sábado, 24 de abril de 2010

El caso para la solución de un estado


24-04-2010
Ahmed Moor
The Huffington Post
Traducido del inglés por Carlos Sanchis

Los entendidos de Washington ahora pronostican un plan equivocado dictado por Obama para solucionar el conflicto palestino-israelí. Más recientemente, Zbigniew Brzezinski y Stephen Solarz tomaron a las páginas del Washington Post para poner a flote la idea de una paz impuesta, que en gran parte mina históricos derechos intransmisibles palestinos. Los autores piden la anulación del derecho de retorno palestino y la creación " de un estado palestino desmilitarizado.

El globo sonda evita cualquier debate sobre las dinámicas del parlamento israelí y la incapacidad del gobierno de Netanyahu para ceder algo sin mostrar la semilla de su propia disolución, algo que el primer ministro israelí, Netanyahu, probablemente efectuará mientras negocia la composición de su coalición de gobierno. Pero su fracaso más garrafal es la presunción de que los palestinos aceptarán dócilmente los dictados estadounidenses respecto al derecho de retorno. Como palestino, creo que cualquier plan que busque sacrificar nuestros inalienables derechos humanos para asegurar mayorías en Israel en base a las razas, fracasará.

Brzezinski y Solarz comienzan su artículo parafraseando una declaración hecha por el actual ministro de defensa de Israel, Ehud Barak. Escriben que la “ausencia de la solución de los dos estados es la mayor amenaza para el futuro de Israel." Presumiblemente, el Sr. Barak está indirectamente refiriéndose a la solución de un estado, o el creciente llamamiento de los palestinos y de judíos antisionistas para crear un estado democrático en toda la Palestina histórica. Ello dice que el ministro de defensa israelí -- y Messrs Brzezinski y Solarz – parecen ver un creciente movimiento en Tierra Santa en pro de derechos iguales y de liberación como “la mayor amenaza para el futuro de Israel."

En un sentido, tienen razón. En la medida en que Israel debe existir exclusivamente para el pueblo judío, la concesión de derechos a los aproximadamente cuatro millones de palestinos que viven bajo ocupación israelí hoy en día plantean una amenaza para su existencia. Pero también lo es el aproximado 20% de israelíes que no son judíos (mayoritariamente ciudadanos palestinos de Israel) que están creciendo más rápidamente como población que los judíos israelíes. Esta es la anacrónica obsesión con la mentalidad racial del estado que creó el problema de los refugiados palestinos en primera instancia. El Mandato Británico fue étnicamente limpiado por las fuerzas armadas sionistas en 1948 para crear espacio para un estado de mayoría judía, como ha documentado el historiador israelí Ilan Pappe en su libro La limpieza étnica de Palestina.

Por cierto, este es el pecado original que Brzezinski y Solarz buscan recompensar eliminando el derecho de retorno palestino que esta establecido en el derecho internacional y humanitario. Uno se pregunta qué prescripciones ofrecerán Barak, Brzezinski y Solarz en el caso eventual de un baby boom en Israel en las próximas décadas.

Dejando a un lado por un momento la justificación racial que apuntala la existencia del Estado Judío, es valioso examinar las razones por las que ninguna solución de los dos estados puede funcionar hoy. En primer lugar, como previamente he señalado, los palestinos no renunciaremos al derecho de retorno. El Sr. Abbas, quien no puede reclamar ninguna legitimidad moral o electoral, difícilmente está en posición para negociar inmediatamente. En segundo, hay aproximadamente 500.000 colonos judíos en Jerusalén Este y en Cisjordania, y nadie es capaz de desalojarlos de sus casas.

Uno puede hablar de intercambios de tierra, pero la realidad consiste en que el estado israelí ha hecho un meticuloso trabajo colonizando grandes franjas de tierra alrededor de Jerusalén y adentrándose en Cisjordania, cortándola en dos eficazmente. La contigüidad territorial es enormemente importante para tejer un estado y no aparece probable aquí. Un tercio de la Tierra Santa es relativamente árido. La mayor parte del agua que los israelíes consumen viene de los acuíferos litorales y de los montes, los cuales están situados bajo territorio palestino. A pesar del derecho internacional y del sentimiento predominante de la mayor parte del mundo, Israel, sencillamente, no abandonará el control de tales reservas estratégicas de agua dulce.

Finalmente, existen consideraciones israelíes de seguridad. Como Brzezinski y Solarz generosamente admiten, Israel nunca estará de acuerdo con un estado palestino con un ejército convencional. Un estado sin opción a un ejército no es, en absoluto, realmente un estado, especialmente puesto que Israel posiblemente continuará llevando a cabo ataques en territorio palestino.

A consecuencia de que la solución de los dos estados es impracticable, tanto por razones prácticas como morales, hay solamente una salida que satisface los valores liberales básicos estadounidenses de libertad de expresión, no discriminación racial, igualdad ante la ley, etc. esta es la solución de un estado. Cuando viví en Nueva Cork, vivía junto a personas que procedían de lugares de todo el mundo, muchos de los cuales eran judíos estadounidenses e israelíes. Sin embargo, no tengo los mismos derechos en mi país de nacimiento. La gente razonable puede preguntarse por qué los judíos pueden vivir junto a los palestinos en los Estados Unidos, pero no pueden entender vivir junto a los palestinos en Israel.

El camino a la solución de un estado está lleno de muchas dificultades. La lucha probablemente será tan prolongada como la lucha de Sudáfrica, y cuestiones conflictivas como los derechos nacionales, lenguas oficiales y una bandera conveniente tendrán que ser elaboradas. Pero muchos activistas palestinos y judíos ya han emprendido este camino. Muchos de estas personas han venido a apoyar la solución de un estado después de la aceptación de que la solución de los dos estados nunca va a materializarse; unos bantustanes es todo lo que la comunidad internacional, siendo realistas, puede ofrecer a los palestinos, muy pocos palestinos estarán de acuerdo con ello.

Mi consejo al presidente estadounidense es aceptar la realidad como es. Nosotros, los palestinos, lucharemos por derechos iguales en nuestro país del mismo modo que los negros de Estados Unidos lucharon por sus derechos. Mayoritariamente persistiremos en exigir la implementación de nuestro derecho de retorno. Nuestro derecho de retorno es nuestro derecho a sentarnos en cualquier sitio del autobús, o asistir a cualquier escuela. Sería una trágica ironía si el primer presidente negro de los Estados Unidos dejara el cargo con un legado de apoyo al último estado del apartheid en el mundo.

Ahmed Moor es un periodista independiente palestino-estadounidense que vive en Beirut. Nació en la Franja de Gaza, Palestina.

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