Luis del Pino
5 de Agosto de 2008
5 de Agosto de 2008
En primer lugar, véndasele a la población española que las bombas del 11-M se montaron en una casa de Morata propiedad de un miembro de Al Qaeda (Mohamed Needl Acaid). Eso sí, a ese miembro de Al Qaeda no sólo no se le imputa en la causa (debe de ser que las bombas se montaron en su casa por casualidad), sino que ni siquiera llega a tomársele declaración durante la fase de instrucción.
Luego, preséntese a dos hermanos sirios (Mouhannad y Moutaz Almallah) como los jefes de un peligrosísimo comando islamista cuya base de operaciones era un local en la C/ Virgen del Coro donde se habrían ido adoctrinando los que luego pondrían las bombas. Eso sí, como esos sirios, según todos los indicios, trabajan para nuestros propios servicios de información, luego se les absuelve de todos los cargos una vez que han cumplido su papel.
Deténgase a un centenar de magrebíes y árabes diversos, parte de ellos delincuentes comunes, parte de ellos confidentes y los restantes simples indigentes, hasta conseguir que todo el mundo se haga un auténtico jaleo con tanto Abdelramán, Abdelkader, Abdallah y Abdelilah. Luego condenamos sólo a tres imputados, uno de ellos español, pero como ya la gente se ha perdido y ha desconectado del tema, nadie se va a enterar.
Láncense unas cuantas intoxicaciones convenientemente elegidas que completen el decorado: terroristas cantando en círculo antes de hacerse estallar, llamadas de despedida dramáticamente interrumpidas por la explosión suicida, libros coránicos dispersos acá y allá, testigos vestidos de moro Muza, confidentes que huyen al extranjero, marroquíes que discuten con la guardia civil mientras un agente les multa por transportar explosivos demasiado rápido...
Con eso, se habrá conseguido que una mitad de la población acepte sin dudar el carácter islamista del atentado. Para la mitad restante, déjense unas cuantas pistas lo más ridículas posible que parezcan apuntar a que ETA estaba detrás de los "islamistas" autores de los atentados y déjese que quienes investigan el asunto mareen un poco la perdiz con esas chorradas.
Finalmente, si a alguien se le ocurre cuestionar las pruebas en que está basada la atribución del atentado a los supuestos "islamistas", procúrese enmarañar lo más posible el tema, para que al final nadie sepa si la Kangoo tenía Titadyne contaminado, si la mochila de Vallecas apareció en Alcalá tres meses después de los hechos o si el Skoda fue desguazado 48 horas después de que el piso de Leganés estallara.
Para evitar que el guiso se corte, procúrese dedicar el personal suficiente (no en vano hemos aumentado la plantilla de La Casa en un 50%) a enredar sin descanso en el terreno de las organizaciones de víctimas y movimientos cívicos, tratando de crear el máximo posible de malestar interno, no sea que a alguien se le ocurra organizarse para empezar a hacer preguntas.
Una vez ligada la salsa, dese carpetazo al asunto y sírvase con una sentencia bizcochada.Nota: El plato debe comerse caliente, que se nos echa el tiempo encima y todavía no hemos podido aprobar los nuevos estatutos.
Tengo una pregunta para usted
1 de Abril de 2009 -Luis del Pino
El presidente del PP, Mariano Rajoy, fue interrogado en el programa "Tengo una pregunta para usted" acerca del 11-M. En concreto, la pregunta que a Rajoy le hizo un antiguo ferroviario fue si descartaba ya a ETA de ese atentado, a cinco años vista de los hechos. La respuesta de Rajoy fue contundente: «Lo creí en un primer momento porque es lo que me dijeron. Ha habido un juicio y hoy creo que no fue ETA».He de dejar claro que estoy de acuerdo con la literalidad de lo que Rajoy dice. Yo también creí que había sido ETA en un primer momento, es cierto también que ha habido un juicio y yo tampoco creo a día de hoy que fuera ETA quien cometiera la masacre.Con lo cual, resulta que yo también tengo una pregunta, pero para mí mismo: ¿por qué me molesta tanto esa respuesta de Rajoy, si en realidad no dice nada con lo que yo no esté de acuerdo?El problema de esa respuesta de Rajoy no es lo que dice, que es técnicamente irreprochable, sino lo mucho que deja sin decir. Sin necesidad de salirse de lo políticamente correcto, podía haber respondido a esa pregunta, por ejemplo, que "cinco años después, seguimos sin conocer quiénes son los autores intelectuales de la masacre, como la sentencia de la Audiencia Nacional reconoce, así que yo exijo al Gobierno que siga investigando hasta aclarar todas las responsabilidades".O podía ir más al detalle y, sin poner en cuestión la versión oficial, responder que, "después del juicio que se ha celebrado, sólo conocemos el nombre de una de las personas que colocaron las doce bombas, por lo cual resulta inexplicable que no se siga investigando hasta averiguar, por lo menos, los nombres de las personas que colocaron los otros once artefactos".O, si fuera alguien con un mínimo instinto político, podía haber contestado que "según la sentencia del 11-M, no fue ETA quien cometió el atentado. Pero la sentencia deja claro también que ni fue Al Qaeda, ni el atentado tuvo nada que ver con la Guerra de Irak, como el PSOE pretendió que creyéramos en un principio".O bien podía haber sacado algo de mala leche, podía haber completado su razonamiento y haber aprovechado la oportunidad que le brindaba el estar siendo contemplado por millones de españoles, contestando algo así como: "Desgraciadamente, no fueron terroristas de ETA ni de Al Qaeda los que cometieron la masacre, como ha dejado claro el juicio del 11-M. Con lo cual, yo me pregunto quiénes fueron los autores intelectuales de esa matanza. Y todas las posibilidades que se me ocurren son terribles."O bien, podía haber lanzado un mensaje de futuro y adquirido un mínimo compromiso: "La sentencia ha dejado claro que no conocemos los autores intelectuales de la masacre y sólo conocemos un autor material. Así que me comprometo a investigar el 11-M hasta sus últimas consecuencias si llego a la presidencia del gobierno".Había muchísimas respuestas posibles. Multitud de ellas. Sin necesidad de cuestionar las sentencias judiciales, ni perderse en vericuetos lógicos, ni arriesgarse a ser tildado de conspiranoico. Bastaba con ceñirse a la verdad provisional que la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo han establecido.Rajoy tenía infinidad de salidas que le hubieran permitido aparentar, al menos aparentar, que la verdad del 11-M le importa, aunque sea un poquito. Pero ha optado por no hacerlo. Y no sólo en ese programa; en realidad, Rajoy no pierde oportunidad de dejar claro que no quiere ni oír hablar de lo que pasó aquel 11 de marzo: hace casi dos meses, en una entrevista para la cadena catalana RAC-1, Rajoy hablaba de cuáles son los momentos difíciles que había atravesado en su carrera política y mencionaba tres momentos: su expulsión del partido en 1985, el hundimiento del Prestige y los días previos al Congreso de Valencia.Es decir, para el Rajoy político, para el Rajoy que fuera candidato del PP en 2004, aquella masacre cometida tres días antes de las elecciones y que fue seguida por tres días de infamia en los que las sedes de su partido fueron cercadas no constituyó uno de los "momentos difíciles" de su carrera política. Todavía peor: para el Rajoy ser humano, para el ciudadano Rajoy, la mayor masacre terrorista de nuestra historia, en la que murieron 193 españoles, no merece siquiera un recuerdo a la hora de hablar de "momentos difíciles" de su vida.En realidad, no creo que Rajoy sea así. No creo que sea tan absolutamente insensible con el sufrimiento ajeno como para borrar de su mente los recuerdos del horror. No me creo que el 11-M no fuera uno de los momentos más duros de su vida, como político y como persona. No me creo que no le importe la verdad del 11-M. Ni que disfrute callándose cada vez que en un medio de comunicación afín al Gobierno le restriegan el asunto del 11-M por la cara. Ni me creo que sean tan absolutamente inútiles él y sus asesores como para no pensar en respuestas más airosas que, sin necesidad de meterse en berenjenales, dejen claro que el presidente del PP no se chupa el dedo.Con lo cual, la pregunta que me hago, y que cada día que pasa me inquieta más, es la siguiente: ¿por qué se esfuerza tanto Rajoy en marcar distancias con el 11-M? ¿Ante quién tiene tanto empeño Rajoy en dejar claro que él no va a remover el 11-M, que él no constituye un peligro, que no va a ser él quien desvele el secreto familiar? ¿Acaso es ese marcar distancias con el 11-M una condición sine qua non para poder seguir aspirando al poder? ¿De quién o qué tiene miedo Rajoy, en lo que al 11-M respecta?¿Qué cara tiene el monstruo, don Mariano?
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