jueves, 20 de agosto de 2009

Documentos desclasificados: «¡Remember Pearl Harbor!»



por Paul Labarique
19 de agosto de 2009

El 11 de septiembre de 2001, cuando dos aviones se estrellaron contra las torres gemelas del World Trade Center, los medios occidentales hablaron de un nuevo «Pearl Harbor». La referencia a aquel trágico hecho de la historia estadounidense se ha convertido en una ironía desde que los archivos desclasificados del Pentágono han permitido comprobar no sólo que el ataque del 7 de diciembre de 1941 no fue una sorpresa para el presidente Franklin D. Roosevelt sino que había sido previsto y preparado con un año de antelación para convencer a la opinión pública estadounidense, decididamente aislacionista, de que había que entrar en guerra contra las fuerzas del Eje, conformado por Japón, la Alemania nazi y la Italia fascista.

7 de diciembre de 1941. Hace varias semanas que una serie de memorandums confidenciales de advertencia sobre una «acción hostil japonesa» vienen circulando en el seno de la administración militar estadounidense. Según el presidente Roosevelt, la flota de Pearl Harbor fue advertida desde hace varios días de que es un blanco potencial. A pesar de estos reiterados avisos, una escuadrilla de 183 aviones japoneses, que incluye aviones lanza-torpedos, bombarderos en picada y cazas del tipo Zero, se lanza sobre los aeródromos y la rada llena de navíos de guerra. Cerca de cien barcos son alcanzados. Muchos de los aviones alineados en las pistas también resultan averiados. En medio del ataque, sobre las 8h45, Japón emite una declaración de guerra contra Estados Unidos. Una segunda escuadrilla aérea aparece poco después. Aunque ya encuentra a la defensa estadounidense en posición de combate, el nuevo ataque deja importantes daños. Las pérdidas son significativas: los 8 acorazados de Estados Unidos en el Pacífico quedan fuera de combate, 240 aviones han sido destruidos y la mitad de los bombarderos B17 están seriamente averiados. El número de bajas es también extremadamente elevado: 2300 muertos y desaparecidos y 1300 heridos graves. Los jefes militares japoneses, que habían previsto la pérdida de la mitad de las fuerzas japonesas implicadas en la operación, sólo tendrán que deplorar finalmente la muerte de 55 hombres y la destrucción de 29 aviones. Se anotan así una victoria histórica, y extrañamente fácil. El propio comandante Fuchida, a cargo de la operación, se sorprende al evaluar daños y confiesa su «asombro ante la falta de previsión y de preparación de Estados Unidos, en particular ante el hecho de que no hayan pensado en proteger sus acorazados con redes antitorpedos».

«El Día de la infamia»

El presidente Franklin Roosevelt durante la lectura de la declaración de guerra de Estados Unidos. Al día siguiente, mientras que los japoneses emprenden en el Pacífico una ofensiva de gran envergadura, con ataques contra Filipinas, Hongkong, Guam, Tailandia y Malasia, el presidente Roosevelt se presenta ante el Congreso, acompañado de su hijo en uniforme de Marines, y pronuncia un histórico discurso en el que presenta su versión de los hechos de la víspera: «ayer, 7 de diciembre de 1941 –fecha para siempre marcada por la infamia– los Estados Unidos de América fueron atacados sorpresiva y deliberadamente por las fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón». Al término de su alocución, Roosevelt pide, y obtiene, la ratificación de la declaración de guerra por parte de los parlamentarios. Al mismo tiempo, los Estados Unidos entran en guerra contra el Eje que conforman Japón, la Alemania nazi y la Italia fascista. Lo que dos días antes parecía inimaginable, teniendo en cuenta el estado de la opinión pública, se convierte de pronto en un hecho, como escribe el aviador pronazi Charles Lindbergh en su Diario de tiempo de guerra: «No logro pensar en otra cosa y concentrarme en lo que escribo, ¿Cómo es posible que nuestra flota y nuestra aviación dejaran a los japoneses acercarse tan fácilmente a las islas de Hawai?... El ataque de los japoneses no me sorprende en lo absoluto. Hace semanas que venimos empujándolos a la guerra. Simplemente tomaron la delantera… Me comuniqué por teléfono con el general Wood en Boston. Sus primeras palabras fueron para decirme: “¡Bien! Nos hizo entrar por la puerta de atrás…” El presidente habló al mediodía, pidiendo al Congreso que votara por la guerra. El Senado la aprobó por unanimidad. En la Cámara hubo un solo “no”. ¿Qué otra cosa se puede hacer? Ya hace varios meses que venimos haciendo de todo por lograr la guerra. Si el presidente le hubiese pedido al Congreso, ayer, que lo siguiera en una declaración de guerra, hubiera tenido una gran mayoría en contra. Pero ahora, nos han atacado en nuestra casa, en nuestras aguas. Nosotros atrajimos el relámpago sobre nuestras cabezas pero, en las actuales circunstancias, no veo más que una sola solución: pelear. Si yo hubiese sido miembro del Congreso, yo también hubiera votado por la guerra.»

El memorandum McCollum
Los testimonios de quienes tuvieron la oportunidad de conversar con Roosevelt los días 6, 7 y 8 de diciembre de 1941 revelan que el ataque japonés no fue una sorpresa para el presidente y sus colaboradores más cercanos. En realidad, la administración estadounidense había previsto e incluso deseado aquella ofensiva desde meses antes. Hacía un año que Washington venía buscando cómo entrar en guerra contra Japón conservando a la vez el apoyo de su opinión pública. Una evaluación estratégica de la situación, redactada el 7 de octubre de 1940 describe detalladamente la amenaza que representa Japón para el desenlace del conflicto mundial, al que Estados Unidos no ha podido entrar aún. Su autor, el teniente comandante Arthur McCollum, es miembro del Office of Naval Intelligence, el servicio de inteligencia de la Marina de Guerra. Su exposición es extremadamente clara.

Comienza describiendo en detalle la situación militar: toda la Europa continental ha pasado al control del Eje italo-germánico y solamente el Imperio británico resiste aún a esa dominación. Por otro lado, la propaganda del Eje ha logrado garantizar la neutralidad de Estados Unidos hacia «la guerra europea». Esa situación representa para Estados Unidos una amenaza estratégica: la seguridad del país está en peligro ante revoluciones fomentadas por el Eje en los países de América Central y de América del Sur. Además, en caso de derrota de Inglaterra, Estados Unidos tendrá que enfrentar un ataque inmediato de Alemania, en cuanyo la flota británica caiga en manos de los alemanes.

Japón representa por lo tanto una doble amenaza: en lo inmediato, una ofensiva japonesa equivaldría, para Alemania e Italia, a obligar a Estados Unidos a preocuparse por su propia seguridad, impidiendo así que Washington pueda seguir apoyando a los británicos ante las ofensivas aéreas alemanas. A más largo plazo, después de la derrota británica, Japón se encontraría en una situación privilegiada para emprender las hostilidades contra Estados Unidos y garantizar la victoria final del Eje. En efecto, el ejército nipón tiene la capacidad necesaria para atacar los dominios británicos y las vías de aprovisionamiento hacia Australia, pero también puede atacar la India e Indonesia. Las consecuencias de una victoria japonesa serían desastrosas: el control de los mares, hasta ahora en manos de la marina británica, pasaría entonces a fuerzas enemigas de Estados Unidos. «En resumen: la amenaza para nuestra seguridad en el Atlántico sigue siendo poca mientras que la flota británica se mantenga en posición dominante en ese océano y amistosa hacia Estados Unidos». Por lo tanto, hay que impedir que los japoneses le asesten un golpe demasiado duro en el Océano Índico, lo cual obligaría a los ingleses a defenderse en dos frentes a la vez en momentos en que el Reino Unido se ve amenazado también por la posibilidad de un ataque terrestre, por parte de Alemania e Italia, desde los Balcanes y el norte de África contra el canal de Suez. Estados Unidos, escribe McCollum, hace ya todo lo posible por ayudar al Reino Unido en Europa. Lo que le queda por hacer es impedir que Japón abra un nuevo frente marítimo en el Océano Índico.

¿Cómo hacerlo? El teniente general evalúa las fuerzas implicadas y concluye que Estados Unidos está en posición favorable para ganar en caso de ruptura de las hostilidades con Japón. Pero, es ahí donde reside el problema: la opinión pública estadounidense se opone en forma mayoritaria a una entrada de Estados Unidos en guerra. En plena campaña electoral de 1940, Roosevelt asegura a sus electores que «sus muchachos no serán enviados a ninguna guerra extranjera». Así que hay que revertir esa tendencia. Para lograrlo, McCollum enumera 8 recomendaciones:
concluir con el Reino Unido un acuerdo para la utilización de las bases británicas en el Pacífico, sobre todo en Singapur
concluir con Holanda un acuerdo para la utilización de sus bases y el aprovisionamiento en materias primas en las Indias Holandesas (futura Indonesia)
ayudar por todos los medios posibles al gobierno chino de Chiang Kai-shek
enviar al este (Filipinas o Singapur) una división de cruceros de gran tonelaje
enviar al este 2 divisiones de submarinos
mantener el grueso de las fuerzas de la flota estadounidense actualmente destacada en el Pacífico alrededor de las islas hawaianas
insistir para que los holandeses se nieguen a satisfacer los pedidos japoneses de concesiones económicas indebidas, sobre todo en lo tocante al petróleo
establecer un embargo total que evite todo comercio de Estados Unidos con Japón, en colaboración con un embargo similar impuesto por el Imperio británico.

Y concluye: «si, de esa forma, pudiéramos llevar a Japón a cometer un acto oficial de guerra, tanto mejor. En todo caso debemos estar enteramente preparados para aceptar la amenaza de una guerra». La idea no es nueva. En toda la historia militar, sobre todo durante los dos últimos siglos, la cuestión de la responsabilidad del desencadenamiento de las hostilidades constituye un rompecabezas para los gobiernos y para el Estado Mayor militar. En 1898, Estados Unidos montó la explosión de uno de sus acorazados, el Maine, en la bahía cubana de La Habana, haciéndola pasar por un acto agresivo de los españoles, lo cual sería desmentido en 1911. Mientras tanto, aquello permitió que Estados Unidos le declarara la guerra a España y tomara el control de cuba. En 1940, la situación es todavía más complicada para Washington: el aislacionismo estadounidense se ha fortalecido después de la Primera Guerra Mundial y el régimen nazi cuenta con cierto apoyo en Estados Unidos [1]. La idea de provocar un acto hostil de gran envergadura, para justificar la entrada en guerra del lado de los Aliados, se impone por sí sola.

La ejecución del plan de McCollum
El plan del teniente comandante no tendrá el destino que de ordinario conocen cientos de informes similares llegan a Washington diariamente. El documento de McCollum capta la atención de dos cercanos consejeros militares del presidente: los capitanes de US Navy Walter S. Anderson y Dudley W. Knox. Como director del Buró de Inteligencia Naval (Office of Naval Intelligence), Anderson tiene acceso directo a Roosevelt. Por su parte, Dudley W. Knox es un estratega naval y jefe de documentación de la ONI. Fue mentor del almirante Ernest J. King, otro consejero militar de la Casa Blanca, y aprueba de inmediato el plan de McCollum, que él mismo envía a Anderson acompañado de un pequeño memo de aprobación. No está demostrado, en los archivos actualmente disponibles, que Franklin D. Roosevelt haya sido puesto al tanto [de la existencia de ese plan]. Sin embargo, hay que reconocer que la política exterior estadounidense en la región aplicará al pie de la letra las recomendaciones formuladas en el memorandum. En efecto, a partir de 1941, toda la estrategia de Roosevelt estará destinada a provocar el inicio de las hostilidades por parte de Japón. Se concluyen varios acuerdos con el Reino Unido para la utilización de la base militar de Simpson Harbor, en Rabaul (Papúa-Nueva Guinea). Washington también emprende negociaciones con Holanda para impedir el aprovisionamiento de Japón por parte de ese país. Roosevelt sigue además muy de cerca las negociaciones que los holandeses desarrollan de forma paralela con Tokio. En cuanto a China, la administración [Roosevelt] concede una ayuda financiera de 25 millones de dólares al régimen de Chiang Kai-shek y autoriza a militares estadounidenses a luchar como voluntarios en los Tigres Voladores, una división de aviación que se compone de mercenarios bajo las órdenes del coronel Claire Chennault. En el otoño de 1941, Roosevelt incorpora a su consejero personal, Henry F. Grady, a una comisión estadounidense cuya misión consiste en proporcionar a China toda la ayuda posible. A la cabeza de la comisión se encuentra el mayor general John Magruder, ex jefe de la inteligencia militar de la US Army. Como se sugería en el memorandum, cruceros y submarinos parten hacia el «frente» oriental. El 26 de julio de 1941 se declara el embargo total contra Japón.

Los documentos desclasificados por el Pentágono desde 1994 permiten conocer con un poco más de precisión el nombre de los protagonistas estadounidenses que estaban al tanto de la estrategia. El diario del secretario de la Guerra, Henry L. Stimson, revela así que el 25 de noviembre de 1941 el gabinete de guerra de Roosevelt se reunió para discutir sobre la forma de «dejar que Japón dispare primero». Robert B. Stinett, quien tuvo acceso a esos archivos a través de la Freedom of Information Act, hace una lista mínima de personas implicadas en el plan de McCollum, según los documentos que él mismo pudo consultar: el presidente Roosevelt, el teniente comandante Mc Collum, los capitanes Walter S. Anderson y Dudley Knox, los almirantes Harold Stark, James O. Richardson y William Leahy, el general George Marshall y el comandante Vincent Murphy (la graduación citada corresponde a la que tenían en el otoño de 1940) [2]. No todos aprueban el contenido del plan, sobre todo cuando comienza a vislumbrarse que, para que tenga un efecto en la opinión pública estadounidense, la acción deseada debe ocasionar bajas humanas.

Lo anterior se evidencia en la decisión de desplegar la flota en Hawai, en la base de Pearl Harbor. Se trata, en efecto, de una base especialmente vulnerable. En el transcurso de ejercicio militares realizados en 1932, las fuerzas aéreas estadounidenses dirigidas por el almirante Harry E. Yarnell ya habían logrado atacarla por sorpresa. Un ejercicio similar tuvo lugar en 1938, bajo la dirección del almirante Ernst King, con el mismo éxito. Lo cual acabó por llamar la atención de los japoneses. En el colegio militar de la marina japonesa, durante un curso dedicado a los «estudios estratégicos y tácticos en las operaciones contra Estados Unidos» se enseña a los oficiales que «en caso de que el grueso de la flota del enemigo esté estacionado en Pearl Harbor, la idea debería ser comenzar las hostilidades con un ataque aéreo sorpresivo» [3]. A pesar de todo, la decisión de trasladar la flota estadounidense a la base hawaiana es tomada el 8 de octubre de 1940, al día siguiente de la redacción del memorandum de McCollum. Lo cual suscita violentas reacciones por parte del Estado Mayor de la Marina, consciente de que los navíos se encuentran así expuestos a un ataque enemigo. Cuando Roosevelt anuncia la noticia a los almirantes William D. Leahy, jefe de operaciones navales, y James O. Richardson, comandante de la flota, éste último estalla: «Señor presidente, los oficiales superiores de la Navy no gozan de la confianza del comando civil de éste país, esencial para desarrollar con éxito una guerra en el Pacífico» [4]. El almirante Leahy desaprueba también la política de provocación contra el Japón ya que el «primer paso» que debe desencadenar la guerra apuntará, según todo indica, a la flota que se encuentra bajo su mando. Su oposición a los planes presidenciales lleva al presidente Roosevelt a separarlo de sus funciones el 1º de febrero de 1941, en el marco de una reestructuración de la Navy. El vicealmirante Husband Kimmel toma entonces el mando de la flota del Pacífico estacionada en Pearl Harbor. En sus memorias, Richardson defiende a Kimmel, acusado de negligencia por una comisión investigadora del Congreso al final de la guerra. Según Richardson, Kimmel no estaba al tanto de la estrategia de Roosevelt. Richardson es mucho menos amable con el almirante Harold Stark, jefe de operaciones navales desde 1939, al que acusa de haber puesto a la flota en peligro inútilmente, sin prevenir a Kimmel.

Las cortinas de humo históricas
La historiografía oficial de Pearl Harbor, que habla de un «ataque por sorpresa» se basa en dos postulados repetidos hasta el cansancio desde 1941, cada uno de los cuales es a la vez necesario y suficiente para enterrar la pista de la complicidad de Roosevelt. El primero es que los servicios de descodificación de la US Navy desconocían en aquel entonces el código de los mensajes japoneses. El segundo es que, de todas formas, la flota japonesa suspendió todas sus comunicaciones radiales durante las decenas de horas que antecedieron el ataque. Ambas precisiones son inútiles ya que todo había sido previsto desde antes para garantizar un ataque de los japoneses, y sobre todo para debilitar las posiciones en Pearl Harbor. De todas maneras, ambas afirmaciones son falsas, como ha podido demostrar Robert B. Stinnet. No sólo los japoneses no observaron ningún silencio radial sino que además sus mensajes fueron interceptados y descodificados por los servicios de inteligencia estadounidenses, antes de ser transmitidos a Washington. Lo cual explica por qué el embajador japonés tuvo que esperar varias horas con la declaración de guerra en el bolsillo, antes del comienzo del ataque. El secretario de Estado sólo aceptó recibirlo después del comienzo de la ofensiva. Un memorandum del 27 de noviembre de 1941, firmado por Marshall y redactado por el secretario de Guerra Henry L. Stimson, recuerda al teniente Walter Short los deseos de la Casa Blanca: «Los Estados Unidos desean que Japón cometa la primera acción manifiesta». Diez días antes, después de haber tomado la precaución de enviar los 3 acorazados más importantes de la flota a una misión de reconocimiento, la Casa Blanca pudo jugar la carta de la traición mientras que la aviación japonesa hundía sus barcos.

La retórica de la «defensa propia»
Hoy parece extremadamente increíble que la hostilidad de la opinión pública a la entrada en guerra contra la Alemania nazi fuera tan grande que hiciera necesario el sacrificio de más de 2 000 hombres para convencerla de la utilidad de una intervención en el conflicto mundial. Vietnam, Panamá o la guerra contra Irak parecen demostrar que los mecanismos de propaganda han progresado muchísimo del otro lado del Atlántico. Pero en 1940, es muy fuerte el legado «pacifista» de los padres peregrinos, quienes no declaran la guerra más que en defensa propia. Todavía hoy, la administración estadounidense recurre sistemáticamente a la amenaza que supuestamente representan para la «seguridad nacional» los países que le interesa invadir. En octubre del año 2001, la invasión de Afganistán, cuyo objetivo era la recuperación de posiciones estratégicas en el sector del petróleo, fue presentada como una respuesta a los atentados del 11 de septiembre. De la misma forma, para justificar el envío de tropas a Irak, uno de los altos responsables del Departamento de Defensa estadounidense explicó a los senadores estadounidenses reunidos a puertas cerradas que Irak amenazaba con utilizar aviones sin pilotos de alcance intercontinental para lanzar armas químicas o biológicas sobre la costa este de Estados Unidos.

La amenaza que representa el control del Océano en manos de una potencia hostil, como Japón, acaba por prevalecer sobre el sentimiento aislacionista. Así lo demuestra la Carta del Atlántico, que firman Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt el 14 de agosto de 1941, cuando señala en su artículo 7 que «la paz debería ofrecer a todos la libertad de los mares y de los océanos». El resto del texto presenta la visión del mundo que debe imponerse después de la victoria sobre el nazismo: un mundo en el que «todos los países lleguen a una colaboración total en el plano económico, con el objetivo de garantizar mejores condiciones de trabajo, el progreso económico y la seguridad mundial» (Artículo 6) y en el que todos los Estados tendrán acceso «a los mercados mundiales y a las materias primas necesarias para su prosperidad económica.» (Artículo 4). Y todo ello, por supuesto, respetando «el derecho de cada pueblo a escoger su forma de gobierno» (Artículo 3).

Pero más allá de estas consideraciones sobre el proyecto de implantación de un modelo económico a escala mundial, que no esperó a la madrugada de Pearl Harbor para convertirse en la doctrina estratégica de Estados Unidos, hoy resulta importante el estudio de aquella operación de guerra sicológica que constituye el mito del «día de la infamia» construido por Roosevelt. Si nos atenemos a la definición de la 5ª división del Estado Mayor de las fuerzas armadas francesas (conocida como el 5º Buró [término que designa al servicio francés de inteligencia militar. NdT.]), «la guerra sicológica es el uso planificado de la propaganda y de otros medios con el fin de influenciar las opiniones, las emociones, las actitudes y el comportamiento de los grupos humanos, amigos, enemigos o neutrales, con el fin de facilitar el cumplimiento de metas y objetivos». En ese sentido, se hace por lo tanto necesario revisar la imagen tradicional, santificada por los historiadores, de un Pearl Harbor que muestra el fin del «sueño americano» y la vulnerabilidad militar de Estados Unidos ante un ataque perpetrado contra su suelo. Pearl Harbor es, por el contrario, un verdadero éxito en términos de guerra sicológica, que abre el camino a una larga lista de manipulaciones y de operaciones del mismo tipo, desde la época de la guerra fría hasta nuestros días.

Paul Labarique
Los artículos de esta autora o autor


[1] Debido a su anticomunismo, el III Reich goza de gran simpatía entre personajes influyentes del mundo económico e incluso entre las personalidades políticas estadounidenses. El embajador de Estados Unidos en Londres, Joseph Kennedy, llegó incluso a publicar un texto intitulado Mantengámonos al margen de la guerra (Stay out of War), cuya impresión fue financiada por los servicios de propaganda del Reich.

[2] Day of Deceit - The truth about FDR and Pearl Harbor, por Robert B. Stinnett, Touchstone, 1999.

[3] «The day of infamy», por Jeremy R. Hammond, Yirmeyahu Review, 8 de noviembre de 2002.

[4] On the Treadmill to Pearl Harbor: The Memoirs of Admiral James O. Richardson, por George C. Dyer, US Navy.

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Ejército estadounidense: después de Iraq, América Latina


Estados Unidos intensifica los planes de guerra en América Latina
por Rick Rozoff
Director de «Stop NATO international
http://www.voltairenet.org/article161565.html#auteur124551
10 de agosto de 2009
DesdeChicago

Desde el derrocamiento del presiente hondureño Manuel Zelaya en junio de este año, dirigido por comandantes militares adiestrados en la tristemente célebre Escuela norteamericana de las Americas, se han disparado las alarmas en Latinoamérica y por todo el mundo de que el golpe, lejos de ser una aberración o un anacronismo, pueda establecer un precedente para más golpes de Estado en un futuro cercano en la region a fin de impedir una emancipación política y económica de muchos países.

El 29 de junio el presidente estadounidense Barack Obama recibió a su homólogo colombiano Alvaro Uribe en la Casa Blanca y semanas más tarde se anunció que el Pentágono planea desplegar tropas en cinco bases aéreas y navales en Colombia, el principal receptor en América Latina de la asistencia militar estadounidense y tercero mayor del mundo ya que ha recibido más de 5.000 millones de dólares del Pentágono desde que hace nueve años se lanzó el Plan Colombia.
Seis meses antes del encuentro Obama-Uribe el presidente saliente estadounidense George W. Bush concedió el mayor honor civil estadounidense, la Medalla de la Libertad, a Uribe, así como al ex-primer ministro británico Tony Blair y al ex-primer ministro australiano John Howard.
Una nota de prensa de aquel momento expresaba tanto conmoción como indignación ante el hecho de que la Casa Blanca honrara a Uribe: "A pesar de los asesinatos extra-judiciales, de los paramilitares, de los sindicalistas asesinados, el presidente de Colombia Uribe ha obtenido el mayor honor estadounidense por derechos humanos" [1].
La misma fuente corroboraba su preocupación añadiendo: "Colombia es el país más peligroso del mundo para los sindicalistas. En 2006 la mitad de todos los asesinatos de sindicalistas del mundo tuvieron lugar ahí. Desde que Uribe llegó al poder en 2002 han sido asesinados casi 500 [sindicalistas]. En respuesta a la preocupación por los asesinatos, Uribe descalificó a las víctimas a las que llamó ’un panda de criminales vestidos de sindicalistas’. Se están investigando más de 1.000 casos de asesinatos ilegales por parte de los militares. Existen decenas de casos de soldados que capturan a hombres inocentes, los asesinan y los visten como enemigos combatientes. Se cree que cientos de miembros de las fuerzas de seguridad ha participado en estas actividades" [2].

El Secretario de Defensa estadounidense, Robert M. Gates (derecha) acompañado del Ministro colombiano de Defensa, Juan Manuel Santos atraviesan la columna militar de honor antes de ingresar al Pentágono para una reunión bilateral de trabajo en materia de defensa. Foto cortesía DoD/ Molly A. Burgess, 24 de febrero 2009.
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Colombia: una guerra de cuarenta años
Durante más de cuarenta años Colombia, el último de los clientes de Washington "democracia de escuadrón de la muerte" que queda en el hemisferio sur, ha emprendido una implacable guerra de contrainsurgencia contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y una guerra igual de despiadada contra sindicalistas, campesinos, indígenas y otras organizaciones con su ejército adiestrado y equipado por Estados Unidos, y con formaciones paramilitares aliadas. Se calcula que a consecuencia de los enfrentamientos han sido asesinadas 40.000 personas y que hay 2 millones de desplazados.
En 1985 las FARC depusieron las armas y entraron en un proceso de paz con el gobierno de Belisario Betancur.
Esto ayudó a fundar la Unión Patriótica para participar en procesos electorales y en otras actividades pacíficas, pero al cabo de varios años 5.000 altos cargos electos de la Unión Patriótica, candidatos, sindicalistas, dirigentes comunales y otros activistas fueron asesinados por las fuerzas de seguridad de Colombia y los escuadrones de la muerte de extrema derecha vinculados con el gobierno, especialmente las muy mal reputadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y su difunto líder Carlos Castaño. Ocho congresistas, setenta concejales, decenas de diputados y alcaldes, y cientos de sindicalistas y dirigentes campesinos fueron asesinados y en 1989-1990 dos de sus candidatos presidenciales fueron asesinados en el espacio de siete meses.
Enfrentadas con su total exterminio, las FARC se rearmaron y buscaron refugio en el sudeste del país.
En 1998 el presidente colombiano Andrés Pastrana permitió a las FARC tener un refugio seguro de 16.000 millas cuadradas en el departamento de Caqueta.
Entonces Estados Unidos puso la mira en una campaña intensiva de contrainsurgencia para destruir ls infraestructura de las FARC en la región y, a la vez, destruir y arrancar la organización de raíz.
En enero de 2000 STRATFOR, una fuente que no es conocida por oponerse a la guerra, advertía: "El departamento de Estado estadounidense anunció recientemente un paquete de ayuda de dos años por valor de 1.300 millones de dólares para operaciones contra el narcotráfico en Colombia. El plan también está encaminado a ayudar al presidente Andrés Pastrana a negociar la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero el plan tendrá un efecto negativo. Acabará con las negociaciones de paz entre los rebeldes y el gobierno, y reavivará la guerra. En última instancia, el plan no hace sino preparar el camino para una mayor implicación estadounidense" [3].
Continúa diciendo "la mayor parte del dinero prometido para la campaña para contrarrestar el narcotráfico irá directamente a luchar contra los rebeldes .... En detrimento del gobierno de Bogotá esto inclinará la balanza de poder hacia los militares, que siempre se han opuesto a las negociaciones de paz. En última instancia, se abrirán las puertas de par en par a una mayor implicación estadounidense [4].
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El presidente Barack Obama con su homólogo colombiano Álvaro Uribe en la buró oval de la Casa Blanca, Washington, 29 de junio de 2009. ___________________________________________________
Plan Colombia: la “flecha del parto” de Clinton*
Para el año 2000 Colombia ya era el mayor receptor de ayuda militar estadounidense en el hemisferio sur, pero la administración Clinton incrementó el papel del Pentágono en esa nación con lo que se llegó a ser el Plan Colombia.
Tras asumir el poder en enero de 1993 bombardeando Iraq y después matando a cientos, si no miles, de somalíes ese mismo año, Clinton y su equipo de política exterior nunca abandonaron el uso de la agresión militar.
En 1995 suministró planificadores y asesores militares para la brutal y etnocida Operación Tormenta de Croacia y dirigió los bombardeos de la OTAN de objetivos serbios bosnios, incluyendo a las tropas que se retiraban y las columnas de refugiados que las seguían, que dejaron lo que ahora es la República Bosnia Serbia repleta de uranio empobrecido y con una epidemia de casos de cáncer.
Tres años después emprendió ataques con misiles de crucero contra Afganistán y Sudán, y el 16 de diciembre de 1998 empezó la Operación Zorro del Desierto, un ataque mortífero de cuatro días a Iraq con 250 ataques aéreos y más de 400 misiles de crucero Tomahawk, la víspera de las mociones de censura contra Clinton en el Congreso estadounidense.
Al año siguiente el uso de la agresión militar por parte de la administración [Clinton] llegó a su punto culminante con los 78 días de ataques de la OTAN dirigida por Estados Unidos contra Yugoslavia, el primer ataque militar contra una nación europea desde los de Hitler y Mussolini en 1939.
La “flecha del parto” de la administración [Clinton] fue el Plan Colombia en 2000.
El año anterior, 1999, el presidente de Colombia, Pastrana, había concebido un proyecto, que la Casa Blanca rediseñó en su propio interés.
Como escribió el ex-embajador estadounidense en El Salvador Robert White (al que la administración Reagan había echado como parte de los preparativos para soltar a sus escuadrones de la muerte y guerras de la contra en América Central) después de que el Congreso estadounidense aprobara en Plan Colombia en junio de 2000: "Si se lee el Plan Colombia original, no el que se escribió en Washington, sino el Plan Colombia original, no se mencionan ofensivas militares contra los rebeldes de las FARC. Bien al contrario. (El presidente Pastrana) afirma que las FARC son parte de la historia de Colombia y un fenómeno histórico, dice, y que deben ser tratados como colombianos" [5].
Un teletipo alternativo estadounidense informaba que "a principios de 1999 el gobierno de Pastrana inició las conversaciones de paz con las FARC, el mayor grupo rebelde.
El presidente también hizo su primer viaje a Washington en busca de ayuda contra el tráfico de droga. Pero cuando llegó allí, ’le cambiaron el libreto’, según Marco Romero de Iniciativa de Paz Colombia, una coalición creada en septiembre por 60 ONG locales que buscaban una alternativa a al Plan Colombia.
Las conversaciones de Pastrana con líderes del Congreso estadounidense y con el jefe de la oficina de política nacional contra las drogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, dieron como fruto el Plan Colombia, afirmó Romero" [6].
McCaffrey es un general del ejército retirado que ganó sus galones en la República Dominicana en 1965, en Vietnam de 1966 a 1969 y en la operación Tormenta del Desierto en 1991. También fue jefe del Comando Sur del Pentágono (SOUTHCOM, en sus siglas en inglés) entre 1994 y 1996, y vice-representante de Estados Unidos en la OTAN.
"En apoyo a su petición de ayuda a Colombia, la secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright y el zar de la droga McCaffrey dijeron al Congreso estadounidense que los fondos se usarían para ’restaurar el orden el sudeste de Colombia’" [7].
Con la aprobación del Plan Colombia Estados Unidos aumentó la ayuda militar a este país más de veinte veces en sólo dos años, 1998-2000, de 50 millones de dólares en 1998 a más de 1.000 millones de dólares en 2000, lo que situó a Colombia inmediatamente después de Israel y Egipto en esta categoría. En los diez años a partir de 1998 la ayuda militar estadounidense se multiplicó por cien.
A principios de 2000 una fuente estadounidense de los medios de comunicación dominantes afirmó que "los 1.600 millones de dólares propuestos por la administración Clinton como ayuda de emergencia a Colombia es cuando menos tanto un paquete contra la insurgencia como una medida anti-droga" y mencionó que "un miembro del Congreso se opuso a los esfuerzos de la Casa Blanca por eludir el proceso normal de asignaciones" [8].
Unas semanas después tuvo lugar en El Salado una de las peores masacres recientes de civiles colombianos perpetrada por paramilitares con la complicidad del ejército.
El Plan Colombia estaba empapado en sangre antes incluso de que se formalizara. En enero de 2000 la secretaria de Estado Madeleine Albright visitó Colombia para promocionar la iniciativa y en honor a su llegada el ejército colombiano mató a 50 de sus ciudadanos en un ataque fuera de la capital, Bogotá.
En junio el Congreso y el Senado estadounidenses añadieron a la guerra más de 1.000 millones de dólares, sesenta helicópteros de combate y más fuerzas especiales asesoras en contrainsurgencia. Aproximadamente el 70% de los fondos de 2000 del Plan Colombia se asignaron a financiar, adiestrar y equipar a batallones antinarcóticos del ejército que operaban en el sudeste de Colombia, el antiguo refugio de las FARC.
Progresistas nominales, el difunto Paul Wellstone del Senado y la congresista de Illinois Jan Schakowsky, añadieron un condicionante de derechos humano que ninguna persona seria esperaba que se respetara y sólo dos meses después de que el Congreso autorizara el Plan Colombia Clinton utilizó su derecho presidencial de no aplicación para anular las condiciones referentes a los derechos humanos por razones de "seguridad nacional".
Nueve años después: la farsa de la guerra contra la droga cede el paso a la pura contrainsurgencia
Por supuesto, la escalada de las operaciones de contrainsurgencia se empaquetó bajo la etiqueta de una guerra contra la droga. Nueve años después Colombia sigue siendo el principal suministrador de cocaína y heroína a Estados Unidos.
En abril de 2000 se vio en lo en serio que se debería haber tomado esta farsa cuando el ex-comandante de las operaciones contra la droga del ejército estadounidense en Colombia, el coronel James C. Hiett, se declaró culpable de no haber entregado las pruebas de que su esposa, Laurie, introducía de contrabando en Estados Unidos cocaína y heroína. En enero su esposa se declaró culpable de planear introducir de contrabando en Estados Unidos vía el correo heroína por valor de 700.000 dólares.
Indudablemente, el colonel Hiett cumplió con su deber propagando la historia de que las FARC eran responsables de la mejor parte del cultivo de coca y opio, y del tráfico en el país, y de que el ejército estadounidense era la mejor respuesta a estas supuestas actividades.
Si se tenía alguna duda de la sinceridad de las afirmaciones estadounidenses de que estaban luchando contra el narcotráfico y el terrorismo, a las pocas semanas de aprobarse en Plan Colombia la secretaria de Estado Albright escoltó al jefe del llamado Ejército de Liberación de Kosovo, Hashim Thaci, cuyos colegas y cárteles de la droga aliados controlan la mayoría del tráfico de marihuana, hachís y narcotráficos en Europa, a los lugares que ella solía frecuentar en el cuartel general de Naciones Unidas y en aquella época en el departamento de Estado, preparándolo para convertirse en futuro jefe de Estado (desde el año pasado Hashim Thaci es de hecho el presidente de lo que el ex-presidente serbio Vojislav Kostunica ha llamado acertadamente el primer Estado OTAN del mundo. También es el más reciente narco-Estado).
Tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos la casa Blanca elevó a las FARC a la cima de la lista de sus objetivos en la llamada Guerra contra el Terrorismo a pesar de que está más allá de la capacidad de cualquier persona sana para discernir o comprender saber qué papel pudo haber desempeñado las FARC en los ataques de Nueva York y Washington D.C..
Para 2002 la administración Bush había desechado la mayoría de las razones de la guerra contra la droga y "el Congreso aprobó una ley para permitir que la ayuda militar estadounidense a Colombia se utilizara en una ’campaña unificada’ contra las drogas y el terrorismo" y para 2008 "seis años y 5.000 millones de dólares después, el ejército colombiano es la fuerza de combate más cualificada de América Latina" [9].
Las "operaciones especiales de adiestramiento estadounidenses proporcionaron muchas de las destrezas que mostraron ’el camino para abrir la puerta de esas remotas localizaciones en la jungla que en el pasado eran inaccesibles al gobierno colombiano’. Se crearon unidades militares, incluyendo la Brigada Comando. Se establecieron ocho unidades de inteligencia regional con aviones de reconocimiento y punteras comunicaciones cielo-aire. Se creó tanto una Escuela de Inteligencia como un Centro de Contrainteligencia" [10].
Días antes de cesar en su cargo, George W. Bush concedió la Medalla de la Libertad al presidente colombiano Alvaro Uribe, al que los rumores habían vinculado con el antiguo cártel de Medellín y cuyo hermano Santiago está acusado de narcotráfico y de conexiones con los escuadrones de la muerte.
Quizá anticipando este honor y en correspondencia a la persona más responsable del Plan Colombia y a las crecientes operaciones militares tanto en las fronteras de Colombia como dentro del país, Alvaro Uribe anunció que iba a conceder a Bill Clinton el premio "Colombia es Pasión" "en una sesión de gala ...en Nueva York" por "creer en nuestro país y animar a otros a hacer lo mismo".
"Destacados demócratas de la lista de invitados incluyen a los ex-estrategas de Clinton, Dick Morris y Vernon Jordan, a los ex-miembros del gobierno Clinton Lawrence Summers y Madeleine Albright, y a varios congresistas demócratas", la mayoría de los cuales tuvieron la habilidad de supervivencia política de no asistir [11].
Poco antes ese mismo año "la víspera de una visita del presiente estadounidense George W. Bush" y sin fingir ya una guerra contra la droga "soldados estadounidenses y colombianos llegaron en helicóptero a la ciudad sureña de Cartagena del Chaira, una plaza fuerte de las FARC ..." [12].
Como se ha minimizado la cuestión de los narcóticos, el componente de los derechos humanos ha sido relegado al reino de la efímera manipulación de relaciones públicas.
En febrero de 2007 el hermano de la ministra colombiana de Asuntos Exteriores Maria Consuelo Araujo, el senator Alvaro Araujo, fue arrestado por su relación con el grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
A Uribe esto no le afectó y afirmó: "Cuando me preguntan por qué mantengo a la ministra de Exteriores respondo: no está implicada en actividades criminales que estén siendo investigadas" [13].
El Plan Colombia ha entrado en su décimo año. En los años transcurridos no han disminuido en lo más mínimo las masacres abiertas y encubiertas del gobierno y de los paramilitares (algunas demasiado espeluznantes para contarlas) y si bien el cultivo y exportación de droga se ha visto parcialmente afectado, no se ha visto afectado sustancialmente por lo que cuando conviene se sigue denominando todavía programa de erradicación de la droga.
A pesar de afirmarse que era una guerra contra la droga, las actividades del Plan Colombia tanto dentro como fuera del país se llevaron a cabo con otros propósitos.
Colombia: la base del Pentágono en la región andina
Desde su inicio tenía el objetivo de ser más que una intensificación de una guerra de contrainsurgencia de décadas de duración en Colombia y ser la primera salva de una campaña estadounidense para intensificar la militarización de la región andina. Los planes de la Casa Blanca y el Pentágono de utilizar a Colombia como fuerza militar regional y base operativa para vigilar América de Sur han ganado una nueva urgencia para Washington con las transformaciones políticas en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay que presagian el fin de la dominación política, económica y militar estadounidense del continente.
En su primer año de existencia, 2001, un avión de la Fuerzas Aéreas Peruanas derribó un avión civil divisado por un avión estadounidense pilotado por contratistas de la CIA que llevaba a bordo a la misionera estadounidense Veronica Bowers y su hija, y murieron ambas además del piloto.
Para 2006 Estados Unidos había duplicado la cantidad de adiestradores y asesores militares estacionados en Colombia y ese mismo año aviones colombianos empezaron violando el espacio aéreo del vecino Ecuador. En apariencia estos aviones, a bordo de los cuales no habría sido raro que hubiera personal estadounidense, llevaban a cabo misiones de fumigación.
El gobierno ecuatoriano denunció estas acciones como "poco amistosas y hostiles" y el "ministro de Defensa Marcelo Delgado afirmó...que aviones del ejército sobrevolarían sus fronteras para impedir que los aviones colombianos entraran en el espacio aéreo de Ecuador...." [14].
En diciembre de 2006 no sólo aviones colombianos cruzaron la frontera. A finales del mes "unos 40 colombianos...huyeron hacia Ecuador atravesando la frontera después de haber sido atacados por soldados colombianos", informó la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, en sus siglas en inglés) en Ecuador [15].
Doce meses antes quince colombianos fueron asesinados y 1.500 desplazados en la provincia de Narilo al sur del país, en la frontera con Ecuador. "Las autoridades permanecieron en silencio en relación a si esto era una operación militar contra luchadores de la guerrilla o una disputa entre grupos paramilitares" [16].
A principios de 2007 el general de marines Peter Pace, entonces presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, viajó a Colombia y pasó dos días reunido con los dirigentes políticos y militares del país. Poco después, el ministro de Defensa colombiano Juan Manuel Santos (sobre el que se hablará más adelante) devolvió el favor y visitó el Pentágono donde se reunió con el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates. Un informe de la visita del departamento de Defensa citaba a altos cargos del Pentágono afirmando que "el apoyo militar estadounidense a Colombia, antes centrado en combatir la droga, se ha ampliado a ayudar al ejército colombiano a enfrentarse a la insurgencia rebelde del país" y que "soldados de las fuerzas especiales estadounidenses en Colombia proporcionan adiestramiento militar a las fuerzas de Colombia...."[17]
Cinco meses después Colombia construyó una tercera base militar en su frontera de 2.219 kilómetros con Venezuela e inicialmente estacionó a 1.000 soldados en ella.
Colombia se ha convertido en el puesto de avanzada de Washington para hacer frente y amenazar tanto las fronteras del sudoeste de Ecuador como la del noreste de Venezuela.
También forma parte de una estrategia cuya naturaleza y alcance supera lo regional e incluso lo continental.
América del Sur: el sexto continente de la OTAN
Desde la implementación del Plan Colombia en 2000 Estados Unidos ha alistado a varios aliados de la OTAN para la guerra de contrainsurgencia y para propósitos más amplios en la región. Personal de las SAS británicas (Servicios Aéreos Especiales) ha sido destinado al ejército colombiano para funciones de adiestramiento y el ejército español también envió personal.
La OTAN tiene miembros en Europa y América del Norte, y socios en Asia (Afganistán, Japón, Kazajastán, Kurgistán, Mongolia, Pakistán, Singapur, Corea del Sur, Tajikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) y África (Argelia, Egipto, Mauritania, Marruecos y Túnez) y Australia.
América del Sur es el único continente habitado en el que todavía no ha penetrado.
En enero de 2007 el jefe colombiano de Defensa Santos viajó a Washington, Londres y Bruselas, "para mantener conversaciones con la Unión Europea"en estas última ciudad y, a continuación, a Munich, Alemania, "para una reunión con los ministros de defensa de la OTAN" [18]. Por supuesto, Santos hizo esta gira para cosechar más ayuda militar de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Se ha informado que la Unión Europea ha concedido154 millones anuales desde aquel año.
En septiembre de 2005 el presidente venezolano Hugo Chávez advirtió que "por medio del trabajo de la inteligencia descubrimos un ejercicio militar de OTAN de una invasión de Venezuela y nos estamos preparando para esta invasión".
Detalló que el plan consistía en un "ejercicio militar ... conocido como Plan Balboa [que] incluye hacer ensayos de ataques simultáneos por aire, mar y tierra en una base militar en España en los que participan soldados estadounidenses y de países de la OTAN" [19]. También participaban en la operación tropas estadounidenses desplegadas en el enclave holandés de Curaçao al noroeste de la costa de Venezuela.
En la primavera del año siguiente se informó de que "se están llevando a cabo maniobras militares en el Caribe por parte de Estados Unidos, miembros de la OTAN y países del hemisferio, excluyendo a Cuba y Venezuela, que son objetivos potenciales de esta demostración de fuerza", y que inmediatamente después "en futuros ejercicios participarán aproximadamente 4.000 soldados de Estados Unidos, Holanda, Bélgica, Canadá y Francia, que está programado que participen en una maniobra llamada León Conjunto del Caribe, que tendrá lugar entre el 23 de mayo y el 15 de junio en Curaçao y Guadalupe" [20].

Mike Mullen jefe interejércitos de la administración de la Marina estadounidense escortado por un oficial de la Armada Naval del Perú durante su visita en Lima el 4 de marzo de 2009. Foto cortesía DoD.
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La guerra de contrainsurgencia colombiana, un modelo para el sur de Asia y Centro América
Durante los últimos siete años Estados Unidos también ha reclutado y desplegado a fuerzas de seguridad y militares colombianas para la guerra de Afganistán, supuestamente para reproducir el componente de la guerra contra la droga del Plan Colombia en el sur de Asia.
En abril de 2007 Washington trasladó a Afganistán a su embajador en Colombia, William Wood, para supervisar la aplicación del modelo colombiano de contrainsurgencia disfrazado de lucha contra el cultivo de droga. Dos años después se calcula que Afganistán representa el 90% de la producción ilegal de opio del mundo.
Un analista de Bangladesh observó que "según cifras de 2003, el tráfico de droga constituye el tercer artículo a nivel mundial en términos de dinero tras el comercio de petróleo y de armas.
Afganistán y Colombia son las principales economías mundiales productoras de droga, que alimenta una floreciente economía criminal. Estos países están fuertemente militarizados y en ellos el tráfico de droga está protegido.
Está ampliamente documentado que la CIA ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de los triángulos de la droga tanto de América Latina como de Asia.
LA OTAN, como entidad, se ha convertido en cómplice de una importante proliferación de narcóticos y de actividad criminal. Realmente no se está reduciendo el opio: de hecho, todas las cifras demuestran que está aumentando. Como han confirmado varios informes, esto está ocurriendo bajo los ojos de la OTAN" [21].
Las estaciones intermedias entre Afganistán y Colombia son Kosovo, no sin razón apodado la Colombia de los Balcanes, y, cada vez más, Iraq.
Es imposible ignorar este modelo.
Irónicamente dada la cita anterior, BBC News informó hace dos años que "Estados Unidos espera que algunas de las lecciones aprendidas en Colombia se puedan aplicar a Afganistán...." [22].
El pasado enero el actual jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor estadounidense, el almirante Michael Mullin, visitó Colombia y declaró: "Nuestra relación ejército a ejército es extraordinariamente fuerte. Necesitamos estar con ellos. Hemos logrado cosas que son extraordinarias" [23].
Este mes de marzo Mullin viajó a Colombia, Brasil, Chile, Perú y México. Al volver sus comentarios se resumían en la afirmación de que "el ejército estadounidense está dispuesto a ayudar a México en su mortífera lucha contra los cárteles de la droga con algunas de las tácticas de contrainsurgencia utilizadas contra redes militantes en Iraq y Afganistán" [24] y que "el paquete de ayuda del Plan Colombia podía ser un modelo ’englobante’ para Pakistán y Afganistán...." [25]
Un artículo sobre los planes para las guerras en Iraq, Afganistán y Pakistán del jefe del comando central estadounidense David Petraeus informaba de que "los oficiales del ejército también están considerando las relaciones estadounidenses con Colombia como un posible modelo para Afganistán y Pakistán, afirmando algo como que la estrategia del Plan Colombia de Washington podría ayudar a ambos países contra los militantes" [26].
El informe del que se ha extraído la cita anterior, "Estados Unidos ve en Colombia lecciones para la guerra afgana", incluye también lo siguiente: "La policía afgana ya se ha estado adiestrando con sus homólogos colombianos y Bogotá está estudiando enviar tropas a Afganistán para ayudar con la erradicación [de la droga] y a quitar las minar" [27].
Lo que se está exportando a Afganistán se hizo asquerosamente evidente el pasado otoño cuando se anunció que Colombia había destituido a tres generales y 22 soldados de diferentes rangos por el asesinato, al parecer gratuito, de jóvenes habitantes de las barriadas de Bogotá: "Los jóvenes fueron llevados a Bogotá engañados con la promesa de trabajo; posteriormente sus cuerpos fueron encontrados en fosas comunes cerca de la frontera con Venezuela. Grupos de derechos humanos afirman que los soldados a veces matan a personas indefensas para poder inflar sus afirmaciones de éxito en la batalla y promocionar" [28].
Entre los tres generales a los que se pidió dimitir estaba el general Mario Montoya Uribe, "el autor de la política de utilizar las cifras de muertos para medir el éxito contra la guerrilla" [29] que "supuestamente fomentó promocionar a oficiales cuyas unidades habían matado a más rebeldes de izquierda" [30].
Un informe posterior proporcionaba detalles horripilantes: "Se están investigando más de 1.000 casos de asesinatos ilegales por parte de los militares. Hay decenas de casos de soldados que apresan a hombres inocentes, los asesinan y los visten como combatientes enemigos. Se cree que cientos de miembros de las fuerzas de seguridad han participado en estas actividades" [31].
En referencia a esto recuerden que el informe anterior afirma que los asesinados fueron enterrados en fosas comunes cerca de la frontera venezolana.
Con el ataque de este año del ejército de Sri Lanka contra las plazas fuertes de los Tigres Tamiles que supuestamente ha acabado con la guerra de 33 años, el gobierno colombiano y sus suministradores militares estadounidenses están emprendiendo la única guerra de contrainsurgencia del mundo de décadas de duración, una guerra que entra ahora en su quinta década.
Ha sido y sigue siendo una guerra contra los pobres, los sin tierra, las personas privadas de derecho de representación, contra cualquiera que se oponga a los privilegios y abusos de los terratenientes, de la elite de los negocios, al ejército adiestrado por Estados Unidos y a las más altas esferas de las narcomafias.
Hace nueve años el Plan Colombia se diseñó para ser la fase terminal de esta guerra.
El modelo de Colombia es ahora el prototipo que Washington ha identificado abiertamente para ser aplicado en Afganistán, Pakistán y México entre otros lugares.
Plan Colombia: frenar a la renaciente América del Sur
Además, ahora el Plan Colombia se revela cada vez más como una estrategia militar para suprimir una creciente oleada de descontento con las secuelas del neoliberalismo posterior a la Guerra Fría que se está suscitando por toda América del Sur y Central, y el Caribe.
Estados Unidos y Occidente en su conjunto han utilizado al régimen colombiano y su formidable máquina militar para intimidar a sus vecinos Ecuador y Venezuela, y a la región andina en su conjunto. Al hacer frontera con Panamá, Colombia también es una potencial plataforma de lanzamiento de ataques a naciones de América Central como Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Una breve cronología del pasado año y medio demostrará el destacado papel que sus patrocinadores en Washington han pensado para Colombia.
En enero de 2008 el presidente venezolano Chávez afirmó que Estados Unidos y su cliente colombiano "no quieren la paz en Colombia porque es la excusa perfecta para tener aquí a miles de soldados, a la CIA, las bases militares, aviones espías y quién sabe qué otras operaciones contra Venezuela". Y añadió: "Acuso al gobierno de Colombia de conspirar, de actuar de títere del imperio estadounidense, de planear una provocación contra Venezuela" [32].
El 1 de marzo de 2008 Colombia emprendió un ataque dentro de Ecuador y mató a 24 supuestos miembros de las FARC, incluyendo a la segunda persona al mando del grupo Raúl Reyes.
Un artículo titulado "Altos cargos colombianos afirman que la inteligencia estadounidense ayudó en el ataque contra los rebeldes" informaba de que "las fuerzas aéreas de Ecuador descubrieron que Colombia utilizó bombas de 500 libras similares a las usadas por el ejército estadounidense en Iraq, que no pueden ser transportadas por aviones colombianos. Las autoridades ecuatorianas también indicaron que horas antes del bombardeo aéreo colombiano había despegado de la base estadounidense de Manta, al sureste de Ecuador, un avión militar HC-130" [33].
Temiendo que la incursión armada dentro de Ecuador formara parte de una agresión más amplia Venezuela desplegó a unos 9.000 soldados en su frontera con Colombia. El día del ataque el presidente venezolano Chávez advirtió a su homólogo colombiano "ni piense en hacer eso aquí porque sería muy grave, sería motivo de guerra" [34].
Después del ataque el presidente ecuatoriano Rafael Correa rompió las relaciones diplomáticas con Colombia y cuando más tarde se descubrió que el bombardeo había matado a un ciudadano ecuatoriano advirtió de mayores consecuencias.
El 6 de marzo Venezuela decretó un estado general de alerta y envió a diez batallones, aviones y tanques a la frontera con Colombia.
El presidente estadounidense Bush declaró a los periodistas que "Estados Unidos seguirá estando al lado de Colombia" [35].
Tres semanas después Ecuador anunció que "instalaría un equipo de vigilancia electrónica y aumentaría su presencia militar en su frontera con Colombia" y el presidente Correa advirtió que su país "nunca más" permitiría un ataque extranjero contra su territorio[36].
Ejército estadounidense: después de Iraq, América Latina
También en abril de 2008 el director de operaciones de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses del Sur, el coronel Jim Russell, defendió que las tropas que se estaban retirando de Iraq fueran redesplegadas en el Comando Sur del Pentágono que comprende América del Sur y Central, y el Caribe. En aquel momento declaró: "Creemos que mientras avanzamos veremos un mayor giro en la atención a la zona. Estamos viendo problemas a la misma entrada de América Central. Esta es la puerta de entrada a nuestra frontera sur" [37].
El 12 de julio de 2008 la marina estadounidense restableció a la Cuarta Flota, que abarca América del Sur y Central, y el Caribe lo mismo que el Comando Sur del Pentágono, después de que se retirara en 1950 tras la Segunda Guerra Mundial.
A principios de este año el jefe del Comando Sur, el almirante James Stavridis, se convirtió en Comandante Supremo Aliado de la OTAN y jefe del Comando Europeo del Pentágono. Tres de los últimos cinco altos comandantes militares de la OTAN (Stavridis, su predecesor Bantz John Craddock y Wesley Clark) fueron trasladados a la jefatura del Comando Sur.
Anticipando claramente lo que ha ocurrido esta semana, en mayo de 2008 Venezuela advirtió a Colombia que no permitiría una nueva base militar estadounidense en La Guajira cerca de la frontera con el noroeste de Venezuela. Chávez afirmó: "No permitiremos que el gobierno colombiano dé La Guajira al imperio. Colombia está lanzando una amenaza de guerra contra nosotros" [38].
Menos de una semana después un avión de guerra estadounidense penetró en el espacio aéreo de Venezuela en un vuelo desde las Antillas holandesas. El gobierno venezolano acusó a Estados Unidos de espiar en una base militar en la Isla de Orchila y "afirmó que Estados Unidos está probando la capacidad de Venezuela de detectar intrusos y que las fuerzas aéreas venezolanas estaba preparadas para interceptarlo de no haber vuelto el avión hacia la isla caribeña de Curaçao" [39].
El ministro [venezolano] de Defensa Gustavo Rangel afirmó que "éste es sólo el último paso de una serie de provocaciones en las que quieren implicar a nuestro país" [40].
En septiembre una sangrienta emboscada separatista mató a ocho personas en la provincia boliviana de Pando. El gobierno expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg, un veterano en apoyar violentos levantamientos separatistas anteriores en Bosnia y Kosovo. El jefe de las fuerzas armadas de la nación, el general Luis Trigo, advirtió que "la Fuerzas Armadas Bolivianas advirtieron el viernes que no tolerarán ninguna acción más de grupos radicales o interferencias extranjeras en los asuntos internos del país" [41].
A finales de 2008 Bolivia expulsó a los agentes de la agencia contra la droga estadounidense, la DEA, y más tarde anunció sus planes de comprar helicópteros rusos para operaciones anti-narcóticos.
El presidente boliviano Evo Morales declaró hoy [23 de julio]: "Tengo información de primera mano de que el imperio, por medio del Comando Sur estadounidense, realizó el golpe de Estado de Honduras" [42].
En octubre de 2008 Ecuador acusó a la CIA de infiltrarse en su ejército y reconoció el ataque colombiano a su territorio el mes de marzo anterior. El ministro de Defensa Javier Ponce declaró en los periódicos: "La CIA conoce perfectamente lo que está pasando en Angostura" [43].
Al mismo tiempo el ministro colombiano de Defensa Santos amplió la belicosidad de su nación dirigiéndola contra Rusia. Actuando completamente como la criatura de Washington y de su ejército que es, Santos afirmó: "Con sus 16.000 bombas nucleares Rusia tienen un enorme deseo de ser un actor clave en el mundo. Pero su presencia en la región promoverá una vuelta a la Guerra Fría" [44].
Santos aludía en particular a los recientes ejercicios navales ruso-venezolanos en el Caribe y al hecho de que Rusia ha suministrado a Caracas armas avanzadas, aviones de guerra y submarinos, lo que refleja una tendencia general entre las naciones de América Latina (incluyendo Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua) a aumentar sus relaciones militares con Rusia como contrapeso a la tradicional dominación estadounidense de sus fuerzas armadas y para ser capaces de defenderse contra ataques estadounidenses y por medio de intermediarios. Lo que Santos y sus patrocinadores estadounidenses temen es la desaparición real de casi doscientos años de Doctrina Monroe.
El pasado mes de marzo el presidente venezolano Chávez calificó al ministro colombiano de Defensa Santos de ser "una amenaza para la estabilidad regional" y "una amenaza para la estabilidad y soberanía de los países de la región" que "vuelve a demostrar su desprecio por el derecho internacional", en referencia a la defensa que hizo Santos del ataque dentro de Ecuador del año pasado [45].
Santos reiteró su intención de seguir atacando supuestos emplazamientos rebeldes en los países vecinos, lo que provocó está respuesta de Chavez pocos días después: "En caso de una provocación de parte de las fuerzas armadas de Colombia o de violaciones de la soberanía de Venezuela, daré orden de atacar con el avión Sukhoi y tanques. No permitiré a nadie ofender a Venezuela y su soberanía" [46].
En los últimos meses el Pentágono ha estado adiestrando a las fuerzas armadas de Guyana, el vecino del este de Venezuela, tanto dentro de ese país como en Estados Unidos. Ya hemos examinado el uso de posesiones francesas y alemanas en el Caribe para propósitos militares. Con la elección de Ricardo Martinelli como presidente de Panama el pasado mes de mayo, lo que supone la vuelta de este país a las filas de Estados Unidos, el lazo en torno a Venezuela se está estrechando.
Ecuador rechazó renovar un acuerdo con Estados Unidos para el uso de su base militar de Manta con lo que este mes Washington pierde sus derechos a usar la base. Con el correspondiente anuncio la semana pasada del presidente colombiano Uribe de que entregaba cinto bases más al Pentágono (tres campos de aviación y dos bases navales) el presidente Chávez estaba en lo cierto al considerar este paso "una amenaza contra nosotros" y advirtió que "están rodeando Venezuela con bases militares" [47].
Desde el derrocamiento del presiente hondureño Manuel Zelaya el 28 de junio, dirigido por comandantes militares adiestrados en la Escuela de las Americas, se han disparado las alarmas en América Latina y por todo el mundo de que el golpe, lejos de ser una aberración o un anacronismo, pueda establecer un precedente para más [golpes] en un futuro cercano.
Y exactamente igual que en los últimos meses de la presidencia de Bush y en los primeros siete meses de la actual presidencia, las operaciones militares en Afganistán, a las que durante cinco años se dio una importancia secundaria en relación a Iraq, se han intensificado hasta convertirse en el principal frente de guerra del mundo, así que puede que se esté planeando reavivar los planes de una agresión directa estadounidense en América Latina, planes latentes desde la invasión de Panamá en 1989.
Notas
1) Russia Today, 18 enero de 2009
2) Ibid
3) STRATFOR, 14 enero 2000
4) Ibid
* N. de la t.: La expresión “flecha del parto” (“the parthian shot” en inglés) se refiere a una costumbre guerrera de los jinetes partos de la Antigüedad que simulaban huir a galope tendido y en un momento dado disparaban sus flechas hacia atrás y por encima del hombro, con lo que diezmaban a sus confiados perseguidores. La expresión se utiliza para describir ese metafórico disparo final –puede ser un gesto, una frase hiriente, una revelación penosa– que quiere lastimar irreparablemente en el momento de cerrarse una puerta que se supone definitiva.
5) Ottawa Citizen, 6 de septiembre 2000
6) Inter Press Service, 21 diciembre de 2000
7) Ibid
8) United Press International, 11 de abril de 2000
9) Tampa Bay Times, 12 de julio 2008
10) Ibid
11) Associated Press, 24 de mayo de 2007
12) Associated Press, 10 de marzo de 2007
13) Xinhua News Agency, 18 febrero de 2007
14) Xinhua News Agency, 16 de diciembre de 2006
15) Xinhua News Agency, 27 de diciembre de 2006
16) Xinhua News Agency, 20 enero de 2006
17) U.S. Department of Defense, 1 de febrero de 2007
18) Reuters, 29 enero 2007
19) Australian Associated Press, 4 de septiembre de 2005
20) Prensa Latina, 10 abril de 2006
21) The Daily Star, 24 de noviembre de 2007
22) BBC News, 8 julio de 2007
23) Agence France-Presse, 17 de enero de 2008
24) Reuters, 6 de marzo de 2009
25) Reuters, 5 de marzo de 2009
26) Reuters, 16 de octubre 2008
27) Ibid
28) Radio Netherlands, 30 de octubre de 2008
29) Russia Today, 18 de enero de 2009
30) Trend News Agency, 4 de noviembre de 2008
31) Russia Today, 18 de enero de 2009
32) Reuters, 25 enero de 2008
33) Focus News Agency, 24 de marzo de 2008
34) Associated Press, 1 de marzo de 2008
35) Reuters, March 4 de marzo de 2008
36) Associated Press, 22 de abril de 2008
37) Stars and Stripes, 27 de abril de 2008
38) Associated Press, 15 mayo de 2008
39) Bloomberg News, 21 de mayo 2008
40) Reuters, 19 mayo de 2008
41) Xinhua News Agency, 13 de septiembre de 2008
42) Agence France-Presse, 22 de julio de 2009
43) Reuters, 30 de octubre de 2008
44) Russian Information Agency Novosti, 4 de octubre de 2008
45) Trend News Agency, 4 de marzo de 2009
46) Russian Information Agency Novosti, 9 de marzo de 2009
47) Associated Press, 21 de julio de 2009
Rick Rozoff
Periodista residente en Chicago. Director de «Stop NATO international».Los artículos de esta autora o autor Enviar un mensaje
Fuente: Global Research, 30-07-2009. Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos.

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¿Quién es Hezbollah?



20-08-2009

Jon Van Camp
http://www.revistapueblos.org/

Israel dice que es una organización “terrorista” y “extremista”. George Bush decía que es una herramienta de Irán, y afirmaba que “ha matado a más estadounidenses que cualquier organización terrorista, excepto Al-Qaeda”. Pero los líderes de los gobiernos que tratan de destruir a Hezbollah no son los únicos que lo condenan. Tanto Human Rights Watch como Amnistía Internacional han acusado a Hezbollah de violaciones de los Derechos Humanos, y Robert Fisk, el periodista independiente que ha ayudado a exponer algunos de los peores crímenes de Israel y EE UU en Oriente Próximo, dice que Hezbollah “provocó la última guerra” en el Líbano, y es el responsable de “llevar a la catástrofe a sus correligionarios”. Mientras tanto, sin embargo, Hezbollah ha ganado creciente apoyo en Oriente Próximo, mucho más allá de su base entre los musulmanes chiítas en el Líbano, por la sencilla razón de que es, en palabras de Aijaz Ahmad, en un artículo de la revista Frontline en India, “la única entidad que, a través de la resistencia armada, obligó a los israelíes a renunciar a cualquier territorio que el Estado judío haya capturado”.

¿Qué tipo de organización es Hezbollah, y cómo debería verla la izquierda?
Hezbollah surgió a partir de un Líbano fracturado por la guerra civil. La región de Líbano siempre ha contenido diversas comunidades religiosas, pero el colonialismo francés dominó la zona a favor de los cristianos maronitas, convirtiéndose en la comunidad más poderosa una vez formado el Estado libanés. Según los términos de un pacto de 1943, a los maronitas se les ofreció la presidencia, y a los cristianos se les asignaron la mayoría de escaños en el Parlamento. El puesto de primer ministro se reservó para un musulmán sunita, y los musulmanes chiítas (que pasaron a ser el mayor segmento de población) se quedaron con la posición de portavoces, con poco poder en el Parlamento. Los dirigentes maronitas han sido tradicionalmente pro-occidentales y pro- Israel, mientras que los líderes musulmanes se han visto influenciados gradualmente por el nacionalismo árabe. Estas tensiones se encuentran en las raíces de la guerra civil, que se prolongó más o menos de manera continuada entre 1975 y 1990. Israel y los EE UU respaldaron a la derecha, agrupados en torno a la Falange cristiana.
Orígenes del movimiento
En 1978, Israel invadió una franja del territorio en el Sur de Líbano, y cuatro años más tarde, lanzó una invasión a escala total, con el objetivo de instalar una derecha cristiana en el Gobierno y echar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que contaba con combatientes en el país. EE UU envió a los marines como parte de una fuerza internacional para supervisar la retirada de la OLP y estas “fuerzas de paz” comenzaron a intervenir más y más abiertamente a favor de la derecha libanesa y de la ocupación de Israel. Alo largo del conflicto, el grupo que más sufrió fue el de los chiítas, entonces la comunidad religiosa mayoritaria, alrededor del 40 por ciento de la población, la más pobre, que vive en las chabolas de los suburbios del Sur de Beirut y las aldeas en el Sur de Líbano, el blanco perfecto de los ataques y las invasiones israelíes.
En 1982 surgieron varios grupos militares chiítas, muchos de ellos gracias a la financiación y la formación del nuevo Gobierno islamista de Irán, que tomó el poder tras la Revolución iraní de 1979 y estaba tratando de proyectar su influencia en Líbano en medio de las demás fuerzas rivales de la guerra civil. Las milicias apoyadas por Irán, aunque sólo estaban vagamente conectadas, se conocen en su conjunto como Hezbollah, que significa “Partido de Dios” en árabe. Las milicias chiítas participaron en pequeños pero devastadores ataques, incluido el bombardeo de la embajada de EE UU, y un atentado suicida con un camión en los cuarteles de la infantería de Marina en octubre de 1983 que mató a 241 marines. Estos ataques llevaron a Ronald Reagan a retirar las tropas. En 1985, los clérigos chiítas declararon la fundación de Hezbollah en una “Carta Abierta a los Oprimidos en el Líbano y el Mundo”. Aún asociados, y contando principalmente con el apoyo de Irán, Hezbollah siguió la batalla para influenciar a los chiítas libaneses, incluyendo los enfrentamientos militares con la más moderada Amal, formada en los 70. Rápidamente, sin embargo, se hizo predominante en el ejército de resistencia a la ocupación israelí del Sur de Líbano. Los ataques de Hezbollah hacían uso de terroristas suicidas, pero en los 90 la balanza cambió hacia las operaciones de la guerrilla dirigidas a infligir daños sobre la fuerza de ocupación israelí. Se responsabiliza a Hezbollah de obligar a Israel a retirarse de Líbano en el año 2000. Después del 2000, Hezbollah siguió llevando a cabo operaciones militares para presionar a Israel para que abandonase Shebaa, la última astilla de territorio ocupado por Israel en Líbano, defendiéndose de las incursiones y repetidas provocaciones israelíes, y ganando la libertad de los prisioneros libaneses en manos de Israel. La captura el 12 de julio de ese mismo año por parte de Hezbollah de dos soldados israelíes (usada por el Gobierno israelí como pretexto para su guerra contra Líbano de ese verano) encaja con este patrón.
A diferencia de los bombardeos indiscriminados de Israel, Hezbollah tenía como objetivo principal las fuerzas militares israelíes. La mayoría de las bajas israelíes durante el ataque fueron soldados, mientras que la gran mayoría de libaneses muertos por mísiles y bombas israelíes eran civiles.
Apoyo popular
Hezbollah es un partido político que dirige una red de escuelas, clínicas y otros servicios de los que dependen muchas personas para llenar el vacío de lo que no puede proveer el Gobierno libanés. También controla una serie de empresas, incluidas panaderías, bancos, fábricas y una línea de ropa islámica, así como una estación de televisión por satélite y una estación de radio. Organizó las actividades de socorro para el Sur de Líbano tras los bombardeos israelíes de 1993 y 1996, y actualmente ofrece dinero para los alquileres y mobiliario para aquellos cuyos hogares fueron destruidos en los ataques de ese verano.
A partir de comienzos de los 90, Hezbollah decidió tomar parte en la política, en primer lugar para ganar las elecciones al Parlamento en 1992. La organización ha llegado a tener 12 miembros en el Parlamento y dos en el Gabinete. Lleva un bloque parlamentario en el que otras fuerzas, incluidos los partidos seculares y los no musulmanes, están implicados. La lista de candidatos a esta alianza incluía no sólo a los chiítas, sino también a los cristianos, musulmanes sunitas y drusos. Hezbollah recibe ayuda y apoyo (incluido el militar) de Irán y Siria. Pero no es una marioneta de estos gobiernos, como insistió en su momento el Gobierno de Bush. Mientras que Irán tuvo una decisiva influencia durante los primeros años de Hezbollah, la organización ha desarrollado su propio consejo elegido y una estructura de mando para las decisiones políticas y militares. Según un informe posterior al alto el fuego, del principal analista político Anthony Cordesman, “ningún servicio oficial de Israel, oficial de inteligencia u otro oficial militar consideró que Hezbollah hubiese actuado bajo la dirección de Irán o Siria.” Más en general, Hezbollah es visto como una organización legítima de resistencia nacional, entre chiítas y no chiítas, en gran parte de la sociedad libanesa. Incluso antes de la última guerra entre Israel y Líbano en el verano de 2006, una encuesta del Centro de Estudios Estratégicos reveló que tres cuartas partes de los cristianos libaneses (base tradicional de la derecha) identificaban a Hezbollah como grupo legítimo para desafiar las agresiones israelíes. Algunos miembros de la izquierda se centraron en el compromiso de Hezbollah con el fundamentalismo islámico, para minimizar su importancia política, como en una carta a la revista Socialist Worker, en la que se señalaba a Hezbollah como “un movimiento parcialmente similar a nuestra derecha fundamentalista”.
Es necesario entender correctamente el islamismo de Hezbollah. Por ejemplo, si bien acepta los prejuicios predominantes en el Islam en contra de la mujer (y el cristianismo, para el caso) la ideología chiíta de Hezbollah no es tan reaccionaria como, por ejemplo, los wahhabistas de los talibanes de Afganistán y los gobernantes de Arabia Saudita. Así, son muchas las mujeres que lideran los proyectos sociales de Hezbollah, aunque están excluidas de ser dirigentes políticos y militares.
Hezbollah mantiene actitudes homófobas, muy comunes en muchas corrientes del islamismo, y algunos de sus dirigentes han utilizado insultos antisemitas al describir su oposición a Israel. Por otro lado, a diferencia de sus patrocinadores en la política iraní, Hezbollah no tiene como meta la creación de un Estado islámico, al menos en Líbano. El líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, dijo: “Líbano es un país plural. No es un país islámico”. Esto saca a la luz por qué Hezbollah ha sido capaz de obtener el apoyo más allá de los chiítas, dentro de Líbano y más ampliamente en todo Oriente Próximo. El principal recurso de Hezbollah radica en su voluntad de impugnar la agresión israelí y el imperialismo de los EE UU, y no en su ideología islamista y los elementos traseros de su programa social y político. Al impedir satisfactoriamente que Israel pudiera cumplir con sus objetivos durante la última guerra de 2006, Hezbollah dio un ejemplo de resistencia que habría podido inspirar nuevas luchas por todo Oriente Próximo, abriendo potencialmente el camino para una alternativa de izquierda y secular que pueda echar raíces y crecer.
Jon Van Camp escribe para Socialist Worker. Este artículo ha sido publicado en el
nº 38 de la edición impresa de Pueblos, julio de 2009, especial Oriente Próximo. Ésta es una versión recortada del artículo original, editada para adaptarse a los criterios de la revista Pueblos.
Traducido para Pueblos por Mireia Gallardo Avellán.

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miércoles, 19 de agosto de 2009

Vida y muerte en Bagdad mientras los estadounidenses se van





20-08-2009
Patrick Cockburn
Counterpunch
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

La vida en Iraq está mejorando. Un ejemplo: hace dos o tres años, los tatuadores en Bagdad trabajaban horas extra creando tatuajes distintivos para los hombres que temían morir en la matanza entre sunníes y chiíes.
Sabiendo que se mutilaban las caras de muchos de los que morían, las víctimas potenciales deseaban que sus familias pudieran identificar sus cuerpos por medio de una marca especial que sólo conocían sus familiares más cercanos. Un hombre tenía un olivo tatuado porque su padre había plantado uno el día que él nació.

Este ritual truculento ya no se lleva a cabo porque Iraq es ahora un lugar más seguro de lo que era en el peor momento del baño de sangre sectario de 2005-7, cuando en las morgues se amontonaban 3.000 cadáveres al mes. Los tatuadores afirman que sus clientes prefieren hoy que se les tatúe un halcón, un tigre o un dragón únicamente por razones decorativas.

La cuestión es que la seguridad en Iraq está mejorando, pero muy poco. Bagdad es más segura que antes, pero sigue siendo extremadamente peligrosa, claramente peor que Kabul, quizá sólo detrás de Mogadisco en Somalia.

Iraq sigue sufriendo un terrible nivel de violencia y a pesar de la propaganda que elogia los logros de la “oleada” militar estadounidenses que supuestamente trajo paz a la mayoría del país, la violencia nunca ha sido vencida verdaderamente. Los medios de comunicación, tanto extranjeros como iraquíes, se vieron de pronto llenos de noticias positivas, como el retorno de cinco millones de refugiados a sus casas a pesar de que en la práctica hayan vuelto pocos.

Exagerando hasta qué punto Iraq ha vuelto a la paz desde 2007, los gobiernos iraquíes y estadounidense han querido dar la impresión de que el aumento de atentados en el pasado mes significa que el país está volviendo a la guerra. El ministro iraquí del interior afirma que en junio murieron 450 civiles, el doble que el mes anterior, y que otros 566 civiles murieron en julio después de que las tropas estadounidenses se retiraran de las ciudades iraquíes el 1 de junio.

Cuando volví de Iraq la gente me solía preguntar con esperanza si “las cosas iban mejor” después de la oleada. De manera rutinaria les explicaba que pudiera ser que Bagdad estuviera “mejor”, pero sigue estando muy mal. Una pregunta más común estos días concierne a si “la seguridad se está desintegrando ahora que los estadounidenses se han ido de las ciudades” o no. Desde luego, ha habido explosiones de bomba más devastadores y más personas han resultado muertas o heridas*. Pero cuando los estadounidenses tenían más poder en Iraq nunca fueron capaces de detenerlo.

Independientemente de quién se encargue de la seguridad, es imposible impedir que camiones abarrotados de explosivos o suicidas se estallen en mercados, mezquitas o estaciones de autobús donde causan el máximo de víctimas civiles

El objeto de los ataques son casi invariablemente la mayoría chií de Iraq y el objetivo es provocar a los chiíes a tomar represalias contra la minoría sunní, que a su vez puede volver a apoyar a al-Qaeda en Iraq o a buscar apoyo en un Estado extranjero. Has el momento los chiíes iraquíes no han picado el anzuelo.

Los espectaculares atentados recientes desvían la atención del hecho de que las dos guerras que convulsionaron Iraq tras el derrocamiento de Sadam Husein por el ejército estadounidense en 2003 han acabado completamente. La primera fue la de los árabes sunníes (20% de la población) contra la ocupación estadounidense y duró desde 2003 hasta mediados de 2007. Acabó provocando un segundo conflicto, esta vez una guerra civil extraordinariamente sangrienta entre sunníes o chiíes (el 60% de la población). La guerra acabó con la victoria chií y se luchó principalmente en Bagdad y el centro de Iraq, lo que obligó a los insurgentes sunníes a acabar su guerra de guerrillas contra los estadounidenses.

Ninguna de las dos guerras parece que vaya a volver a empezar o a volver a los antiguos niveles de violencia. Las tropas estadounidenses se están yendo. Sus fuerzas de combate estarán fuera de Iraq en un año. Todas las tropas se irán para finales de 2011.

El gobierno iraquí está interpretando estrictamente el Acuerdo sobre el Estatuto de la Fuerzas (SOFA, en sus siglas en inglés) firmado entre Estados Unidos e Iraq el año pasado que limita y controla las acciones militares estadounidenses. Algunos oficiales estadounidenses han sugerido retirarse antes de lo planeado en vez de ver a sus tropas confinadas en bases como si fueran prisioneros.

La retirada militar estadounidense estabiliza Iraq hasta un grado nunca admitido por los protagonistas de la invasión original. La ocupación extranjera hizo que se profundizaran los odios sectarios y étnicos porque las tres principales comunidades iraquíes adoptaron actitudes radicalmente diferentes hacia ella. Los kurdos la apoyaron (aunque Kurdistán no estaba ocupado), los sunníes lucharon contra ella y los chiíes cooperaron con ella, sólo mientras necesitaron hacerlo para adquirir poder ganando las elecciones y formando gobierno.

La ocupación estadounidense desestabilizó Iraq de una segunda manera porque asustó a los vecinos de Iraq. Esto apenas sorprende ya que los neo-cons de Washington buscaban abiertamente un cambio de régimen tanto en Teherán y Damasco como en Bagdad. Mientras permanezca en Iraq un ejército de tierra estadounidense, siempre van a animar a los grupos de guerrilla sunníes y chiíes a atacar a las tropas estadounidenses.

Mientras se van los estadounidenses varios peligros acechan a Iraq. Uno es que los Estados sunníes se nieguen a aceptar al primer gobierno dominado por chiíes en el mundo árabe desde que Saladino derrocó a los fatamidas y alienten a la resistencia sunní contra de él. El segundo peligro es que los victoriosos, en este caso árabes y kurdos que son los que forman la actual coalición de gobierno en Bagdad, se peleen y lleguen a las manos.

La pelea de los kurdos con el ministro iraquí Nouri al-Maliki es por el control por territorios que se disputan y que fueron capturados por los kurdos en 2003. Dos fuerzas armadas diferentes, leales a Bagdad y a los kurdos respectivamente, están tratando de dominar esta tierra de nadie. Cada parte está amenazando seriamente, pero puede que en última instancia ambos anden con pies de plomo porque tienen mucho que perder en una guerra real en la que ninguno podría lograr una victoria decisiva.


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*N. de la t.: En el momento de traducir este artículo, 19 de agosto, se han producido seis atentados seguidos con una diferencia de escasos minutos cerca de la llamada Zona Verde en el centro de Bagdad que, por el momento, han causado 95 muertos y 562 heridos. Recordemos que el gobierno iraquí ha decidido consultar próximamente en referendum a los iraquíes si desean continuar el SOFA. Para muchos observadores estos atentados que se viene produciendo desde junio son una forma de intimidar a la población y de hacer ver que siguen necesitando la presencia estadounidense. Como es habitual, ni el gobierno ni las autoridades de ocupación investigan estos atentados o cuando lo hacen no dan a conocer los resultados de la investigación.

Patrick Cockburn es autor de Muqtada: Muqtada Al-Sadr, the Shia Revival, and the Struggle for Iraq

Enlace con el original: http://www.counterpunch.org/patrick08172009.html


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¿Qué busca Israel en Estados Unidos? (I)


20-08-2009
José Steinsleger
La Jornada

El genocidio palestino en Gaza, la llegada al poder de un régimen de ultraderecha y el cambio de administración en Washington han puesto en serias dificultades a Israel. En Europa, las pérdidas a raíz de los boicots portuarios ascienden a 21 por ciento de las exportaciones, y en países árabes aliados de Estados Unidos, como Egipto y Jordania, crecen los obstáculos para el flujo normal de sus inversiones y mercaderías.

Necesitado de socios comerciales, el gobierno del premier Benjamin Netanyahu dispuso en los últimos días de julio que el impresentable Avigdor Lieberman, ministro de Relaciones Exteriores, emprendiera una gira por cuatro países estratégicos de América del Sur: Brasil, Argentina, Perú y Colombia.
Lieberman fue recibido por el presidente Lula, uno de los pocos gobernantes del mundo que apoyaron a Mahmud Ahmadinejad frente a las denuncias de fraude en las pasadas elecciones iraníes. Mohsen Shaterzadeh, embajador de Teherán en Brasilia, aprovechó la ocasión para advertir al visitante que Brasil se caracteriza por “… una diplomacia fuerte y altiva y que no es influenciable por las ideas de un país pequeño, racista y que no es reconocido por todo el mundo” (Página 12, 22/7/09).
Valter Pomar, secretario de Relaciones Exteriores del Partido de los Trabajadores (oficialista, PT), calificó a Lieberman de racista y fascista. En cambio, el presidenciable de derecha José Serra, gobernador de Sao Paulo, lo agasajó con una comida que tuvo lugar en la poderosa Federación de Industrias del estado brasileño. Por fin, negocios son negocios: Brasil, que en los pasados seis años aumentó en 50 por ciento el presupuesto militar, compró a Israel ocho aviones no tripulados para vigilar las fronteras. En tanto, organismos de derechos humanos de Rio de Janeiro pedían a las autoridades que dejasen de usar el Caveirao, mortífero vehículo blindado que en los territorios ocupados mata indiscriminadamente a los palestinos, y en las calles cariocas intimidan las manifestaciones políticas.
En Argentina, donde el peso electoral del sionismo y la fuerza del American Jewish Committee consiguieron que el gobierno torciera nuevamente el curso de las investigaciones destinadas a esclarecer los atentados dinamiteros contra la embajada de Israel y la mutual judía AMIA (1992/1994), Lieberman fue recibido por el canciller Jorge Taiana, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli; el jefe de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri, y la Unión Industrial Argentina.
El intercambio argentino-israelí se ubica en cuarto lugar después de Brasil, Colombia y México. No obstante (y a despecho de la opinión de miles de judíos antisionistas que repudiaron la presencia del funcionario israelí), Tel Aviv cuenta con poderosos aliados entre la alta y mediana burguesía argentina, a los que ahora hay que sumar a la novel Asociación de Amigos de los Soldados de Israel, fantasmagórico sello político que acaba de constituirse con la presencia en Buenos Aires del general (R) Yitzhak Gershon.
En Perú, Lieberman empezó a relajarse. Una semana antes se había visto con el ex presidente peruano Alejandro Toledo, quien declaró en Jerusalén lo que un político correcto debe declarar: que las relaciones entre Irán y Venezuela, y gobiernos como el de Bolivia, Venezuela y Nicaragua representan una amenaza para América Latina.
La amistad de Toledo con Shimon Peres, presidente de Israel, permitió el blanqueo de los escándalos financieros con los papeles de la deuda externa peruana durante el primer gobierno de Alan García (1985-90). Así como después, progresivamente, se silenció el contrabando de armas llevado a cabo por Vladimiro Montesinos (jefe de seguridad del ex presidente Alberto Fujimori, 1990-2000, actualmente en prisión) y sus socios israelíes Illan Weil, Roni Lerner y Moshe Rotschild.
Los principales bancos en los que Montesinos depositaba su dinero eran el Fibi Bank y Leumi Bank, una de las entidades financieras más poderosas de Israel, con tantas oficinas como el Banco de Crédito del Perú. Pero después, asesorado por sus propios gurús (el magnate peruano Yosef Maiman, el empresario israelí Adam Pollak y el especulador húngaro George Soros), Toledo organizó la famosa y ridícula Marcha de los Cuatro Suyos contra las pretensiones releccionistas de Fujimori (julio 2000).
Todo quedó en familia. El general Walter Ledesma (ministro de Defensa de Fujimori) solía decir que los militares israelíes “… son más devotos de la eficacia que del saludo militar y las condecoraciones y los desfiles”. Al asumir el mando, Toledo anunció la restructuración de las fuerzas armadas, nombrando en la cartera al parlamentario David Weisman, mientras Jacques Rodrich, un diputado de su movimiento Perú Posible, juraba el cargo en hebreo (julio 2001). Invitado de honor: Shimon Peres.
Lieberman conoció la hipócrita sonrisa del presidente Alan García (genocida de indígenas y presos políticos), la del servil canciller José A. García Belaúnde y la del presidente del Congreso Luis Alva Castro. El municipio de Lima lo ungió como huésped ilustre.

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La conexión israelí

Cada vez es mayor la importancia del armamento y la asesoría de inteligencia de ese país

20-08-2009
Nelson Fredy Padilla
El Espectador

Por lo que se advierte en su página de Facebook y lo que se comenta en los fríos pasillos del Ministerio de Defensa, Moshe Cytter, el representante legal en Colombia de la firma Israel Aerospace Industries Ltd. vive muy a gusto en Bogotá desde que llegó a mediados de 2005. Es uno de los empresarios israelíes que, al igual que los miembros de las migraciones producidas en especial a raíz de la Segunda Guerra Mundial, encontró en nuestro país un ambiente propicio para los negocios.

Cytter es un influyente proveedor porque la firma que representa ha ganado algunos de los más jugosos contratos para el suministro de armamento tanto en licitaciones como en contratación directa y en “contratos llave en mano”. Uno de los más recientes fue el de la repotenciación de 11 aviones supersónicos K-fir y la compra de 13 más por US$162 millones, imponiéndose a una oferta de Francia como dan cuenta los registros avalados por el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.
Pero no todo ha sido celebración para Cytter. El pasado 20 de julio, cuando dos pilotos israelíes hacían el alistamiento del K-fir FAC-3004, la aeronave se salió de la pista del aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena y se incendió contra las rocas de la playa. Él mismo emitió un comunicado en el que atribuyó el hecho a factores humanos y no a la tecnología que, según un experto consultado por este diario, ya no usa el propio gobierno de Israel por “obsoleta”.
La opinión fue refutada por el ministro Santos cuando anunció que antes que convertirlos en chatarra a Colombia le convenía, por ahorro y por las necesidades del conflicto interno, modernizarlos para utilizarlos otros 20 años más con la ayuda de radares de última generación y bombas con designadores laséricos para aumentar la precisión.
Cytter también aparece como representante legal de la razón social Israel Aircraft Industries (IAI), inscrita en la Cámara de Comercio de Bogotá el 3 de octubre de 2007 y cuyo objeto empresarial es “el diseño, desarrollo, fabricación, venta, reparación, revisión y servicio de todo tipo de sistemas y productos aeroespaciales”. Ya el 13 de noviembre de 2007 era el único participante del proceso de contratación directa N° 30, por casi US$9 millones, para encargarse del “fortalecimiento del Sistema de Comando y Control de Inteligencia Informática C312 de la Fuerza Aérea Colombiana”. Sin embargo, lo que pasó el día de la audiencia pública dejó muy mal referenciados a Cytter y a la IAI porque no cumplieron con ninguno de los requisitos a pesar de no tener otras empresas que le hicieran competencia y haber sido recomendado incluso con certificación del cónsul de Colombia en Tel Aviv, quien resaltó la “reciprocidad” que ha caracterizado las relaciones comerciales con Israel.
“Llevaba muchos años de no ver una oferta tan mal presentada… no es común que la oferta no cumpla con ninguno de los elementos que se evalúan, esto es económico, técnico, jurídico”, manifestó la Secretaría General del Ministerio de Defensa antes de declarar desierto el contrato.
Cytter no pudo más que disculparse y admitir “las grandes fallas” en el presupuesto y el estudio de mercado necesarios para “la construcción de la infraestructura en dos bases y la telefonía IP en internet”.
Además, el dirigente figura como director de la delegación en Colombia de Elta Systems Ltd., entidad registrada para “ocuparse en el diseño, desarrollo, abricación, venta, reparación, revisión y el servicio de todo tipo de sistemas y productos electrónicos”.
Las visitas
Israel, así como Estados Unidos, es desde hace 20 años uno de los países que más armamento suministra a Colombia y es el primer socio comercial en Oriente Próximo. No por casualidad hace una semana visitó Bogotá el canciller israelí Avigdor Lieberman. El mes pasado el vicepresidente Francisco Santos estuvo seis días allí en reuniones con el presidente Shimon Peres y sus ministros. Manifestó que las relaciones políticas, tecnológicas, comerciales y militares están en “constante evolución”. En el tema de defensa, insistió en que los dos países, así estén separados por diez mil kilómetros de distancia, tienen como enemigo común al terrorismo y que por eso, además de suministros, comparten información de inteligencia.

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Criminalización del apoyo a los presos políticos


La Ertzaintza carga en Donostia y deja dos heridos por pelotazos
Los familiares de los presos políticos vascos que desfilaban en silencio portando las imágenes de sus allegados fueron objeto de una brutal carga de la Ertzaintza cuando ya habían dado por concluida la movilización en Donostia. La mayoría de los participantes, de edad avanzada, buscaba un cobijo, en portales y bares, que no encontró ya que los agentes cargaron hasta en el repleto corazón de la ciudad, causando, al menos, dos heridos, uno de ellos de 85 años.

Janire ARRONDO DONOSTIA
La Ertzaintza cargó con saña contra los centenares de donostiarras que se disponían a abandonar la encartelada de Etxerat que, como cada viernes, denunció la situación que padecen los presos políticos vascos a cientos de kilómetros de sus hogares. Al menos, dos personas resultaron heridas y tuvieron que ser atendidas por los pelotazos lanzados por la Policía autonómica. Una de las personas lesionadas es un hombre de 85 años de edad que se encontraba en la plaza de la Constitución viendo una exhibición de jotas, ajeno a la movilización. Pero la Ertzaintza entró hasta el corazón de la ciudad persiguiendo a los familiares de los presos.
El veto impuesto por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón no había conseguido que Etxerat cejara en su empeño de llevar a cabo ese acto de solidaridad con sus allegados y de denuncia de la dispersión. Centenares de personas, en su mayoría de avanzada edad, partieron desde Alde Zaharra alzando las imágenes del centenar de donostiarras que se encuentran presos, tal y como lo vienen haciendo durante diecinueve años todos los viernes.
Cuando asomaban por la calle San Juan, en un escrupuloso silencio y con sus singulares pañuelos blancos atados al cuello, vieron como se materializaba el veto impuesto por el tribunal especial español: doce furgonetas de la Ertzaintza estaban apostadas a su espera.
Los familiares de presos que abrían la encartelada portando la pancarta -en la que se leía «Euskal presoak eta iheslariak etxera»- se quedaron inmóviles durante más de diez minutos ante el cordón policial. Tras ser identificados por los uniformados y viendo su negativa a dejarles pasar, los integrantes de Etxerat recogían la pancarta y se disponían a dejar atrás el Boulevard entre aplausos y gritos de ánimo para los represaliados. En ese momento llegó la primera carga de la Ertzaintza.
Las personas que pretendían abandonar el Boulevard se vieron sorprendidos por detrás con una dura carga, lo que obligó a la gente a dispersarse por toda la Parte Vieja en busca de refugio ante los pelotazos, lanzados en alguna ocasión, a menos de diez metros de distancia.
Fueron muchos de ellos los que buscaron cobijo en la plaza de la Constitución, pensando que por el hecho de encontrarse repleta por el certamen de jotas navarras, ello haría parar las acometidas policiales.
Se equivocaron. Los agentes de la Ertzaintza los siguieron hasta allí y cargaron en el interior de la plaza, hiriendo por lo menos a un anciano de 85 años que fue trasladado en ambulancia al hospital. Otra persona también fue herida de un pelotazo en la pierna.
Las cargas, sin embargo, no evitaron las muestras de solidaridad y un grupo de jóvenes cogió el testigo y las fotos de los presos políticos para dirigirse de nuevo con determinación hacia el cordón policial, lo que provocó más cargas y carreras.
Después de que el juez Garzón decretara la ilegalidad de un sinfín de actos en favor de los derechos de los represaliados previstos para la Aste Nagusia donostiarra, otro juez, Eloy Velasco ha vuelto a prohibir la manifestación convocada para hoy. El razonamiento esgrimido es «prevenir un posible enaltecimiento terrorista con escarnio a sus víctimas».
Tras un segundo auto de Garzón, el movimiento pro amnistía llamó a la ciudadanía a participar en la manifestación que partirá hoy a las 19.00 desde el Kursaal donostiarra, precisando que su intención era manifestarse, como cada año, en favor de los derechos de los presos.
Mientras tanto, en Tafalla, donde, al igual que en la capital guipuzcoana, estaba prohibida la encartelada de los viernes, no aparecieron ni las fuerzas policiales ni la Guardia Civil y cientos de personas desarrollaron la movilización con normalidad.
Pese a prohibiciones y amenazas, las muestras de apoyo se sucedieron por la geografía vasca. Como ejemplo, en Arbizu se reunieron 65 vecinos y 87 en la vecina Etxarri Aranatz; en Bilbo, 110; en Lekeitio, 100; 135 en Zarautz; 32 en Mundaka; 42 en Lazkao; 260 en Iruñea y los mismos en Gasteiz; 90 en Hernani; 12 en Bera y 122 en Orereta.
KIRRULI
Agentes de la Ertzaintza entraron ayer en la sociedad Kirruli del barrio bilbaino de Indautxu, donde requisaron las fotografías. Testigos denunciaron que registraron el local sin orden alguna y que identificaron y amenazaron a la gente que en ese momento se encontraba allí.
Menos de veinte personas no cuentan como concentración
Después de toda una semana plagada de prohibiciones gubernativas y judiciales de las muestras de solidaridad y de distintos actos en defensa de los derechos de los presos políticos vascos, los cuerpos policiales que operan en Euskal Herria también han intensificado su particular actuación.
Nunca hasta la fecha se habían visto vetadas de forma generalizada las encarteladas y protestas que la asociación de familiares de presos políticos vascos, Etxerat, lleva realizando desde hace décadas. Sin embargo, en una semana y con mandato de Madrid, han sido criminalizadas las de Donostia y Tafalla, y en otras localidades se han visto hostigadas con las decisiones arbitrarias de las FSE.
El jueves, la Policía española volvió a hacer acto de presencia en las distintas concentraciones de Iruñea. Mientras que en el barrio de la Txantrea se colocaron en cuatro grupos, formado cada uno por 19 personas, en el barrio de Donibane todo cambió cuando se llegó a esa cifra. Los policías se mantuvieron sin actuar hasta el instante en el que el grupo alcanzó la veintena de integrantes. Entonces, procedieron a reprimir la movilización, retirando la pancarta e identificando a los participantes.
Por su parte, la Ertzaintza, después de conocerse que Madrid ha imputado a cuatro ciudadanos navarros por negarse al parecer a retirar las fotos de los presos, se personó en la «herriko» de Getaria afirmando que se habría decretado su cierre, mostrando las esposas y amenazando con detener a quienes les solicitaron el correspondiente auto judicial. Al no conseguir engañar a los presentes, los agentes procedieron a su identificación y a la apertura de diligencias. Precisamente, en este contexto marcado por la cascada de imputaciones judiciales y actuaciones policiales, el diario «El País» publicaba ayer un artículo que recoge una gira por las «herriko taberna» de Donostia, explicando a sus lectores que cuentan con carteles, huchas y boletos de rifas. G.M.
En Gernika no hubo pregón de fiestas y la bajada de cuadrillas se hizo en silencio
El arranque de las fiestas de Gernika también estuvo marcado por la injerencia de la Audiencia Nacional española, después de que el jueves por la tarde el magistrado Eloy Velasco prohibiera el acto que da inicio a las fiestas por ser Etxerat y el equipo de rugby de la localidad los encargados de dar lectura al pregón. Así, las fiestas arrancaron sin pregón alguno y, como protesta al veto de Madrid, la tradicional bajada de las cuadrillas también se desarrolló en un primer momento en silencio, sin música de las comparsas, y entre gritos en denuncia de la situación que vive Euskal Herria y en favor de los derechos de los presos políticos.
La comisión de fiestas, que agrupa a numerosos movimientos populares, culturales y deportivos, es la encargada de diseñar todos los pormenores del programa festivo de la villa y decidió que en esta edición de las fiestas patronales fuera el Club de Rugby Gernika, por haber ascendido a División de Honor, y Etxerat, por el vigésimo aniversario de la dispersión, los escogidos para dar lectura al texto.
Sin embargo, en un hecho insólito y sin precedentes desde que Gernika recuperara sus fiestas populares, ha sido un juez del tribunal especial español quién ha tomado la última palabra en torno a quién puede y quién no puede felicitar las fiestas a sus convecinos.
En el auto emitido por Eloy Velasco, además de apuntar que Etxerat «justifica y ensalza la trayectoria terrorista de los presos de la banda», también se vetaba la palabra a Gernika Rugby Taldea indicando que suele exhibir carteles en favor de la repatriación de los presos en sus partidos.
La imposición de Madrid también generó momentos de tensión dentro del Ayuntamiento. La comisión de fiestas, la responsable del programa festivo, fue la primera en reunirse y abogó por que no hubiera ni pregón ni chupinazo. Éste estaba previsto para las nueve de la noche, y poco antes un integrante de la comisión de fiestas pretendía tomar la palabra para denunciar la injerencia de la Audiencia Nacional española e informar a los gernikarras de la decisión adoptada.
La iniciativa de la comisión festiva no fue respetada por la mayoría del Consistorio, ya que en el pleno extraordinario que tuvo lugar momentos después todas las formaciones excepto los concejales de la izquierda abertzale - EA, que ostenta la alcaldía, PNV y Aralar-, decidieron que, por encima de la pretensión popular, el chupinazo sí sería lanzado por el alcalde, como así se haría después.
La Policía Municipal ni si quiera dejó pasar a los portavoces de la comisión de fiestas, por lo que se vivieron momentos de tensión. O.L

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Amnistía Internacional se retira del Concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv


20-08-2009
Alberto Arce
Rebelión/Palestina.cat

La Campaña Palestina de Boicot al Estado de Israel (BNC) ha enviado hoy lo que puede considerarse no sólo como una gran noticia, sino toda una pauta a seguir de cara al futuro.
La noticia de que Amnistía Internacional, tras una importante campaña de presión internacional, se niega a aceptar la recaudación de un concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv es importante en sí misma y por los principios que transmite.

Primero, cuando Leonard Cohen comprendió que existía una campaña contra su actuación en Tel Aviv, inmediatamente ofreció cantar en Rammallah. En la dinámica de equidistancia habitual y obligada, pensó que sería suficiente. Cual no sería su sorpresa cuando desde Palestina se rechazó su ofrecimiento. “No. si quieres tocar para nosotros, no toques en Tel Aviv”.

Posteriormente, ofreció, a través de Amnistía Internacional, donar la recaudación de su concierto, a un Fondo por la reconciliación y la paz. Cual no sería su sorpresa cuando los supuestos receptores palestinos de esos fondos, anunciaron su negativa a aceptarlos. “no si permite normalizar la imagen de Israel. No si tenemos que trabajar con el Centro Peres por la Paz. No les vamos a lavar la cara.”

Y ahora Amnistía anuncia que se retira. Que no acepta el dinero.

Muchas organizaciones de pretendida cooperación y solidaridad trabajan en la misma dirección. Hacemos algo con un palestino y un israelí, y ya estamos trabajando por la paz. Hacemos algo que tenga como objetivo la reconciliación y la paz, y ya estamos aportando algo importante a la región.

En este caso la sociedad civil palestina, representada por la Plataforma palestina de ong´s y la Campaña de Boicot al Estado de Israel ha sido clara. Si se trata de lavarle la cara a Israel no queremos vuestra música ni vuestro dinero. Se identifica un proyecto “normalizador de la ocupación” y se consigue su cancelación. Buenas noticias. Buenas tendencias. El proyecto de invertir lo recaudado por Cohen en Tel Aviv a través de actividades conjuntas es sólo uno de tantos en la misma dirección. La campaña por el Boicot trabaja con casos específicos. Uno a uno. Este era sólo primero.

A continuación, la nota enviada por el Comité Palestino de la Campaña de Boicot al Estado de Israel. (www.bdsmovement.net)



Amnistía Internacional se retira del Concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv.


Amnistía internacional anunció que se abstendrá de cualquier implicación en el Concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv y que no participará en ningún fondo financiado por los beneficios de dicho concierto.

Diversos medios de comunicación habían informado de que Amnistía Internacional iba a gestionar y participar en un “Fondo para la reconciliación, la tolerancia y la paz” creado a partir de la recaudación del Concierto de Leonard Cohen en Israel. Dicho Fondo sería usado para apoyar a grupos israelíes y palestinos. El anuncio de Amnistía Internacional viene precedido de una campaña de protestas contra su implicación en el concierto y de una convocatoria internacional en la que se le solicita a Cohen que se adhiera al Boicot al Estado de Israel.

Omar Barghouti de la Campaña Palestina de Boicot Académico y Cultural a Israel ha declarado, una vez que se ha hecho pública la noticia “felicitamos a Amnistía Internacional por su retirada de este proyecto, malintencionado, y con el objetivo de lavarle la cara a Israel en sus violaciones del Derecho Internacional y los Derechos Humanos. Al abandonar el proyecto, Amnistía le ha infligido un golpe muy serio a Leonard Cohen y a su equipo de relaciones públicas, negándose a ampararles con su prestigio y respeto”.

Después de que a finales de Julio se supiese que Amnistía Internacional iba a gestionar un fondo creado por los beneficios del concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv, diversas organizaciones tanto en los Territorios Ocupados como a lo largo de todo el mundo, comenzaron a manifestarse en contra. La Plataforma Palestina de Ong´s (PNGO) le pidió a Amnistía el pasado 11 de agosto, que rechazase la gestión de ese dinero. El Comité Popular de Bil´in en Cisjordania, lanzó un comunicado en la misma dirección.

Llegaron alrededor de 1000 cartas a Amnistía Internacional solicitando que se retirasen de la Iniciativa de apoyo al concierto de Leonard Cohen. La única organización palestina cuyo nombre había estado implicado en la recepción de fondos con origen en el concierto, declaró que no era cierto que tuviesen intención de participar. Además, un representante de la Organización “Combatientes por la paz” ya había informado al Comité de Boicot a Israel en Nueva York que también había rechazado recibir fondos o participar de ninguna manera en el concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv.

Lo que las organizaciones miembros de la campaña de Boicot le explicaban a Amnistía en sus cartas es que “siendo una de las defensoras más importantes de los derechos humanos y el derecho internacional de todo el planeta, participando de una actividad sobre la que se ha lanzado un Boicot, estarían menoscabando un intento palestino y de la sociedad civil internacional para frenar la violación del derecho internacional y los derechos humanos”. También aseguraban que “aceptar dinero del concierto de Leonard Cohen en Tel Aviv es el equivalente de que Amnistía hubiese aceptado dinero proveniente de un concierto en Sun City, en la Sudáfrica del Apartheid”.


El Centro Peres por la paz, otro de los receptores de fondos del concierto de Leonard Cohen “has sido denunciado en repetidas ocasiones por promover actividades conjuntas entre palestinos e israelíes que tienen como objeto mejorar la reputación internacional de Israel para aumentar su legitimidad, menoscabando las posibilidades de que se haga justicia para los palestinos”.

Tras el anuncio de su concierto en Israel, Cohen recibió inmediatamente cientos de cartas de organizaciones palestinas, israelíes, británicas y norteamericanas. En sus conciertos de Nueva York, Boston, Otawa y Belfast, han tenido lugar importantes manifestaciones pidiéndole que respetase la convocatoria palestina de Boicot a Israel. Cohen intentó entonces ofrecer un concierto en Rammallah con el objetivo de contrarrestar las críticas. Los palestinos rechazaron el concierto. Cohen tiene que cancelar su concierto en Tel Aviv si quiere tocar en Rammallah.

Ya que la comunidad internacional no actúa a la hora de detener la opresión israelí contra los palestinos, e inspirados por el movimiento internacional de Boicot que puso fin al Apartheid sudafricano, la sociedad civil palestina ha lanzado campañas de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel. Incluyendo el Boicot académico y cultural. Noventa y tres artistas y trabajadores internacionales de la cultural de primer nivel han firmado ya el llamamiento al boicot cultural. Tras el ataque contra Gaza de las navidades pasadas, la Campaña de Boicot continúa avanzando.


Fuente original: http://www.palestina.cat/index.php?option=com_content&view=article&id=653573%3Aamnistia-internacional-se-retira-del-concierto-de-leonard-cohen-en-tel-aviv&catid=162%3Aalberto-arce&Itemid=591〈=es


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