21-07-2009
Varios autores
CADTM
Traducido para Rebelión por Caty R.
Después de la cumbre del G8 en Italia, el presidente estadounidense Barack Obama voló a África con un supuesto regalo: un sobre con 20.000 millones de dólares a repartir durante 3 años, con el fin de que los «generosos» donantes de los países ricos «ayuden» a reducir el hambre en el mundo.
Mientras que la promesa de erradicar el hambre se hace regularmente desde 1970, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) ha publicado un informe el mes pasado en el que indica que el número de personas subalimentadas ha roto el techo de los mil millones, es decir, 100 millones más durante el año pasado. Al mismo tiempo, el Programa Alimentario mundial de las Naciones Unidas (PAM) da la voz de alarma al anunciar que tiene que reducir las raciones distribuidas en Ruanda, Uganda, Etiopía, Corea del Norte y Kenia (país de origen de la familia paterna de Obama), principalmente por la reducción de la contribución de Estados Unidos, su principal proveedor de fondos (1).
Más allá del efecto propagandístico de Obama, que viene a añadirse a una larga lista de voces piadosas que no han conseguido en absoluto mejorar la situación hasta la fecha, conviene recordar que el montante de la ayuda de 20.000 millones durante 3 años representa menos del 2% de lo que Estados Unidos ha suministrado en 2008-2009 para salvar a los banqueros y aseguradores responsables de la crisis.
Así, después de tender la mano a los «amigos musulmanes» en el discurso de El Cairo (siempre continuando entre bastidores con la desestabilización de Oriente Próximo), después de tender la mano a los «amigos» rusos (siempre manteniendo sus posiciones sobre el escudo antimisiles en Europa del Este), Obama tiende la mano a los «amigos africanos» (siempre con sus intenciones neocoloniales bien afianzadas en la cabeza).
Obama libera de la responsabilidad a los países ricos
A la larga alocución de Obama en Accra, Ghana, siguió una serie de entrevistas con sus homólogos extranjeros. Con el pretexto de renovar las relaciones estadounidenses frente al resto del mundo, Obama, una vez más, destacó en el arte de predicar la apertura y el intercambio, mientras sigue aplicando las nefastas políticas de sus predecesores (2).
Desde el principio declaró que «La decisión del futuro de África vuelve a estar en manos de los africanos» (3). Sin embargo, mientras que esa declaración está marcada por la sensatez y pone a todo el mundo de acuerdo, en absoluto es el caso en la realidad, y la actuación de los países del G8 es decisiva, desde hace medio siglo, para privar a los pueblos africanos de su soberanía. Obama no olvida señalar que lleva «sangre africana en las venas» como si eso, automáticamente, diese más fuerza y legitimidad a su discurso. En todo caso, el mensaje se establece claramente: el colonialismo del cual sus ancestros fueron víctimas no debe ser una excusa para los africanos. Aquí aparecen grandes similitudes con el discurso que pronunció el presidente Nicolas Sarkozy en Dakar unos meses después de su elección, discurso que levantó una ola de merecidas protestas a la que Obama parece que ha escapado milagrosamente de momento… ¡Pero nosotros pretendemos reparar esta injusticia!
Con mucha rapidez, Obama libera a Occidente de su responsabilidad en el estado actual del desarrollo del continente. Al declarar que «el desarrollo depende de la buena gobernanza» y que «es una responsabilidad que sólo los africanos pueden solventar», parte del falso supuesto de que la pobreza que reina en África se debe principalmente a la mala gobernanza y a las libres opciones de los dirigentes africanos. En definitiva, la culpa es de los africanos. ¡Nada más falso!
Con afirmaciones como «Occidente no es responsable de la destrucción de la economía de Zimbabue durante los últimos diez años, ni de las guerras en las que se reclutan niños soldados», el presidente Obama oculta el papel fundamental de los países ricos en la evolución de África. Y especialmente el de las instituciones financieras internacionales, con el FMI y el Banco Mundial a la cabeza, esas herramientas de dominación de las grandes potencias, que organizan el sometimiento de los pueblos del Sur por medio de políticas de ajuste estructural (abandono de las subvenciones a los productos de primera necesidad, reducción drástica del gasto público, privatización de empresas públicas, liberalización de los mercados, etcétera), que impiden la satisfacción de las necesidades fundamentales, expanden una miseria galopante, multiplican las desigualdades y posibilitan los peores horrores.
Obama compara lo incomparable
Para apoyar sus afirmaciones, Obama compara África con Corea del Sur. Primero explica que hace cincuenta años, cuando su padre salió de Nairobi para estudiar en Estados Unidos, Kenia tenía un PIB por habitante superior al de Corea del Sur, antes de añadir: «Se habla de herencia del colonialismo y otras políticas llevadas a cabo por los países ricos. Sin querer minimizar ese factor, mi opinión es que Corea del Sur, trabajando con el sector privado y la sociedad civil, ha conseguido establecer las instituciones que garantizan la transparencia y la responsabilidad». ¡Quienes leen atentamente las publicaciones del CADTM no pueden dejar de indignarse!
Porque el supuesto éxito económico de Corea del Sur (4) se ha hecho contra las recomendaciones impuestas por el Banco Mundial a la mayoría de los demás países en desarrollo. Tras la Segunda Guerra Mundial, y concretamente en 1961, la dictadura militar en el poder en Corea del Sur se benefició de importantes donaciones de Estados Unidos por un importe de 3.100 millones de dólares. ¡Más que el conjunto de los préstamos del Banco Mundial a los demás países del Tercer Mundo durante el mismo período! Gracias a esas donaciones, Corea del Sur no tuvo que endeudarse durante 17 años (1945-1961). Los préstamos exteriores sólo empezaron a ser importantes desde finales de los años 70, una vez que la industrialización de Corea estaba muy avanzada.
Así, todo empezó en Corea por una férrea dictadura que aplicó una política estatal y muy proteccionista. Esta dictadura se puso en marcha por Washington después de la Segunda Guerra Mundial. El Estado impuso una reforma agraria radical en la que se expropió, sin indemnizaciones, a los grandes terratenientes japoneses. Los campesinos se convirtieron en propietarios de pequeñas parcelas de tierra (el equivalente a 3 hectáreas como máximo por familia) y el Estado acaparó los excedentes agrícolas que antes recaudaban los propietarios japoneses cuando Corea era una colonia nipona. La reforma agraria sometió a los campesinos a fuertes obligaciones. El Estado fijaba los precios y las cuotas de producción sin permitir el libre movimiento de las fuerzas del mercado.
Entre 1961 y 1979, la dictadura militar de Park Chung Hee estuvo apoyada por el Banco Mundial, aunque Corea se negó a seguir su modelo de desarrollo. En aquel momento, el Estado planificó con mano de hierro el desarrollo económico del país. La continuidad de la política de industrialización para sustituir la importación y la sobreexplotación de la clase obrera son dos de los ingredientes del éxito económico del país. La dictadura de de Chun Doo Hwan (1980-1987) también estuvo apoyada por el Banco Mundial, incluso aunque no siempre se seguían sus recomendaciones (concretamente en lo que se refería a la reestructuración del sector del automóvil).
Así, cuando Barack Obama declaró que «Corea del Sur, trabajando con el sector privado y la sociedad civil, consiguió establecer las instituciones que garantizan la transparencia y la responsabilidad», omitió que el sector privado estaba claramente dirigido por el Estado y que la dictadura coreana «dialogaba» con la sociedad civil a punta de bayoneta: la historia de Corea del Sur de 1945 a principios de los años 80 está plagada de masacres y represiones brutales.
También es importante refrescar la memoria de Barack Obama en lo que se refiere al ejemplo de Zimbabue para ilustrar el fracaso de los africanos y el de Corea del Sur como modelo. El año que Zimbabue accedió a la independencia (1980) estuvo marcado por levantamientos populares contra la dictadura militar en Corea del Sur. Dichos levantamientos se reprimieron de forma sangrienta, más de 500 civiles perecieron a manos de los militares con el apoyo de Washington. En aquella época, y desde 1945, el ejército surcoreano estaba bajo el mando conjunto estadounidense-coreano, a su vez controlado por el comandante en jefe de las fuerzas de Estados Unidos en Corea del Sur. Las masacres perpetradas por el ejército surcoreano en mayo de 1980 se completaron con una represión masiva en los meses siguientes. Según un informe oficial del 9 de febrero de 1981, se detuvo a más de 57.000 personas en la «campaña de depuración social» que se llevó a cabo desde el verano de 1980. Más de 39.000 personas fueron enviadas a los campos militares para una «reeducación física y psicológica». En febrero de 1981, el dictador Chun Doo Hwan fue recibido en la Casa Blanca por el nuevo presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. ¿Éste es el ejemplo que quiere ofrecer Obama al pueblo de Zimbabue y a los demás países de África?
La posición geoestratégica de Corea fue una de sus principales bazas hasta finales de los años 80, lo que le permitió no caer en las garras del FMI y el Banco Mundial. Pero en los años 90, la situación geopolítica se revirtió tras el hundimiento del bloque soviético. Washington cambió paulatinamente de actitud hacia las dictaduras aliadas y aceptó apoyar a los gobiernos civiles. Entre 1945 y 1992, Corea del Sur estuvo bajo un régimen militar con la bendición de Washington. El primer opositor civil elegido a la presidencia en una elección abierta fue Kim Youngsam, que aceptó el consenso de Washington y estableció una agenda claramente neoliberal (supresión de las barreras aduaneras, privatizaciones en cadena, liberalización de los movimientos de capitales), que sumió a Corea del Sur en la crisis económica del sudeste asiático en 1997-1998. Mientras tanto, Corea del Sur pudo llevar a cabo una industrialización que los países ricos han negado a África. Se comprende entonces hasta qué punto el ejemplo de Corea del Sur está muy lejos de ser convincente e imitable.
Por añadidura, la pobreza de recursos naturales ha favorecido, paradójicamente, el desarrollo de Corea del Sur, ya que el país se ha librado de la codicia de las multinacionales. Estados Unidos consideraba Corea como una zona estratégica desde el punto de vista militar frente al bloque soviético, no como una fuente crucial de aprovisionamiento (como Nigeria, Angola o Congo Kinshasa). Si Corea hubiera estado dotada de grandes reservas de petróleo u otras materias primas estratégicas, no habría recibido de Washington el mismo margen de maniobra para dotarse de un poderoso aparato industrial. Estados Unidos no está dispuesto a favorecer deliberadamente la emergencia de competidores poderosos dotados al mismo tiempo de grandes reservas naturales y de industrias diversificadas.
Obama exonera al capitalismo de sus errores
A propósito de la actual crisis mundial, Obama denuncia «Las acciones irresponsables de algunos (que) han engendrado una recesión que ha arrasado el planeta». Así, da a entender que esta crisis se debe a la irresponsabilidad de un puñado de individuos cuyos excesos habrían hundido al mundo en la recesión. De este modo, eclipsa la responsabilidad de quienes impusieron la desregulación financiera desde hace casi treinta años, con Estados Unidos a la cabeza. Sería más exacto señalar al modelo de desarrollo capitalista “productivista”, impuesto a la fuerza por los países del Norte, como la fuente de las múltiples crisis actuales que, lejos de ser sólo económicas, son también de orden alimentario, migratorio, social, medioambiental y climático.
Todas estas crisis tienen como origen las decisiones tomadas por los gobiernos imperialistas del Norte, y principalmente las de Estados Unidos que, controlando a la vez al FMI y al Banco Mundial, imponen condiciones favorables a sus intereses y a los de las grandes empresas. Desde la «independencia» de los países africanos, la mayoría en torno a los años 60, el FMI y el Banco Mundial actuaron como caballos de Troya para favorecer la apropiación de las riquezas naturales del Sur y defender los intereses de los acreedores. Con el apoyo a las dictaduras de todos los rincones del mundo (Mobutu en Zaire, Suharto en Indonesia, Pinochet en Chile y muchos otros) y después obligando a aplicar rigurosas políticas antisociales, los sucesivos gobiernos occidentales nunca han permitido que se garanticen los derechos humanos fundamentales en todo el mundo. Las expresiones «derecho a la autodeterminación», «democracia», «derechos económicos y políticos» no son realidades en África, al contrario que el peso aplastante de de la deuda y los lamentos de los que pasan hambre.
¿Para cuándo la emancipación de África?
El devastador sistema de la trata de esclavos, en el marco del comercio internacional triangular instaurado por Europa y sus colonos en las Américas del siglo XVII al XIX, destrozó África. Después ha estado totalmente bajo tutela del colonialismo europeo desde finales del siglo XIX hasta las independencias. Luego se ha mantenido a África dependiente por medio del mecanismo de la deuda y de la ayuda pública al desarrollo. Tras las independencias ha estado en manos de los potentados (Mobutu, Bongo, Eyadema, Amin Dada, Bokassa, Biya…) quienes, la mayoría del tiempo, estaban protegidos por las capitales europeas y Washington. Varios altos dirigentes africanos que pretendieron poner en marcha un desarrollo autónomo y favorable para sus poblaciones fueron asesinados por orden de París, Bruselas, Londres o Washington (Patrice Lumumba en 1961, Sylvanus Olympio en 1963, Thomas Sankara en 1987…). Las clases dominantes africanas y los regímenes políticos que establecen obviamente tienen su parte de responsabilidad en la continuación de las desgracias de África. El régimen de Mugabe en Zimbabue, por ejemplo. En la actualidad, los pueblos de África están sufriendo directamente el golpe de los efectos de la crisis mundial, cuyo epicentro se encuentra en Washington y Wall Street, que revela de hecho que el capitalismo conduce a un callejón sin salida inaceptable para los pueblos. Los orígenes africanos de Barack Obama son pan bendito para las empresas de su país, que defienden intereses económicos muy concretos en la explotación de las materias primas de África. Una realidad que Obama borra de un plumazo para proseguir con un discurso paternalista y moralizante con el fin de convencer a los africanos de que no se comprometan en la lucha por una independencia auténtica y un verdadero desarrollo que garantice, por fin, la plena satisfacción de los derechos humanos.
* Autores: Emilie Tamadaho Atchaca, presidente del CADD Benin; Solange Koné, militante por los derechos de a mujer en Costa de Marfil; Jean Victor Lemvo -Solidaire- Pointe Noire (Congo Brazzaville); Damien Millet, portavoz del CADTM France; Luc Mukendi, coordinador de AMSEL /CADTM LUBUMBASHI; Victor Nzuzi, agricultor, coordinador del GRAPR y NAD Kinshasa; Sophie Perchellet, investigadora del CADTM Belgique; Aminata Barry Touré, presidenta de CAD-Mali/Coordinadora del Forum de los Pueblos; Eric Toussaint, presidente del CADTM Belgique; Ibrahim Yacouba, sindicalista de Níger. Todos son miembros de la red internacional CADTM, www.cadtm.org
Notas:
(1) Ver el Financial Times (FT) del 12 de junio de 2009. Según FT, Burham Philbrook, el subsecretario de Estado de Agricultura de Estados Unidos, declaró que Washington no podía garantizar la financiación del PAM a la altura del año 2008, durante el que Estados Unidos aportó 2.000 millones de dólares. Siempre según el FT, Philbrook sugería que el PAM debía reducir su ayuda mientras que sabía perfectamente que el número de hambrientos ha aumentado en 2009.
(2) Esta continuidad aparece también en la pasividad de Obama frente al golpe de Estado en honduras. Condena, pero deja hacer. Por otra parte, el Pentágono está muy próximo a los golpistas, los cuales no permanecerían en el poder si el Pentágono les diera la orden de retirarse.
(3) Las citas de Obama se han extraído del diario Le Monde, 11 de julio de 2009.
(4) Ver Eric Tousssaint, Banco mundial, el golpe de estado permanente, El Viejo Topo, Barcelona, Enero 2007; Editorial Abya-Yala, Quito, Julio 2007; CIM, Caracas, Agosto 2007; Observatorio DESC, La Paz, Noviembre 2007, capitulo 11, “Corea del Sur: el milagro desenmascarado”: http://www.cadtm.org/spip.php?article1869
Texto original en francés: http://www.cadtm.org/spip.php?article4605
martes, 21 de julio de 2009
Los tres errores de Barack Obama en África
Las peores pesadillas para Barack Obama se hacen realidad día tras día en Afganistán
Editorial Gara
20-07-2009
Once muertos en un bombardeo de cazas paquistaníes contra refugios talibanes en Orakzai, en la frontera con Afganistán.
Mueren tres soldados afganos en un atentado suicida en el sur de Afganistán. Un cazabombardero de EEUU con dos miembros a bordo se estrella en Afganistán. Al menos cinco muertos y varios heridos en un nuevo ataque con misiles de un avión no tripulado estadounidense en la región paquistaní de Waziristán del Norte, fronteriza con Afganistán. Nueve civiles muertos, entre ellos cinco niños, por una bomba en una carretera en el sur de Afganistán. Muere otro soldado británico en Afganistán. Mueren seis civiles y catorce resultan heridos en un ataque de un helicóptero de las fuerzas internacionales sobre una zona de la provincia sureña afgana de Kandahar... Y aún podríamos llenar más líneas con el recuento de muertos, heridos y ataques que han tenido lugar en los últimos dos días tanto en Afganistán como en las zonas fronterizas de Pakistán. La tensión es máxima en la zona y el número de bajas, militares (tanto de las fuerzas combatientes en Afganistán y Pakistán como de las tropas aliadas) y civiles, aumenta sin cesar, hasta el punto de que el mes de julio ha sido el peor en cuanto a cifra de muertos para las fuerzas aliadas (de lo que podríamos deducir que el número de víctimas afganas y paquistaníes, cuyo número exacto se desconoce, es también mayor que nunca). Según www.iCasualties.org, una página web que se presenta a sí misma como independiente aunque sólo cuenta a los muertos de la OTAN, en lo que va de mes han muerto ya 26 estadounidenses, 15 británicos, 6 canadienses, dos turcos y un italiano. El número de víctimas mortales en las fuerzas aliadas se acerca vertiginosamente al total del año pasado, que llegó a 294 (208 en lo que va de 2009).
Para asomarnos a la dimensión de las cifras de civiles que pierden la vida en los bombardeos aliados, basta recordar que el general estadounidense Stanley McChrystal, nuevo comandante de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán, emitió este mes una directiva destacando la importancia de evitar la muerte de civiles y limitar el uso de los ataques aéreos en zonas residenciales. A este respecto, el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen, admitió el viernes que «ya hemos matado a demasiados civiles» y aseguró que, aunque muy tarde, las tropas estadounidenses, hasta el último soldado raso, comprenden hoy que deben proteger a los civiles. En el pequeño listado que hemos presentado como arranque de este editorial, el lector habrá apreciado que no todos los soldados parecen haber comprendido la directiva.
Obama se queda sin margen
Es más que obvio que, tras casi nueve años de invasión, Estados Unidos y el resto de aliados que lo acompañan en la intervención en territorio afgano (y paquistaní), están absolutamente empantanados. Son muchos los militares y analistas que reconocen abiertamente que están perdiendo la guerra y que los talibanes ganan posiciones, aumentan sus ataques y controlan cada vez más territorio. Esto ha obligado a la Administración Obama a replantearse su estrategia. El viernes, por ejemplo, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, señalaba la posibilidad de aumentar el contingente militar en Afganistán este año, aunque tanto Gates como otros jefes militares estadounidenses han señalado repetidamente que la llegada de nuevas tropas debe hacerse con discreción -y en pequeño número cada vez- «para no dar la impresión de que se trata de una fuerza de ocupación». Ya es tarde para eso, claro está. El problema es que Afganistán (y, desde hace ya muchos meses, también Pakistán), se ha convertido en un polvorín mayor incluso que el de Irak. A Obama se le va en ambos países muchísimo más dinero del que preveía gastar, y sus asesores no ven cómo salir del enredo. Su único consuelo es que fueron George Bush y compañía los que metieron al país en Afganistán, pero de eso, pronto, nadie se acordará, y el problema será única y exclusivamente de Barack Obama, a quien el tiempo, y el margen, se le acaba en la parte más convulsa de Asia, esa que podríamos llamar «Afpakistán» por la separación cada vez más endeble que marca la línea fronteriza entre ambos países.
Hay un factor más que está contribuyendo a que la situación en Afganistán esté hoy, quizás más que nunca, en el centro del debate político y público, especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. Y es la decisión de la Administración Obama de dar visibilidad a los cuerpos de los soldados muertos en el exterior. Esto está originando, en ambos países, una primera sensación de «orgullo patriótico», según han destacado muchos analistas (y esto se pudo apreciar el martes, por ejemplo, en Wootton Bassett, Wiltshire, Gran Bretaña, donde miles de personas lanzaron flores sobre el cortejo fúnebre con los féretros de ocho soldados británicos muertos en Afganistán) pero, ¿cuánto tiempo tardará ese sensación en convertirse en ira y en presión dirigida hacia los gobiernos de Barack Obama y Gordon Brown?
El “Procedimiento de Johnny”
Uri Avnery
Rebelión
21-07-2009
Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
Como el fantasma del padre de Hamlet, el espíritu maligno de la guerra de Gaza se niega a dejarnos en paz. Esta semana ha vuelto para perturbar la tranquilidad de los jefes del Estado y el ejército.
“Rompiendo el Silencio”, un grupo de valientes ex soldados de combate, publicó un informe compuesto por testimonios de 30 combatientes de la guerra de Gaza.
Un informe impresionante sobre acciones que pueden considerarse crímenes de guerra.
Los generales se han puesto automáticamente en modo de negación. ¿Por qué no revelan su identidad los soldados?, preguntan inocentemente. ¿Por qué les oscurecen las caras en el video de los testimonios? ¿Por qué ocultan sus nombres y unidades?
¿Cómo podemos estar seguros de que no son actores que leen un texto elaborado por los enemigos de Israel? ¿Cómo podemos saber que esta organización no está manipulada por extranjeros que financian sus acciones? Y de todas maneras, ¿cómo sabemos que no mienten por rencor?
Se puede responder con un dicho hebreo: “da la sensación de verdad”. Cualquiera que haya sido un soldado combatiente en una guerra, en cualquier guerra, reconoce de inmediato la verdad en esos informes. Todos conocen a un soldado que no esta dispuesto a volver a casa sin una X en su cañón que demuestre que ha matado por lo menos a un enemigo. (Una de esas personas aparece en mi libro “La otra cara de la moneda”, que escribí hace 60 años y se publicó en inglés el año pasado como segunda parte de “1948: Historia de un soldado”. Estuve allí.
Los testimonios sobre el uso del fósforo, sobre bombardeos masivos de edificios, sobre el “procedimiento del vecino” (utilización de civiles como escudos humanos), sobre matar a “todo lo que se mueva”, sobre el uso de cualquier método para evitar bajas en nuestro lado, todos corroboran los primeros testimonios sobre la guerra de Gaza, no existen dudas razonables sobre su autenticidad. He aprendido del informe que el “procedimiento del vecino” ahora se llama “el procedimiento Johnny”, Dios sabe por qué Johnny y no Ahmad.
La hipocresía de los generales llega al colmo con su petición de que los soldados vayan adelante y cursen sus quejas a sus comandantes con el fin de que el ejército pueda investigarlas por los canales adecuados.
En primer lugar, ya hemos visto la farsa de la investigación propia del ejército.
En segundo lugar, y éste es el punto principal, sólo una persona que pretenda convertirse en mártir lo haría. Un soldado en una unidad de combate es una parte del ajustado ensamblaje de un grupo cuyo principio más elevado es la lealtad a los camaradas y su mandamiento “¡No delatarás!”. Si revela actuaciones cuestionables de las que ha sido testigo, será considerado un traidor y condenado al ostracismo. Su vida se convertirá en un infierno. Sabe que todos sus superiores, desde el simple cabo de escuadra al comandante de división, le perseguirán.
Este llamamiento a seguir los “canales oficiales” es un vil método de los generales –miembros del Estado Mayor, portavoces del ejército, abogados militares– para desviar la discusión sobre las acusaciones a la de la identidad de los testigos. No menos despreciables son los soldaditos de plomo llamados “corresponsales militares”, que colaboran con ellos.
Pero antes de acusar a los soldados que cometieron los actos descritos en los testimonios, tendríamos que preguntarnos si la propia decisión de empezar la guerra no conducía inevitablemente a los crímenes.
El profesor Assa Kasher, padre del “Código Ético” del ejército y uno de los más fervientes partidarios de la guerra de Gaza, afirmó en un ensayo al respecto que un Estado tiene derecho a ir a la guerra sólo en defensa propia y únicamente si la guerra constituye “el último recurso”. “Todas alternativas” para alcanzar el objetivo legítimo “deben haberse agotado”.
La causa oficial de la guerra fue el lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza contra ciudades y pueblos del sur de Israel. Ni que decir tiene que el deber de un Estado es defender de los cohetes a sus ciudadanos. Pero, ¿realmente se agotaron todos los medios para lograr ese objetivo sin la guerra? Kasher responde con un “Sí” rotundo. Su argumento principal es que “no hay justificación para exigir que Israel negociara directamente con una organización terrorista que no le reconoce y niega su derecho a existir.”
Esto no pasa la prueba de la lógica. El objetivo de las negociaciones se supone que no era el reconocimiento por parte de Hamás del Estado de Israel y su derecho a existir (en cualquier caso, ¿quién lo necesita?) sino conseguir que dejasen de lanzar cohetes contra ciudadanos israelíes. En esas negociaciones la otra parte, comprensiblemente, habría pedido el levantamiento del bloqueo contra la población de la Franja de Gaza y la apertura de los pasos de aprovisionamiento. Es razonable suponer que era posible alcanzar -con ayuda de Egipto- un acuerdo que también habría incluido el intercambio de prisioneros.
Esta vía no sólo no se agotó, ni siquiera se intentó. El gobierno israelí se ha negado repetidamente a negociar con una “organización terrorista” e incluso con el Gobierno Palestino de Unidad que existió durante algún tiempo y en el que Hamás estaba representado.
Por consiguiente, la decisión de empezar la guerra en Gaza, con una población civil de un millón y medio de habitantes, todavía no estaba justificada según los criterios de Kasher. “Todas la vías alternativas” no se habían agotado, ni siquiera se intentaron.
Pero todos sabemos que aparte de la razón oficial también había una extraoficial: derrocar el gobierno de Hamás en la Franja de Gaza. En el transcurso de la guerra, los portavoces oficiales afirmaron que había necesidad de poner “una etiqueta con el precio”, en otras palabras, causar muerte y destrucción no para dañar a los propios “terroristas” (lo cual habría sido casi imposible) sino para convertir la vida de la población civil en un infierno de forma que se levantara y derrocara a Hamás.
La inmoralidad de esta estrategia es paralela a su ineficacia: nuestra propia experiencia nos ha enseñado que semejantes métodos sólo sirven para endurecer la resolución de la población y unirla alrededor de su valeroso liderazgo.
¿Era posible llevar a cabo esta guerra sin cometer crímenes de guerra? Cuando un gobierno decide lanzar su ejército regular contra una organización guerrillera, que por su propia naturaleza lucha desde el interior de la población civil, está perfectamente claro que se infligirá un terrible sufrimiento a dicha población. El argumento de que el daño causado a la población y la matanza de miles de hombres, mujeres y niños eran de por sí inevitables, han llevado a la conclusión de que la decisión de empezar la guerra era un acto terrible desde el principio.
El aparato de la Defensa tiró por el camino más fácil. Los ministros y generales simplemente afirmaban que no creían los informes palestinos e internacionales sobre la muerte y destrucción, afirmando que eran de nuevo, en palabras de Kasher, “erróneos y falsos”. Sólo para estar seguros, decidieron boicotear la comisión de las Naciones Unidas que está investigando actualmente la guerra, encabezada por un respetado juez sudafricano que es tanto judío como sionista.
Assa Kasher adopta una actitud similar cuando dice: “Alguien que no conoce todos los detalles de una acción no puede evaluarla de un modo serio, profesional y responsable, y por consiguiente no debe hacerlo, a pesar de cualquier tentación emocional o política.” Exige que esperemos hasta que el ejército israelí concluya sus investigaciones, antes de que siquiera discutamos el asunto.
¿De veras? Cualquier organización que se investigue a sí misma carece de credibilidad, por no hablar de un cuerpo jerarquizado como el ejército. Además el ejército no tiene –y no puede obtener– el testimonio de los principales testigos presenciales: los habitantes de Gaza. Una investigación basada solamente en el testimonio de los perpetradores, pero no de las víctimas, es ridícula. Ahora, incluso los testimonios de los soldados de “Rompiendo el Silencio” no cuentan porque éstos no pueden revelar sus identidades.
En una guerra entre un ejército poderoso equipado con el armamento más sofisticado del mundo y una organización guerrillera, se suscitan algunas cuestiones éticas básicas. ¿Cómo deben comportarse cuando se enfrentan a una estructura en la que no sólo hay combatientes enemigos a quienes están “autorizados” a golpear, sino también civiles desarmados, a los que tienen “prohibido” golpear?
Kasher cita algunas de esas situaciones. Por ejemplo: un edificio en el que hay tanto “terroristas” como no combatientes. ¿Se debe atacar con fuego aéreo o de artillería que mate a todo el mundo, o hay que enviar soldados que arriesguen sus vidas y maten solamente a los combatientes? Su respuesta: no hay justificación para arriesgar la vida de nuestros soldados para salvar la vida de civiles enemigos. Un ataque aéreo o de artillería debe tener preferencia.
Esto no responde a la cuestión sobre el uso de la aviación para destruir cientos de casas suficientemente lejos de nuestros soldados, de las que no emanaba peligro para ellos, ni a la masacre de decenas de reclutas de la policía palestina que desfilaban, ni a la matanza del personal de la ONU en convoyes de provisión de alimentos. Ni a la del uso ilegal de fósforo blanco contra civiles, como se describe en los testimonios de los soldados recopilados en “Rompiendo el Silencio”, ni para el uso de uranio empobrecido y otras sustancias cancerígenas.
El país entero vio en directo por televisión cómo un obús impactó contra el apartamento de un médico y exterminó a casi toda su familia. Según el testimonio de civiles palestinos y observadores internacionales, ocurrieron muchos incidentes como éste.
El ejército israelí se sintió orgulloso del método de avisar a los habitantes por medio de octavillas, llamadas de teléfono y similares para inducirlos a que huyeran. Pero todos –y en primer lugar los propios avisadores– sabíamos que los civiles no tenían ningún lugar seguro al que escapar y que no había vías de escape claras y seguras. En realidad, muchos civiles fueron tiroteados mientras trataban de huir.
No debemos eludir la más dura de todas las cuestiones morales: ¿es permisible arriesgar la vida de nuestros soldados para salvar a los ancianos, mujeres y niños del “enemigo”? La respuesta de Assa Kasher, el ideólogo del “ejército más ético del mundo”, es inequívoca: está absolutamente prohibido arriesgar la vida de nuestros soldados. La frase más concluyente de todo su ensayo es: “Por consiguiente… el Estado debe dar preferencia a la vida de sus soldados sobre la vida de los vecinos (desarmados) de un terrorista.”
Hay que leer estas palabras varias veces para captar todas sus implicaciones. Lo que realmente se dice aquí es: si es necesario para evitar bajas entre nuestros soldados, es mejor matar civiles enemigos sin ningún límite.
Mirando hacia atrás, sólo podemos alegrarnos de que los soldados británicos que combatieron contra el Irgun y el grupo Stern no tuvieran una guía ética como la de Kasher.
Éste es el principio que guió al ejército israelí en la guerra de Gaza, y hasta donde yo sé, es una nueva doctrina: para evitar la pérdida de la vida de un solo soldado de los nuestros, está permitido matar a 10, 100 e incluso 1.000 civiles enemigos. Guerra sin bajas en nuestro lado. El resultado numérico da testimonio: más de 1.000 personas muertas en Gaza, uno o dos tercios de ellas (dependiendo de a quién se pregunte) eran civiles, mujeres y niños masacrados por el fuego enemigo, frente a 6 (seis) soldados israelíes muertos por fuego enemigo. (Cuatro más murieron por fuego “amigo”.)
Kasher afirma explícitamente que está justificado matar a un niño palestino que esté en compañía de un centenar de “terroristas”, porque los “terroristas” pueden matar niños en Siderot. Pero, en realidad, el caso ha sido asesinar a cien niños que estaban en compañía de un “terrorista”.
Si despojamos a esta doctrina de todos sus ornamentos, lo que queda es un simple principio: el Estado debe proteger la vida de sus soldados a cualquier precio, sin ningún límite ni ley. Una guerra de cero bajas. Esto lleva necesariamente a la táctica de matar a todas las personas y destruir todos los edificios que puedan representar un peligro para los soldados, creando un espacio vacío frente a las tropas que avanzan.
Sólo se puede extraer una conclusión de todo esto: A partir de ahora, cualquier decisión israelí de empezar una guerra en una zona poblada es un crimen de guerra y debemos honrar a los soldados que se rebelen contra ese crimen. Y bendecirlos.
Fuente: http://zope.gush-shalom.org/home/en/channels/avnery/1247930861
Cómo Israel se apoderó de la política exterior de EE.UU.
AIPAC el agente extranjero que domina la política exterior de EE.UU. y se disfraza de lobby nacional
Jeff Gates
Information Clearing House
21-07-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
A comienzos de los años sesenta, el senador William J. Fulbright luchó por obligar al Consejo Sionista Estadounidense a registrarse como agente de un gobierno extranjero. El Consejo eludió el registro al reorganizarse como Comité de Asuntos Públicos EE.UU.-Israel (AIPAC). Desde entonces AIPAC se ha convertido en lo que más temía Fulbright: un agente extranjero que domina la política exterior de EE.UU. y se disfraza de lobby nacional.
Los israelíes y los pro-israelíes objetan cuando escuchan esa acusación. ¿Cómo, preguntan, podrían tan pocos tener tanta influencia sobre tantos? La respuesta es: es cosa de matemáticas. Y de la concentración en un solo tema en las decisiones políticas de EE.UU. por docenas de organizaciones ‘nacionales’ que ahora componen el lobby de Israel, entre las cuales AIPAC es la fuerza más visible.
Las matemáticas políticas fueron facilitadas por el senador John McCain cuyo apoyo para todo lo israelí le aseguró la candidatura del Partido Republicano para reemplazar al cristiano-sionista G.W.Bush. El estilo de reforma de las finanzas electorales de McCain resultó ser un ajuste perfecto para la recolección de fondos en la Diáspora en la que se basa el lobby. Co-auspiciado por el senador Russ Feingold de Wisconsin, ese cambio en la ley electoral federal tipifica cómo la influencia israelí se hizo sistémica.
‘McCain-Feingold’ aumentó el monto (de 1.000 a 2.300 dólares) que los candidatos pueden recibir de individuos en elecciones primarias y generales. Una pareja puede contribuir ahora 9.200 dólares a candidatos federales: 4.600 en cada una de las elecciones primarias y generales. Es particularmente fácil influenciar las elecciones primarias, usualmente de bajo presupuesto.
De mucha importancia para la Diáspora es también que este cambio duplicó los fondos que los candidatos pueden recibir no importa dónde residan los donantes. Una candidato en Iowa, digamos, puede tener sólo unos pocos electores favorables a Israel. Si el apoyo a la campaña es suministrado por una red nacional de pro-israelíes, ese candidato puede ser más fácilmente persuadido a apoyar políticas requeridas por Tel Aviv.
La recolección de fondos basada en la Diáspora ha sido utilizada desde hace tiempo por el lobby con un éxito que multiplica su fuerza para conformar la política exterior de EE.UU. Bajo la guisa de reforma, John McCain duplicó los recursos financieros que el lobby puede desplegar para elegir y retener a sus partidarios.
Fulbright tenía razón
El proceso de tráfico de influencias funciona como sigue. Los candidatos son convocados a entrevistas exhaustivas con AIPAC. Los que son considerados suficientemente comprometidos con la agenda de Israel reciben una lista de donantes que probablemente “maximizarán” sus contribuciones a la campaña. O el proceso puede ser aún más fácil cuando los candidatos aprobados por AIPAC reciben el nombre de un “combinador.”
Los combinadores reúnen fondos de la Diáspora y combinan esas contribuciones para presentarlas al candidato. No se necesita mencionar un quid pro quo. Después que McCain-Feingold se convirtió en ley en 2003, los combinadores identificados por AIPAC pudieron reunir más de un millón de dólares para candidatos aprobados por AIPAC simplemente mediante el contacto con diez partidarios de la misma opinión. El cálculo es el siguiente:
El combinador y su cónyuge “llegan a un máximo” de 9.200 dólares y llaman a otros diez, digamos en Manhattan, Miami, y Beverly Hills. Cada uno de ellos “llegan a un máximo” (10 por 9.200 dólares) y llaman a otros diez para llegar a un total de 11 [111 x US$9.200 = US$1.021.200.]
Imaginad el incentivo para obtener una buena calificación en una entrevista con AIPAC. Un llamado del lobby y el candidato puede reunir suficiente dinero para montar una campaña verosímil para el Congreso en la mayoría de los distritos. Desde la perspectiva de Tel Aviv, la palanca política es apalancada adicionalmente porque menos de un diez por ciento de las 435 carreras a la Cámara están en competencia en cualquier ciclo electoral (típicamente entre 35 y 50).
Otros factores de multiplicación provienen de: (a) el mantenimiento de ese enfoque financiero durante múltiples ciclos, (b) la utilización de fondos para obtener y mantener la antigüedad de los que sirven en los comités del Congreso que son cruciales para promover los objetivos israelíes, y (c) la oposición a todo candidato que cuestione dichos objetivos.
Jewish Achievement informa que un 42% de los mayores donantes políticos al ciclo electoral del año 2000 fueron judíos, incluidos cuatro de los cinco principales. Eso se compara con que menos de un 2% de los estadounidenses son judíos. De los 400 estadounidenses más ricos de Forbes, un 25% son judíos según
Michael Steinhardt, fundador clave del Democratic Leadership Council. El DLC era dirigido por el senador judío sionista Joe Lieberman cuando renunció en 2000 para presentarse como vicepresidente con el candidato presidencial pro-israelí Al Gore.
El dinero nunca representó una restricción. Los donantes pro-israelíes se veían limitados sólo por la cantidad de dinero que podían contribuir legalmente a los candidatos seleccionados por AIPAC. McCain-Feingold elevó un límite esencial. Todavía hay que evaluar el impacto total de esa influencia extranjera. Lo que se sabe, sin embargo, basta para aplicar la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. De los principales 50 neoconservadores que propugnaron la guerra en Iraq, 26 eran judíos (un 52%).
Harry Truman, sionista cristiano, fue uno de los receptores de fondos más destacados. En 1948, iba bastante atrás en los sondeos y en la recolección de fondos. Sus posibilidades mejoraron dramáticamente en mayo después que reconoció como Estado legítimo a un enclave de extremistas judíos que originalmente habían planeado establecerse en Argentina antes de decidirse por Palestina.
El secretario de Estado George C. Marshall se opuso a ese reconocimiento, así como el Estado Mayor Conjunto, la mayor parte del cuerpo diplomático, la incipiente Agencia Central de Inteligencia, y numerosos distinguidos estadounidenses, incluyendo a judíos moderados y seculares preocupados por los problemas que seguramente sobrevendrían. Recién en 1984 se reveló que una red de judíos sionistas había financiado la campaña de Truman al reabastecer su tren de campaña con 400.000 dólares en efectivo (3 millones en dólares de 2009).
Para comprar tiempo en la radio y la televisión, el dinero reunido por la red del lobby de Israel es pagado a medios que en gran parte son poseídos y administrados por miembros de la misma red. Presidentes, senadores y congresistas van y vienen pero los que reciben los cheques acumulan los favores que representan una influencia política duradera.
Se pretende que el sistema de gobierno de EE.UU. asegure que los miembros de la Cámara de Representantes representen los intereses de los estadounidenses que residen en los distritos respectivos – no a una red dispersa en el país (una Diáspora) comprometida con la promoción de la agenda de una nación extranjera. Se pretende que las elecciones federales hagan que los senadores rindan cuentas a sus electores que residen en los Estados que representan – no ante residentes en el exterior o a un gobierno extranjero.
En sus efectos prácticos, la ley McCain-Feingold aceleró una retirada del gobierno representativo al otorgar a una red nacional de agentes extranjeros una influencia desproporcionada sobre las elecciones en cada Estado y distrito parlamentario. La ‘reforma’ de las finanzas electorales permitió que esa red acumule aún más influencia política – una influencia desproporcionada respecto a su cantidad, indiferente en cuanto a su sitio de residencia y frecuentemente contraria a los intereses de EE.UU.
Este multiplicador de fuerzas es empleado ahora a plena vista, con impunidad y bajo la cobertura de la libertad de expresión, elecciones libres, prensa libre e incluso la libertad de religión. En él residen los peligros de una alianza enmarañada que indujo a EE.UU. a invadir Iraq y que ahora busca la guerra contra Irán. Al permitir que agentes extranjeros operen como un lobby interior, se indujo a EE.UU. a confundir los intereses sionistas con los suyos propios.
http://informationclearinghouse.info/article23098.htm
La izquierda y el Islam
Pensar fuera de la caja laica
Gilad Atzmon
Palestine Think Thank
21-07-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
“La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón del mundo sin corazón y el alma de la condición desalmada. Es el opio del pueblo”, Karl Marx, 1843
Antes de emprender el análisis del tratamiento engañoso de las religiones por parte de liberales e izquierdistas, me gustaría compartir con ustedes un chiste malo. Cuidado, porque puede que ustedes no quieran compartir esta pequeña historia con sus amigas feministas.
Una activista estadounidense que visitó Afganistán a finales de los noventa estaba asolada al comprobar que mujeres caminaban a quince pies detrás de sus maridos. Pronto supo gracias a su traductor afgano que se debía a cierta pauta religiosa que ordenaba [así es como lo mostramos] respeto al “cabeza de familia”. Cuando volvió a Estados Unidos la asolada activista lanzó campaña tras campaña por los derechos de las mujeres en Afganistán. Resulta que la misma ferviente activista visitó Kabul el mes pasado. Esta vez le sorprendió encontrar una realidad completamente diferente. Ahora las mujeres caminaban 30 pies por delante de sus maridos. La activista informó rápidamente a su cuartel general en Estados Unidos: “La revolución por los derechos de la mujer es un gran éxito aquí en Afganistán. Mientras que en el pasado los hombres caminaban delante, ahora son las mujeres las que van en cabeza”. Su traductor afgano, que oyó hablar del informe, llamó a la mujer aparte y le informó de que la interpretación era completamente errónea: “Las mujeres”, dijo, camina delante debido a las minas.…”.
Por trágico que pueda parecerles a algunos, no somos tan libres como creemos ser. No somos exactamente los autores de la mayoría de nuestros pensamientos y de lo que comprendemos. Se nos imponen nuestras condiciones humanas; somos producto de nuestra cultura, de nuestra lengua, de nuestro adoctrinamiento ideológico y, en muchos casos, víctimas de nuestra pereza intelectual. Igual que la activista estadounidense de semi-ficción de antes, en la mayoría de los casos estamos atrapados dentro de nuestras ideas preconcebidas y esto nos impide ver las cosas como son realmente. En consecuencia, tendemos a interpretar y, en la mayoría de los casos, a malinterpretar culturas remotas que emplean nuestro mismo sistema de valores y código moral.
Esta tendencia tiene unas consecuencias graves. Por alguna razón “nosotros” (los occidentales) tendemos a creer que “nuestra” superioridad tecnológica junto con nuestra querida “ilustración” nos proveen de un “sistema antropocéntrico laico racional absolutamente ético ” de la más alta calidad moral.
La izquierda liberal
Podemos detectar en Occidente dos componentes ideológicos que compiten por nuestras mentes y nuestras almas; ambos afirman saber lo que está “bien” y lo que está “mal”. Los liberales insistirían en alabar la libertad individual y la igualdad civil; los izquierdistas tenderían a creer que poseen una herramienta “científica social” que les ayuda a identificar quién es “progresista” y quién es “reaccionario”.
Así las cosas, son estos dos preceptos laicos modernistas los que actúan como guardianes de nuestra ética occidental. Pero, de hecho, han logrado lo contrario. A su propia manera, cada ideología nos ha llevado a un estado de ceguera moral. Son estos dos llamamientos denominados “humanistas” los que o bien preparan conscientemente el terreno para las criminales guerras coloniales intervencionistas (los liberales), o bien no logran oponerse a ellas al tiempo que emplean ideologías erróneas y argumentos falsos (la izquierda).
Tanto los liberales como la izquierda, en sus aparentemente banales formas occidentales sugieren que el laicismo es la respuesta a los males del mundo. Sin lugar a dudas, el laicismo occidental puede ser un remedio para algún malestar social occidental. Sin embargo, en la mayoría de los casos las ideologías liberales y de izquierda no logran comprender que el laicismo es en sí mismo un resultado natural de la cultura cristiana, esto es, un producto directo de la tradición y de la apertura cristianas hacia una existencia cívica independiente. En Occidente la esfera espiritual y la civil están profundamente separadas [1]. Es precisamente esta división lo que permite el surgimiento del laicismo y el discurso de la racionalidad. Es precisamente esta división lo que ha llevado también al nacimiento de un sistema laico de valores éticos en el espíritu de la ilustración y de la modernidad.
Pero precisamente esta división es lo que ha llevado también al surgimiento de algunas formas rotundas de laicismo-fundamentalista que maduraron en crudas visiones del mundo antirreligiosas que no son diferentes del fanatismo. En realidad, es precisamente este muy engañoso laicismo fundamentalista lo que llevó a Occidente a un rechazo total de mil millones de seres humanos que están fuera de él simplemente porque llevan el velo equivocado o da la casualidad de que creen en algo que no logramos comprender.
Progresista frente a retrógrado
A diferencia del Cristianismo, el Islam y el Judaísmo son sistemas de creencia con una orientación tribal. De hecho, el interés principal de ambos sistemas de creencia es la supervivencia de la familia extensa en vez del “individualismo ilustrado”. Los talibán, a los que la mayoría de los occidentales consideran el más oscuro marco político posible, simplemente no se ocupan en absoluto de cuestiones que tienen que ver con las libertades personal o los derechos personales. Es la seguridad de la tribu junto con el mantenimiento de los valores de la familia a la luz de El Corán lo que constituye su núcleo fundamental. El Judaísmo rabínico no es en absoluto diferente. Básicamente está ahí para preservar la tribu judía manteniendo el Judaísmo como una “forma de vida”.
Tanto en el Islam como en el Judaísmo apenas existe separación entre lo espiritual y lo civil. Ambas religiones son sistemas que aportan respuestas exhaustivas en términos de cuestiones espirituales, civiles, culturales y cotidianas. La ilustración judía (Haskalah) fue en gran medida un proceso de asimilación judía a través del laicismo y la emancipación, y la generación de diferentes formas modernas de identidades judías, incluyendo el sionismo. Sin embargo, los valores ilustrados del universalismo nunca han sido incorporados al corpus de la ortodoxia judía. Como en el caso del Judaísmo rabínico, que es totalmente ajeno al espíritu de la ilustración, el Islam está en gran parte alejado de los valores de la modernidad y racionalidad eurocéntrica. En todo caso, debido a la interpretación de las Escrituras (hermenéutica) tanto el Islam como el Judaísmo están, en realidad, más cerca de la post-modernidad [2].
Ni la ideología de izquierda ni el liberalismo se relacionan intelectual o políticamente con estas dos religiones. El hecho es desastroso porque la mayor amenaza para la paz mundial la plantea el conflicto árabe-israelí; un conflicto que se está convirtiendo rápidamente en una guerra entre el Estado expansionista judío y la resistencia islámica. Y, sin embargo, tanto la ideología liberal como la de izquierda carecen de los medios teóricos necesarios para comprender las complejidades del Islam y del Judaísmo.
El liberal rechazaría el Islam por siniestro debido a su postura ante los derechos humanos y de las mujeres en particular. La izquierda caería en la trampa de denunciar la religión en general como “reaccionaria”. Quizá sin darse cuenta, tanto uno como otro caen aquí en un claro argumento supremacista. Dado que tanto el Islam como el Judaísmo son más que meras religiones, transmiten una “forma de vida” y suponen un todo por medio de respuestas a preguntas que tienen que ver con el estar en el mundo, los liberales e izquierdistas occidentales corren peligro de rechazar completamente a una gran parte de la humanidad [3].
Hace poco acusé a un verdadero izquierdista y buen activista de ser islamófobo por culpar a Hamás de ser “reaccionario”. El activista, que evidentemente apoya verdaderamente a la resistencia palestina, se defendió rápidamente afirmando que lo que a él no le gustaba no era sólo el “Islamismo”, que en realidad él odiaba por igual tanto al Cristianismo como al Judaísmo. Por alguna razón, él estaba seguro de que odiar por igual a cada religión era una cualificación humanista adecuada. En consecuencia, el hecho de que un islamófobo sea también judeófobo y cristianófobo no es necesariamente un signo de compromiso humanista. Seguí cuestionando a este hombre bueno; entonces él argumentó que lo que en realidad a él no le parecía bien era el Islamismo (esto es, el Islam político). Volví a cuestionarlo y llamé su atención sobre el hecho de que en el Islam no existe una separación real entre lo espiritual y lo político. La noción de Islam político (Islamismo) bien podría ser una lectura errónea del Islam. Señalé que el Islam político, e incluso la rara implementación de la “jihad armada”, no son sino Islam en la práctica. Tristemente éste fue más o menos el final de la discusión. Al activista de la solidaridad con Palestina le resultó demasiado difícil hacer frente a la unidad islámica de cuerpo y alma. La izquierda en general está condenada a fracasar aquí a menos que profundice más escuchando el vínculo orgánico islámico entre lo “material” y el llamado “opio del pueblo”. A una persona de izquierda hacer esto le supone nada menos que fundamental cambio intelectual.
Este cambio lo sugirió hace poco Hisham Bustani [4], un marxista independiente jordano, al afirmar: “La izquierda europea debe hacer una seria autocrítica de esta actitud de “nosotros sabemos más” y de su tendencia a considerar ideológica y políticamente inferiores a las fuerzas populares del sur”.
Palestina
La solidaridad con Palestina es una buena oportunidad para revisar la gravedad de la situación. Da la casualidad de que, a pesar del trato asesino que Israel inflige a los palestinos, la solidaridad con Palestina no se ha convertido todavía en un movimiento de masas. Puede que nunca llegue a ser tal movimiento. Dado el fracaso de Occidente de mantener los derechos de los oprimidos, los palestinos parecen haber aprendido la lección: eligieron democráticamente a un partido que les prometía resistencia. Curiosamente, muy pocas personas de izquierda estuvieron ahí para apoyar a los palestinos y su elección democrática.
Con la plantilla actual de solidaridad política condicionada, vamos perdiendo compañeros a cada recodo de este camino plagado de baches. Las razones son las siguientes:
1. El movimiento de liberación palestino es básicamente un movimiento de liberación nacional. En este reconocimiento es donde perdemos a todos los cosmopolitas de izquierda, aquellos que se oponen al nacionalismo.
2. Debido al ascenso político de Hamás ahora la resistencia palestina es considerada resistencia islámica. Ahí es donde estamosperdiendo a los laicos y los ateos furibundos que se oponen a la religión, lo que los catapulta a ser PEP (progresistas excepto acerca de Palestina) [5].
De hecho, los PEP se dividen en dos grupos:
PEP1: aquellos que se oponen a Hamás por ser “reaccionario”, sin embargo, aprueban a Hamás por su éxito operativo como movimiento de resistencia. Estos activistas están esperando básicamente a que los palestinos cambien de idea y vuelvan a ser un sociedad laica. Pero están dispuestos a apoyar con condiciones a los palestinos como pueblo oprimido.
PEP2: aquellos que se oponen a Hamás por ser una fuerza reaccionaria y rechazan su éxito operativo. Estos están esperando a la revolución mundial. Prefieren dejar a los palestinos en espera por el momento, como si Gaza fuera un centro de vacaciones al lado del mar.
Con estas fuerzas de solidaridad que se evaporan rápidamente, nos quedamos con un movimiento de solidaridad con Palestina en miniatura con un poder intelectual (occidental) lamentablemente limitado y una capacidad aún menor incluso de cualquier eficacia a nivel de base. Hace poco Nadine Rosa-Rosso [6], una marxista independiente que trabaja en Bruselas, reveló esta trágica situación al afirmar: “La vasta mayoría de la izquierda, incluyendo a los comunistas, está de acuerdo en apoyar al pueblo de Gaza contra la agresión israelí, pero se niega a apoyar su expresión política, como son Hamás en Palestina e Hizbola en Líbano”. Esto lleva a Rossa-Rosso a preguntarse “¿por qué la izquierda y extrema izquierda moviliza a tan poca gente? Es más, para ser claros, ¿son todavía capaces la izquierda y la extrema izquierda de movilizar en relación a estas cuestiones?”.
¿A dónde ahora?
“Si el apoyo de la izquierda a los derechos humanos en Palestina está condicionado y depende de que los palestinos denuncien su religión y sus creencias religiosas, su herencia cultural y sus tradiciones sociales, y adopten un nuevo conjunto de creencias, valores y comportamientos sociales ajenos que encaje con lo que la cultura de la izquierda considera aceptable, esto significa que el mundo está negando a los palestinos el derecho humano más básico, el derecho a pensar y a vivir dentro de un código ético”, Nahida Izzat [7].
El actual discurso de solidaridad de la izquierda es inútil. Él mismo se aleja de su sujeto, logra muy poco y no parece ir a ninguna parte. Si queremos ayudar a los palestinos, a los iraquíes y a los demás millones de víctimas del imperialismo occidental, realmente debemos pararnos un segundo, respirar profundamente y volver a empezar desde cero.
Debemos aprender a escuchar. En vez de imponer nuestras creencias a los demás, haríamos mejor en aprender a escuchar aquello en lo que creen los demás.
¿Podemos seguir las sugerencias de Bustani y Rossa-Rosso, y revisar toda nuestra noción del Islam, de sus raíces espirituales, de su estructura, de su equilibro unificado entre lo civil y el espíritu, de su visión de sí mismo como un “modo de vida”. Si podemos hacerlo o no es una buena pregunta.
Otra opción es reexaminar nuestra ceguera y abordar las cuestiones humanistas desde una perspectiva humanista (por oposición a política). En vez de amarnos a nosotros mismo a través del sufrimiento de los demás, que es la forma última de egoísmo, haríamos mejor en ejercer por primera vez la noción de verdadera empatía. Nos ponemos a nosotros mismos en el lugar del otro aceptando que puede que nunca comprendamos completamente a este mismo otro.
En vez de amarnos a nosotros mismos a través de los palestinos y a sus expensas, tenemos que aceptar a los palestinos por lo que son y apoyarlos por quienes son con independencia de nuestro punto de vista sobre las cosas. Ésta es la única forma verdadera de solidaridad. Su objetivo es una conformidad ética más que ideológica. Sitúa la humanidad en el centro mismo. Refleja la profunda comprensión que tenía Marx de la religión como el “suspiro de los oprimidos”. Si pretendemos tener compasión por la gente, haríamos mejor en aprender a amarlos por lo que son en vez de por lo que esperamos que sean.
Notas:
[1] Tiene algo que ver con una herencia del Bajo Imperio Romano y del desarrollo temprano del Cristianismo como un concepto expansionista que tenía el objetivo de difundirse a culturas y civilizaciones remotas.
[2] Se puede argumentar que la agenda principal tras los intentos post-modernos es desestabilizar las bases del conocimiento y la ética modernos desafiando la posibilidad de una aplicabilidad universal moderna. Como lo expresó elocuentemente Muqtedar Khan (http://www.ijtihad.org/discourse.htm) , el post-modernista trata de privilegiar el “aquí y ahora” por encima de lo global. Tanto la filosofía post-modernista como la teología religiosa, afirma Khan, “rechazan la afirmación modernista de la infalibilidad de la razón”. Como el post-modernista, el Islam y el Judaísmo son escépticos respecto a la soberanía de la razón y de los discursos de racionalidad.
[3] La extraña y muy común sugerencia marxista de que “muchas personas, aparte de nosotros” son, de hecho, “reaccionarios” por ser religiosos implica la asunción necesaria de que el propio marxismo está cómodamente instalado en una superioridad moral absoluta. Esta asunción es bastante errónea por dos razones obvias:
• Afirmar saber más que los demás basándose en la afiliación ideológica o política es nada menos que supremacía llevada a la práctica;
• La afirmación de poseer la superioridad moral X no se puede verificar científicamente a menos que esté validada por otra superioridad moral más elevada X’. Para poder sostener su “superioridad moral” un marxista debería ir más adelante y afirmar que detenta la superioridad moral aún más alta X’. Para verificar esta postura X’ tendrá que avanzar a otra X’ superior, y así sucesivamente. Nos enfrentamos aquí a una búsqueda sin fin de la validación del significado ético. Este modelo de pensamiento puede ayudarnos a entender por qué el marxismo occidental ha logrado separarse de la realidad ética y del pensamiento ético, y no abordar apenas cuestiones relacionadas con una verdadera igualdad.
El problema obvio con la implementación marxista de la dicotomía “progresista frente a reaccionario” es que el marxismo afirma, como corresponde, estar entre los progresistas y afirma convenientemente que el “adversario” se encuentra entre los reaccionarios. Obviamente, esto es ligeramente sospechoso o, cuando menos, discutible.
[4] http://palestinethinktank.com/2009/06/26/hisham-bustani-thoughts-out-of-season-critiquing-the-european-left/ (Traducción al castellano, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=83413).
[5] Phil Weiss en su blog de valor inestimable MondoWeiss blog acuñó hace poco el útil término político de PEP: progresistas excepto acerca de Palestina.
[6] http://www.countercurrents.org/rosso110209.htm
[7] http://www.tlaxcala.es/pp.asp?lg=en&reference=604
Una versión de este artículo, sin notas, se publicó en: http://palestinechronicle.com/view_article_details.php?id=15280
Gilad Atzmon es músico de jazz, compositor, productor y escritor.
Enlace con el original: http://palestinethinktank.com/2009/07/14/gilad-atzmon-thinking-out-of-the-secular-box-the-left-and-islam/
Teherán y Tegucigalpa, un cuento de dos capitales
Barry Grey
World Socialist Web Site
21-07-2009
En Teheran, las manifestaciones convocadas por el derrotado candidato presidencial respaldado por Estados Unidos, no paran de recibir cobertura por los medios informativos estadounidenses. Las acusaciones del anterior primer ministro Mir Huseín Musaví sobre robo electoral y "golpe de estado" son asumidas de manera irreflexiva y presentadas como hechos por el New York Times, el Washington Post y otros periódicos "fidedignos", sin ningún contraste o investigación independiente. Una campaña propagandística dirigida a aislar y desestabilizar a la facción dirigente en Irán encabezada por el Líder Supremo ayatolá Ali Jamenei y el presidente Mahmoud Ahmadinejad.
Las protestas están dominadas por sectores acomodados de la clase media urbana, que votó mayoritariamente a Musaví y apoya su programa derechista de estrechar lazos con los imperialismos estadounidense y europeo, y una introdución rápida de políticas favorables a los mercados. La clase obrera, que no ve ningún motivo para apoyar a la facción "reformista" encabezada por Musaví y el anterior presidente, el multimillonario Ali Akbar Hashemi Rafsanjani, se abstiene de acudir a las protestas.
Los media difunden con pretensión de objetividad proclamando que el movimiento de protesta y sus líderes son la punta de lanza de una "revolución verde" por la democracia. Cada acto represivo del régimen iraní aparece en titulares, y los rumores sobre cientos de muertos son presentados como hechos. Los media estadounidenses se muestran especialmente airados con los esfuerzos del régimen para bloquear la comunicación en Internet y los teléfonos móviles.
Dos semanas después, los militares de Honduras, entrenados y equipados por Estados Unidos, irrumpieron en el domicilio del presidente electo, lo empaquetaron en un avión y lo sacaron del país a punta de pistola. El crimen principal del depuesto presidente, Manuel Zelaya, ha sido alinear su gobierno con los archienemigos de Washington en Latinoamérica, el venezolano Hugo Chavez y Fidel Castro en Cuba, y aprobar modestas reformas populares en Honduras, como el aumento del salario mínimo.
No puede discutirse el hecho de que en Honduras se ha producido un golpe de Estado. Pero de este asunto se informa pobremente en la prensa y en las retransmisiones de los media estadounidenses. Ni sobre los arrestos y deportaciones de ministros del Gobierno del presidente Zelaya, ni de los cierres de medios locales considerados favorables al depuesto presidente, del arresto de periodistas extranjeros y el cierre de agencias como la estadounidense CNN, y la imposición de un estado de sitio, incluido el toque de queda vigente entre el crepúsculo y el amanecer, ni sobre la movilización de miles de soldados en las principales ciudades.
El régimen golpista, respaldado por la élite capitalista hondureña, el Congreso, el aparato judicial y la Iglesia, intenta interrumpir Internet y las comunicaciones móviles, sin que se produzcan protestas desde los media estadounidensas.
Las manifestaciones en apoyo de los golpistas y el nuevo régimen, están dominadas por la rica clase media de la capital, Tegucigalpa.
En las fauces de la represión estatal, el sindicato de los docentes hondureños lanza una gran huelga respaldada por 60.000 personas, que cierra las escuelas, y millares se manifiestan en Tegucigalpa. Las manifestaciones son dominadas por sindicalistas, trabajadores, desempleados y pobres de zonas rurales. Esta resistencia de la clase obrera al golpe apenas merece alguna mención en los media de Estados Unidos.
El domingo 5 de julio, las tropas que ocupan el aeropuerto de Tegucigalpa abren fuego sobre una multitud desarmada que se ha reunido para dar la bienvenida a Zelaya, cuyo avión intenta tomar tierra para devolverle a la presidencia. Un joven de 19 años muere por los disparos. Nuevamente, apenas una mención en los media estadounidenses.
Es posible imaginar la respuesta de los media de Estados Unidos si Ahmadinejad hubiera arrestado a Musaví y lo hubiera arrojado fuera de Irán. O los alaridos de indignación que hubieran estallado si el presidente iraní hubiera bloqueado el aeropuerto para impedirle el regreso.
Abundan los ejemplos del doble rasero aplicado a Irán y Honduras, y a continuación se citan algunos:
La CNN cubrió extensamente los esfuerzos del régimen iraní para censurar las noticias e intimidar a los periodistas extranjeros. No ha dicho nada sobre el cierre de su propia emisora por el gobierno golpista de Honduras.
El 4 de julio CNN.com informó que había recibido un video que mostraba a las tropas hondureñas disparando a las ruedas de los autobuses que transportaban a Tegucigalpa manifestantes contra el golpe desde distintos puntos del país. Este video no se sabe si ha sido emitido por la cadena.
Mas significativa es la virtual ausencia de cobertura en los media de Estados Unidos del asesinato y heridos producidos el domingo entre los manifestantes que protestaban contra el golpe en el aeropuerto de Tegucigalpa. El Financial Times del lunes proporciona un relato estremecedor de la atrocidad cometida, que muestra claramente su carácter premeditado. Informando sobre unas mil quinientas personas concentradas en las cercanías de la valla del aeropuerto para recibir el avión de Zelaya, el periódico escribe: "Sin embargo, hacia las tres de la tarde del domingo, los soldados que guardaban la pista para impedir el retorno de Zelaya lanzaron una ofensiva contra la multitud desarmada, de acuerdo con los testigos. Abrieron fuego desde dentro del aeropuerto, y lanzaron gas lacrimógeno hacia la multitud. Momentos después un puñado atravesó la valla perimetral, que había sido cortada por los manifestantes, los soldados levantaron sus armas automáticas y apuntaron hacia la masa de hombres mujeres y niños aterrorizados. Entonces abrieron fuego. Al menos una persona resultó muerta, y unas 30 fueron heridas."
La prensa latinoamericana ha publicado fotos del joven herido mortalmente, Isis Obed Murillo, cuando es trasladado por los manifestantes. Ninguna de estas fotos ha aparecido en los principales periódicos estadounidenses, ni en los canales de televisión. Murillo permanece innombrado y sin duelo en los media de EEUU.
Solo se necesita que comparemos este cruel trato con el frenesí con el que los media trataron la muerte de Neda Agha Soltan el 20 de junio en Teheran. La muerte de la estudiante de 27 años, que fue retratada como una transeúnte en una protesta a favor de Musaví, ocurrió en extrañas circunstancias. El gobierno negó ser responsable, pero los media la declararon inmediatamente una mártir de la "revolución verde". Su imagen salpicó todas las primeras planas de los de los periódicos y fue difundida por todos los canales de TV. "Neda" fue proclamada la "Juana de Arco" de la oposición iraní.
Este cuento de las dos capitales ilustra el carácter y el papel de los media en EEUU. Poseidos y controlados por corporaciones gigantes, funcionan como un adjunto del Estado y una máquina de propaganda a favor de los intereses imperialistas de Estados Unidos. Sus prejuicios clasistas -y los de los generosamente pagados individuos que sirven como editores estrella, reporteros expertos y jefes de informativos- son puestos de relieve por las respuestas diametralmente opuestas en Teherán y Tegucigalpa.
El mismo papel desempeñan los llamados medios liberales "progresistas", que se han alineado uniformemente tras la campaña de Estados Unidos contra la facción dirigente en Irán. La página web de la revista Nation mostraba el miércoles de forma destacada el artículo de su corresponsal en Irán, Robert Dreyfuss, haciéndose eco de los llamamientos de las fuerzas pro-Musaví a nuevas manifestaciones. Uno busca en vano la existencia de un artículo sobre los sucesos en Honduras. (Para más información sobre Dreyfuss ver "Nation’s man in Tehran: Who is Robert Dreyfuss?”, en wsws.org)
Los medios estadounidenses no se adhieren a criterios de orden moral ni atienden limitaciones en el desempeño de su función de manipular la opinión pública de acuerdo con los objetivos, tanto de orden doméstico como exterior, de la élite dominante. Nada muestra mejor el declive de la democracia y de la "prensa libre" en Estados Unidos que la manera en que ésta se suma a las falsas "revoluciones coloreadas" contra los regímenes considerados hostiles a los intereses estadounidenses, mientras ignora descaradamente medidas antidemocráticas de regímenes respaldados por la CIA, los militares y el Departamento de Estado.
http://www.wsws.org/articles/2009/jul2009/pers-j09.shtml
Traducción de JMSamos
ZELAYA INGRESARIA A HONDURAS EN LAS PROXIMAS HORAS
PARA ESTABLECER UN CENTRO DE OPERACIONES CLANDESTINO
Y DESDE ALLI DIRIGIRIA UNA HUELGA GENERAL POR TIEMPO INDEFINIDO
20 de julio de 2009
www.resumenlatinoamericano.org
CARLOS AZNÁREZ y WILLY NOCETTI
Por Carlos Aznárez
RESUMEN LATINOAMERICANO
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El presidente Manuel Zelaya habría resuelto ingresar al territorio hondureño por un punto de la frontera (presuntamente desde Nicaragua) y desde alli se dirigiría a un pueblo no muy distante de la capital hondureña en el que, junto con varios integrantes de organizaciones resistentes, establecería el "comando central" de las operaciones ofensivas contra los golpistas.
Un corresponsal de RESUMEN LATINOAMERICANO en Managua, que participó ayer de los actos de celebración del 30 aniversario del triunfo sandinista, envió a esta redacción la información de que entre los allegados de la Cancillera Patricia Rodas se daba por hecho que Zelaya ya tomó la decisión de ingresar en suelo hondureño, tras el fracaso de las negociaciones en Costa Rica. "En caso de que estas conversaciones resultaran fallidas -como efectivamente ocurrió- el presidente legítimo se pondrá al frente de una gigantesca ofensiva contra el gobierno de facto que incluye una huelga general por tiempo indefinido", aseguraron en el entorno de Rodas.
Es por ello que la Cancillera, al hablar ayer en el multitudinario acto sandinista -arropada por el canciller bolivariano Nicolás Maduro, el presidente Daniel Ortega y el vicepresidente cubano Estéban Lazo- anunció solemnemente que "se acabó el tiempo para los golpistas" y que "a partir de hoy comienza la marcha hacia Honduras". Más aúno: advirtió que "Latinoamérica entra a Honduras" de la misma manera que en otro tiempo, Honduras abrió sus puertas y fronteras para derrocar al régimen dictatorial nicaragüense de Somoza.
En principio se especuló que Zelaya participaría ayer en el acto sandinista, pero finalmente el presidente legítimo vio como más efectivo que sea su fiel cancillera la que hablara en esa ocasión, dedicándose él a preparar la rueda de prensa que realizó con posterioridad al acto, en la embajada hondureña en Managua. Allí confirmó que vuelve a Honduras, y dio como fecha el próximo fin de semana, aunque entre sus colaboradores más inmediatos, se daba por seguro que "mañana (por hoy lunes) ya se estará moviendo hacia alli". Esas mismas fuentes, señalaron que el plan de Zelaya es asentarse en un "bunker clandestino" y desde alli comunicarse con los mandos de la resistencia y diagramar su aparición pública a fin de semana, cuando la huelga general y las movilizaciones alcancen su climax.
Desde Tegucigalpa, donde todo este fin de semana se siguieron realizando manifestaciones pacíficas de protesta, se desacreditaron totalmente seis de los 7 puntos propuestos por el "mediador" Arias (con letra de la administración norteamericana) por considerarlos "inaceptables y de abierta claudicación" a favor de los golpistas.
Al parecer, después que se conoció la aceptación de estos puntos por parte de la delegación de Zelaya, en las filas del Comando unificado de la resistencia se insistió en hacer oir una posición en contrario. "No estamos en la calle desde hace casi un mes para ahora terminar concediendo todo", manifestó uno de los líderes de la resistencia. De hecho, cuando en San José se vio claramente que los golpistas no cedían, y que los mensajes llegados desde Tegucigalpa repudiaban cualquier negociación a la baja, se dio por concluido que el proceso negociador no tenía ya más sentido.
Sin embargo, Arias, que evidentemente actúa por orden de Hillary Clinton, volvió a insistir en que le den 72 horas más para seguir "buscando caminos hacia la paz" y advirtió -apocalípticamente- que lo hacía para que "no tengamos que lamentar una guerra civil", explicando que "en Honduras mucha gente tiene armas y si por desgracia algún ciudadano armado mata a un militar o este mata a un civil, la guerra ya estaría servida".
Por otra parte, el dirigente Juan Barahona, uno de los voceros, junto con Rafael Alegría, del FRENTE NACIONAL CONTRA EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS, que opera como comando unificado de la resistencia, señaló anoche -luego de una multitudinaria asamblea popular- que este lunes, miles de ciudadanos marcharán hacia el Parlamento exigiendo que los golpistas abandonen el gobierno, y que además, "el jueves se iniciará una huelga general hasta que los militares y civiles fascistas se convenzan que el pueblo los repudia".
Ese sería el momento en que Zelaya aparecería públicamente en suelo hondureño, encabezando esta nueva ofensiva popular contra quienes lo sacaron abruptamente del poder.
Por último, trascendió que el embajador norteamericano en Tegucigalpa, Hugo Llorens, sigue desplegando una intensa actividad tratando de que el conflicto no se le vaya de las manos a Washington. Sabedor desde el comienzo de que si los golpistas se endurecen, también va a ir en aumento -como ha sucedido- la radicalización de la resistencia, Llorens ha hablado con dirigentes políticos y empresarios tratando de convencerlos de que se haga lo posible para arribar a un acuerdo con el zelayismo. No precisamente porque Llorens simpatice con el presidente legítimo (de hecho fue el embajador quien echó gasolina al fuego para acelerar la asonada) sino porque EEUU tiene serios temores de la "influencia nociva de Hugo Chávez en Honduras", como lo confesara el propio Llorens.
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HONDURAS
Zelaya: El próximo fin de semana haré mi retorno
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En rueda de prensa desde la sede de la Embajada de Honduras en Nicaragua, Zelaya expresó: ''creo que la comunidad internacional tiene un reto, porque ha sido burlada por este grupo de golpistas'', que han obstaculizado este domingo el diálogo que intentaba solventar la situación política en la nación.
El presidente legítimo de Honduras, Manuel Zelaya, anunció que el próximo fin se semana consolidará su retorno a este país, " como lo manda la Constitución", tras el rechazo del gobierno de facto a las propuesta hecha por su homólogo costarricense, Óscar Arias, en la mesa de diálogo que terminó este domingo.
Desde la embajada de Honduras en Nicaragua, el mandatario anunció, que a partir de ahora y tras el anuncio del mediador, Óscar Arias, de suspender el diálogo por 72 horas, él y sus asesores organizarán el proceso para retornar al país con los mecanismos que le otorgan las leyes hondureñas.
También expresó que "la comunidad internacional tiene un reto, porque ha sido burlada por este grupo de golpistas", que han obstaculizado este domingo el diálogo que intentaba solventar la situación política en la nación.
"Si después de las 72 horas la comunidad internacional ha apretado como debería de apretarse al régimen, que se sostiene con la punta de la bayoneta, no duran ni 24 horas. Pero no podemos confiarnos, yo sólo confío en una elección pública transparente, libre y secreta. Tengo derecho a defenderla no voy a dejar solo al pueblo hondureño en esta lucha", sostuvo.
Asimismo dijo que "no sólo se han burlado del pueblo y han irrespetado a Arias, están burlando a la propia secretaria (de Estado de EE.UU. Hillary) Clinton, y están logrando evidenciar que el régimen que gobierna a Honduras además de irresponsable es soberbio irrespetuoso e intransigente".
Añadió que este grupo de golpistas está retando al mundo porque están aislados, les han cerrado las puertas (...) La comunidad internacional tiene ahora que arreciar las medidas, porque están frente a un dilema, no dejar que se imponga el imperio de las armas".
Se refirió a las declaraciones que hiciera más temprano el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien afirmó que deben endurecerse las medidas sobre el gobierno golpista "y yo estoy totalmente de acuerdo, porque si Estados Unidos cerrara con más fuerza desde el punto de vista de las actividades y actores, este golpe no duraría más de pocas horas".
En la alocución lo acompañó el dirigente campesino, Rafael Alegría quien pidió disculpas a los hondureños por la interrupción de la economía, y también "a los pueblos hermanos de Centroamérica". Sin embargo, afirma que "esto es una situación real y los golpistas son los únicos responsables de la muerte del joven (caído el 5 de julio en el aeropuerto de Toncontín) y por el desastre económico que estamos sufriendo".
fuente: Telesur
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HONDURAS
Movimientos sociales siguen en pie de lucha
y convocan a paro nacional en Honduras
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Juan Barahona, dirigente social, dijo que tienen una agenda paralela, porque nunca confiaron en el diálogo en San José.
De igual forma se pudo conocer que estos movimientos sociales contaban con una agenda paralela porque desde su inicio, no creían en la mesa de diálogo instalada en Costa Rica con Óscar Arias como mediador.
Los movimientos sociales hondureños anunciaron este domingo que a partir de este lunes protagonizarán nuevas manifestaciones de resistencia pacífica, así como un paro nacional para el próximo jueves y viernes, al que se suma la Central de Trabajadores del país, tras la suspensión del diálogo en Costa Rica donde no se logró un acuerdo para restituir el orden constitucional en Honduras.
Así lo confirmó el dirigente social, Juan Barahona, en entrevista exclusiva para teleSUR, tras culminar en Tegucigalpa una asamblea popular para establecer las acciones a realizar, por parte de los movimientos sociales que apoyan al gobierno legítimo de Manuel Zelaya.
De igual forma se pudo conocer que estos movimientos sociales contaban con una agenda paralela porque desde su inicio, no creían en la mesa de diálogo instalada en Costa Rica con Óscar Arias como mediador.
"Para nosotros en la agenda sigue estando la resistencia popular contra el golpe de Estado. Las pláticas en Costa Rica eran un paso más en la lucha para nosotros. Pero estas conversaciones fracasaron desde la primera reunión, por eso nosotros no esperábamos nada", apuntó Barahona.
Dijo que los golpistas que ocupan el poder en Honduras, "no tienen interés en un acuerdo, sólo están haciendo tiempo para desgastar la resistencia del pueblo y consolidarse en el poder".
Asimismo, anunció que los movimientos sociales han convocado a una concentración en el Congreso Nacional, ubicado en el centro de Tegucigalpa.
Apuntó que con el fracaso de las conversaciones en Costa Rica, también fracasó el presidente Óscar Arias. "Ahora urge el regreso al país de Manuel Zelaya, así fortalecemos la resistencia. Vamos a derrocar a derrocar a los golpistas hoy mas que nunca Zelaya debe regresar", enfatizó Barahona.
fuente: Telesur
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HONDURAS
FRACASARON NEGOCIACIONES EN COSTA RICA
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Fracasaron las conversaciones de San José para encontrar una solución pacífica para el conflicto hondureño. El presidente costarricense Oscar Arias, mediador del diálogo, dijo que seguiría trabajando durante 72 horas más para evitar una guerra civil con derramamiento de sangre. En principio, las dos partes aceptaron volverse a reunir pasado mañana.
Las delegaciones, que estuvieron reunidas todo el sábado y el domingo, no lograron ponerse de acuerdo sobre la propuesta del mediador de restituir a Zelaya en el poder, que hace tres semanas fue derrocado por militares.
"¿Cuál es la alternativa al diálogo? El día de mañana, como buena parte del pueblo hondureño tiene armas, qué pasa si se dispara un arma contra un soldado, o un soldado dispara contra un ciudadano armado. Puede haber una guerra civil y un derramamiento de sangre que el pueblo hondureño no se merece", dijo Arias sin ocultar su preocupación.
"Yo quiero tomar 72 horas para continuar trabajando, esta vez de manera más ardua para ver si podemos lograr un acuerdo entre las partes", agregó Arias.
Carlos López, delegado del gobierno de facto de Manuel Micheletti, rechazó de plano el punto primero del plan de Arias sobre el retorno inmediato a Honduras de Zelaya.
"Lo siento mucho, pero las propuestas que ha presentado resultan inaceptables para el gobierno de Honduras. Al pueblo le interesa más la dignidad y honor que cualquier sanción que se le pueda poner", dijo López.
El punto innegociable de Arias para salir de la crisis es la restitución de Zelaya en el poder del que fue derrocado por un golpe de Estado el 28 de junio
Rixi Moncada, delegada de Zelaya, manifestó que la negociación había fracasado por la intransigencia del gobierno golpista.
Estados Unidos había echado toda la carne en el asador para resolver con rapidez la crisis hondureña. El embajador norteamericano Hugo Llorens presionó con fuerza al gobierno de facto de Micheletti para que aceptara la propuesta de Arias.
Empresarios y políticos no se fían de Zelaya. Alegan que aunque firme en San José el plan de Arias, puede desconocerlos al regresar porque la actual Constitución no contempla que se pueda limitar los poderes del presidente. Además, esgrimen que Zelaya no cumple su palabra. "El problema es que Zelaya puede decir lo que quiera delante de Dios y luego no lo cumple", dijo la periodista Rossana Guevara. El sábado, Zelaya aceptó el plan Arias, que especifica su renuncia a cualquier intento de reelección, y horas después declaró al diario brasileño "Folha de Sao Paulo" que cuando retome el poder insistirá en convocar una Asamblea Constituyente (con el fin de facilitar su reelección), que fue lo que desencadenó el golpe de Estado.
Washington no quiere dejar en manos del presidente Hugo Chávez el caso hondureño, e intenta evitar a toda costa que la situación derive en hechos violentos. Para forzar la situación, Llorens amenazó con todo tipo de sanciones políticas y económicas, con suspensión de las ayudas, incluida la cuenta del Milenio, para doblegar a Micheletti, a las instituciones hondureñas y a los empresarios que se siguen oponiendo al regreso de Zelaya. Según las emisoras locales, el diplomático incluso habría esgrimido que se suspenderían los visados para viajar a Estados Unidos.
El jueves pasado, Llorens se reunió en su residencia con un grupo de 20 prominentes empresarios. Un asistente al encuentro comentó a "La Vanguardia" que el diplomático "estuvo muy agresivo, señalando que la situación empeoraría y que Washington nunca aceptaría a Micheletti". El embajador pidió a los empresarios que no dejaran que murieran las conversaciones de San José.
La respuesta de los 20 empresarios fue de rechazo al regreso de Zelaya; esgrimieron que es un presidente fracasado, responsable de delitos y violaciones a la Constitución.
"Si no restituyen a Zelaya lo van a lamentar, si hay un baño de sangre los Estados Unidos no se van a meter", habría dicho vía telefónica el embajador Llorens a los negociadores de Micheletti en San José.
Dirigentes políticos, que pidieron el anonimato, señalaron que Llorens se extralimitó en sus funciones al amenazar con sanciones.
"Llorens sólo es el representante del ejecutivo. Pero en el Congreso de Washington hay muchas voces que no respaldan la postura de Obama con Honduras", declaró a este periódico Adolfo Facussé, presidente de la Asociación Nacional de Industriales. "Vamos a sembrar más frijoles y más maíz para resistir. El problema va más allá de Zelaya. No queremos que Chávez mande en Honduras. Es la clave del problema", dijo
Martha Lorena Alvarado, viceministra de Asuntos Exteriores, manifestó que, de momento, el Gobierno rechaza que Zelaya regrese al poder. Sobre las presiones de Llorens para que Micheletti acepte el regreso condicionado de Zelaya, Alvarado dijo que "no estamos aquí para contentar a la comunidad internacional si no para que se cumpla el Estado de derecho y Zelaya es un hombre con denuncias en firme". Agregó que "igual que hemos denunciado las injerencias de Chávez y de Venezuela rechazamos cualquier presión de Estados Unidos"
fuente: La Vanguardia (Barcelona)
América Latina: Trabajadores del sector energético en época de crisis
19-07-2009
James Petras
Rebelión
Traducido por Andrés Prado para Rebelión.org
La situación del sector energético en América Latina está determinada por correlaciones tanto internas como externas de fuerzas políticas, el nivel de organización de clase y poder dentro de las clases trabajadoras y dominantes, la situación de la economía mundial y la fuerza y debilidad del imperialismo estadounidense.
La “situación del sector energético” hace referencia a diversas variantes en términos de propiedad, volumen económico y distribución de las ganancias dentro de la estructura clasista.
Correlación de fuerzas internas y externas
La correlación de fuerzas entre capitalistas y trabajadores en el sector energético en América Latina varía ampliamente: en Venezuela el Gobierno de Chávez, con el apoyo del sindicato de los trabajadores del petróleo, ha incrementado la propiedad pública y ha distribuido las ganancias del petróleo entre las clases populares mediante subsidios alimenticios, sanidad para todos y programas públicos de educación. En el otro extremo se encuentra Colombia en la que, bajo el Gobierno de Uribe, las compañías privadas extranjeras de petróleo están aumentando su control, los beneficios son repatriados a los países imperialistas o sacados del país por la élite doméstica y las ganancias del gobierno subvencionan a la oligarquía, y a escuadrones de la muerte apoyados por el gobierno y al ejército para asesinar y amenazar a líderes sindicales y sociales.
Entre estos dos polos de la izquierda nacionalista y la derecha neofascista existen otras cuantas variantes: socialdemócrata, social liberal y neoliberal.
Bolivia y Ecuador, con Evo Morales y Rafael Correa, representan el enfoque social democrático. Proponen “sociedades” entre el “Estado” y compañías capitalistas extranjeras de petróleo, que compartan los beneficios de la explotación de crudo. Las compañías extranjeras controlan todavía la mayor parte, si no todo, del refinamiento y del comercio y el gobierno social democrático tiene todavía que establecer sus propios “sistemas de marketing”.
Las políticas “social liberales” las encontramos en Brasil y Argentina donde las compañías petrolíferas mayores son del Estado sólo nominalmente pues son comercializadas en los mercados de bolsa en Latinoamérica y Wall Street. Las ganancias del Estado son distribuidas en una proporción desigual: la mayor parte usada para subvencionar el sector agro mineral y la parte menor para financiar programas sociales- incluidos programas básicos contra la pobreza.
Las políticas neoliberales las encontramos en México y Perú donde compañías petrolíferas anteriormente pertenecientes al Estado se han transferido a compañías extranjeras de petróleo y energía. En México, sólo la militancia del Sindicato Mexicano de Electricistas ha impedido que el Gobierno privatizara esta industria estratégica. Bajo los regímenes neoliberales las ganancias energéticas y del petróleo se han distribuido casi exclusivamente entre las clases dominantes extranjeras y locales y sólo han quedado unas pocas migajas para los trabajadores, los campesinos y las comunidades indígenas en la forma de programas de “pobreza de subsistencia”. Los regímenes neoliberales desinvierten y desvalijan las empresas públicas, disminuyendo su cuota de producción y dejándolas con deudas, tecnología obsoleta y una capacidad en declive para satisfacer obligaciones de ultramar.
El Impacto del boom económico y la recesión global (2003-2009)
La actuación y propiedad del sector energético se ven influenciados por la lucha de clases interna, la situación de la economía mundial y la ascensión y caída del imperialismo estadounidense. La crisis del neoliberalismo y las revueltas populares entre 1999 y 2005 cerraron la primera fase de privatización a gran escala en muchos países de Latinoamérica. El derribo de los gobiernos de De la Rua en Argentina, Sánchez de Losado en Bolivia y Noboa y Gutiérrez en Ecuador, la derrota de los golpistas en Venezuela (abril 2002) y el encierro de los jefes (la huelga del petróleo) (diciembre 2002-febrero 2003) llevó a los movimientos radicales de masas a establecer una nueva agenda: la renacionalización del sector energético, del petróleo, del sector eléctrico, de la minería y de otros sectores estratégicos.
Sin embargo las revueltas populares no llevaron, con la excepción de Venezuela, a gobiernos de trabajadores y campesinos. En su lugar, alianzas de centro izquierda de orientación de clase media con las clases populares llevaron a algunas reformas parciales. En Bolivia Evo Morales aumentó el rol del Estado en su sociedad con 42 compañías de gas y petróleo de propiedad extrajera. Kirchner montó una compañía estatal pero se negó a renacionalizar Repsol YPF en Argentina. En Ecuador Correa incrementó los impuestos a las compañías petrolíferas pero las compañías multinacionales extranjeras todavía producen el 57% del petróleo. En Brasil Lula rechazó renacionalizar las empresas privatizadas- y la mayoría de las participaciones de Petrobras siguen en las manos de los inversores privados.
La mayor lucha contra la explotación de las compañías mineras y de energía en Perú, Colombia, Ecuador y Chile la llevaron a cabo los movimientos indígenas, en algunos casos apoyados por trabajadores del petróleo y organizaciones de campesinos. La razón está clara: las compañías energéticas no estaban simplemente explotando a la mano de obra, estaban destruyendo sus economías y condiciones de vida mediante la contaminación masiva del medio ambiente y el embargo de sus tradiciones.
En Brasil la promoción a gran escala y a largo plazo de inmensas plantaciones multinacionales de azúcar y refinerías que producen etanol desplazó a miles de pequeños granjeros y comunidades indígenas e intensificó la explotación de los trabajadores del campo. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra (MST) y otros movimientos sociales del campo, aliados con Lula, se enfrascaron en luchas defensivas. Sin embargo, sin aliados urbanos, no pudieron con la combinación Lula-agro mercado.
Trabajadores urbanos y sindicatos
La principal fuerza motriz de las revueltas populares contra el neoliberalismo varía según los países y el momento.
En Ecuador los trabajadores del petróleo, la minería y las fábricas se unieron a los movimientos masivos de campesinos para deponer a Noboa al comienzo de la década. En Argentina los parados y la clase media lideraron la lucha en el derrocamiento de De la Rua. En Venezuela los trabajadores del petróleo se dividieron entre una minoría que apoyaba el encierro de los jefes y una mayoría que tomó el control y operó los pozos en apoyo del Presidente Chávez. Sin embargo, a lo largo de la década, los trabajadores del sector energético se han organizado y militado en defensa de su sector económico, oponiéndose a la privatización y protegiendo sus estándares de vida mediante lucha de masas. Pero su presencia en las revueltas populares ha sido escasa. En muchos de los casos los líderes de los sindicatos de la energía han apoyado a los regímenes de centro izquierda para asegurarse concesiones salariales y trabajo seguro. En el mejor de los casos estos sindicatos se han unido en manifestaciones de solidaridad con la lucha masiva de los campesinos, indígenas y parados.
Paradójicamente la fuerte y militante organización de los sindicatos de la energía ha llevado a ganancias económicas y reformas del sector, que han llevado a su vez a la creación de islas altamente segregadas de afluencia entre una masa de pobres rurales y urbanos. La pasada década ha sido testigo del declive de los trabajadores de la energía como vanguardia de las revueltas populares: otras clases han ocupado su lugar. Esto ha dado lugar a un peligro de carácter estratégico porque, en el transcurso de privatizaciones a gran escala del sector de la energía, los trabajadores fracasarán en asegurarse el apoyo del resto de la clase trabajadora y los campesinos.
Mientras que la explotación del petróleo en el Amazonas crea “trabajos para trabajadores del petróleo”, destruye la forma de vida de las comunidades indígenas y da comienzo a un conflicto entre compañías petrolíferas y sus trabajadores contra la masa de artesanos, pequeños granjeros y comunidades indígenas dependientes de la ganadería, la pesca y la artesanía, próximas a las operaciones mineras y de petróleo.
La recesión mundial y el sector energético
La crisis mundial no se puede resolver solamente con huelgas y protestas. Incluso la renacionalización no puede, por sí misma, crear las bases para una recuperación nacional. La única alternativa que enfrentan los trabajadores del sector energético es una “revolución cultural y política” interna en la que se replanteen su estrategia básica y vayan más allá de las luchas sectoriales.
La actual recesión profunda y prolongada sólo puede ser afrontada a nivel político nacional mediante un giro hacia la formación de una alianza política amplia y de masas con las clases populares, con una estrategia para ganar poder estatal. A las puertas del colapso del capitalismo, la lucha sindical ya no es efectiva. Los sindicatos sólo pueden tener éxito dando un giro decisivo hacia los movimientos anticapitalistas- un giro hacia una aceptación explícita del socialismo.
Hoy día, la totalidad de la clase capitalista se ha apoderado del control del Estado, especialmente de la Hacienda estatal, para financiar su supervivencia y recuperación a expensas de los trabajadores, los campesinos, los indígenas y los pobres urbanos. Según la crisis se hace más profunda, la rebelión de la masa rural y urbana romperá de nuevo los lazos de la burguesía hegemónica. Se elevará la pregunta: ¿serán los trabajadores de la energía parte de una solución socialista o serán parte del problema capitalista? ¿Volverán a ser los trabajadores de la energía parte de la vanguardia o seguirán siendo parte de la retaguardia? Lo que está absolutamente claro es que los trabajadores de la energía ocupan una posición estratégica en el sistema capitalista mundial- sin petróleo nada se mueve, sin electricidad los banqueros no pueden contar sus beneficios y los inversores no pueden leer sus pagos de dividendos.
El sistema capitalista nunca ha demostrado en su totalidad hoy día, en la vida real, que es un sistema fallido- ni produciendo bienes y servicios ni proveyendo crédito y financiación ni dando trabajo.
La famosa frase de Kart Marx me viene a la mente: “Un fantasma está acechando a la clase capitalista: el advenimiento de la revolución socialista”.
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Presentado en una sesión plenaria de la reunión internacional de trabajadores del sector de la electricidad en México organizada por el Sindicato Mexicano de Electricistas. (SME) Julio 2009.