domingo, 6 de septiembre de 2009
Comentario de Cuarenta Hadices -XXXII
Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní
Traducción de Raúl González Bórnez
Cuarto hadiz
Arrogancia (kibr)
Séptima parte
La envidia es, a veces, la fuente de la arrogancia
Debes saber que, algunas veces, la persona que carece de perfección se manifiesta arrogante ante el que la posee. Por ejemplo, el pobre frente al rico, el ignorante frente al sabio. Y debes saber que, de la misma manera en que la vanidad, a veces, es la fuente de la arrogancia, la envidia, a veces, también es la fuente de la que surge la arrogancia.
Puede que la persona carente de perfección sienta envidia de la persona que la posee y que esa envidia le lleve a comportarse con él de manera arrogante y a humillarle y ofenderle siempre que pueda.
En la noble obra Al-Kafí, se recoge en un hadíz de Imam Yafar al-Sádeq, sobre él la paz, que dijo: «La arrogancia, a veces, se encuentra en los seres humanos más degradados de ambos géneros.» Después de algunas otras consideraciones, relató: «Una vez que el Profeta de Dios iba caminando por los callejones de Medina, había una mujer muy oscura recogiendo estiércol. Alguien le dijo que se echase a un lado para dejar pasar al Mensajero de Dios, a lo que ella respondió que el callejón era bastante ancho para que pudiera pasar. Algunos de sus compañeros quisieron castigarla, pero el Mensajero de Dios dijo: Dejadla, es una mujer arrogante.»
Algunas veces, este defecto se encuentra también entre una persona con estudios, que suele justificarse diciendo que no es adecuado mostrarse humilde ante los ricos. Su ego le sugiere que la humildad ante la gente rica es una imperfección en la fe. El pobre desgraciado no puede ver la diferencia entre humillarse ante la riqueza de los ricos y ser humilde con la gente rica.
A veces, la persona disimula con falsa humildad el pecado del amor por las cosas mundanas y el deseo de obtener una posición social elevada. A eso no se le dice modestia sino adulación y bajeza y es uno de los defectos del alma. Quien se comporta de esa manera no es humilde con la gente pobre, a no ser que necesite algo de ellos o los quiera utilizar para obtener sus objetivos.
La humildad es un sentimiento interior que induce a la persona a comportarse con modestia y respeto con los demás, sea rico o pobre, posea una posición envidiable o no, es decir, su humildad no ha de estar contaminada, su espíritu ha de ser puro y purificado, sin que en su corazón exista deseo de reconocimiento y posición social. Esa humildad es adecuada tanto para los pobres como para los ricos. Todo el mundo debe ser tratado con el respeto y la consideración que se merece. Esa actitud de menosprecio y de arrogancia hacia la gente que posee posición y consideración social no es debida a que no seas un adulador, sino a que eres un envidioso y estás completamente equivocado. Si esa persona te mostrase un respeto y una consideración inesperadas, te comportarías humildemente con ella.
En cualquier caso, las trampas y astucias del ego son tan sutiles que uno nada puede hacer contra ellas excepto buscar el refugio en Dios.
Alabado sea Dios al principio y al final.
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