Líbano consigue, por fin, tener Presidente
Franklin Lamb
CounterPunch
22-05-2008
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Posiblemente, en cuestión de horas, Líbano tendrá a su nuevo Presidente en el General Michel Suleiman. Pero no tomará posesión antes del sábado 25 de mayo, para dar tiempo a que la comunidad internacional envíe a sus representantes.
Cuando fue nominado por vez primera para el puesto, Suleiman parecía ser el más próximo a la coalición gubernamental, sin embargo, en los últimos tiempos se le ha venido criticando por aparecer demasiado próximo a la oposición al no intervenir sus tropas cuando este mes estallaron enfrentamientos armados entre los bandos en disputa.
Hay quien dice que los hechos hacen al hombre. Otros piensan que al contrario. Suleiman podría ser ese dirigente tan necesitado, honesto, fuerte e independiente que se ha hecho querer por el Líbano y por la Causa y Nación Árabes. Este “presidente de unidad” ha sido finalmente confirmado en el acuerdo alcanzado entre las facciones políticas libanesas en las conversaciones celebradas en Doha, Qatar, en un intento de resolver la crisis que dura ya dieciocho meses y que ha tenido al país sin presidente desde noviembre.
Bajo la democracia sectaria del país, el puesto de Presidente va a ocuparlo un cristiano maronita. Suleiman será el duodécimo Presidente del Líbano desde la independencia del país en 1943 y el tercero tras los Acuerdos de Taif que pusieron fin a la guerra civil del Líbano de 1975-1990 y que contaron con la mediación saudí. El General Suleiman, de 59 años, lleva en su puesto de comandante del ejército desde 1998.
Esta misma tarde, cientos de personas y propietarios de tiendas del centro de Beirut tomaron las calles de la ciudad en manifestación de júbilo por el acuerdo. Los extranjeros que viven en el Libano no podían sino compartir su alegría y sentirse llenos del sentimiento de “Este pueblo tan valioso y que tanto ha sufrido merece algo de paz, inshallah, ojalá que dure mucho”.
Algunos de los residentes de la ciudad de las tiendas de campaña de Beirut [*] se hacen fotos esta mañana; otros empaquetan sus pertenencias y desmontan sus tiendas tras el Acuerdo de Doha alcanzado en las primeras horas del 21 de mayo. Al Líbano le lleva algún tiempo arreglar sus cosas políticas. Una joven pareja suiza está regateando con un compañero del Partido Comunista del Líbano (o lo que queda de él) intentando comprar una tienda para su trekking alrededor del Líbano.
Hizbollah ha informado al director del municipio de Beirut y a su alcalde que ayudará a rehabilitar el centro de Beirut y que pagará cualquier daño causado en las tiendas de la zona durante los casi 18 meses de permanencia de la ciudad de las tiendas de campaña.
Hasta ahora, el Acuerdo ha sido bien recibido a nivel internacional y ya han expresado su satisfacción Arabia Saudí, Siria, Irán y Francia, si bien cada una de las partes manifestó un apoyo mayor o menor ante los resultados de Doha según la postura de su partido. Se informa que la administración Bush cree que lo acordado en Doha fue probablemente lo mejor que se podía conseguir en el último minuto, cuando los delegados estaban ya haciendo las maletas para irse de Doha sin haber alcanzado solución alguna. El tiempo lo dirá.
El desmantelamiento de la “ciudad de las tiendas”, erigida por Hizbollah en el lujoso centro de Beirut construido por Rafiq Hariri, no va todo lo rápido que debiera para aquellos cuyos negocios han sufrido daños, se han visto obligados a trasladarse o han tenido que cerrar como consecuencia de la ocupación de desobediencia civil a favor de la oposición de 18 meses de duración. Hay esperanza de que puedan recuperarse algunos de los millones de dólares perdidos durante esos meses de ocupación si la inminente estación turística lograr atraer a un millón de visitantes.
El alivio se palpa en el aire.
La fatiga física y mental de muchos libaneses por la tensión constante, riñas políticas y la mortal violencia ocasional en su país ha sido resumida por las manifestaciones celebradas por organizaciones no gubernamentales a lo largo de la carretera que lleva al aeropuerto internacional de Beirut. “Llegad a un acuerdo o cubriros de vergüenza”, se leía en un mensaje a los representantes del Líbano, mientras otro decía: “¡Queremos criar a nuestros niños en el Líbano!”
En todo el Líbano se puede palpar y casi escuchar un suspiro colectivo de alivio mientras la organización cívica ¡Jalás! [¡Ya es suficiente!] quita sus pancartas de la carretera del aeropuerto. Ayer, varias docenas de ciudadanos que resultaron heridos y acabaron con minusvalías por la Guerra Civil de 1975-1990, sostenían pancartas en las que pedían a sus dirigentes que pusieran fin a la parálisis política del Líbano o que no se les ocurriera volver. “¡Si no sois capaces de alcanzar un acuerdo, no regreséis!”, se leía en algunas de las pancartas.
Durante las últimas horas del 20 de mayo cundió el desaliento en el Centro de Conferencias de Doha, donde se habían reunido los partidos políticos libaneses y donde las habituales refriegas políticas continuaban. El miembro de la oposición Michel Aoun acusó al dirigente del 14 de Marzo, Saad Hariri, favorable a Siniora, de querer establecer Beirut como ciudad “Hariri” y no como capital de todo el Líbano. “Este es punto principal de desacuerdo”, dijo.
“El acuerdo no es el más ideal para cada partido y confío en que servirá de base para ir logrando unas relaciones decentes entre la mayoría y la oposición. Afrontaremos el resto de las cuestiones en Beirut y no hay necesidad de sentir temor ante nada”, ha declarado Aoun en el día de hoy.
Mientras tanto, las Fuerzas Libanesas que dirige Samir Geagea repetían su más reciente frase favorita: “Ellos [Hizbollah] no van a conseguir en Doha lo que no han conseguido con sus armas”, y que las conversaciones de Doha se estaban viniendo abajo a causa de las demandas de Hizbollah. Geagea renovó ayer su llamamiento a favor de una “Fuerza Árabe de Disuasión” que trajera estabilidad al Líbano. Cuando una periodista le preguntó si con eso quería significar la última Fuerza Árabe Disuasoria que llegó en 1976 y se quedó durante 29 años (i.e. Siria) Geagea se limitó a mirar fijamente a la impertinente joven griega mientras otros se reían tontamente.
Y así es como tras cinco días, a las tres de la madrugada del 21 de mayo, las facciones políticas libanesas llegaron de hecho a un acuerdo que permitirá que el General Michel Suleiman sea elegido Presidente del Líbano y que pueda formar un gobierno de unidad.
El último escollo fue la nueva ley electoral. La Oposición, que dirige Hizbollah, sigue intentando un sistema de votaciones lo más parecido que pueda conseguir al de una persona-un voto. También les gustaría que la edad de votar descendiera hasta los 18 años, lo que les beneficiaría entre los libaneses más jóvenes y políticamente más activos. Lo que consiguieron en Doha no fue sino el establecimiento de un gobierno ampliado en el que dentro de unos días empezarán de nuevo las discusiones.
Con respecto a la cuestión clave de las armas de Hizbollah, quedó fuera de la mesa y diplomáticamente evitada en Doha; el nuevo gobierno debatirá y decidirá cómo el Líbano va a abordarla y tratarla. Hizbollah se siente, por ahora, protegido ya que consiguió eficazmente en Doha el veto sobre las decisiones del gabinete del gobierno. Había estado buscando eso desde el final de la guerra de julio de 2006.
A falta de las elecciones parlamentarias de 2009, el “gobierno de unidad” queda de esta forma:
Los Estados Unidos, Israel y la mayoría apoyada por Arabia Saudí, consiguen 16 de los 30 escaños del gabinete.
La Oposición, que cuenta con el favor de Irán y Siria, dirigida por Hizbollah y que incluye al partido cristiano mayor, el FPM dirigido por Michel Aoun, consigue 13 puestos del gabinete y los tres restantes serán elegidos por el Presidente Suleiman.
Algunos observadores, incluido este servidor, piensan que es probable que en las elecciones del próximo año Hizbollah doble el actual número de 14 escaños parlamentarios e incluso que llegue a conseguir cuarenta o más. El FPM de Michel Aoun también piensa doblar la cifra de sus diputados. Si esto sucede así, habría amplios votos para que la Oposición (que podría convertirse en la nueva Mayoría tras las votaciones de 2009) proteja las armas de la Resistencia, que es aún un punto clave de contención entre el gobierno de la mayoría, apoyado por EEUU-Israel-Arabia Saudí, y la Oposición, favorecida por Irán y Siria. Por ahora, el gobierno tratará la cuestión de no utilizar las armas para conseguir dividendos políticos y se centrará en el cumplimiento de las decisiones alcanzadas durante el diálogo de 2006. Esto podría funcionar, por el momento.
También se acordó el Doha la adopción de la ley electoral de Qada de 1960 (basada en el distrito administrativo libanés), por la que Beirut queda dividida en tres circunscripciones:
El primer distrito electoral comprende Ashrafiye, Rmeil y Saifi, con cinco escaños: dos armenios, uno maronita, uno ortodoxo y uno católico;
El segundo distrito electoral comprende Bashoura, Medawar y Marfa, con cuatro escaños: uno sunní, uno chií y dos armenios;
El tercer distrito electoral comprende Mazraa, Msaytbe, Ras Beirut, Mina el Hosn, Zaqa el Blat y Dar el Mrayseh, con diez escaños: cinco sunníes, uno chií, uno druso, uno ortodoxo, uno evangélico y uno para las minorías.
Por ahora, este acuerdo es bastante justo para ambas partes dadas las actuales circunstancias y teniendo en cuenta el hecho de que no se han realizado censos desde 1932. Saad Hariri consiguió la mayor parte de lo que quería el Movimiento por el Futuro para preservar su base electoral en el Oeste de Beirut.
Todas las miradas se posarán pronto en las próximas elecciones, que pueden ser las más importantes desde que Líbano consiguió su independencia de Francia en 1943.
Washington, Tel Aviv, Teherán, Damasco y Riad tienen sus candidatos favoritos y, sin duda, estarán observándolo todo muy de cerca.
N. de la T.:
[*] La protesta de los partidarios de Hizbollah, que les llevó a instalarse en tiendas de campaña en las dos plazas más importantes de Beirut, la de Riyad Solh y la de los Mártires, había creado muchos problemas para el comercio y movimiento de personas en el centro de Beirut. La acción se produjo mucho antes de la crisis presidencial como manifiesto contra la política del Primer Ministro Fuad Siniora, apoyada por los EEUU.
Puede contactarse con Franklin Lamb en: fplamb@gmail.com
Enlace con texto original en inglés:
http://www.counterpunch.org/lamb05212008.html
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