incluso se alistaron con nosotros tras la batalla por Corea”, relató el mismo Guérain Serac, Director de Aginter. “(2) Intelectuales que, durante este mismo período dirigieron su atención al estudio de las técnicas de subversión marxista”. Estos intelectuales, como observaba Guérain Serac, habían formado grupos de estudio y compartían experiencias “en un intento de diseccionar las técnicas de subversión marxistas y fundamentar las bases para una contra-técnica”. La lucha, estaba claro para Guérain Serac, debía ser llevada a cabo en numerosos países: “Durante este período hemos establecido sistemáticamente vínculos estrechos con grupos de mentalidad parecida que surgían en Italia, Bélgica, Alemania, España o Portugal, con el propósito de formar el núcleo de una auténtica Liga Occidental de Lucha contra el Marxismo”. Llegando directamente desde los teatros de guerra, muchos soldados secretos, y sobre todo sus instructores, incluyendo a Guérain Serac, tenían muy poco respeto por las soluciones no-violentas a conflictos. El mismo Guérain Serac, junto con muchos otros, estaba convencido de que para derrotar al comunismo en Europa occidental las operaciones secretas terroristas eran necesarias: “En la primera fase de nuestra actividad política debemos crear el caos en todas las estructuras del régimen” declaró sin indicar específicamente cuál era el Estado blanco de sus operaciones. “Dos formas de terrorismo pueden provocar tal situación: El terrorismo ciego (cometiendo masacres indiscriminadamente que causen un gran número de víctimas), y el terrorismo selectivo (eliminar a personas escogidas)”. En cada caso, del terror llevado a cabo en secreto por la extrema derecha debe ser culpada la izquierda, tal y como el maestro y eminencia gris del terrorismo anticomunista insistía: “Esta destrucción del Estado debe ser llevada a cabo tanto como sea posible bajo la máscara de actividades comunistas.” Los ataques terroristas de los ejércitos secretos han sido pensados para desacreditar al gobierno y forzarlo a virar hacia la derecha: “Tras ello, debemos intervenir en el corazón del ejército, el poder jurídico y la Iglesia, para influir en la opinión pública, sugerir una solución, y demostrar claramente la debilidad del aparato legal actual... la opinión pública debe ser polarizada de tal modo que seamos presentados como el único instrumento capaz de salvar a la nación. Es obvio que necesitaremos considerables recursos financieros para llevar a cabo tales operaciones.”
La CIA y el servicio secreto militar de Salazar, la PIDE, proporcionaron la financiación para el terrorismo de Guérain Serac. Un documento de Aginter titulado “Nuestra actividad política” y fechado en noviembre de 1960 fue hallado a finales de 1974. No tiene desperdicio. Describe cómo un país puede ser objetivo de la guerra secreta: “Nuestra creencia es la de que la primera fase de la actividad política debe ser la de crear las condiciones que favorezcan la instalación del caos en todas las estructuras del régimen”. Como componente más esencial de la estrategia, de la violencia infligida deben ser culpados los comunistas y las huellas debe ser colocadas de acuerdo a ello. “Desde nuestro punto de vista el primer movimiento que debemos realizar es el de destruir la estructura del Estado democrático amparados bajo la más cara de estar realizando actividades comunistas y pro-chinas”. El documento continuaba señalando que los grupos militantes de izquierdas debían ser infiltrados y manipulados: “Además, tenemos gente infiltrada en estos grupos y obviamente debemos diseñar nuestras acciones en base al ethos del medio; propaganda y acción de un tipo que parezca haber emanado de nuestros adversarios comunistas”. Tales operaciones de bandera falsa, concluían los soldados secretos, “crearán un sentimiento de hostilidad hacia aquellos que amenazan la paz de todas y cada una de las naciones”. ¿Quiénes amenazaban la paz de todas y cada una de las naciones? ¿Los comunistas? Por supuesto.
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