29-07-2009
Juan Roque
Alai-amlatina
El presidente Obama ha designado como nuevo embajador ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a Ivo Daalder quien se desempeñó como director de asuntos europeos en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Clinton e integró el equipo de campaña de Obama.
Cuando Ivo Daalder era asesor del equipo de transición del nuevo gobierno; argumentó a favor de que Robert Gates fuera el Secretario de Defensa de la flamante administración entrante; “Robert Gates ha sido uno de los mejores secretarios de Defensa que hemos tenido en mucho tiempo y tiene mucho sentido pedirle que continúe el cargo, especialmente, para mantener un ambiente de estabilidad en el seno de unas fuerzas armadas que hoy enfrentan dos guerras al mismo tiempo”. Comienza allí la conjunción de los nuevos halcones de la era Obama.A principios de abril de 2009, el Secretario estadounidense de Defensa, Robert Gates, recomendó al presidente Barack Obama el nombre del almirante James Stavridis para el puesto de Jefe del Comando Supremo de la OTAN. Stavridis, era entonces el jefe del Comando Sur estadounidense, e impulsor de la IV Flota, “es probablemente uno de los mejores oficiales que tenemos”, dijo Gates en una conferencia de prensa después que Obama apoyara el pedido.Recientemente, Robert Gates reemplazó al general David McKiernan, comandante estadounidense y jefe de la OTAN en Afganistán. Puso en su lugar al general McChrystal. Robert Gates dijo que en Afganistán no se necesitan “enfoques convencionales” para ganar la guerra, por eso recurrió al general McChrystal, un ex comandante de fuerzas de operaciones especiales familiarizado con el combate de contrainsurgencia, estrategia adoptada por la Administración Obama para combatir la creciente amenaza de los talibanes y otros grupos de militantes en Asia Central. Desde entonces se han incrementado los ataques con aviones no tripulados tanto en Afganistán como en Pakistán matando a civiles y a insurgentes sin distinción.Cuando Ivo Daalder era analista en los asuntos de seguridad, se enfrentaba a opiniones proveniente de Europa, que consideraban que la Alianza debía ser una organización de defensa, de carácter regional y europeo. “Es, a todas luces, un desafío para Europa,” declaró Daalder el año pasado en una entrevista concedida al diario The Economist. Además, se preguntó si el Viejo Continente era capaz de entender los nuevos desafíos y por ende, la necesidad de colaborar en la construcción de una nueva doctrina, porque de otra forma, la OTAN está condenada al fracaso. Por ello, advierte Daalder: “la amenaza para todos sus integrantes es de índole mundial, no regional, razón por la cual la OTAN debe tener una visión más amplia y global.” Ivo Daalder propone que la organización debe desarrollarse de tal forma que le permita ejercer fuerza militar sobre grandes distancias y operar con rapidez.Así mismo, Daalder ha propuesto invitar a democracias no europeas, como Japón, Australia y Corea del Sur, entre otros, a incorporarse a la OTAN.Lo que está proponiendo Estados Unidos es una “alianza de democracias” porque la visión de algunos estrategas de la OTAN y de los EE.UU., prevén una posible confrontación por los recursos que escaseen en el futuro; especialmente petróleo y otras materias primas, con China y Rusia de un lado y “Occidente” del otro. En este escenario, la OTAN y una alianza de democracias deberían imponer la hegemonía mundial de Occidente y el acceso a los recursos, por la fuerza si fuera necesario. La OTAN en el mejor de los casos estaría dedicada a una nueva función; ser el garante básico de la seguridad en el mundo y de la protección de los recursos naturales mundiales.Esto le otorgaría a la OTAN una serie de poderes por encima de la ONU. Como se sabe, nunca los Estados Unido han tenido tan poca influencia en ese organismo multilateral, por ello es importante la nueva geoestrategia norteamericana para la OTAN. Como se demostró en Irak, si en el Consejo de Seguridad se presentan vetos a futuras acciones armadas, entonces la OTAN actuará sin el consentimiento de la ONU.La ONU, quedaría relegada a los asuntos civiles, como la lucha contra el SIDA, las pandemias, el hambre, el medio ambiente, el derecho de los niños, etc., pero el uso de la fuerza militar multinacional quedaría reservado para la OTAN y sus aliados.De esta manera el Preámbulo a la Carta constitucional de las Naciones Unidas que identifica el propósito fundador de la ONU en 1945 (”salvar las generaciones subsiguientes del azote de la guerra que dos veces en nuestra vida ha traído dolor incalculable a la humanidad” y “unir nuestras fuerzas para mantener la paz y seguridad internacional, y asegurar, por la aceptación de principios y la institución de métodos que la fuerza armada no será usada, salvo en el interés común”) queda herido de muerte por mano de la OTAN.En cuanto a las prioridades para ampliar a la OTAN, hay interés en sumar a Suecia y a Finlandia con el propósito de asegurar el flanco norte de la Alianza. En Suecia, por ahora, el gobierno ha desestimado esa posibilidad; en cambio Finlandia, puede en el futuro emprender el camino hacia la OTAN, ya que hay importantes sectores políticos que abogan en ese sentido.América Latina no escapa a los planes de los Estados Unidos para sumar aliados a la OTAN. El antecedente de la Argentina, que en 1997 se sumó a los Estados Unidos como aliado extra OTAN, no fue el único intento. Más recientemente, en agosto de 2007, Clifford Sobel, embajador de los Estados Unidos en Brasil, sugirió que Brasil debía convertirse en socio estratégico de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.En 2004 se habló sobre la posibilidad de sumar a Chile y desde entonces hay un intenso debate en ese en ese país al respecto. Más actualmente, en 2008, la invitación fue para que Colombia haga lo suyo, pero se concretó en febrero de 2009 cuando España pidió la especial participación de un destacamento de 150 hombres del ejército colombiano para operar en Afganistán, aunque la policía de Colombia está entrenando desde hace tiempo, en el departamento de Tolima, a policías afganos en la lucha contra el narcotráfico.Diversos analistas funcionales a la OTAN no descartan que ante el potencial desborde de la situación en Pakistán, debido al avance del Talibán, la OTAN intente sumar a la India como un socio poderoso que ayude a garantizar la estabilidad en la región.Ante los planes que tiene Estados Unidos para garantizar su hegemonía política y militar a nivel global, ha aparecido un nuevo contendiente con cierta vocación política común, esto es el BRIC. Son cuatro países que, desde una perspectiva cultural, política e ideológica distinta, Brasil, Rusia, India y China, pretenden buscar una forma de materializar su potencial y ver qué posiciones conjuntas pueden alcanzar en la política mundial. En conjunto, los países del BRIC ocupan el 22% de las superficies continentales, amasan el 27% del PBI mundial (según el Banco Mundial) y, en términos de habitantes, reúnen el 41,6% de la población mundial. ¿Hasta qué punto la OTAN no establece una estrategia de captación para algunos de los países del BRIC con el objeto de neutralizar a este grupo y evitar su consolidación? ¿Quedarán las Naciones Unidas como un escenario ajeno a este tipo de disputas? Habrá que ver cómo opera cada país en la ONU y el mundo tendrá una respuesta. Mientras tanto la OTAN avanza sobre el mismo.- Juan Roque es Secretario General del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los Pueblos (Mopassol) www.mopassol.com.ar
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miércoles, 29 de julio de 2009
¿Hacia dónde va la OTAN?
Mayoría de británicos por retirada de tropas de Afganistán
La mayoría de la población del Reino Unido ha manifestado su deseo de que las tropas británicas salgan de una vez por todas de Afganistán. Declaraciones en meses recientes del alto mando militar presente en ése país, podrían haber avivado este sentimiento popular, generales habrían comentado a la prensa la imposibilidad de "ganar la guerra" en las condiciones que se plantea.
Un 52 por ciento de los ciudadanos de Gran Bretaña demandó hoy la salida inmediata de sus tropas de Afganistán, donde hasta la fecha murieron 191 miembros del ejército de este país europeo. El diario The Independent hizo pública este martes una encuesta que mostró que la mayoría de los británicos aboga por la retirada sin dilaciones de los soldados, frente a un 43 por ciento a favor de su permanencia en la nación centroasiática. La creciente oposición a la ofensiva militar surge después que otros dos soldados del Reino Unido murieron la víspera en explosiones en el sur de Afganistán, lo que eleva a 22 las bajas militares de Londres durante el corriente mes. Este sondeo contrasta con el optimismo del primer ministro Gordon Brown, quien aseguró que la primera fase de la operación Garra de Pantera fue un éxito, pues logró desalojar a los rebeldes de una amplia zona de la provincia de Helmand. Según The Independent, un 58 por ciento de los entrevistados cree que los insurgentes no podrán ser derrotados militarmente, contra un 31 por ciento que considera posible vencerlos. En tanto, un 75 por ciento opinó que las tropas británicas en el escenario de conflicto no cuentan con el equipamiento bélico necesario para cumplir su misión en condiciones seguras. Una mayoría del 60 por ciento de los interrogados no es partidaria de despachar más uniformados y recursos a la zona de litigio, mientras un 35 por ciento favorece tales refuerzos, agrega el periódico, en base a un análisis de la consultora ComRes. Para realizar su pesquisa, esa firma entrevistó, vía telefónica, a poco más de mil personas adultas entre los días 24 y 26 de julio últimos. Desde la invasión a Afganistán en 2001, por una coalición liderada por Estados Unidos, un total de 191 miembros de las Fuerzas Armadas británicas murieron en el país asiático, recordó la propia fuente. El alto número de víctimas causadas por la operación Garra de Pantera en Helmand, cuyo objetivo es debilitar a los rebeldes a escasas semanas de la celebración de las elecciones generales afganas, provocó inquietud en esta nación.
Avanzando hacia las guerras africanas de Obama
Asistencia en el entrenamiento de fuerzas para operaciones de emergencia en África
26 de julio de 2009
Atheonews
Tomado de Rebelión
Traducido por Mariola y Jesús María García Pedrajas
La embajadora de EEUU en las Naciones Unidas, Susan Rice, afirmó que la administración del Presidente Obama proporcionará más observadores militares, policía, y personal para reforzar operaciones globales de “mantenimiento de la paz”, especialmente en naciones africanas en respuesta a solicitudes de apoyo para la creación de fuerzas mejor equipadas y que se puedan desplegar con rapidez.
Los EEUU no proporcionan tropas para las fuerzas de paz de las Naciones Unidas, lo que significaría poner soldados americanos bajo el mando de las Naciones Unidas.
En una sesión informativa del Departamento de Estado el 29 de junio Rice traza las pautas:
“Instaremos al Consejo de Seguridad a continuar sopesando la gama completa de respuestas a un reto dado. No se le debería permitir a bandas pobremente armadas y desorganizadas, grupos rebeldes, y otros grupos fuera de los procesos de paz frustrar una resolución de paz o bloquear el despliegue de las Naciones Unidas. Las fuerzas de paz con frecuencias están autorizadas a usar una fuerza apropiada para defenderse a sí mismas y cumplir su mandato, incluyendo la protección de civiles bajo amenaza inminente de violencia. Deben estar dispuestas y ser capaces de hacerlo. [...]
Las misiones de paz no son siempre la respuesta adecuada; algunas situaciones requieren otro tipo de despliegues militares autorizados por las Naciones Unidas, tales como un esfuerzo regional o fuerzas multinacionales que operen bajo el marco de luna nación que las lidere.”
En estas situaciones soldados regulares de EEUU podrían operar junto con socios de coalición “dispuestos” bajo el mando de EEUU. Con la aquiescencia del Consejo de Seguridad fuerzas militares de EEUU se implicarían en una serie de conflictos armados:
“Los EEUU se implicarán en discusiones a largo plazo sobre la mejor manera de incrementar la interoperabilidad y el suministro de fuerzas, del tamaño de una brigada, que se puedan desplegar rápidamente – esas mismas fuerzas podrían unirse, reforzar, y mejorar el tiempo de respuesta en operaciones de paz de las Naciones Unidas en un momento de crisis.”
El sueño inalcanzable neocon de una presencia militar fuerte de EEUU en África, a través del Mando para África (AFRICOM, por sus silgas en inglés) y otros programas militares, germinó durante el ejercicio de Rice en el Departamento de Estado de Clinton en el cual sirvió como Secretaria de Estado Asistente para Asuntos Africanos.
Rice parece estar actualmente dedicada a la implementación de lo que Glen Ford de Black Agenda Report previó en abril:
“Funcionarios de la administración Obama, tales como la embajadora en las Naciones Unidas Susan Rice,han estado durante años ‘deseosos de bloquear los puertos de Sudán’ y lanzar bombardeos ‘selectivos’ contra Sudán. Cuando la doctrina imperial reclama el derecho a intervenir cuando tengan lugar desastres en países soberanos – y procede a crear y exacerbar esos desastres – ningún gobierno está seguro contra un cambio de régimen. El presidente Obama parece estar refinando una doctrina de intervencionismo “humanitario”….
“Bajo la administración Obama, una doctrina de intervencionismo militar está cristalizando rápidamente bajo el concepto de “Responsabilidad de Proteger,” o R2P, el cual mantiene que las naciones tienen una responsabilidad de intervenir por la fuerza cuando se juzgue que un estado no está dispuesto o es incapaz de proteger o, de alguna otra manera, cumplir sus responsabilidades con su pueblo – responsabilidades que se pueden definir de una forma más o menos amplia o concreta. La embajadora en las Naciones Unidas Susan Rice y Samantha Power, un miembro del Consejo de Seguridad Nacional de Obama, son destacadas defensoras de una interpretación amplia y unilateralista de R2P. Ambas son colaboradoras estrechas del presidente Obama, y se puede asumir que reflejan su forma de pensar en política externa.”
Susan Rice, que es afroamericana, no es pariente de la antigua Secretaria de Estado Condoleezza Rice pero hay una conexión entre Condoleeza Rice y la madrina de Susan Rice, Madeleine Albright Condoleezza Rice fue la estudiante estrella del Dr. Joseph Korbel en la Universidad de Denver. Madeleine Albright es la hija de Korbel. Rice ha estado relacionada con el Instituto de Washington para la Política en Oriente Próximo (Washington Institute for Near East Policy, WINEP), un think tank de halcones pro-Israel que ha sido un hogar para muchos de los arquitectos neocon de la invasión de Irak. El consejo de asesores de WINEP ha incluido a militaristas tales como Paul Wolfowitz, Richard Perle, Edward Luttwak, James Woolsey (que es también un destacado Demócrata), y Mort Zuckerman. Susan Rice tomó parte en una “Fuerza Operativa de las Elecciones Presidenciales de 2008” de WINEP, estudio que dio lugar a un informe titulado, “Reforzando la asociación: Como profundizar en la cooperación EEUU – Israel ante el reto nuclear iraní”. WINEP se fundó en cooperación con el Comité de Asuntos Públicos Americano-Israelí (American-Israel Public Affairs Comité, AIPAC).
Jesus Maria y Mariola Garcia Pedrajas son colaboradores de Rebelión. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a los traductores y la fuente.
Enlace artículo original en ingles:
http://obamboozled.blogspot.com/2009/07/pushing-ahead-toward-obamas-african.html
El cerco de Gaza: Sobre el derecho a la resistencia
29-07-2009
Ramzy Kysia
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor.”
Desmond Tutu
Vivimos en una era definida por su brutalidad. Nuestro desafío es si aceptarlo – o tomar los riesgos necesarios para transformar nuestros bienes comunes en una comunidad bien amada.
En agosto del año pasado, cuarenta y cuatro personas corrientes de diecisiete países diferentes navegamos a Gaza en dos pequeñas embarcaciones de madera. Hicimos lo que el mundo no hizo – rompimos el cerco de Gaza. Durante el último año el Movimiento Gaza Libre ha organizado otros ocho viajes, llegando con éxito a Gaza en cinco ocasiones diferentes. Las nuestras son las únicas naves internacionales que han llegado a la Franja de Gaza en más de cuarenta y dos años.
En Oriente Próximo, la lucha por la justicia es un esfuerzo incierto en el mejor de los casos. Por todas partes los trabajadores por los derechos humanos se ven acosados por dificultades y penurias. Los Estados árabes son tiranías, sus pueblos sometidos a la policía secreta, a arrestos arbitrarios, torturas y opresión. Dentro de sus sociedades, el mundo árabe está igualmente fragmentado por tensiones étnicas y de clase, por la pobreza y el estancamiento político. Desde afuera, desde Occidente, el Oriente Próximo enfrenta actos de intimidación abiertos y ocultos, intervención, desestabilización económica, e incluso guerra, invasiones y asesinatos masivos.
A horcajadas sobre todos estos problemas, bloqueando todo intento de progreso en la región, están los dos colosos del gran petróleo y de Israel. Pocas veces un pueblo ha sido plagado por lastres más amargos, devastadores, y aparentemente más intransigentes que los árabes por el petróleo y por Israel.
En ninguna parte esta situación es más real en la actualidad que en Gaza. En 1999, British Gas descubrió inmensos campos de gas natural, por un valor de miles de millones de dólares en aguas territoriales palestinas frente a la costa de Gaza. Israel ya ha construido un gasoducto horizontal para trasvasar gas de por lo menos uno de esos campos. Si hay una razón tácita para el cerco de Gaza – es ésta.
Israel mantiene el control efectivo de todos los puntos de entrada y salida de Gaza, así como el control de facto de los ingresos y de la economía de Gaza. Como tal, y a pesar del cierre de los asentamientos en Gaza en 2005, Israel sigue siendo un poder ocupante en Gaza, como en el resto de Palestina. Como poder ocupante, Israel es responsable por el bienestar de la gente que ocupa y no puede imponer legalmente un bloqueo, en particular si castiga colectivamente a toda la población de Gaza. Son crímenes evidentes, y el gobierno y los militares israelíes deberían ser enjuiciados por ellos.
Durante los últimos tres años y medio el sitio israelí se ha hecho cada vez más implacable. Menos de un veinte por ciento del comercio normal con Gaza es permitido actualmente. El sitio ha llevado al colapso de la economía local, produciendo fuertes aumentos en el desempleo, la pobreza y las tasas de desnutrición infantil.
Debido al sitio israelí hay poco combustible para la central eléctrica de Gaza – de modo que la electricidad es escasa e intermitente. Sin electricidad, los sistemas de agua y alcantarillado no funcionan. El 27 de marzo de 2008, dos mujeres de edad de unos 70 años, una adolescente y dos bebés murieron por una inundación de aguas servidas en Umm Nasser. Sólo el año pasado, más de 16.000 millones de litros de aguas servidas sin tratar fueron vaciados al mar, convirtiendo el Mediterráneo en un inodoro y creando un desastre para la salud pública.
Gaza es una pequeña llanura costera, de apenas 40 kilómetros de largo y de entre 7 y 11 kilómetros de ancho. No tiene capacidad para sustentar independientemente al millón y medio de seres humanos que viven en uno de los sitios más densamente poblados del planeta. Dos tercios de los habitantes de Gaza son refugiados, expulsados de Palestina histórica durante la guerra fundacional de Israel de 1948. Más de la mitad de la población son niños.
Israel tiene una larga historia de violencia contra los niños palestinos. Unos pocos ejemplos: En diciembre de 2004, el ejército israelí mató a tiros a Rana Siyam de siete años. Anteriormente en ese año, Raghda Alassar, de nueve años, fue muerta a tiros en su escuela mientras hacía una prueba de inglés. Iman al-Hams, de trece años, recibió diecisiete tiros del ejército israelí mientras iba caminando a casa después de sus clases en Gaza. Un capitán israelí se acercó a su cuerpo y le dio otro tiro en la cabeza – “para probar la muerte” de la escolar. El ejército israelí lo procesó, pero no por asesinato. Fue acusado de “uso ilegal de su arma,” y a pesar de haber admitido que vació todo el cargador contra la pequeña, fue declarado “no culpable.”
Durante el verano de 2006, el ejército israelí mató a Bara Habib de tres años, a Rajaa Abu Shaban de tres años, a Rawan Hajjah de seis años, a Aya Salmeya de nueve años, y a otros treinta y cinco niños sólo en Gaza. El 16 de enero de 2007, el ejército israelí mató a Abir Aramin de diez años, hija de un activista palestino por la paz, mientras iba a casa desde la escuela. Son sólo unos pocos casos de los muchos que han ocurrido. La organización por los derechos humanos israelí B’tselem estima que más de 900 niños palestinos fueron muertos por los militares israelíes entre 2000 y 2008.
Israel ya ha recreado los peores aspectos del Gueto de Varsovia en Gaza – al transformar esa pequeña franja de tierra en la mayor prisión al aire libre del mundo, y la condición humanitaria del millón y medio de hombres, mujeres y niños ilegalmente encarcelados en Gaza es ahora la peor en los últimos cuarenta y dos años de ocupación israelí.
Pero hay historias más tenebrosas que acechan en el futuro. La simple y aterradora verdad es que Israel empuja al mundo por un camino hacia el genocidio. Vamos todos en camino hacia la destrucción paulatina del pueblo palestino. Hay que enfrentar enérgicamente esa realidad y superarla antes de que sea demasiado tarde.
Hace ya más de seis meses desde el fin del último ataque de Israel contra la Franja de Gaza, que llevó a la muerte de más de 1.400 palestinos, y la gente en Gaza sigue viviendo entre escombros. El cierre hermético por Israel ha creado una catástrofe humanitaria intencional y deliberadamente mantenida. El hecho de que la comunidad internacional no imponga sus propias leyes y proteja al pueblo de Gaza exige que nosotros, como ciudadanos privados, intervengamos directamente para emprender acciones conmensuradas con la crisis. Debemos entrar en acción porque nuestros gobiernos se niegan a hacerlo.
A pesar de las amenazas o intimidaciones israelíes, los voluntarios de Gaza Libre se proponen seguir enviando naves desarmadas a Gaza. Ahora más que nunca necesitamos que se nos una la gente en todo el mundo.
El cerco de Gaza sólo sirve para fortalecer estructuras autoritarias de todas las partes de este conflicto, reforzando el control centralizado, uniendo a la gente contra un enemigo común. El aislamiento de Gaza refuerza la creencia en que el mundo ha olvidado Palestina, y se preocupa poco por cómo se ven obligados a vivir los palestinos o incluso por si viven o mueren.
Al contrario, la resistencia civil y los movimientos de acción ciudadana no sólo apuntan contra las injusticias que enfrentamos – también son estrategias por el cambio social. La resistencia no violenta empodera a todos con la conciencia de que cualquier entre nosotros puede acercarse, organizar, y actuar para cambiar todo el mundo. Una y otra vez, la historia demuestra que incluso la mayor de las tiranías puede derrumbarse cuando se le enfrenta una resistencia organizada y determinada.
Uníos a nosotros, sea en todo o en parte. Uníos al Movimiento Gaza Libre, al Movimiento Internacional de Solidaridad, o al Movimiento BDS. Uníos a nosotros y a otras campañas en la lucha por la justicia para Palestina. Necesitamos voluntarios para realizar investigaciones y escribir, hacer actualizaciones en la web, traducciones, diseño gráfico, organización local en sus comunidades, y muchas cosas más.
Uníos a la resistencia
A menudo se nos dice que la resistencia es injustificada o imposible. Apólogos liberales de Israel, como Thomas Friedman, exigen constantemente que los palestinos depongan las armas, mientras llaman todo el tiempo a los israelíes a tomarlas en actos cada vez mayores de violencia y degradación.
Cuando ven la violencia en nuestro mundo, nuestras elites nos dicen que tenemos dos – y sólo dos – alternativas: capitular ante la violencia, o ir a la guerra. Por cierto, cuál de esas alternativas es el camino correcto y adecuado depende de quién uno sea. Frente a la violencia palestina, los israelíes, deben, correcta y adecuadamente, ir a la guerra. Frente a la violencia israelí, los palestinos deben, correcta y adecuadamente, capitular. En Tel Aviv y Washington D.C. esto se llama “claridad moral:” la supuesta necesidad de buscar la seguridad israelí mediante la creación deliberada de inseguridad masiva entre los palestinos. Es una locura.
Pero incluso los movimientos “por la paz” dominantes en Occidente tratan de deslegitimar la resistencia llamando a palestinos e israelíes a renunciar a actos abiertos de violencia, equiparando a palestinos que cometen atentados suicidas con israelíes que envían cazas F-16, aplanadoras militares D9, y helicópteros artillados Apache para arrasar vecindarios enteros.
El problema es que los actos de violencia aleatorios e individuales de palestinos contra israelíes no son lo mismo que la miríada de opresiones y crueldades estructuradas impuestos a los palestinos a través de las políticas gubernamentales israelíes. No hay cazas jet palestinos que bombardeen ciudades israelíes – porque Palestina no tiene aviones caza. No hay aplanadoras palestinas que demuelan casas israelíes – porque Palestina no tiene aplanadoras militares. No hay soldados palestinos que invadan vecindarios israelíes aterrorizando a la población – porque no existe un ejército palestino. El conflicto en Palestina es una guerra del terror estatal israelí contra una población civil en gran parte carente de armas e indefensa.
Incluso actos inmorales y contraproducentes de violencia contra civiles israelíes (como algunos atentados suicidas) no pueden ser equiparados con las humillaciones diarias, el terror y la muerte que Israel inflige a los palestinos, por una política deliberada. Contrariamente a la forma cómo lo presentan los medios dominantes, este conflicto no es ni una guerra justiciera contra malvados terroristas árabes, ni una disputa religiosa o étnica entre dos grupos opuestos e igualmente auto-justificados. El conflicto israelí/palestino es la lucha entre dos causas irreconciliables y desiguales: la lucha de un pueblo oprimido por la libertad, la justicia, y la autodeterminación contra la lucha de sus opresores por mantener (e incluso expandir) su dominación. Bajo esas circunstancias la resistencia no es sólo un derecho – es un imperativo moral.
Esto no quiere decir que todos y cada uno de los actos de resistencia sean aceptables. Obviamente no lo son. Pero se hace tedioso escuchar continuamente a occidentales bien intencionados, pero aparte de eso despistados, que tratan de equiparar a las dos partes de este conflicto. Estoy más que cansado de escuchar a gente que se queja pasivamente, o pregunta estridentemente: “¿dónde está el Gandhi palestino?”
Con todo respeto, el que alguna gente haya preferido mantenerse en la ignorancia sobre la larga y profunda historia de resistencia no violenta palestina – desde el Boicot de 1936 hasta Bil’in de hoy – no significa que ésta no exista. El Movimiento Gaza Libre lucha en solidaridad con una ya vibrante resistencia civil palestina.
Del mismo modo, la otra crítica a la resistencia – que es fútil – es igualmente errónea. Hay un error generalizado entre muchos en el sentido de que Israel y el lobby israelí son simplemente demasiado poderosos como para poder desafiarlos, para no hablar de derrotarlos. No es así.
El 30 de junio de 2009 las fuerzas de ocupación israelíes abordaron por la fuerza uno de nuestros barcos, el SPIRIT OF HUMANITY, y secuestraron a 21 trabajadores por los derechos humanos y periodistas que iban en camino a entregar suministros humanitarios y de reconstrucción muy necesitados a la sitiada Gaza, incluyendo a la Premio Nobel por la Paz
Mairead Maguire y a la ex congresista estadounidense Cynthia McKinney. Fueron mantenidas en una cárcel durante una semana antes de ser deportadas.
Aunque fuimos detenidos en ese viaje en particular, no fue un “fracaso.” En el mes después del secuestro de nuestro barco, más de 100.000 noticias, ensayos, artículos en blogs, llamados a la acción, y secuencias de radio y televisión aparecieron sobre la reacción violenta de Israel ante nuestra misión. Es verdad que la dura prueba de nuestros 21 voluntarios palidece en comparación con los 11.000 prisioneros políticos palestinos reclusos en prisiones israelíes. La captura de nuestra pequeña carga de 3 toneladas de ayuda médica y materiales de reconstrucción es insignificante en comparación con los 4.000 millones de dólares de ayuda prometida a Gaza – ayuda que no ha sido y no será entregada debido al bloqueo israelí.
Pero tampoco eso capta lo importante. Al decidirse por el enfrentamiento violento y el secuestro de trabajadores desarmados por los derechos humanos en una misión de ayuda, Israel demostró públicamente la ilegalidad y lo absurdo del sitio de Gaza. El sitio no tiene que ver en nada con “seguridad.” Nadie podría haber creído remotamente que nuestro pequeño barco representara una amenaza física para Israel.
Esa demostración pública de la ilegalidad del sitio llevó también a un récord en la acción a nivel gubernamental. Los gobiernos irlandés y griego intervinieron formalmente para proteger a sus ciudadanos y su propiedad. A pesar de no tener relaciones diplomáticas y de negarse a reconocer la legitimidad del gobierno de Israel – el Rey de Bahrein intervino personal y exitosamente para obligar a Israel a liberar de inmediato a los cinco trabajadores por los derechos humanos bahreiníes secuestrados del SPIRIT. El parlamento británico realizó un debate formal sobre el tema, e incluso el Departamento de Estado de EE.UU. se vio obligado a realizar una llamada nacional de conferencia para la familia y los amigos de las víctimas del secuestro, así como para grupos árabes-estadounidenses por los derechos civiles.
Fue algo sin precedentes, pero no basta.
El Movimiento Gaza Libre inició su pequeña parte en esta lucha en 2006. Comenzamos sólo con esperanzas. Muchos pensaron que no podía ser hecho, pero lo hicimos. Rompimos el bloqueo israelí. Volveremos a navegar, y estamos absolutamente determinados a llegar a la Franja de Gaza en nuestro próximo viaje. Nos proponemos aumentar nuestra reacción de modo no violento. Al enviar un barco de carga, aumentaremos el desafío del bloqueo al llevar cantidades importantes de materiales prohibidos de reconstrucción. Al enviar más barcos en nuestra próxima misión, aumentaremos significativamente las dificultades logísticas que enfrenta Israel si decidiera volver a atacarnos violentamente. Al enviar aún más parlamentarios, dignatarios, periodistas, y trabajadores por los derechos humanos a acompañar los barcos, aumentaremos significativamente las dificultades políticas que enfrenta Israel si decidiera volver a atacarnos violentamente.
El viaje a Gaza es peligroso. La armada israelí embistió contra nuestro buque insignia, el Dignity, cuando tratamos de entregar suministros médicos a Gaza durante su cruel ataque en diciembre y enero. En junio, secuestraron nuestro pequeño barco y raptaron a todos los que iban a bordo. Israel incluso ha amenazado con abrir el fuego contra nuestros barcos desarmados, para no permitir que llevemos suministros humanitarios y de reconstrucción a la gente de Gaza.
Pero los riesgos que corremos en nuestros viajes son insignificantes en comparación con los riesgos impuestos cada día a la gente de Gaza.
El propósito de la acción directa no violenta y de la resistencia civil es tomar riesgos – colocarnos “en el camino” de la injusticia. Tomamos esos riesgos con plena conciencia de lo que pueden ser las posibles consecuencias. Lo hacemos porque las consecuencias de no hacer nada son mucho peores. Cada vez que dejamos que nos intimiden, cada vez que pasamos junto a un mal y lo ignoramos – bajamos nuestros estándares y permitimos que nuestro mundo se haga más duro e injusto para todos nosotros.
Israel podrá amenazar nuestros barcos y sus pasajeros – seguiremos yendo. Israel podrá interrumpir ilegalmente nuestras comunicaciones y sistemas de navegación – seguiremos yendo. Israel podrá abrir fuego contra nuestros barcos, o intentar de embestirlos y hundirlos. Israel podrá decidir abordarlos y secuestrarlos, y raptar a nuestros voluntarios.
No importa. Seguiremos yendo. Armados sólo con el amor a la justicia, y el derecho de resistencia – iremos a Gaza una y otra y otra vez, hasta que ese cerco sea destruido para siempre y el pueblo de Gaza tenga libre acceso al resto del mundo.
…………
Ramzi Kysia es un ensayista árabe-estadounidense y organizador en el Movimiento Gaza Libre. Si queréis apoyar estos esfuerzos, visitad www.FreeGaza.org, o email donations@freegaza.org. Si quiere participar como voluntario con Gaza Libre, envíe un correo a volunteer@freegaza.org
http://www.counterpunch.org/kysia07272009.html
martes, 28 de julio de 2009
Honduras: Mel se dirige a una montaña de Nicaragua a organizar la resitencia
HONDURAS
GRAVE DENUNCIA DESDE EL MUNICIPIO DE EL PARAISO
MISION INTERNACIONAL HUMANITARIA INTEGRADA POR
DIRIGENTE DE MADRES DE PLAZA DE MAYO (LF) EN HONDURAS
La Cruz Roja Hondureña y las bombas lacrimogenas
“Mel” se dirige a una montaña de Nicaragua a organizar la “resistencia”
Unas mil personas se encuentran atrapadas entre los comandos elites del
ejercito en Alauca, municipio de El Paraiso, departamento de El Paraiso,
a diez kilometros de la frontera con Nicaragua, a quienes en el marco
del Estado de Sitio no se les permite circular para comprar alimentos o
agua. Tampoco se permite a los habitantes del municipio de El Paraiso
movilizarse a hacer compras mucho menos a solidarizarse con los
manifestantes, provocando con ello una emergencia humanitaria debido a
que despues de dos dias de haberse movilizado estan desfalleciendo de
hambre, sed y enfermedades porque beben de quebradas contaminadas, comen
cualquier cosa y se encuentran muchas personas enfermas, a quienes los
militares impiden ser evacuadas, con la avieza intencion de hacerlas
sufrir su osadia de haber desafiado el estado de excepcion. No pueden
escapar porque corren peligro de sufrir la suerte del joven asesinado, a
pesar de lo cual centenares se han arriesgado a adentrarse a las
montañas, donde los helicopteros y comandos especializados los capturan
y someten a torturas.
El regimen fascista ha hecho de Alauca, El Paraiso, un campo de
concentracion nazi al aire libre, que amenaza, si la solidaridad no
actua, en convertirse en la Guernica hondureña (lugar arrasado por los
nazis en la segunda guerra mundial despues de haberla sometido a
similares condiciones que en Alauca). Actualmente hay una campaña radial
por Radio Globo para enviar agua, alimentos y medicinas hasta ahora las
autoridades militares se han negado a dejar pasar la asistencia.
URGE hacer una campaña con personalidades democraticas y organismos
humanitarios para que presionen a este regimen fascista para que permita
la evacuacion de estos heroicos compañeros y compañeras.
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HONDURAS
MISION INTERNACIONAL HUMANITARIA INTEGRADA POR
DIRIGENTE DE MADRES DE PLAZA DE MAYO (LF) EN HONDURAS
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-Misión Internacional intenta llegar a la zona fronteriza de Honduras
con Nicaragua para verificar emergencia humanitaria de más de mil personas
-Han recogido denuncias de graves violaciones a los Derechos Humanos-
La Misión Internacional de Solidaridad, Observación y Acompañamiento a
Honduras, condena el asesinato de Pedro Magdiel Martínez Salvador, joven
de 22 años y miembro de la Asociación Cristiana Juvenil, arrestado por
la policía y el Ejército el viernes 24 de julio, cuando se dirigía a la
localidad de El Paraíso, en la zona fronteriza de Honduras con
Nicaragua, para participar en las manifestaciones de apoyo al regreso
del presidente Manuel Zelaya Rosales. Su cuerpo fue encontrado el sábado
25 de julio en una terreno baldío cerca del destacamento policial de El
Paraíso, y testigos indicaron que habrían visto señales de tortura
(fotos se pueden ver en: http://www.honduraslaboral.org/leer.php/2050).
El Ejército hondureño está acusado de haber cometido el asesinato. El
periódico La Tribuna publicó una foto en la que aparece el joven siendo
arrastrado por un militar.
La Misión Internacional viaja hoy, junto con el Comité de Familiares de
Detenidos Desaparecidos en Honduras COFADEH, a la región El Paraíso
(zona fronteriza con Nicaragua), para verificar la emergencia
humanitaria que se vive en la zona.
Las organizaciones de Derechos Humanos, así como el Frente Nacional
Contra el Golpe de Estado en Honduras, están denunciando que en
diferentes partes de la carretera que conduce de Tegucigalpa a la
Frontera con Nicaragua, hay cientos de personas atrapadas entre retenes
militares de comandos del Ejército y la Policía Nacional, especialmente
en las comunidades de Alauca y Arenales, a unos 10 kilómetros de la
frontera de Las Manos, sufriendo hambre, sed y frío, ya que habitan a la
intemperie en esa carretera. Más de mil personas afrontan una real
emergencia humanitaria, dado que el Ejército y la Policía impiden a los
manifestantes recibir alimentos y agua, lo que está poniendo en grave
riesgo su salud.
A eso se suma que el Gobierno de facto ha extendido el toque de queda,
en un intento por desmovilizar a la población y para detener
arbitrariamente a quienes participan de las protestas contra el Golpe
Militar. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha
expresado su profunda preocupación por la reiterada utilización de
diversos estados de emergencia en Honduras, mediante los cuales se han
suspendido derechos fundamentales tales como la libertad personal,
permitiendo la detención e incomunicación por más de 24 horas, la
libertad de asociación y de reunión, y el derecho a circular libremente,
salir, entrar y permanecer en el territorio de Honduras. El Comité para
la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH) presentó ayer
ante la Corte Suprema de Justicia un recurso de amparo, así como una
denuncia ante la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, contra el toque
de queda, afirmando que viola "más de 22 artículos de la Constitución",
entre ellos los derechos a la alimentación y a la libre circulación.
“Estamos observando que se está creando un estado de terror”, expresa
Nora Cortiñas, de las Madres de la Plaza de Mayo-Línea Fundadora,
organización de familiares de víctimas de desaparición forzada en
Argentina e integrante de la Misión Internacional.
La Misión Internacional de Solidaridad, Observación y Acompañamiento que
hoy se dirige al Departamento “El Paraíso”, junto con Bertha Oliva el
Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras COFADEH,
está conformada por: Nora Cortiñas, Madres de la Plaza de Mayo-Línea
Fundadora / Jubileo Sur (Argentina), Thomas Wallgreen, Consejal del
Partido Socialdemocrata de Finlandia en Helsinki / Coalition for
comprehensive democracy – Vasudhaiva kutumkakam (Finlandia), Mauricio
Valiente, Comisión Española de Ayuda al Refugiado-CEAR (España), el
padre Efrén Reyes del Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad
con los Pueblos de América Latina Oscar Romero -SICSAL (El Salvador) y
Tom Kucharz, Ecologistas en Acción (España).
La Misión Internacional de Solidaridad, Observación y Acompañamiento a
Honduras, en la que participan redes, movimientos sociales, ONG,
organizaciones de Derechos Humanos y responsables políticos de Europa y
América Latina, está organizada por la Red Birregional Europa, América
Latina y el Caribe 'Enlazando Alternativas'.
La Misión Internacional se ha reunido hasta ahora con el Comité para la
Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), el Comité de
Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), el Centro
de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Víctimas de la
Tortura y sus Familiares (CPTRT), FIAN-Internacional, la Coalición
Hondureña de Acción Ciudadana (CHAAC), ha visitado la sede del Sindicato
de Trabajadores de Bebidas y Similares (STIBYS), donde el domingo pasado
explotó un artefacto dirigida contra las asambleas de los movimientos
populares que se reúnen allí, y ha acompañado una protesta del Frente
Nacional Contra el Golpe de Estado en Tegucigalpa.
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HONDURAS
La Cruz Roja Hondureña y las bombas lacrimogenas
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>
> La situación cuestionable, aunque grave, no es sólo la sospecha de que en
> vehículos de la Cruz Roja, el ejército o la Policía habría trasportado bombas
> lacrimógenas para lanzarlas a la población manifestante, en Alauca, El
> Paraíso, región fronteriza Honduras-Nicaragua.
>
> Claudina Reyes, oficial de Christian Aid en Honduras, quien presenció el
> suceso, afirmó que "en las ambulancias no trasladaron ni medicamentos ni
> heridos, sólo llegaron a dejar tres canastas a la policía y luego salieron a
> toda velocidad entre los manifestantes."
>
> Aseguró Reyes, además, que el coordinador de socorristas, identificado como,
> Nixon Maradiaga, por personas que allí se encontraban, entró al lugar con las
> unidades 112 y 120 de la Cruz Roja Hondureña; y luego de dejar las tres
> canastas, en las que habrían traído las bombas lacrimógenas, los sospechosos
> se fueron a alta velocidad.
>
> "Regresaron aproximadamente dos horas más tarde, por un camino al que sólo
> tenía acceso la Policía, y como vieron que la gente corrió hacia ellos para
> registrarlos, salieron de regreso muy rápido y no se volvieron a presentar",
> continuó el relato.
>
>
> La informante también deduce un vínculo entre el coordinador de socorristas de
> Danlí que es, al mismo tiempo, coordinador de las Mesas de Seguridad Ciudadana
> de Danlí, y entonces "su jefe directo es el responsable de la Policía del
> lugar, por lo que hay una conexión directa entre ellos", concluyo la fuente.
>
> El hecho narrado es una certeza para quienes afirman haber detenido dos
> unidades que efectivamente eran de la Cruz Roja. La denuncia de Reyes y de
> otros testigos, ya han sido recogidas por organismos de derechos humanos como
> el Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPPRODEH) y
> por el Comisionado Iberoamericano de Derechos Humanos, Omar Cabezas Lacayo.
>
> Además de haber sido encaminado un reclamo a la Cruz Roja Internacional por,
> Rosamaría Messen, una ciudadana hondureña residente en Europa y Segretaria
> Provincial de la Confederación General de Trabajadores Interinales, autónomos
> (CGIL NIdiL-).
>
> También la Cruz Roja debe responder por la lentitud y no haber actuado
> espontáneamente por ella misma-, ante el grave problema humanitario que ha
> estado viviendo la población acorralada en el departamento de El Paraíso,
> sitiada por el ejército y privada de sus elementales derechos a alimentarse y
> a movilizarse libremente en el territorio nacional.
>
> La Cruz Roja apareció y se manifestó después de casi 30 horas de la emergencia
> humanitaria en la frontera Honduras-Nicaragua.
>
> La Cruz Roja, en este caso, aparece mediante una llamada a Radio Globo,
> después de que esa radio tenía más de 30 horas en una campaña para recolectar
> agua, víveres, ropa y medicamentos, a fin de llevarlos a los pobladores
> acorralados por militares en El Paraíso.
>
> Radio Globo ya había, incluso, organizado y trasportado los primero envíos que
> fueron impedidos de pasar, por los retenes del ejército.
>
> Cuando la contribución voluntaria de la gente era tal que no había suficiente
> transporte para trasladarla, Radio Globo comenzó a pedir voluntarios con
> vehículo para llevar el auxilio hasta el área sitiada por el ejército.
>
> Fue entonces que después de varias horas, se produjo la llamada de la Cruz
> Roja a Radio Globo, ofreciendo transportar las donaciones.
>
> Se ha criticado, también, que en entrevista telefónica con CNN, un vocero de
> la Cruz Roja Hondureña, no hizo pública la calamidad humanitaria en El Paraíso
> y que habría declarado que "todo era normal y que trabajaban sin
> dificultades."
>
> La labor de la Cruz Roja ha sido tradicionalmente reconocida, pero en esta
> situación, su comportamiento, para algunos observadores, estaría levantado
> tenues sombras sobre su compromiso humanitario.
>
> Sobre todo, porque con el golpe de estado, casi toda la institucionalidad
> hondureña se ha visto gravemente comprometida con intereses extraños.
>
>
> La Cruz Roja Hondureña, necesita aclarar, suficientemente, este asunto.
>
> La Cruz Roja Hondureña, deberá también, como es obligatorio, exigir a las
> Fuerzas Armadas no utilizar ese símbolo, en vehículos que no cumplen funciones
> de ayuda médica, paramédica, de enfermería o humanitaria, o en ambulancias que
> no realicen ese cometido.
>
> Peor todavía, si con el símbolo de la Cruz Roja la policía o el ejército
> montan emboscadas. Debe denunciar y prohibir al ejército utilizar ese símbolo
> para engañar a víctimas inocentes, con lo que pretendan inspirar una falsa
> confianza para hacerlas caer en una trampa, como arma de guerra.
>
> Del mismo modo, la Cruz Roja Hondureña no ha protestado ante las Fuerzas
> Armadas, por los retenes militares que le han impedido cumplir con su misión
> humanitarita. Como sí lo ha hecho el Colegio Médico, manifestando su enérgica
> protesta por la negativa del ejército a dejarles hacer su trabajo.
>
> La Cruz Roja Hondureña debe, en este momento, asumir de inmediato, el
> liderazgo de la gestión humanitaria, y no puede argumentar, como declaran
> algunos de sus miembros en entrevistas dadas a distintos medios, que los
> retenes del ejército no la dejan pasar.
>
> Debiendo entenderse, directamente, con las Fuerza Armadas, para exigir su
> derecho a no ser obstaculizada en atender, pronta y eficientemente, a la
> población que vive esa emergencia humanitaria.
>
> La Cruz Roja Hondureña tendría también el deber, ético y profesional, de haber
> elevado ya, una denuncia internacional por la crisis humanitaria producida por
> el régimen de facto, que con retenes y artificios entre el ejército y la
> policía, impidió el paso de la ayuda humanitaria para aliviar la tribulación
> en El Paraíso.
>
> La Cruz Roja Internacional, deberá investigar y contribuir a esclarecer ese
> asunto.
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HONDURAS
“Mel” se dirige a una montaña de Nicaragua a organizar la “resistencia”
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OCOTAL, Nicaragua.- El legitimo presidente hondureño, Manuel Zelaya, que cumple un mes fuera del poder y expulsado de su país, partió del municipio nicaragüense de Ocotal, cerca de la frontera con Honduras, hacia las montañas de este país para seguir organizando una “resistencia”, informaron hoy sus colaboradores.
"Haré algunas incursiones dentro de la zona montañosa en la frontera de Honduras y Nicaragua", dijo Zelaya.
Zelaya, que pernoctó por cuarto día consecutivo en el hotel Frontera del municipio de Ocotal, cabecera departamental de Nueva Segovia, a 25 kilómetros de la frontera con Honduras y a 225 kilómetros al norte de Managua, se dirige hacia la comunidad Las Colinas, cerca del puesto fronterizo Las Manos, dijo Elizabeth Sierra, portavoz del gobernante.
Zelaya inspeccionará ese lugar “camino” al puesto Las Manos, en el lado nicaragüense de la frontera, donde se encuentra un grupo de los seguidores del mandatario, agregó la fuente.
El presidente, que el viernes pasado intentó sin éxito entrar por segunda vez en su país, ratificó en la víspera que se mantendrá en “pie de lucha” y a la espera de su familia y de más seguidores que le acompañen en su retorno a Honduras para retomar el poder tras el golpe de Estado del 28 de junio pasado.
Zelaya ha dedicado los dos últimos días a visitar Ocotal y otras comunidades aledañas y a reunirse con sus simpatizantes, a quienes alienta a mantener una “resistencia pacífica” contra el golpe.
Un grupo de seguidores del jefe de Estado, que encabeza el dirigente Carlos Eduardo Reina, anunció ayer que espera “romper el cerco” en la frontera con Honduras para que Zelaya pueda reunirse en “pocas horas” con su familia.
Reina, dirigente del Frente Nacional contra el golpe de Estado, integrado por organizaciones sociales y miembros del Partido Liberal de Honduras, dijo que romperán ese cerco no con agresiones, sino con “la moral que tiene el pueblo hondureño”.
En el puesto de Las Manos, Zelaya espera reunirse “en cualquier momento” con su esposa, Xiomara Castro, su hija, Hortensia Zelaya, y su madre, Hortensia Rosales, indicó el líder político hondureño.
En tanto, la oposición nicaragüense intensificó hoy sus acciones de rechazo a las actividades del derrocado presidente hondureño.
Por un lado, el líder liberal derechista Eduardo Montealegre encabeza una delegación de la oposición de Nicaragua que viajó a Honduras para reunirse con las nuevas autoridades de esa nación.
Montealegre, también líder del grupo parlamentario Bancada Democrática Nicaragüense (BDN), viajó a Tegucigalpa acompañado de otros cuatro diputados, entre ellos el presidente del Partido Liberal Independiente (PLI), Indalecio Rodríguez.
Otros cinco diputados nicaragüenses derechistas de la BDN viajaron a Ocotal, norte de Nicaragua, para entregar una carta a Zelaya en la que repudian su presencia en ese país, al considerar que pone en peligro la paz con la “resistencia” que está organizando en la frontera norte para volver a Honduras.
Ese grupo parlamentario denunció, sin embargo, que en el municipio de Yalaguina, cerca de Ocotal, seguidores del mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, ocuparon la carretera e impidieron la circulación de los diputados de oposición hacia el norte del país, por lo que se vieron obligados a regresar a Managua.
lunes, 27 de julio de 2009
Crítica de la izquierda europea. Pensamientos fuera de temporada
17-04-2009
Hisham Bustani
Senza Censura/Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Todo Estado es una expresión de interés de clase, una expresión de falta de neutralidad hacia la clase dirigente. Con tales parámetros, todo el proceso (desde las leyes hasta las instituciones) se formula en beneficio de la clase dirigente y este proceso adopta una transformación radical cuando la clase dirigente es básicamente neoliberal con un proyecto transfronterizo de hegemonía.
La izquierda de todo el mundo está en movimiento, en alza en algunas regiones, bajando en picado en otras. En América del Sur la izquierda parece estar en un firme y potente arco ascendente.
Esto es igualmente evidente en algunas regiones remotas de Asia como Nepal, donde los maoístas lograron derrocar democráticamente a la monarquía tras años de revolución armada. En India la izquierda ha logrado el poder ejecutivo en algunas regiones. La izquierda militante siguen siendo eficaz e influyente en Colombia (FARC), Filipinas (el Partido Comunista de Filipinas) y México (EZLN). Por otra parte, la izquierda árabe parece estar encerrada en sí misma, ser marginal y sufrir gran cantidad de crisis (http://www.monthlyreview.org/mrzine/bustani191107.html ).
En Europa la izquierda parece estarse deteriorando sin cesar, muchas de sus principales organizaciones (Partidos Laboristas y Socialdemócratas) ya no pertenecen a la izquierda: han adoptado políticas económicas liberales, han reducido los valores sociales (sanidad, educación, vivienda), han restringido las libertades públicas y han seguido, sin tener una meta, la vía estadounidense, su cruda personificación del capitalismo neoliberal y su objetivo de subordinar al mundo por la fuerza.
Este breve ensayo comparte algunos pensamientos sobre la izquierda en su conjunto en la Europa de hoy vista desde mi atalaya situada en el este árabe.
Europa y su izquierda: expresiones de la misma crisis
La crisis de la izquierda en Europa es una de las expresiones de la crisis de la propia Europa.
Cuando hablamos de la izquierda en Europa tenemos que ser específicos al referirnos a aquellos grupos y partidos que siguen propugnando un programa de socialismo y justicia social, cuyos límites serían algunos partidos comunistas europeos, y aquellos que están a su izquierda. Laboristas y socialdemócratas ya no son izquierda ni en la teoría ni en la práctica. En sus peores versiones, algunos pueden ser considerados completamente de derecha.
Históricamente Europa estaba orgullosa de una larga historia de libertades, derechos humanos y de un Estado basado en el imperio de la ley, orgullosa de que eso fuera la primera línea de defensa contra el nazismo y el fascismo; orgullosa de haber derrotado al nazismo y al fascismo y a la ideología humanamente degradante que estos representaban; y orgullosa de su modelo económico: un capitalismo que era uno pero en el que se había insertado la suficiente adición de socialismo para lograr un cierto grado de bienestar.
Toda esta historia se vino abajo bajo el precipitado embate estadounidense-británico hacia el neoliberalismo. El programa Reagan-Thatcher de desregularización-privatización pronto barrió todo el continente tras el derrumbamiento de la Unión Soviética y del bloque socialista.
Entonces, dado que Washington había utilizado el 11 de septiembre como pretexto para extinguir las relativamente estables constantes de las libertades públicas y de los derechos humanos, Europa se precipitó hacia vías similares activando leyes “contra el terrorismo”, formulando listas negras, facilitando los “vuelos secretos” de la CIA y las interpretaciones extrajudiciales, creando presiones secretas y oprimiendo clara e inflexiblemente a organizaciones políticas e individuos de izquierda que todavía mantienen el socialismo revolucionario y apoyan las luchas de liberación en todo el mundo.
La ilusión de la neutralidad de la ley y del Estado “democrático”
Uno de los principales problemas de la izquierda europea es su pertinaz ilusión de que el Estado europeo, con su seguridad, sus cuerpos ejecutivo y judicial, es un Estado neutro, un Estado que permanece a igual distancia de todos sus constituyentes.
Todo Estado es una expresión de interés de clase, una expresión de falta de neutralidad hacia la clase dirigente. Con tales parámetros, todo el proceso (desde las leyes hasta las instituciones) se formula en beneficio de la clase dirigente y este proceso adopta una transformación radical cuando la clase dirigente es básicamente neoliberal con un proyecto transfronterizo de hegemonía.
La izquierda Europa no quiere reconocer que el Estado de derechos civiles y de derecho se ha desmoronado en Europa y que la clase, cuyos intereses representa el Estado, se está moviendo para superarlo. Las democracias burguesas en las que ha funcionado la izquierda europea convenciéndose a sí misma de que eran verdaderas democracias con verdaderas oportunidades de cambio, no eran sino un sistema preventivo ante el socialismo: menos coste para el Estado capitalista que la probabilidad de hacer frente a malestar laboral que puede tomar sus raíces profundas en el corazón de ese “otro polo”, la Unión Soviética.
Un vez que ésta se desmoronó ya no había necesidad de mantener esos costes extras. El Estado de derechos civiles y de derecho ya no era rentable, ahora está siendo descartado a una velocidad tremenda: en Francia nuevas leyes laborales y sobre la seguridad social han sacado a manifestarse en la calle a estudiantes y trabajadores, mientras que las enmiendas constitucionales propuestas para permitir el establecimiento de universidades privadas en Grecia como un preludio de la privatización del sistema educativo provocaron una respuesta similar. A nivel de las libertades, cotidianamente se está deteniendo, juzgando y/o condenando a militantes de izquierdas.
Éste es el caso de la detención y vigilancia de activistas de izquierda en Alemania
(http://einstellung.so36.net/en/soli/992), del juicio y la revisión de la causa del activista Bahar Kimyongur y sus amigos en Bélgica (http://www.aboujahjah.com/?p=124), el caso del juicio de la Liga Árabe Europea (http://www.arabeuropean.org) y de sus activistas Dyab Abou-Jahjah y Ahmad Azzuz (http://www.aboujahjah.com/?p=118), la interposición de un proceso judicial contra el (nuevo) Partido Comunista Italiano (nPCI) y los Comités de Apoyo a la Resistencia por el Comunismo (CARC) en Italia (http://www.carc.it/index.php?option=com_content&view=article&id=64&Itemid=28) y la condena por parte de los tribunales daneses de activista que vendían camisetas con logos de las FARC y PFLP. (http://www.wtopnews.com/?nid=383&sid=1480812).
Todos estos ejemplos son pruebas de la cada vez mayor intolerancia en Europa hacia individuos y/o organizaciones que apoyan luchas de liberación y contra la opresión, que están contra el intervencionismo e imperialismo militar o político, y que se oponen al capitalismo.
No obstante, la izquierda militante en Euskal Herria (el País Vasco) es otra clara excepción y una cruda ilustración de la tendencia al deterioro [de la izquierda] en Europa: A) Es una excepción respecto al resto de la izquierda europea ya que mantiene su militancia y su radicalismo al tiempo que un amplio respaldo popular, lo que demuestra la falta, en general, de la de ellos. Y B) Demuestra la intolerancia del Estado "democrático" europeo hacia movimientos que buscan un cambio concreto en las relaciones de poder, en las estructuras económicas y en lo marcos políticos que los albergan. A diferencia de sus homólogas europeas, la izquierda en Euskal Herria sigue siendo militante y anti-sistema en su insistencia en separarse del resto de Estado español (los partidos que plantean en sus discursos y proclamas la independencia de Euskal Herria siguen obteniendo más del 60% del apoyo electoral), en su insistencia en que la independencia sólo es posible en un modelo socialista y, a su vez, el socialismo sólo es posible si se garantiza el derecho de autodeterminación y, finalmente, su insistencia en la no-condena de la "lucha armada" y por tanto, la consideración de ésta como una opción legítima para lograr un marco democrático que garantice el derecho de autodeterminación y la posibilidad real de todas las opciones políticas incluida la de la creación de un Estado vasco independiente, si así lo decide democráticamente la mayoría de la sociedad que vive en el territorio de Euskal Herria . En un Estado democrático el derecho básico a la autodeterminación se debería mantener y respetar estrictamente, pero las organizaciones de izquierda de Euskal Herría que buscan activamente este derecho básico son simplemente prohibidas y criminalizadas por el Estado por medio de la legislación "anti-terrorista" y de relevantes acciones represivas, y son aisladas de la "corriente dominante" de las organizaciones políticas (incluyendo a las que están en la "izquierda").
Bajo el capitalismo la ley es una herramienta pragmática para uso el uso selectivo y flexible de la clase dirigente, ya no sirve como garantía contra explosiones sociales como fue el caso durante la Guerra Fría y tampoco es ya la encarnación de la libertad y la igualdad como se pretendía en los estadios tempranos de las revoluciones burguesas.
Con el lanzamiento de las leyes “anti-terroristas” y de las listas negras se está reescribiendo la ley en Europa para acomodarla a la nueva era. La izquierda europea es incapaz de hacer frente a este proceso ya que está siendo aplicado por las mismas instituciones no neutrales (los parlamentos locales, el Parlamento Europeo, la Unión Europea) que esta izquierda supone que constituye un terreno justo para un “juego democrático”.
La izquierda europea debe entender que “ley” y “democracia” (como la definen sus antagonistas) son términos y mecanismos engañosos. No puede jugar este juego y al mismo tiempo existir como izquierda obligándose a acatar las reglas no neutrales del juego.
La ley es un medio de conseguir un interés, un valor o un derecho. No es un valor en sí misma ni es correcta sólo por estar formulada en un conveniente lenguaje comedido y ser aprobada por los canales adecuados. Los sistemas legales son generalmente el reflejo del deseo de la clase dominante y una personificación de sus intereses, no son sagradas escrituras. La izquierda no reconoce un presencia ultracrítica a ningún texto o institución, por lo tanto, ¿por qué en Europa está acatando ahora las nuevas reglas del neoliberalismo formuladas como “legislación”?
¿Una izquierda subconscientemente supremacista?
El segundo problema en la izquierda europea es su tendencia a menospreciar a los demás habitantes del resto del mundo, en especial del sur global. Quiere hacer respetar sus puntos de vista y forma de entender luchas y soluciones en una obvia contradicción con los rudimentos de la dialéctica y la objetividad.
En muchas ocasiones se han hecho esfuerzos para crear o patrocinar política e ideológicamente a grupos subordinados, una recreación a pequeña escala de la experiencia soviética y de sus relaciones con comunistas e izquierdistas en general por todo el mundo (una experiencia devastadora, como estaría de acuerdo la mayoría).
¿Es posible afirmar que hay tendencias subconscientes de racismo y de chovinismo dentro de organizaciones e individuos de la izquierda europea? ¿Cómo explicar la firme postura de apoyo de las enormes manifestaciones “blancas” en Francia contra enmiendas de la ley que afectarían al trabajo a principios de 2006, mientras que la misma izquierda permaneció observando despreocupadamente los “disturbios de color” en los banlieus parisinos y en toda Francia en otoño de 2005, sólo unos meses antes? Muchos de mis amigos europeos de izquierda estarían de acuerdo en que en ello hay un racismo latente.
Otro ejemplo que lo prueba: la izquierda europea quiere fomentar su propio punto de vista en relación a la lucha árabo-sionista y su “resolución”. A consecuencia de su vergonzosa aceptación de proyectos previos de colonización colonial en vastos territorios poblados por naciones indígenas y colonizados por Europa occidental y que se convirtieron en Estados Unidos, Canadá, América de sur, Australia, Sudáfrica y otros, a la izquierda en Europa le cuesta mucho aceptar que la principal solución a la colonización es la descolonización, no su “naturalización”. La primera solución absolutamente clara a la ocupación nazi de Francia fue eliminar completamente esta ocupación, sin hacerse preguntas. Excepto si esa ocupación era, por ejemplo, en el norte de África tras la Segunda Guerra Mundial, como fue el caso de Argelia (téngase en cuenta la vergonzosa posición del Partido Comunista Francés en apoyo del imperialismo francés, http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/fr/defeat-french-humanism.htm ) y actualmente en la Palestina histórica.
Ya sea propugnando una solución de “dos Estados” o una solución de “un Estado democrático” (las dos únicas actualmente “aceptables” para las diferentes fuerzas en la izquierda europea) e ignorando completamente realidades y mecanismos de lucha objetivos, la izquierda europea quiere presionar y empujar a los árabes a adoptar las políticas que quiere la izquierda de conservar prácticamente intacto el colonialismo de colonos en la región árabe como el “retorno de los judíos de la diáspora a su antigua tierra”. La historiografía revisionista en el Estado israelí ( http://palestinethinktank.com/2008/09/02/gilad-atzmon-the-wandering-who/ ) está poniendo en duda de manera convincente el carácter mítico del sionismo y la propia existencia de un pueblo judío.
Pero entre las clases dirigentes en Europa e incluso en gran parte de la izquierda organizada, la cuestión de Palestina ya no es un caso de algo correcto o incorrecto, un caso de ilegítimo colonialismo de colonos, la creación de un enclave de colonos en una zona que pertenecía a otros, una fundamental e incluso clásica lucha contra el imperialismo occidental y sus diferentes manifestaciones. No, Palestina ahora es un mero conflicto “localizado”, que necesita benignas y localizadas medidas de gestión, medidas de un gobierno “estatal” en una región dividida por un colonialismo vivo y vehemente. ¿Fue éste el caso en la batalla contra el fascismo español hace 75 años? Es ilustrativo aunque en algunos aspectos sea muy diferente. ¿Se consideró un conflicto “localizado”? ¿Dónde está la herencia de los internacionalistas que hace décadas se unieron a la revolución palestina? Perece haber una especie de amnesia en la izquierda europea cuando se trata de la configuración básica de Israel, un Estado construido con capital y colonos extranjeros en una zona que pertenecía a otros y contra la voluntad de su población, en su mayoría expulsada.
Lo mismo se aplica en el caso de la resistencia iraquí: la izquierda europea sigue siendo indiferente a menos que la resistencia se adapte a sus propios principios en vez de a los de la evolución y la objetividad. La izquierda parece decir: “queremos una resistencia que sea, progresista, laica, no islamista, que no tenga relación con el régimen anterior, defienda la igualdad de género, sea democrática y clara en sus planes de futuro. ¡Ah, sí, y preferiblemente que esté a favor de los gays! … si no, no podemos apoyar a la resistencia iraquí”. Bueno, yo también deseo todo eso, pero, ¡para qué si nosotros no podemos realizarlo! La realidad es que en Iraq hay una ocupación ilegal opresiva, muchos analistas (incluido yo mismo) creen que Iraq es un punto de inflexión para Washington y su proyecto de dominación global, un especie de Waterloo. O bien nos damos el lujo de esperar a que una resistencia evolucione hasta que la consideremos aceptable o bien apoyamos a quienes están luchando sobre el terreno contra la ocupación.
La izquierda europea debe hacer una seria autocrítica de esta actitud de “nosotros lo sabemos mejor” y de su tendencia a considerar ideológica y políticamente inferiores a las fuerzas populares del sur.
La falta de claridad política
El tercer problema de la izquierda en Europa es la falta de claridad política.
Su posición en relación al “Estado” y al “imperio de la ley” en Europa está pobremente definida y llevará al estrangulamiento de la izquierda con la cuerda de la legislación neoliberal si continúa posicionada dentro de su círculo que cada vez se estrecha más.
A pesar del hecho de que la izquierda europea ha establecido tradiciones de resistencia militar (la izquierda encabezó la resistencia militar contra el nazismo y el fascismo), la vasta mayoría de ella se ha girado hoy hacia el pacifismo y la no violencia, y se ha vuelto extremadamente dubitativa a la hora de apoyar abiertamente a la resistencia militar en Palestina, Iraq y Líbano, como si la lucha contra un imperialismo fuertemente armado, armado hasta los dientes con aviación, flota naval y misiles, y que no tiene respeto alguno por ninguna consideración “legal”, se pudiera resolver no violentamente. Desde mi punto de vista, el pacifismo como dogma es un activismo suicida que cede más terreno al opresor. Estos mecanismos de lucha no producen nada. ¿Se derrotó al fascismo y al nazismo en Europa no violentamente o acaso el lavado de cerebro del capitalismo ha logrado transformar la lucha de clases en cuestiones de la “sociedad civil”, “derechos Humanos”, “derechos de la mujer” y “derechos de la infancia”, en una militancia fuera de contexto?
Como he explicado antes, Palestina es también una prueba decisiva, por así decirlo, en lo que se refiere a la falta de claridad sobre lo que constituye un típico colonialismo en su forma más contemporánea y violenta.
Incluso los socialdemócratas (que ya no son“izquierda”) están diagnosticando como causa de su declive su falta de claridad política y el abandono de sus posturas originales en favor de políticas más cercanas al neoliberalismo. Al informar sobre una conferencia de los socialdemócratas celebrada recientemente en Hertfordshire para discutir sobre su crisis actual (http://dissentmagazine.org/article/?article=1221), Robert Taylor cita el análisis del dirigente del Partido Laboristas danés Wouter Bos, pronunciado en esta conferencia y que gira en torno a resucitar la consigna “Retorno al futuro”, la cual defiende una vuelta a la “moralidad de los primeros pioneros de la socialdemocracia europea”. Más adelante Taylor afirma: “[Bos] no es el único pensador socialdemócrata reflexivo en Europa que pone en duda si sus partidos no han ido demasiado lejos en incorporar al pensamiento socialdemócrata mercados, iniciativas privadas, libre mercado, globalización, empoderamiento y elección personal. Ahora tiene que haber una re-evaluación de los fundamentos. Hay que traer de vuelta a la política de la corriente dominante las viejas cuestiones de la izquierda europea de distribución e igualdad, protección del trabajador y justicia social”.
Taylor indica más adelante que lo que preocupa actualmente a los socialdemócratas “es la inesperada emergencia de lo que parece una grave amenaza de nuevas fuerzas a su izquierda”, esto es, la verdadera izquierda, una entidad política más claramente definida si se compara con los socialdemócratas. Pero amenazar a los socialdemócratas, aunque sea un signo positivo del declive de su catastrófico y falso monopolio de la representación de la izquierda, obviamente no es lo suficientemente bueno para una verdadera izquierda cuyo objetivo es interrogar, desafiar y confrontar al propio capitalismo y a sus poderosas estructuras, y no sólo amenazar a secreciones marginales de éste. Esto refuerza una vez más mi punto de vista referente a la importancia fundamental de la claridad política para lograr este objetivo superior.
En Europa el Estado “liberal” se está pareciendo cada vez más a un Estado policial, en el que se están socavando, de forma lenta pero segura, las libertades, sacrificadas en el altar de la guerra contra el “terrorismo”. Al mismo tiempo, se enfrenta a una pequeña o no organizada resistencia de una izquierda que se ha desviado por un camino de falsos procesos y de detalles democráticos, y que al mismo tiempo teme la represión y la criminalización de sus oponentes. Las perspectivas son que la extrema derecha sea el principal beneficiario gracias a su retórica populista y dogmática, mientras que la izquierda sigue languideciendo en la periferia de la vida pública.
La izquierda tiene la función histórica de ser revolucionaria, clara, objetiva e internacionalista. La izquierda europea ha traicionado en cierto modo estos valores al haberse ONGizado y participar en los falsos y cooptativos procesos democráticos del Estado y de la UE. En vez de proponer una alternativa revolucionaria, se centra en las opciones de los oponentes y opera de acuerdo con sus normas mientras que subconscientemente alberga el mismo sentimiento racista respecto al sur. La izquierda europea debería enfrentarse a las realidades presentes y a la debacle sistémica de acuerdo con una agenda y un análisis revolucionarios, y volver a contextos claros y definidos. Si no, no habrá demasiado horizonte y en vez de ser una opción política en Europa la derecha fascista populista llenará el espacio dejado por una oposición que, en efecto, ha sufrido una especie de mutación genética y se ha metamorfoseado en un formato más fácil de un sistema duro o en un pálido recuerdo de un pasado lejano que ha sido transformado en un vago sueño por la impronta de hegemonía.
Hisham Bustani es un escritor árabe marxista jordano.
El autor quiere agradecer a Bill Templer su asistencia editorial y a Bea Morales por su perspicacia.
Este artículo se publicó originalmente en italiano en la revista progresista, Senza Censura (Italia), No. 28, marzo – junio de 2009, páginas 4 – 6, y ha sido actualizado expresamente para Rebelión.
Enlace con el original
http://www.senzacensura.org/public/pdf/SC_28_09_it.pdf
Cómo la guerra en serie se convirtió en un modo de vida en EE.UU.
27-07-2009
David Bromwich
Tom Dispatch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Introducción del editor de Tom Dispatch
El secretario de defensa de EE.UU., Robert Gates, defendió recientemente como sigue su decisión de detener la producción del F-22 Raptor, el gigantesco despilfarro para un caza bombardero: “Hay que considerar,” dijo el secretario de defensa, “que para 2020, se proyecta que EE.UU. tenga cerca de 2.500 aviones de combate de todos los tipos, con sus tripulaciones.
De esos, cerca de 1.100 serán de la quinta generación más avanzada, F-35 y F-22. Se proyecta que China, al contrario, no tenga aviones de quinta generación hasta 2020. Y hasta 2025, la brecha sólo aumenta. EE.UU. tendrá aproximadamente 1.700 de los cazas de quinta generación más avanzados, en comparación con sólo un puñado de aviones comparables de los chinos… Sólo en el universo paralelo que es Washington D.C., eso sería considerado ‘destruir’ la defensa.”
De modo que ya llegamos a 2025 y, nos dice el secretario de defensa, EE.UU. tendrá todavía, según la actual planificación del Pentágono, una fuerza aérea sin igual en la Tierra. Pero no basta. Es sólo una planificación a mediano plazo cuando tiene que ver con las fuerzas armadas de EE.UU. y las guerras del futuro. David Axe, del blog Danger Room de Wired, informa que la Fuerza Aérea acaba de publicar su “Plan de Vuelo de Sistemas de Aviones sin Tripulación 2009-2047.” En lo que Axe describe como “82 páginas repletas de acrónimos,” sugiere que “los combatientes aéreos de mañana no tendrán pilotos en la cabina.” El Plan esboza que “robots volantes cada vez mayores y más sofisticados terminarán por reemplazar todos los tipos de aviones tripulados en su inventario – todos, desde rápidos cazas en el aire hasta pesados bombarderos y aviones cisterna.”
No importa si esto resulta ser fantasía o realidad, lo que hay que subrayar es esa fecha: 2047. Ahora bien, es una planificación a largo plazo como es probable que ninguna otra parte del gobierno de EE.UU. vaya a realizar algún día. Y es porque, como indica David Bromwich, quien escribe regular e mordazmente para Huffington Post y New York Review of Books, EE.UU. se ve ahora en el futuro distante como guerrero serial. Tom.
Las guerras de EE.UU.
Como la guerra serial se convirtió en un modo de vida de EE.UU.
David Bromwich
El 16 de julio, en un discurso en el Economic Club de Chicago, el secretario de defensa Robert Gates dijo que el “problema central” para la defensa de EE.UU. es ahora cómo las fuerzas armadas deben ser “organizadas, equipadas – y financiadas – en los años por venir, para ganar las guerras en las que nos encontramos mientras nos preparamos para amenazas en o más allá del horizonte.” La frase más allá del horizonte debiera ser de mal agüero. ¿Quería decir Gates a su audiencia de dirigentes empresariales de mentalidad cívica que gastaran más dinero en defensa para enfrentar amenazas por cuya existencia en sí nadie podía hacerse responsable? En vista de la aceptación pública del militarismo estadounidense, podía hablar a sabiendas de que nunca llegaría a plantearse ese embarazoso cuestionamiento.
Hemos comenzado a hablar a la ligera sobre nuestras guerras; y esto debiera ser sorprendente por diversas razones. Para comenzar, en la historia de EE.UU. la guerra nunca fue considerada una situación normal. Durante dos siglos los estadounidenses aprendieron a pensar que la guerra en sí es una aberración, y sólo parecería que las “guerras” en plural son doblemente aberrantes. A generaciones más jóvenes de estadounidenses, se les está enseñando ahora a no esperar un fin de la guerra – y ningún fin de las guerras.
Para cualquiera que haya nacido durante la Segunda Guerra Mundial, o en los primeros años de la Guerra Fría, la esperanza de progreso internacional hacia la reducción de conflictos armados sigue siendo una memoria palpable. Después de todo, la amenaza de las potencias del Eje, cuyo aparato estatal era alimentado por las guerras, fue eliminada definitivamente por la acción concertada de Rusia Soviética, Gran Bretaña, y EE.UU. La fundación de Naciones Unidas representó una mayor esperanza de una paz general. Organizaciones como el Comité por una Política Nuclear Cuerda (SANE) y la Unión de Científicos Preocupados recordaron a la gente en Occidente, así como en el bloque comunista, una verdad que ya todos conocían: que el mundo tenía que superar la guerra. El filósofo francés Alain Finkielkraut llamó ese breve intervalo “la Segunda Ilustración” en parte por la unidad del deseo de un mundo en paz. Y el nombre Segunda Ilustración está lejos de ser absurdo. Los años después de la peor de las guerras estuvieron marcados por un sentimiento de disgusto universal ante la idea misma de la guerra.
En los años cincuenta, la única guerra posible entre las grandes potencias, EE.UU. y la Unión Soviética, habría sido una guerra nuclear; y el horror de la destrucción asegurada era tan monstruoso, la perspectiva de las consecuencias tan imperdonable, que la única alternativa parecía ser un propósito de paz. John F. Kennedy lo vio claramente cuando presionó por la ratificación del Tratado de Prohibición de las Pruebas Nucleares – el mayor logro de su gobierno.
Lo firmó el 7 de octubre de 1963, seis semanas antes de ser asesinado, y marcó el primer paso para alejarse de la guerra en toda una generación. ¿Quién iba a imaginar que el próximo paso tardaría 23 años, hasta que la imaginación de Ronald Reagan fue influenciada por la imaginación de Mijail Gorbachov en Reykjavik? La demora después de Reykjavik ha tardado casi otro cuarto de siglo; y aunque Barack Obama habla el lenguaje del progreso, todavía no está claro si posee el coraje de Kennedy o la imaginación de Gorbachov y Reagan.
Olvidando Vietnam
En el Siglo XX, como en el XIX, las guerras pequeñas “involucraron” una mentalidad de guerras que duran una década o más. La Guerra de Corea provocó en los estadounidenses el estado de miedo necesario para permitir la realización de la Guerra Fría – uno de cuyos dogmas, la identificación de la isla de Formosa como la verdadera China, fue desarrollado por el lobby favorable a la guerra alrededor del líder nacionalista chino Chiang Kai-shek. Sin embargo, ni la Guerra de Corea que tuvo lugar en cierta medida bajo auspicios de la ONU, ni la Guerra de Vietnam, por crueles y destructoras que hayan sido, alteraron el punto de vista de que la guerra era una reliquia de un pasado bárbaro.
Vietnam fue el subproducto de una política de “contención” contra la Unión Soviética que se salió de control: una pequeña contrainsurgencia que creció a la escala de una guerra casi ilimitada. A pesar de ello, el que se hablara persistentemente de paz – tal como ya no se hace en estos días – formó un contrapunto a los últimos seis años de Vietnam, y nunca hubo siquiera la sugerencia de que otra guerra semejante podría seguir naturalmente porque teníamos enemigos por doquier en el planeta y porque la manera de encarar a los enemigos era invadirlos y bombardearlos.
El fracaso de la conciencia moral de EE.UU. cuando se trató de Vietnam tenía poco que ver con un encantamiento con la guerra como tal. En cierto sentido lo que hubo es lo contrario. El fracaso tuvo que ver, en gran parte, con una tendencia a tratar la guerra como una “pesadilla” particular, más allá del alcance de la historia; algo que nos sucedía a nosotros, no algo que nosotros hacíamos. Oponentes y partidarios de la guerra compartieron la creencia de que nunca se debía permitir que algo semejante volviera suceder.
De modo que la lección de Vietnam llegó a ser: nunca hay que comenzar una guerra sin saber lo que se quiere lograr y cuándo se tiene la intención de partir. Colin Powell dio su nombre a la nueva doctrina; y al convertir la violencia de cualquier guerra en una ecuación de coste-beneficio, ayudó a borrar la consciencia del mal que habíamos cometido en Vietnam. La sintomática y extrañamente despiadada advertencia de Powell a George W. Bush sobre la invasión a Iraq – “Si lo rompe, lo paga” – expresa el pragmatismo militar de su modo de pensar.
Durante más de una generación, dos ilusiones han dominado el modo de pensar estadounidense sobre Vietnam. En la derecha, ha habido la idea de que “combatimos con una mano atada detrás de la espalda.” (De hecho las únicas armas que EE.UU. no utilizó en Indochina fueron nucleares.) Dentro del establishment liberal, por otra parte, se prefiere la teoría del asesino solitario: como en la Guerra de Iraq, en la cual la culpa es del secretario de defensa Donald Rumsfeld, en Vietnam el secretario de defensa Robert McNamara se ha convertido en el culpable preferido.
Esta conveniente limitación de la responsabilidad para Vietnam se hizo, en todo caso, más pronunciada después de la muerte de McNamara el 6 de julio. Incluso un obituario honesto y despiadado como el de Tim Weiner en New York Times apartó de la historia central a personajes relevantes como el secretario de estado Dean Rusk y el general William Westmoreland. Mientras tanto, el presidente Richard Nixon y su consejero nacional de seguridad Henry Kissinger parecen haberse desmaterializado por completo – como si no hubieran hecho otra cosa que “heredar” la guerra. La verdad es que Kissinger y Nixon ampliaron la Guerra de Vietnam y exacerbaron sus crímenes. Basta con recordar la transmisión de una alarmante orden presidencial en un llamado telefónico de Kissinger a su adjunto Alexander Haig. EE.UU. iniciaría, dijo Kissinger, “una masiva campaña de bombardeo en Camboya [utilizando] todo lo que vuela contra todo lo que se mueva.”
Vietnam no fue más que Iraq una guerra con un solo arquitecto o en función del interés de un solo partido. Todo el establishment político estadounidense – y durante todo el tiempo posible, también la cultura pública – se sumaron a la guerra y cuestionaron la lealtad de oponentes y antagonistas. Se pidió a la opinión pública que admirara, y no dejó de apoyar, la Guerra de Vietnam durante cinco años bajo el presidente Lyndon Johnson; y Nixon, elegido en 1968 con la promesa de terminarla con honor, no fue responsabilizado cuando la continuó más allá de su primer período y agregó una atroz guerra auxiliar en Camboya.
Sin embargo, desde que el senador Joe McCarthy acusó a los demócratas de “veinte años de traición” – la acusación de que, bajo los presidentes Franklin Delano Roosevelt y Harry Truman, EE.UU. había perdido una guerra contra agentes comunistas dentro del país, que ni siquiera habíamos comprendido que tenía lugar – se ha convertido en una verdad popular de la política estadounidense que el Partido Republicano es el partido que sabe de guerras: cómo causarlas, y cómo terminarlas.
En la práctica, esta significa que a los demócratas tiene que serles difícil mostrar que están más dispuestos a combatir que lo que puedan considerar prudente o justo. Como prueba el legado de Lyndon Johson y Bill Clinton, y como ha confirmado el primer medio año de Obama, los presidentes demócratas se sienten obligados a iniciar o a ampliar guerras para mostrar que son dignos de todo tipo de confianza. Obama ya mostró su comprensión de la lógica del candidato demócrata en tiempos de guerra en la campaña primaria de 2007, cuando aseguró a los establishment militar y político que la retirada de Iraq sería compensada mediante una guerra más amplia en Pakistán y Afganistán.
Ahora estamos próximos a codificar un modelo según el cual se espera que un nuevo presidente nunca renuncie a una guerra sin emprender otra.
De la intervención humanitaria a las guerras por elección
Nuestra confianza en que nuestra selección de guerras será asegurada, y nuestros asesinatos perdonados, por los beneficiarios correspondientes proviene sobre todo de la idea popular de lo que sucedió en Kosovo. Sin embargo, las once semanas de bombardeos de la OTAN desde marzo hasta junio de 1999 – un aparente ejercicio de humanidad (en el cual ni un solo avión fue derribado) en la causa de un pueblo asediado – también fue un ejercicio de estrategia y armas.
Kosovo, en este sentido, fue un espécimen mayor del tipo de guerra de ensayo lanzada en 1983 por Ronald Reagan en 1983 (donde una invasión de Granada hecha ostensiblemente para proteger a estadounidenses residentes también sirvió como cobertura agresiva para la retirada del presidente del Líbano), y en 1989 por George H.W. Bush en Panamá (donde un ataque contra un dictador impopular sirvió como ejercicio de prueba para las armas y la propaganda de la Primera Guerra del Golfo de un año después). El ataque de la OTAN contra la antigua Yugoslavia en defensa de Kosovo fue también una guerra pública – legal, feliz, y justa, a los ojos de los medios dominantes – una guerra ciertamente organizada abiertamente y conducida con una oleada de conciencia. La cara de Tony Blair irradiaba la bondad de los bombardeos. Kosovo, más que cualesquiera otros enfrentamientos en los últimos años preparó el consenso militar-político estadounidense a favor de guerras seriales contra enemigos transnacionales del tipo que se sea.
Un reciente artículo de David Gibbs, extraído de su libre “First Do No Harm” presentó un antídoto para la leyenda humanitaria de la guerra de Kosovo. Gibbs muestra que no fueron los serbios sino el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) el que, en 1998, rompió los términos del acuerdo de paz negociado por Richard Holbrooke y por lo tanto hizo inevitable una guerra. Tampoco fue poco razonable que Serbia objetara posteriormente a la demanda estadounidense y europea de que los mantenedores de la paz de la OTAN gozaran de “paso sin restricciones y acceso sin impedimenta” a través de Yugoslavia – en efecto, que consintiera ser un país ocupado.
A los estadounidenses se les dijo que los serbios en esa guerra eran opresores, mientras los albanos eran víctimas: una mitología que se parece en mucho a los informes estadounidenses posteriores sobre los suníes culpables y los chiíes inocentes de Iraq. Pero el ELK, informa Gibbs, “tenía antecedentes de brutalidad y racismo que diferían poco de los de las fuerzas de Milosevic.” Y lejos de impedir asesinatos masivos, los “ataques quirúrgicos” de la OTAN sólo los aumentaron. El número de muertos en ambos lados antes de la guerra fue de unos 2.000. Después de los bombardeos, y como venganza por ellos, cerca de 10.000 personas fueron muertas por las fuerzas de seguridad serbias. Por lo tanto, mientras más se examina el caso, menos aceptable parece Kosovo como precedente para futuras intervenciones humanitarias.
Clinton y Kosovo, más que Bush e Iraq, abrieron el período en el que ahora vivimos. Tras la legitimación de ambas guerras, sin embargo, yace una amplia inversión ideológica en la idea de “guerras justas” – sobre todo, en la práctica, guerras libradas por las democracias comerciales en nombre de la democracia, para imponer sus propios intereses sin un sobrepeso inaceptable de conspicuo egoísmo. Michael Ignatieff, teórico de la guerra justa que apoyó las guerras de Kosovo e Iraq, publicó un artículo influyente sobre la invasión de Iraq: “The American Empire: The Burden,” en New York Times Magazine el 5 de enero de 2003, sólo semanas antes del inicio de “choque y pavor”. Ignatieff se preguntó si el pueblo estadounidense era suficientemente generoso como para librar la guerra que su presidente quería comenzar contra Iraq. Porque se trataba de, escribió:
“un momento crucial en el largo debate de EE.UU. consigo mismo sobre si su papel en el extranjero como imperio amenaza o fortalece su existencia como república. El electorado estadounidense, aunque todavía apoya al presidente, se pregunta si su proclamación de una guerra sin fin contra terroristas y tiranos sólo aumentará su vulnerabilidad mientras pone en peligro sus libertades y su salud económica dentro del país. Una nación que pocas veces calcula el coste de lo que aprecia realmente debe preguntar ahora cuándo vale la ‘liberación’ de Iraq.”
Canadiense residente en EE.UU., Ignatieff luego apoyó la guerra como asunto de deber cívico estadounidense, con una indulgente ironía para sus antagonistas:
“El cambio de régimen es una tarea imperial por excelencia, ya que supone que el interés del imperio tiene derecho a destruir la soberanía de un Estado… El cambio de régimen también plantea la difícil pregunta para los estadounidenses de si su propia libertad incluye un deber de defender la libertad de otros más allá de sus fronteras… Pero sigue siendo un hecho – por desagradable que sea para esos izquierdistas que consideran el imperialismo estadounidense como la raíz de todo mal así como para los aislacionistas de derecha, que creen que el mundo más allá de nuestras costas no es cosa nuestra – que hay muchos pueblos que deben su libertad a un ejercicio del poder militar estadounidense… Son los bosnios, cuya nación sobrevivió porque el poder aéreo y la diplomacia estadounidenses impusieron el fin de una guerra que los europeos no pudieron detener. Son los kosovares, que todavía serían prisioneros de Serbia si no fuera por el general Wesley Clark y la Fuerza Aérea. Una lista de la gente cuya libertad depende del poder aéreo y terrestre estadounidense también incluye a los afganos y, del modo más inconveniente de todos, a los iraquíes.”
¿Y por qué detenerse allí? Para Ignatieff, el ejemplo de Kosovo fue central y persuasivo. Los que no podían comprender de qué se trataba eran “esos izquierdistas” y “aislacionistas.” Al contrario, los estrategas y soldados dispuestos a soportar el “peso” del imperio no eran sólo el partido de los que poseían una visión del futuro y los humanos, eran también los realistas, los que sabían que nada bueno puede suceder sin un coste – y que nada marca tanto la grandeza de un pueblo como una sucesión de triunfos en una serie de guerras justas.
Las guerras más allá del horizonte
Si se combina la guerra aérea sin bajas que la OTAN realizó sobre Yugoslavia con la doctrina Powell de múltiples guerras y salidas seguras, se llega a algo cercano al terreno de la guerra actual Af-Pak. Una guerra en la cual un país puede ahora cruzar la frontera hacia otro sin que haya apenas una pausa para una discusión pública o un paso perdido en asignaciones presupuestarias. Cuando las guerras eran consideradas, en el mejor de los casos, como un mal necesario, se preguntaba si una guerra era estrictamente necesaria al hablar de ella. Ahora, cuando las guerras se han convertido en un modo de vida, se pregunta más bien en qué medida un punto de apoyo en una región es fuerte mientras es preparado para la guerra siguiente.
Un uso de modelo reciente ha sido introducido al inglés para facilitar ese cambio de actitud. En el lenguaje de los documentos de los think-tanks y en los perfiles periodísticos de los últimos dos años, se encuentra un extraño engreimiento que comienza a ser presentado como un hecho: es decir la plausibilidad de que EE.UU. planifique anticipadamente una cadena de guerras. Robert Gates planteó el pensamiento más reciente en una forma convencional, una vez más, en el programa de televisión ‘60 Minutes’ en mayo pasado. Hablando de la necesidad de que el Pentágono se concentre en la guerra en Afganistán, Gates dijo: “Yo quería un departamento que francamente pudiera caminar y mascar chicle al mismo tiempo, que pudiera librar la guerra como lo hacemos ahora, mientras al mismo tiempo planeamos y preparamos las guerras de mañana.”
La extraña perspectiva que este uso – “las guerras de mañana” – convierte en rutina es que anticipamos muchas guerras en el futuro cercano. Somos la democracia ascendiente, la nación excepcional en el mundo de las naciones. Librar guerras es nuestro destino y nuestro deber. Por lo tanto la palabra “guerras” – cada vez más en plural – se convierte en el modo común de identificar no sólo las guerras que estamos librando ahora sino las guerras que esperamos librar.
Un impresionante ejemplo de adaptación periodística al nuevo lenguaje apareció en la reciente reseña de Elisabeth Bumiller en el New York Times sobre una responsable política esencial en el gobierno de Obama, la subsecretaria de defensa para política, Michele Flournoy. A diferencia de su más conocido predecesor en esa posición, Douglas Feith – un evangelista neoconservador favorable a la guerra quien definió la inexistencia de los derechos de los prisioneros de guerra – Flournoy no es una ideóloga. El artículo celebra ese hecho. ¿Pero cuánto consuelo puede significar que una tranquila carrerista se incline actualmente por una aceptación plural de “nuestras guerras”? El trabajo de Flournoy, escribe Bumiller:
“se limita a lo siguiente: evaluar las amenazas contra EE.UU., proponer la estrategia para contrarrestarlas, ponerla en práctica asignando recursos dentro de las cuatro ramas de los servicios armados. Un aspecto importante para QDR [Estudio Cuatrienal de Defensa], como es llamado dentro del Pentágono, es cómo equilibrar los preparativos para futuras guerras de contrainsurgencia, como las de Iraq y Afganistán, con planes para conflictos convencionales contra potenciales adversarios bien equipados, como Corea del Norte, China o Irán.
“Otro dilema, dado que las guerras tanto en Iraq como en Afganistán han durado mucho más que la participación estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, es cómo prepararse para conflictos que podrían involucrar a las fuerzas estadounidenses durante décadas.”
Nótese la progresión de los sustantivos en este párrafo: amenazas, guerras, conflictos, décadas. Nuestra selección de guerras para un siglo podría ser variada con la misma astucia que la que solía limitarse a nuestra selección de coches. El artículo continúa admirando la frialdad del comportamiento de Flournoy usando un modismo de apreciación estética:
“La señora Flournoy ya es la impulsora de una nueva estrategia militar, que será la premisa central de la QDR, el concepto de la guerra ‘híbrida’, que ve los conflictos de mañana como una compleja mezcla de batallas convencionales, insurgencias y amenazas cibernéticas. ‘Estamos tratando de reconocer que la guerra puede ocurrir con muchos sabores diferentes en el futuro,’ dijo la señora Flournoy.”
Entre la descripción de la periodista de una “compleja mezcla” y el habla de la planificadora de “muchos sabores diferentes,” cuesta saber si estamos sentados en un búnker o ante la mesa de la cocina. Pero de eso se trata. Estamos llegando a considerar nuestras guerras como un ejercicio de ingenio y una prueba de gusto.
Por qué la Constitución dice poco sobre las guerras
Los fundadores de EE.UU. vieron la guerra de un modo muy diferente. Una de sus esperanzas más constantes – manifiesta en numerosos panfletos que escribieron contra el Imperio Británico y los límites contra poderes de guerra incluidos en la propia Constitución – fue que una democracia como EE.UU. llevaría irresistiblemente a apartarse de la dirección de guerras. Supusieron que las guerras eran cosa de reyes, libradas en función del interés del engrandecimiento, y también asunto de la aristocracia rural hereditaria en función del interés del aumento del privilegio y de riquezas inexplicables. De ninguna manera podían servir las guerras el interés de la gente. Maquiavelo, analista del poder a quien los fundadores leían con atención, había observado que “la gente no desea ser mandada ni oprimida,” mientras “los poderosos desean mandar y oprimir.” Sólo un apetito por el comando y la opresión podían llevar a alguien a adoptar una ética de guerras continuas.
En el tercero de los ‘Papeles Federalistas’, escritos para persuadir a los antiguos colonos de que ratificaran la Constitución, John Jay argumentó que, a falta de una unión constitucional, la multiplicación de Estados tendría el mismo efecto negativo que una proliferación de países hostiles. Una causa de las guerras en Europa en el Siglo XVIII, como lo vieron los fundadores, ha sido la mera cantidad de Estados, cada cual con sus propios apetitos egoístas separados; de modo que también en EE.UU., los Estados, a medida que aumentaban su cantidad, provocarían celos externos y aumentarían las divisiones entre ellos mismos. “La Unión,” escribió Jay, “tiende sobre todo a preservar a la gente en un estado de paz con otras naciones.”
Una unión democrática y constitucional, continuó en Federalista 4, actuaría con más sabiduría que los monarcas absolutos a sabiendas de que “existen causas de la guerra pretendidas así como justas.” Entre las causas pretendidas, favorecidas por los monarcas de Europa, Jay enumeró:
“una sed de gloria militar, venganza por afrentas personales; ambición o pactos privados para engrandecer o apoyar a familias o partidarios en particular. Estos y una variedad de motivos, que sólo afectan la mente del Soberano, a menudo lo llevan a involucrarse en guerras que no están consagradas por la justicia, o la voz o los intereses de su pueblo.”
Cuando, pensaba Jay, las gentes sean liberadas de su dependencia servil, para que no sigan mirando a un soberano fuera de sí mismos y de contarse como “su pueblo,” los motivos para la guerra serían proporcionalmente debilitados.
No era un tema pasajero para los escritores federalistas. Alexander Hamilton lo encaró de nuevo en Federalista 6, cuando habló de “las causas de hostilidad entre naciones,” y colocó por sobre todas las demás causas “el amor de poder o el deseo de preeminencia y dominación”: el deseo, en breve, de sustentar una reputación como la primera de las potencias y del control de un imperio. Continuando, en Federalista 7, con el mismo tema del seguro contra “las guerras que han desolado la tierra,” Hamilton propuso que el gobierno federal podría servir como un árbitro imparcial en el territorio occidental, que de otra manera podría convertirse en “un amplio teatro para pretensiones hostiles.”
Consideremos la prominencia de esos puntos de vista. Cuatro de los siete Papeles Federalistas presentan, como una razón primordial para la fundación de EE.UU., la creencia de que, al hacerlo, EE.UU. evitará con más facilidad la infección de las múltiples guerras que han desolado Europa. Fue el consenso implícito de los fundadores. No sólo Jay y Hamilton, sino también George Washington y su Farewell Address, y James Madison, Benjamin Franklin y John Adams así como John Quincy Adams. Formaba hasta tal punto parte del idealismo que se apoderó del país en los años ochenta del Siglo XVIII que Thomas Paine pudo aludir a ese sentimiento en una frase de pasada de “Los derechos del hombre.” Paine afirmó lo que Jay y Hamilton daban por sentado en los Papeles Federalistas: “Europa está demasiado repleta de reinos para mantener la paz por mucho tiempo.”
¿Nos hemos acostumbrado demasiado al empleo de nuestro ejército, armada y fuerza aérea como para mantener la paz por mucho tiempo, o incluso considerar la paz? Hablar de una guerra perpetua contra “amenazas” más allá del horizonte, como lo hizo el Pentágono de Bush, y lo hace ahora en Pentágono de Obama, es evadir la pregunta de si alguna de las guerras es, para ser exactos, una guerra de autodefensa.
Detrás de toda esa evasión está la idea de que EE.UU. es una nación destinada a guerras seriales. La idea misma sugiere que ahora necesitamos un enemigo permanente que exceda la evidencia citable de peligro en cualquier momento dado. En “The Sorrows of Empire,” Chalmers Johnson presentó un informe convincente sobre la justificación económica del Estado nacional de seguridad estadounidense, su base industrial y militar, y sus defensas manufactureras.
Cada movimiento hacia la reforma no es sólo dificultado por la vasta extensión y poder de nuestro ejército permanente. Tampoco basta enteramente que se encuentre la causa en nuestra busca de armas sofisticadas y tecnología letal, o en las bases militares con las cuales EE.UU. ha cercado el globo, o en los intereses financieros, los Halliburton y Raytheon, los Dyncorp y Blackwater que se combinan contra la paz con demandas que van más allá de las de la Compañía Británica de las Indias Orientales en el apogeo de su influencia. Es un rompecabezas más profundo en la relación de los propios militares con el resto de la sociedad estadounidense. Porque las fuerzas armadas de EE.UU. incluyen ahora una clase de oficiales con el carácter y los privilegios de una aristocracia nativa, y una tropa para la cual se han realizado las mejores posibilidades del socialismo.
Barack Obama ha comparado los objetivos que se propone lograr en política exterior con la tarea de hacer girar un barco muy grande en el mar. La verdad es que, en manos de Obama, la “proyección de fuerza” ya ha girado, pero en más de una dirección. Ha fijado límites retóricos internos a nuestras provocaciones a la guerra al rehusarse a hablar, como lo hizo su predecesor, de la difusión de la democracia por la fuerza o de la factibilidad del cambio de régimen como un remedio para los motivos de queja contra países hostiles. Y sin embargo puede ser seguro que ninguna de las guerras que prepara la nueva subsecretaria de defensa para política sea una guerra de pura autodefensa – la única clase de guerra que los fundadores de EE.UU. hubieran considerado. Ninguno de los planes actuales, a juzgar por el artículo de Bumiller, apunta a proteger a EE.UU. contra una potencia que pudiera aplastarnos en el interior. Para encontrar una potencia semejante, tendríamos que ir a buscar muy lejos más allá del horizonte.
Las futuras guerras de elección para el Departamento de Defensa parecen ser guerras de fuertes bombardeos y ocupaciones entre ligeras y medianas. Las armas serán drones en los cielos y los soldados serán, en la medida de lo posible, miembros de las fuerzas especiales encargados de ejecutar “operaciones ocultas” de aldea en aldea y de tribu en tribu. Parece poco probable que tales guerras – que requerirán el libre paso por sobre Estados soberanos por el ejército, los marines, y la Fuerza Aérea, y la represión de la resistencia nativa a la ocupación, puedan ser realizadas sin basarse de facto en cambios de régimen. Sólo se puede confiar en un gobierno títere para que actúe contra su propio pueblo en apoyo a una potencia extranjera.
Esas son las guerras planificadas y libradas actualmente en nombre de la seguridad de EE.UU. Representan una política que se opone totalmente al idealismo de libertad que persistió desde la fundación de EE.UU. hasta bien avanzado el Siglo XX. Es fácil descartar el contraste que hicieron Washington, Paine y otros, entre la moral de una república y los apetitos de un imperio. Sin embargo, el punto de ese contraste es simple, literal y de ninguna manera elusivo. Capturó una verdad permanente sobre la ciudadanía en una democracia. No se puede, decía, seguir siendo un pueblo libre mientras se aceptan los frutos de la conquista y la dominación. Los beneficiarios pasivos de los amos son también esclavos.
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David Bromwich, editor de una selección de discursos de Edmund Burke “On Empire, Liberty, and Reform,”ha escrito sobre la Constitución y las guerras de EE.UU. para The New York Review of Books y The Huffington Post.
Copyright 2009 David Bromwich
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