viernes, 30 de octubre de 2009
Comentario de Cuarenta hadices -XLI
Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní
Traducción de Raúl González Bórnez
Sexto hadíz
Amor a las cosas mundanales (IV)
Conclusión
A ningún ser consciente se le escapa que el ser humano, de manera innata e instintiva, desea alcanzar la perfección plena y absoluta y que la mitad de su corazón está prendada de la Belleza Absoluta y de la Perfección Absoluta. Ello forma parte de la naturaleza innata en la que Dios bendito y ensalzado ha creado a los hijos de la especie humana y ese amor por la perfección es el que permite alcanzar la unión con la Belleza Absoluta.
No obstante, cada cual, en función de su estado y morada espiritual, posee su propia idea de perfección y su corazón se siente atraído hacia diferentes cosas: la gente volcada a la otra vida ve la perfección en la obtención de moradas y grados espirituales y sus corazones se vuelven hacia ellos. La gente de Dios ve la perfección en la belleza divina y en Su perfección la belleza y dicen: Wayahtu wachhi lil ladí fatara s-samawáti wa l-ard. He vuelto mi rostro hacia Quien ha creado los cielos y la Tierra.[1]
Pero dicen: los estados espirituales los otorga Dios, y desean la unión con Él y aman Su belleza.
La gente mundanal, como cree que la perfección reside en el disfrute de los placeres mundanos y la belleza de este mundo les ha deslumbrado, se sienten instintivamente atraídos por el mundo.
Pero, debido a que la atención y el amor instintivos del ser humano están dirigidos hacia la perfección absoluta y el resto de las cosas que nos atraen son secundarias y producto de un error de apreciación, todo lo que el ser humano desea de este mundo y el otro y toda la perfección, poder personal y tesoros mundanales, o autoridad y liderazgo que pueda obtener, no consiguen más que incrementar esos instintos innatos y acrecentar el fuego del amor por ellos.
Por ejemplo, la persona que posee apetitos sensuales, cuanto más se vuelca a ellos y disfruta de ellos, más su corazón ansía disfrutar de otros que no están a su alcance y con más fuerza arde el fuego de la pasión en su corazón.
Lo mismo le sucede a la persona que ambiciona poder. Si un país es sometido a su autoridad deseará ejercer su autoridad sobre otro país y si llegase a dominar toda la Tierra desearía volar a otros planetas y someterlos también a su autoridad. El pobre desgraciado ignora que su naturaleza innata ansía otra cosa. El amor innato instintivo se siente atraído por el Amado Absoluto. Todo el movimiento sustancial, natural y volitivo, toda la inclinación del corazón y todos los deseos del alma buscan la belleza absoluta de la Belleza Absoluta, aunque no sean conscientes de ello y por ello dilapiden ese amor y esa pasión, que son la cabalgadura para realizar su viaje celestial (Buráq-e mirach) en otras cosas distintas a las que verdaderamente buscan y lo limiten con absurdas barreras que les hacen perder la orientación.
Resumiendo: Nos alejamos del objetivo fundamental. Como el corazón de la persona se siente instintivamente atraído por la perfección absoluta, cuantos más adornos de este mundo reúne más se aficiona a ellos su corazón. Y como cree que el mundo y sus ornamentos son la perfección, sus deseos se incrementan, su amor por ellos crece, su necesidad del mundo se hace cada vez mayor y se siente cada vez más pobre y necesitado.
Por el contrario, la gente volcada a la otra vida, que ha perdido el interés por este mundo y que cada vez presta mayor a tención a los asuntos del otro, ven reducido el deseo y la atención de sus corazones a los asuntos mundanos hasta dejar de necesitar nada de este mundo, un sentimiento de riqueza y de plenitud se instala en sus corazones y contemplan este mundo y sus adornos como algo carente de valor, de la misma manera que la gente de Dios ha dejado de necesitar cualquier cosa de ambos mundos y se han liberado de ambos planos y únicamente tienen necesidad de Quien es la autosuficiencia absoluta y su corazón es la imagen de la epifanía de Quien es rico por Sí mismo. Hanían lahum. Felicidades para ellos.
Por tanto, lo que el hadíz mencionado quiere decir es que a quien pase sus días y noches preocupado fundamentalmente por los asuntos mundanales Dios le hará sentirse pobre y necesitado, mientras que a quien pase sus días y noches preocupado fundamentalmente de los asuntos relativos a la otra vida Dios le hará sentirse rico en su corazón.
Es evidente que aquella persona cuyo corazón esté ocupado con los asuntos que tienen que ver con la otra vida, los asuntos mundanales y las dificultades le parecerán poco importantes y fáciles de llevar. Contemplará este mundo como un lugar de paso y la morada de su educación y no dará importancia a sus dificultades y padecimientos. Reducirá al mínimo sus necesidades y su dependencia de los asuntos de este mundo y de sus gentes, hasta llegar a un punto en que no tenga necesidad alguna de ellos. Por tanto, organizará sus asuntos y ordenará sus tareas hasta alcanzar la autosuficiencia en su esencia y en su corazón.
Por ello, cuanta más importancia des a este mundo, más amor le tomes y tu corazón más apegado a él esté, tus necesidades se incrementarán en proporción a tu amor por él y, por tanto, crecerá en tu corazón el sentimiento de carencia y pobreza y tus asuntos se desorganizarán y dispersarán. Tu corazón se llenará de ansiedad, tristeza y temor y tus asuntos no se desarrollarán conforme a tus deseos. Tus deseos y avaricia crecerán día a día y se adueñarán de ti la tristeza y la preocupación y la desesperación y la confusión se apoderarán de tu corazón.
Algunos de esos aspectos han sido mencionados en el noble hadíz recogido en Al-Káfí, con una cadena de transmisión que pasa por Hafs bin Qurt, que dijo que Abu Abdel lah Imam Yafar as-Sádeq, la paz sea con él, dijo:
Cuanto mayor sea el grado de implicación de la persona en este mundo mayor será su sufrimiento cuando deba abandonarle.[2]
Ibn Abu Yaqub dijo: Escuché a Abu Abdel lah, sobre él la paz, decir: Aquel cuyo corazón se apegue a este mundo sufrirá tres cosas: una preocupación incesante, una deseo insatisfecho y una esperanza incumplida. [3]
Mientras que la gente que se preocupa fundamentalmente de los asuntos relativos a la otra vida cuanto más cerca se encuentra de la morada de la bendición de la Verdad más feliz se siente y más alejados, despreocupados y ajenos a los asuntos de este mundo. Si no fuese por que Dios Altísimo ha establecido para ellos un periodo determinado de estancia, no permanecerían en él ni un instante más.
Tal y como dice el Señor de los Monoteístas (Mawla al-Muwahedín), Imam Ali ibn Abi Táleb, la paz sea con él: Si no fuera por que Dios ha decretado para ellos una plazo sus espíritus no permanecerían ni un instante más en sus cuerpos.
No les embarga la tristeza y las preocupaciones mientras están en este mundo, como les sucede a quienes viven volcados a él, y en la otra vida se encuentran sumergidos en el océano de la misericordia divina.
¡Que Dios me haga y os haga ser parte de ellos!
Por tanto ¡Oh queridos! Ahora que habéis escuchado las nefastas consecuencias del apego a este mundo y habéis comprendido que este apego provoca la destrucción de la persona y hace que pierda su fe, haciéndole perder los beneficios de este mundo y del otro, despertad y esforzaos por cortar los lazos que os atan a esta vida tanto como podáis. Considerad que está vida no representa más que unos pocos instantes insignificantes y debilitad la raíces que os atan a ella. No otorguéis valor alguno a los placeres que ella proporciona, pues van siempre unidos al esfuerzo, el dolor y la dificultad y pedir a Dios que os ayude y os libre de ese sufrimiento y dificultades y ponga es vuestros corazones el deseo de alcanzar la morada en la que se disfruta de Sus bendiciones.
Y lo que hay junto a Dios es mejor y más duradero.[4]
[1] Cfr. Sagrado Corán, 6:79.
[2] Cfr. Usúl al-Káfí, t. II, p. 320. Kitáb al-Iman wa l-kufr, Bab Hub ud-duniá, hadíz 16.
[3] Cfr. Usúl al-Káfí, t. II, p. 320. Kitáb al-Iman wa l-kufr, Bab Hub ud-duniá, hadíz 17.
[4] Sagrado Corán, 28:60: Y lo que os ha sido concedido es sólo el disfrute de la vida mundanal y sus encantos, pero lo que hay junto a Dios es mejor y más duradero. ¿Es que no razonáis?
Y 42:36: Todo lo que se os ha dado es disfrute pasajero de esta vida mundanal y lo que hay junto a Dios es mejor y más duradero para quienes tienen fe y confían en su Señor.
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