lunes, 5 de octubre de 2009

EL RENACIMIENTO ISLÁMICO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Y LATINOAMÉRICA: REQUERIMIENTOS Y CONDICIONES PREVIAS


Dr. T. B. Irving [2]
Revista ALIF NUN

La situación del Islam en el mundo ibérico (España, Portugal y Latinoamérica) es bastante diferente a la de los países anglófonos o la de las antiguas colonias francesas en el norte de Africa, Africa negra o incluso en la propia Francia. Por esta razón, el mensaje islámico necesita presentarse en Latinoamérica y la Península Ibérica de un modo diferente al de las áreas anglófonas o el mundo francés.

En primer lugar, los países que ahora se llaman España y Portugal gozaron de nueve siglos de gobierno islámico, desde el año 91 d.H. / 711 d.C., cuando Tariq ibn Ziyad arribó por vez primera a Gibraltar, el monte que todavía lleva su nombre (Yabal Tariq [3] , en árabe), hasta 1610, cuando el rey Felipe III decretó finalmente la expulsión de los últimos musulmanes españoles de la Península Ibérica. [4]

Desde ese momento, el Islam dejó de ser tolerado allí, aunque el Cristianismo no sufriera una suerte similar en el Líbano o Egipto, por ejemplo. Los musulmanes hicieron frente a una larga y dura persecución en todas las colonias de habla hispana, en las antiguas colonias del lejano oriente, como las Filipinas, y del lejano sur, como Argentina. [5]

Es ésta una vasta zona; desafía en tamaño a los mundos árabe o islámico, especialmente en lo que se refiere a la dificultad de encontrar información sobre ella. Por esta razón, el presente trabajo es ante todo un resumen de la situación, pues consideramos que éste debe hacerse para mejorar el tratamiento del Islam en esos países.

Islam hispano


Ante todo, los musulmanes deberían insistir frente al mundo en que la Península Ibérica ( Yazirat al Andalus) floreció culturalmente hablando bajo el Islam. Esos nueve siglos de Islam (711-1610) fueron gloriosos e hicieron que, en comparación, el resto de Europa palideciera y pareciera un territorio bárbaro.

La zona sur de España que todavía es llamada Andalucía continúa siendo el “Paraíso Perdido” (al Firdaws al Mafqud) en la imaginación de los norteafricanos, pues la España árabe fue la fuente de sus formas artísticas, literarias y musicales más hermosas: al 'adab al 'andalusi , como todavía es conocida y admirada en todo el mundo árabe.

Por otra parte, los españoles y los latinoamericanos de hoy en día no son muy conscientes del genocidio y la devastación que la Inquisición católica produjo entre los musulmanes españoles y, de hecho, en la propia mentalidad hispana. [6] Cuando se limitan a leer sus propios libros de historia, resulta sorprendente lo poco que saben sobre su herencia incluso los españoles y portugueses modernos y liberales, aunque estén rodeados de los monumentos construidos por los musulmanes andalusíes o los trabajadores cautivos mudéjares (mudayyan) que vivíeron antes que ellos.

Este desconocimiento no sólo es un hecho en España y Portugal sino también en Latinoamérica, desde México hasta Chile. Pregunten hoy en día a cualquier persona que hable portugués o español sobre el significado del pasado islámico en su cultura y sólo les contestará con vagos prejuicios y clichés sobre los “moros”, nombre que todavía reciben los musulmanes españoles en los modernos libros de texto españoles y europeos. [7]

Un amigo mío de Málaga, en la costa mediterránea –ciudad que no fue fundada ni llamada así por los árabes, sino por los fenicios, miles de años antes que aquellos– no sabía mucho sobre la historia de su propia ciudad hasta que conseguí que se interesara en ella. Desde luego, si hablamos de los derechos civiles contemporáneos, no resulta agradable leer sobre acontecimientos como la toma de Málaga por los castellanos en el año 1487 y la perfidia de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, hacia los ciudadanos musulmanes desarmados que se habían rendido. Estos renunciaron a sus riquezas, las cuales entregaron como rescate, y sin embargo fueron vendidos como esclavos. [8] Córdoba y Sevilla también fueron cruelmente despobladas y saqueadas cuando los españoles norteños se apoderaron de ellas en 1236 y 1248, respectivamente.

La España y el Portugal islámicos tuvieron grandes pensadores como Ibn Hazm, el primer estudioso en Europa de la religión comparada, quien escribió de manera sutil sobre el amor [9] ; Ibn Tufayl, el médico y ministro de estado que dio lugar al relato de Robinson Crusoe en Marruecos y España, siete siglos antes de que Defoe lo hiciera en Inglaterra [10] ; o su brillante alumno, Ibn Rushd o “Averroes” –según la traducción latina de su nombre–, quien revivió el estudio de Aristóteles a finales del siglo XII, sólo unas décadas antes del nacimiento de universidades como la de París y Oxford en Europa Occidental. [11]

El filósofo hispano-tunecino Ibn Jaldún fundó la ciencia de la sociología y la filosofía de la historia mucho antes de que Occidente las adquiriera a través de Vico y Saint Simon, o luego con Spengler y Toynbee. Esto fue posible porque Ibn Jaldún observó de primera mano los disturbios sociales y políticos por todo el Mediterráneo y conoció a Pedro el Cruel de Castilla en Sevilla, donde su familia se alojaba. [12]

Poetas como Ibn Zaidun de Córdoba y al-Mu‘tamid, rey de Silves y Sevilla, cantaron de un modo tan bello al amor y al infortunio como cualquier poeta del movimiento romántico europeo. Todos esos hombres de letras fueron musulmanes andalusíes cuya contribución a la cultura mundial necesita ser estudiada y recuperada.

Así pues, cualquier aproximación de los musulmanes de otros países a Iberoamérica debería hacerse hoy en día con la intención de recuperar esta herencia abandonada y despertar el interés en ella, el cual debe estar basado en una investigación y un conocimiento verdaderos, y no en tópicos que reflejen prejuicios y calumnias. La Alhambra fue un magnífico complejo de edificios públicos, pero Andalucía no se limitó a la Alambra; ésta fue el reflejo de un pequeño y moribundo reino del sur que durante dos siglos y medio resistió valientemente contra los montañeses norteños de Castilla y Aragón.

Por lo tanto, esta herencia islámica debe hacerse realidad para los ciudadanos de los países hispanos y lusitanos de hoy en día, pero primero debe llegar a ser igual de real para los musulmanes educados en otras partes del mundo. Algunos expertos egipcios, pakistaníes, tunecinos y marroquíes han llevado a cabo estudios sobre este tema, pero la investigación y los trabajos sobre este asunto deben fomentarse aún más. Hay un grupo que ha realizado esos estudios, como los egipcios ‘Abdullah Enan y el Dr. Husain Mu’nis, profesores marroquíes como ‘Abdullah Genoun y Muhhammad Dawd, o el difunto profesor tunecino ‘Uthman Ka’ak.

Además, la información recabada debe ser ampliamente difundida en árabe, español, portugués, inglés y francés. Debe enterrarse el mito occidental de que los árabes y los musulmanes son inferiores y se les puede llamar “moros” y otros términos despectivos. [13]

Se debería comenzar con versiones fiables del propio Corán en portugués y español, el documento básico para comprender el sistema ético que prevalece desde Marruecos, en la costa atlántica, hasta Indonesia, en el Pacífico. Hoy en día existen unas pocas traducciones, pero son bastante deficientes; se han realizado sin emplear en absoluto ninguna fuente de origen hispanomusulmán, sino las fuentes europeas habituales, muy críticas hacia el Islam. [14]

También existe una gran riqueza potencial en el aljamiado, la literatura ayamiyyah en portugués, español y aragonés que debemos recuperar, así como aumentar los debates y los comentarios sobre la misma [15] .Algunos especialistas occidentales de la actualidad no prestan atención a esta literatura por considerar que “sólo tiene interés lingüístico”, lo cual muy a menudo significa su muerte espiritual en los círculos académicos. Sin embargo, varios ejemplares aljamiados del Corán están esperando ser publicados en la Biblioteca de El Escorial, situada en las montañas del noroeste de Madrid, y en la Biblioteca Nacional de la capital de España [16] . Los archivos y las universidades portuguesas también son ricos en estos documentos.

Así pues, necesitamos preparar y publicar textos adecuados sobre España, sobre la propia religión del Islam y sobre la historia y la cultura del vasto mundo islámico, desde la misma España y Portugal hasta México y Filipinas, o Chile y Argentina. Debemos recordar que hay veintitantos países que necesitan ser estudiados uno por uno, cada uno de los cuales posee su propio conjunto de leyes, pero que, al mismo tiempo, comparten una ignorancia que proviene de las mismas circunstancias basadas en la cruel expulsión de los musulmanes españoles de la Península Ibérica.

Consideraciones históricas


Según el geógrafo marroquí al-‘Idrisi, los primeros musulmanes que llegaron al Nuevo Mundo podrían haber sido marineros de Lisboa, en el moderno Portugal [17] . Tal vez algunos norteafricanos los siguieron, aunque los puertos marroquíes nunca han destacado por sus marinos aventureros. El nombre de “Antilla” aparece en una lejana isla del Atlántico, en el mapa del siglo XIII de al-‘Idrisi. El hecho resulta impresionante, como lo es el conocimiento que tenían los marroquíes incluso del lejano Océano Índico donde navegó Simbad. Al-‘Idrisi llevó a cabo toda esta investigación desde su estudio en la isla mediterránea de Sicilia, donde trabajaba.

Por otro lado, en un templo de Chichenitza en la Península del Yucatán, costa este de México, existen frescos anteriores al año 1002 donde se muestran a navegantes y guerreros no mayas que han sido tomados como prisioneros en una batalla naval. Se dice que los plátanos y los cacahuetes habrían viajado de este modo desde y hacia América, incluso antes de Colón.

Así pues, sería recomendable que los documentos y los diarios de navegación árabes fueran investigados en detalle; es en este terreno donde las nuevas universidades de Oriente Próximo e Iberoamérica podrían hacer algunas de sus investigaciones.

Más tarde llegaría el periodo colonial ibérico de ultramar, el cual podría llamarse la “Edad Media” americana. Los métodos empleados por castellanos y aragoneses para conquistar Andalucía se usaron también en América, donde convirtieron en siervos a los indios –aztecas en México, mayas en América Central, chibchas en Colombia, incas en Perú,...–, fundando lo que ellos llamaron encomiendas o “administraciones” sobre los indios, para beneficio de los conquistadores, al igual que los artesanos musulmanes vencidos habían sido insertados en la España católica.

Algunos de estos trabajadores, los llamados “mudéjares”, también cruzaron el Atlántico junto a sus hermanos moriscos, conversos contra su voluntad al Cristianismo. No sabemos quiénes fueron estos trabajadores, pues muchos de estos viajes fueron clandestinos y los hicieron con nombres falsos o no islámicos. Por lo general, a los inmigrantes no se les permitía llevar a sus esposas con ellos, pero aún así formaron la principal población de musulmanes en el Nuevo Mundo, en especial las clases artesanas de los países caribeños y andinos. Wolofs de Senegal fueron enviados como soldados a Chile, y mandingos de Malí y fulanis de las amplias sabanas de Africa Occidental también llegaron a otros países.

Por ejemplo, todos los musulmanes que llegaban a México eran absorbidos con el tiempo en esa sociedad, donde se mezclaban con los indios nativos en lugar de con los criollos españoles. Estevanico Dorantes (m. 1539) fue un soldado marroquí que llegó a ser oficial del ejército español y condujo una expedición en lo que hoy es Nuevo México y Arizona. Belencazar hizo lo mismo en el Ecuador y el sur de Colombia, fundando la ciudad de Popayán en este último país.

La sociedad colonial era flexible, aunque opresiva. Ya que las ciudades eran grandes, esos inmigrantes forzados tendían a establecerse en ellas, y con el tiempo desaparecían. Lo mismo sucedió en Cuba (o Nueva Granada, como era conocida entonces), en Venezuela y en los países andinos de Ecuador, Perú y Bolivia (o Alto Perú), donde había minas de plata y una concentración de riqueza en las ciudades que exigía artesanía fina. Personalmente, necesito saber más sobre estos aspectos en el caso de Brasil.

Estos obreros especializados eran carpinteros, albañiles, herreros y trabajadores de azulejos en las colonias españolas y portuguesas. El concejo municipal de la ciudad de México, después de que muchos musulmanes y moriscos españoles fueran esclavizados y enviados a las colonias de ultramar, aprobó ordenanzas a principios del siglo XVII para negarles los privilegios gremiales.

Su trabajo puede verse hoy en Guatemala, no sólo en los edificios coloniales sino también en las modernas estructuras que han adoptado su estilo, especialmente en los azulejos de los suelos y las paredes, en las rejas metálicas –tanto de hierro forjado como de latón y cobre– y en los armarios de fina factura. Los techos de las iglesias de Colombia y México fueron construidos por obreros mudéjares que adaptaron su cuidada carpintería para proteger esas construcciones contra los terremotos. Los edificios de las ciudades peruanas disponen de balcones de madera frente a las ventanas como los que pueden verse a lo largo de la costa del Mar Rojo y del Golfo Pérsico, todos diseñados para dirigir la brisa a través de sus celosías. Las puertas decorativas fabricadas al estilo mudéjar se pueden encontrar en las ciudades mineras de Bolivia. [18]

De este modo, el arte islámico y los obreros musulmanes se mantuvieron activos incluso en época de la feroz colonización española, pues, como dijo en cierta ocasión el gran genocida Cardenal Ximénez de Cisneros: “ellos carecen de nuestra fe, pero nosotros carecemos de sus obras”. Por esta razón, incluso la intolerante Iglesia Católica trasladó a muchos de esos artesanos para que decoraran sus edificios en las colonias portuguesas y españolas de ultramar.

Estos trabajadores llegaron sin sus esposas, como ya se ha dicho, y por eso se produjeron matrimonios mixtos entre las familias proletarias de la zona; su identidad musulmana se fue perdiendo con el paso del tiempo, pero su artesanía pervive en las rejas de metal, los azulejos y las celosías de los edificios coloniales y de épocas posteriores, tal y como puede ver cualquier visitante a Latinoamérica. Hoy en día el peligro es que cualquier nuevo inmigrante a esos países puede convertirse en musulmán nominal, como también ocurre en Norteamérica. ¿Cómo pueden llegar a concienciarse de su necesidad espiritual? Deben ayudarse a sí mismos, antes de que cualquier gobierno o institución educativa los ayude.

Los pueblos negros que viven en Bahía, al noreste de Brasil, y en las Indias Occidentales, deben reconocer los rasgos verdaderamente islámicos para poderlos encontrar en su sociedad actual. Por ejemplo, en Trinidad, un negro musulmán es llamado mandingo, mostrando así que sus antepasados provienen de Malí o Gambia, en Africa Occidental. En la actualidad hay una mezquita en la isla holandesa de Curaçao, frente a las costas de Venezuela, pero los musulmanes son en su mayor parte de origen árabe e indio [19] . Otros viven en Demerara, Guyana, y en Barbados, donde tienen varios lugares de culto.

Sin embargo, en Surinam, las qiblas de las mezquitas no apuntan a La Meca sino hacia Occidente, como se hace en Indonesia, de donde provienen estos musulmanes. Esto recuerda a la gran mezquita de Córdoba, en España, donde la qibla apunta hacia el sur, como ocurre en muchas mezquitas del norte de Africa.

Ya que estos inmigrantes eran asimilados en la sociedad, cualquier estudio de este tipo debe ser de carácter sociológico e histórico, pues las nuevas universidades que están surgiendo en Iberoamérica y Oriente Medio tienen el deber de promover dicha investigación. Los expertos musulmanes necesitan estudiar los veinte países, uno por uno, a fin de rescribir su historia desde el descubrimiento de América por Colón e incluso desde antes de esa fecha. Deberían estudiar a nivel psicológico cómo poder revivir su personalidad y conciencia islámicas, para que América Central y del Sur puedan reconstruir su herencia y las líneas de comunicación con el mundo islámico de Africa y Oriente Medio.

Así pues, la población de Latinoamérica incluye a los descendientes de personas procedentes de Africa Occidental, España, Portugal y Oriente Medio que ya eran musulmanas en sus lugares de origen. En Trinidad y Guyana todavía existen grupos procedentes del subcontinente indio e Indonesia cuya cultura y religión fueron desatendidas y oprimidas por las autoridades holandesas y británicas. Con la independencia, hoy en día pueden recuperar su herencia y sentirse de nuevo orgullosos de ella.

No todos estos emigrantes forzosos desde Africa hacia la región del Caribe y Brasil eran esclavos o siervos, sino que las leyes hispanoamericanas se interpretaban en su contra con el fin de someterlos y hacerles desaparecer en la sociedad cristiana. Las colonias portuguesas y españoles produjeron una legislación y engendraron unos métodos policiales que impusieron estas limitaciones en la sociedad misma. Los musulmanes no podían rezar con libertad al Dios Unico en ningún país hispano; la actitud oficial en vigor era activamente hostil y ésta se reforzó a nivel público desde que quedó reflejada en las leyes españolas mismas.

Era una vida dura y cruel para las víctimas, cuya historia nunca ha sido recordada adecuadamente. Henry Lea, un historiador mormón de Philadelphia, intentó escribir sobre ello a principios del siglo XX, pero pocas personas leen ahora sus escritos sobre este despiadado periodo.

Por desgracia, muchas de estas actitudes han prevalecido durante mucho tiempo. En Argentina, por ejemplo, el único nombre islámico masculino que podía usarse legalmente era Omar; los nombres islámicos y no cristianos estaban prohibidos por ley [20] , un legado de la Inquisición, del “Santo Oficio”, como la llama la Iglesia Católica. Todo el sistema escolar se ha visto contaminado durante siglos: la moderna República de Colombia mantenía un concordato o tratado con el Vaticano que facultaba a éste para supervisar todos los libros de texto usados en todos los colegios públicos del país, y no sólo en los de la Iglesia. Estas prácticas también se daban en la propia España, donde los términos “moro” y “mahometano” se han usado de un modo generalizado y con prejuicios. Los pasaportes no se expedían a quien no pudiera presentar un certificado de nacimiento, el cual sólo podía obtener en su parroquia. Los entierros solían ser objeto de inconvenientes similares en muchos países de habla hispana.

Brasil y el idioma portugués


El enorme país de Brasil destaca en este estudio como un caso especial debido a que su idioma es el portugués y a que sus vínculos con Africa Occidental han sido más estrechos que los de la mayoría de América Latina. Aún a comienzos del siglo XX, en 1905, al menos la mitad de los descendientes de africanos en la región de Bahía –en la zona noreste del país, la más cercana a Africa– todavía practicaba el Islam. Un movimiento clandestino de cultura islámica se desarrolló allí: el culto malé, que todavía se practica en Brasil como una forma oculta el Islam. [21]

El movimiento malé, como un modo de disimular el Islam, debe de haber venido (como los mandingos en Trinidad) de Malí, en Africa Occidental, un país cuyo nombre sólo reapareció tras la independencia de esta nación. ¡Malí, tan distante en el tiempo y en el espacio, y sin embargo tan cargado de importancia para el mundo islámico!

Estos malés formaron en su época una poderosa minoría negra, pero ya casi han desaparecido, de manera que debe hacerse algún esfuerzo para recuperar su herencia. Tenían mezquitas secretas en las que se practicaban costumbres “orientales” como quitarse los zapatos antes de entrar en ellas. Muchos monumentos y costumbres de este tipo en la sociedad brasileña deberían catalogarse y clasificarse en función de su contenido islámico. Algunos sociólogos extranjeros han hecho una labor muy deficiente, en especial los franceses, después de su experiencia en Argelia; ellos no parecen estar cualificados para llevar a cabo esta investigación.

Volviendo a la historia, la valerosa República de Palmares fue fundada durante el siglo XVII por musulmanes de Africa Occidental en los actuales estados de Pernambuco y Alagoas, al estilo de los antiguos imperios del interior de Africa Occidental, como el de Ghana o Songhay. Este movimiento casi liberó a Brasil del dominio colonial dos siglos antes de que este acontecimiento tuviera lugar de manera definitiva. Macaco fue la capital de Palmares, un estado que mantuvo su independencia durante casi medio siglo.

Muchos de estos esclavos africanos sabían leer y escribir, en especial si eran musulmanes, como en el caso de los aristócratas malayos que en esa misma época fueron capturados y enviados a Sudáfrica por los holandeses para así quebrar el poder del Islam en Indonesia [22] . Así pues, los esclavos con cultura, tanto en Sudáfrica como en Brasil (e incluso en los Estados Unidos y Cuba), eran casi siempre musulmanes, a menudo procedentes de la élite hausa, fulani o mandingo; el árabe permanecía latente en su memoria como el idioma de prestigio. En ciertos casos, algunos libertos hablantes de portugués regresaron a Benín (o Dahomey) y Nigeria; Lagos, Forcados, Escravos o Porto Novo son nombres claramente portugueses que ellos dieron a las nuevas ciudades africanas que fundaron en esa época.

Levantamientos como éstos no sólo ocurrieron en Brasil durante el siglo XVII, sino también durante el XIX, pues este país fue uno de los últimos en abolir la institución de la esclavitud (lo hizo en 1883). Sin embargo, en 1889, una vez abolida la esclavitud, los archivos brasileños sobre este tema fueron mandados quemar por la nueva república (Brasil había sido una monarquía hasta entonces).

Muchos libaneses y sirios llegaron a Brasil durante el siglo XIX, y todos ellos hablan ahora portugués; quizás estos grupos de inmigrantes que ahora son activos podrían animarse a emprender esta investigación, ya sea a través de las universidades brasileñas o mediante alguna institución educativa de Oriente Próximo.

En Brasilia, la capital actual, y en Río de Janeiro, la antigua, hay varias comunidades musulmanas. La Sociedade Beneficents Muçulmana (Sociedad de Beneficencia Musulmana) fue fundada en Río en 1974. Hay mezquitas allí y en Sao Paulo, la ciudad más grande, donde un profesor egipcio, el Dr. Hilmi Nair, ha enseñado en la universidad local. Londrine, en el estado de Paraná, también tiene alguna mezquita, y hay otras en Paranagua y Curitiba, más al sur y al este.

También debemos recordar que hoy en día el portugués no sólo es el idioma de Brasil y Portugal, sino también el de Guinea Bissau, Angola y Mozambique. Si estos países van a incorporarse al Islam, podría ser a través de la literatura que les ofrezcamos en ese idioma. [23]

Soluciones


Así pues, la Península Ibérica y Latinoamérica necesitan recobrar plenamente su conciencia islámica para que el genocidio y el vandalismo de los últimos siglos pueda ser rescatado del olvido. Para lograrlo se necesitarán diferentes grupos de profesores e investigadores especializados, sobre todo porque los métodos deberán ser distintos a los empleados en Norteamérica o Europa. Deberían basarse en dos lenguas que resultan novedosas para el moderno Oriente Medio, el español y el portugués, así como en el árabe e el inglés; lo cual requiere de una formación especial por parte de nuevos trabajadores o investigadores. Poca de esta investigación ha sido abordada tanto en Europa como en Norteamérica, y mucho menos en Latinoamérica o en el mundo árabe. Los grupos pro-islámicos que allí se encuentran necesitan descubrir urgentemente la importancia de su enigmático pasado y fomentar la recuperación del mismo para sus hijos. Por eso es necesario animar a los jóvenes investigadores, tanto musulmanes árabes como latinoamericanos, a quienes se puede estimular para que interactúen en sus estudios. Los marroquíes que saben español podrían formar un grupo especial dentro de esta clase de investigadores.

El Colegio de México, la principal institución investigadora de ese país, sito en la ciudad de México, ha llegado a emplear a un profesor egipcio y también existen algunas instituciones de investigación en países como España y Argentina. Por su parte, Perú fue en su momento el único país iberoamericano en contar con un centro de estudios puramente islámicos, el Instituto Peruano de Altos Estudios Islámicos de Lima, pero éste no ha sido capaz de mantener un contacto permanente con el extranjero.

Por otra parte, casi todo el sistema de educación privada en Latinoamérica está en manos de los católicos y orientado hacia las “clases altas”, lo que podría ser llamado con más propiedad oligarcas o plutócratas. Sin embargo, hay bolsas de árabes en toda Latinoamérica; casi todas las ciudades tienen un grupo de ellos, como puede verse si paseamos por cualquier calle comercial y leemos los nombres de los propietarios en las puertas de las tiendas y en los mercados. Por ejemplo, los antiguos presidentes de Colombia, Julio César Turbay Ayala, de México, Plutarco Elías Calles, o de Argentina, Carlos Saúl Menem, tenían ascendencia árabe.

Debemos recordar también que, en Latinoamérica, este trabajo de educación e investigación debería desarrollarse en portugués y español, por lo que es necesario establecer contacto con la industria editorial de Buenos Aires y la ciudad de México, así como con la industria del libro en Brasil, lo cual podría hacerse a través de los grupos de sirios y libaneses allí establecidos [24] . Incluso los inmigrantes libaneses cristianos de América del Sur (y entre ellos podría incluir a muchos de Africa, donde también se han establecido como comerciantes y empresarios) deben mucho a la herencia árabe en su conjunto, a pesar de que muchos de ellos se hagan llamar “fenicios”.

Todas las capitales y grandes ciudades de Latinoamérica deberían tener con el tiempo su propia mezquita donde los hombres pudieran orar una vez más al Dios Unico. Asimismo, se debería permitir el culto musulmán a nivel público en la Gran Mezquita de Córdoba, gemela de la de Qayrawan en Túnez. Hoy en día sus grandes puertas se cierran a la puesta de sol y se abren después del amanecer, por lo que tres de las oraciones diarias no pueden llevarse a cabo allí. [25]

También se debe disponer de cementerios. En algunos países los camposantos pasaron a ser civiles durante el siglo XIX, debido a que, bajo el viejo sistema, los protestantes y otras minorías no católicas eran enterrados en las cunetas de las carreteras o en cementerios para pobres (razón por la cual los británicos han insistido en tener sus propios cementerios en los países católicos). Esta represión, incluso a los muertos, provocó sin embargo una reacción, sobre todo como resultado de los movimientos de independencia del siglo XIX: México insistió en el control estatal sobre los cementerios, las escuelas y los hospitales. Esa república, de hecho, siguió muy de cerca el modelo francés para sus instituciones públicas, y de este modo también secularizó la educación. No obstante, el resultado ha sido el mismo tanto en el caso del sistema colonial español como en el del francés, pues los libros de texto españoles y franceses muestran por igual un sesgo interesado con respecto al Islam y Oriente Medio, como demasiado bien lo aprendieron los argelinos bajo el régimen francés.

No obstante, ya ha comenzado el trabajo con el fin de reformar esta actitud. Incluso aunque las soluciones planteadas para remediar esta situación fueran por lo general inadecuadas e inaplicables para Latinoamérica, la artesanía y la decoración mudéjares que han sobrevivido hasta nuestros días ofrecen un silencioso aunque elocuente testimonio. El triste y sarcástico “Baile de los moros” entre los pueblos indios de América Central no sólo nos recuerda su propio sometimiento sino también el de los musulmanes españoles, quienes asimismo fueron privados de sus derechos civiles el la Península Ibérica del siglo XVI. Todos estos factores deben ser recopilados y valorados por los departamentos de Historia y Sociología de las nuevas y prometedoras universidades de Oriente Medio e Iberoamérica. Las comunidades musulmanas de todo nuestro continente también se fortalecerían y se sentirían útiles si pudieran ayudar en este proyecto.




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NOTAS.-

[1] Traducción y adaptación de un extracto de la ponencia presentada por primera vez por el autor en el seminario sobre civilización islámica celebrado en la Universidad de Brasilia (Brasil) del 25 al 28 de jamadi I de 1401. Publicado por al-Tawhid Journal, vol. VIII, No. 2, Qum, República Islámica de Irán. Fuente: http://www.al-islam.org/al-tawhid/tbirving-1/ .

[2] El autor, Prof. Thomas Ballantine Irving, un erudito musulmán norteamericano, es autor de varios libros como Falcon of Spain (biografía de ‘Abd al-Rahman I) (Lahore, 1954), Islam Resurgent (Lagos, 1979), Kalilah and Dimnah (Dover, 1980), Polished Jade (A Maya Symphony) (Guatemala, 1982). También ha traducido el Corán al inglés (The Qur'an: First American Version , Brattleboro, VT 1985: Amana Books). Se doctoró en Filosofía por la Universidad de Princeton en 1940 y ha sido profesor de español y árabe durante 40 años, hasta su jubilación en 1980 como profesor emérito de español y árabe en la Universidad de Tennessee, Knoxvile. También ha preparado un libro sobre la historia de Africa Occidental para los escolares musulmanes y otro sobre literatura centroamericana.

[3] Es decir, “el monte de Tariq”. (Nota de la Redacción).

[4] Para ser más exactos, habría que decir que el gobierno de los musulmanes en la Península Ibérica concluyó el 2 de enero de 1492, cuando los Reyes Católicos finalizaron la conquista del reino nazarí de Granada, aunque la presencia musulmana continuó hasta enero de 1614, cuando los últimos moriscos españoles fueron expulsados del Valle de Ricote (Murcia). Para más información, véase José María García Avilés, Los moriscos del Valle de Ricote , Universidad de Alicante, Alicante, 2007. (Nota de la Redacción).

[5] Para más información sobre la presencia del Islam en las Islas Filipinas, véase Redacción Alif Nûn, “ El Islam en Asia Oriental ”, en revista Alif Nûn nº 32, noviembre de 2005. (Nota de la Redacción).

[6] Para más información, véase Roger Boase, “ La expulsión de los musulmanes de España: un antiguo ejemplo de limpieza étnica y religiosa ”, en revista Alif Nûn nº 68, febrero de 2009. (Nota de la Redacción).

[7] Para más información sobre la imagen que se da del Islam en los libros de texto españoles, véase Josep María Navarro (ed.), El Islam en las aulas , Icaria, Barcelona, 1997; VV.AA, Manuales de bachillerato e Islam , Darek-Nyumba, Madrid, 1983. (Nota de la Redacción).

[8] La conquista de Málaga por los Reyes Católicos en 1487 supuso uno de los episodios más sangrientos en la campaña militar contra el reino de Granada. El asedio de la ciudad fue uno de los más largos de la guerra, prolongándose seis meses durante los cuales las tropas cristianas cortaron el suministro de alimentos. La ciudad se rindió el 18 de agosto, entrando los reyes triunfalmente al día siguiente. La población fue condenada a la esclavitud o a la pena de muerte. (Nota de la Redacción).

[9] Para más información sobre la figura de Ibn Hazm, véase Juan Félix Bellido, Ibn Hazm, el andalusí , El Almendro, Córdoba, 2007; Ibn Hazm de Córdoba, El collar de la paloma , Alianza, Madrid, 2007; Ibn Hazm de Córdoba, El libro de los caracteres y las conductas , Siruela, Madrid, 2007. (Nota de la Redacción).

[10] La obra de Ibn Tufayl a la que se refiere el autor es Hayy Ibn Yaqzan , la cual relata la vida de un personaje que se mantiene aislado de la sociedad viviendo en una isla desierta, pero que, a través de sus propias experiencias y reflexiones, alcanza el conocimiento de la Divinidad. Existen varias traducciones de esta obra al castellano. Véase Ibn Tufayl, El filósofo autodidacto , Editorial Trotta, Madrid, 2003; Abuchafar Abentofáil, El filósofo autodidacta , Ediciones Obelisco, Barcelona, 2004; Ibn Tufayl, El filósofo autodidacta , Editorial Doble J, Sevilla, 2007. Para más información sobre la figura de Ibn Tufayl, véase Buenaventura Pérez Fernández, El Robinsón metafísico , Comarketing Wadi, Granada, 2006. (Nota de la Redacción).

[11] Para más información sobre la figura de Averroes, véase Miguel Cruz Hernández, Historia del pensamiento en el mundo islámico: el pensamiento de al-Ándalus (siglos IX-XIV) , Alianza Editorial, Madrid, 2000, págs 167-241; Ernest Renan, Averroes y el averroísmo , Ediciones Hiperión, Madrid, 1992; Miguel Cruz Hernández, Abu-l-Walid Muhammad ibn Rushd (Averroes). Vida, Obra, Pensamiento, Influencia , Caja Sur, Córdoba, 1997; Idoia Maiza Ozcoidi, La concepción de la filosofía de Averroes , Editorial Trotta, Madrid, 2001; Averroes, El libro de las generalidades de la medicina (Kitab al-Kulliyat fil-tibb) , CSIC, Madrid, 2003. (Nota de la Redacción).

[12] Para más información sobre Ibn Jaldún, véase Elías Trabulse, “Vida, obra y pensamiento de Ibn Jaldún”, en revista Alif Nûn nos 39 (junio de 2006) y 40 (julio de 2006) ; José Luis Garrot Garrot / Juan Martos (Eds.), Miradas españolas sobre Ibn Jaldún , Editorial Ibersaf, Madrid, 2008; Ibn Jaldún, Introducción a la historia universal (Al-Muqaddimah) , Fondo de Cultura Económica, México, 1997; Miguel Cruz Hernández, Historia del pensamiento en el mundo islámico 3. El pensamiento islámico desde Ibn Jaldún hasta nuestros días , Alianza Editorial, Madrid, 2002; Marianela Nieto, Yo, Ibn Jaldún , El Almendro, Córdoba, 2009. (Nota de la Redacción).

[13] El término “moro”, más allá del matiz despectivo que pueda poseer en la actualidad, se ha utilizado para designar a la persona originaria del norte de Africa. La palabra “moro” procede de la latina maurus, que designaba al habitante de la antigua provincia romana de Mauritania, y que etimológicamente significa “moreno”, “de piel oscura”. (Nota de la Redacción)

[14] Sin duda alguna, esta situación se ha remediado en los pocos años transcurridos desde la publicación de este ensayo, y en la actualidad podemos disponer en español de magnificas traducciones del Corán, muchas de ellas hechas por los propios musulmanes, basándose en algunos comentarios clásicos del Sagrado Corán. Para más información, véase nuestra sección de “ Islam: Coranes ”. (Nota de la Redacción).

[15] Para más información, véase M. Ali Kettani, “ Lengua y literatura aljamiadas ”, en revista Alif Nûn nº 52, septiembre de 2007. (Nota de la Redacción).

[16] Pueden encontrarse algunos ejemplos de estos textos aljamiados –no sólo de ejemplares del Corán– en estas y otras instituciones. Para más información, véase Álvaro Galmés de Fuentes, Los manuscritos aljamiado-moriscos de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia , Real Academia de la Historia, Madrid, 1998; Ridha Mami (ed.), El manuscrito morisco 9653 de la Biblioteca Nacional de Madrid , Fundación Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 2002. (Nota de la Redacción).

[17] Para más información sobre los posibles viajes trasatlánticos entre Africa Occidental y América en época precolombina, véase Luisa Isabel Alvarez de Toledo, Africa versus América , Junta Islámica, Córdoba, 2000; Redacción Alif Nûn, “ Cartógrafos, exploradores y viajeros musulmanes ”, en revista Alif Nûn nº 47, marzo de 2007. (Nota de la Redacción).

[18] Para más información sobre el arte mudéjar en Latinomérica, véase del mismo autor: “ El arte mudéjar: origen, características e influencias trasatlánticas ”, en revista Alif Nûn nº 52, septiembre de 2007. También puede consultarse: VV.AA, Mudéjar en México , Legado Andalusí, Granada, 2002 (Nota de la Redacción).

[19] Para conocer más en profundidad las razones por las que la mayoría de los negros de estas regiones no se han sentido atraídos por el Islam, a diferencia de los de Estados Unidos, véase Ali A. Mazrui, “ El factor africano en los Estados Unidos ”, en revista Alif Nûn nº 45, enero de 2007. (Nota de la Redacción).

[20] Esta prohibición se ha mantenido vigente hasta bien avanzada la segunda mitad el siglo XX. (Nota de la Redacción).

[21] Para más información sobre el culto malé y el Islam africano en Brasil, véase, véase João José Reis y P.F. de Moraes Farias, “ Islam y resistencia esclava en Bahía, Brasil ”, en revista Alif Nûn nº 26, abril de 2005. (Nota de la Redacción).

[22] De hecho, los primeros textos escritos en holandés, en su variedad afrikaner de África del Sur, fueron redactados con el alifato árabe por estos aristócratas malayos esclavizados por los holandeses. (Nota de la Redacción).

[23] El Islam ya es casi mayoritario en Guinea-Bissau, con un 45% de la población musulmana. En cuanto a Angola y Mozambique, la presencia de población musulmana es menos significativa, aunque en el segundo país se remonta a muchos siglos atrás. Para más información sobre el Islam en Mozambique y en Africa Oriental en general, véase Ibrahim A. G. Panjwani, “ El Islam en Africa Oriental: los musulmanes de Malawi ”, en revista Alif Nûn nº 36, marzo de 2006; Basil Davidson, “ Ciudades de coral ”, en revista Alif Nûn nº 45, enero de 2007. (Nota de la Redacción).

[24] Para más información, véase, por ejemplo, Mª Cruz Burdiel de las Heras, La emigración libanesa en Costa Rica , Cantarabia, Madrid, 1991. (Nota de la Redacción).

[25] De hecho, en el interior de la mezquita de Córdoba está prohibida cualquier manifestación pública de la fe musulmana. Algunas organizaciones islámicas españolas como Junta Islámica llevan reivindicado desde hace años el uso conjunto del templo para ambas confesiones, la católica y la musulmana. (Nota de la Redacción).

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