viernes, 20 de noviembre de 2009

Comentario de Cuarenta hadices -XLII


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní


Traducción de Raúl González Bórnez

Séptimo hadíz
La ira (Gadab)


Con una cadena de transmisión que llega a Muhammad bin Yaqub, quien lo recogió de Ali bin Ibrahím, que lo hizo de Muhammad bin Isa, que lo hizo de Yunús, que lo hizo de Dawud bin Farqadin, que dijo: Dijo Abu Abdel lah, el Imam Yafar as-Sádeq, la paz sea con él:

La ira es la llave de todos los males.

El gran investigador Ahmad bin Muhammad, conocido como Miskawai, en su obra Tahárat al-‘aráq, que es un delicado trabajo de rara excelencia por la belleza de su composición y la hermosura de su estilo, dice algunas cosas sobre el significado de gadab que he tratado resumidamente de traducir de la siguiente manera:
La ira es en realidad una agitación del alma a consecuencia de la cual la sangre del corazón hierve con el deseo de venganza. Cuanto más intensa es esta agitación más se enciende el fuego de la ira, la sangre del corazón sufre una violenta conmoción, llenando las venas y el cerebro de un dañino humo oscuro a consecuencia del cual pierde la persona el control del intelecto y su actividad se debilita.
Los filósofos han comparado ese estado de la persona con una caverna en el interior de la cual han encendido un fuego que la llena de llamas y de un humo sofocante que sale por su boca con un intenso calor y un terrorífico alarido. Cuando esto sucede, resulta difícil calmar a la persona y calmar el fuego de su ira y todo lo que se arroja a él para tratar de apagarlo no hace sino sumarse a él y aumentar su intensidad. Es por esa razón que la persona, cuando se encuentra en ese estado, se ciega y no es posible guiarla ni aconsejarla, pues no solamente se vuelve sorda a los consejos, sino que estos se añaden al fuego y sólo sirven para incrementar las llamas y el fuego de su ira y no hay manera de remediar el estado en el que se encuentra.
Después de eso, Miskawai dice:
Hipócrates dice que existe más esperanza para un barco rodeado por una terrible tormenta que le aparta de su ruta y al que las grandes olas arrastran a los arrecifes, que para una persona inflamada por la ira, ya que el barco que se encuentra en esa situación puede ser salvado por la pericia de los marineros, pero cuando el alma de la persona se enciende con el fuego de la ira no hay manera de salvarle, ya que cualquier cosa que se haga, como tratar de aconsejarle y calmarle, y por más que se le trate con delicadeza y moderación, solo se consigue incrementar su fuego.

Sobre los beneficios del poder de la ira

Debes saber que el poder de la ira es una de las grandes mercedes divinas por medio de la cual la persona puede dar respuesta a muchas de sus necesidades de esta vida y de la otra y con la cual protege la especie, su vida y la de su familia y que juega un importante papel en la formación de la ciudad ideal y en el establecimiento del orden social.
Si los animales no poseyesen este noble poder no podrían defender de las adversidades naturales, quedarían indefensos y serían destruidos. Y, si el ser humano no poseyese este poder, además de quedar expuesto a todos esos peligros, no podría acceder a muchas de sus perfecciones y progresos. Más aun, cuando se posee por debajo del nivel requerido, se considera una debilidad moral de la que surgen toda una serie innumerable de vicios y defectos, tales como el miedo, la timidez, la debilidad, la pereza, la avaricia, la impaciencia, la falta de firmeza en la medida y circunstancias en que ésta es necesaria, la carencia de ambición, la torpeza, el letargo, la sumisión frente a la opresión y la tiranía, el insulto y las desgracias que el individuo y la familia deben enfrentar, la falta de celo y entusiasmo y la carencia de bravura y determinación.
Dios Altísimo ha dicho refiriéndose a los atributos de los creyentes:
Son duros con los enemigos de Dios y misericordiosos entre ellos.
Solamente a la sombra del poder de la ira es posible cumplir con la obligación de ordenar el bien y prohibir el mal, aplicar los límites establecidos en la ley, los castigos y el resto de las medidas de policía establecidas por la ley y la razón. Por tanto, quienes suponen que eliminar el poder de la ira implica un grado de perfección y elevación, cometen un enorme error e ignoran cuál es el límite de la perfección y en que consisten la moderación y el equilibrio.
Esos pobres desgraciados ignoran que Dios Altísimo no ha dotado en vano de esta noble facultad a todas las especies del reino animal y que Él ha otorgado este poder a los hijos de Adán como un medio capital para proteger su vida en este mundo, la llave para acceder a bienes y bendiciones y para alcanzar los beneficios de la otra vida.
Sólo gracias a este noble poder es posible asumir la defensa contra los enemigos de la religión, la protección del orden familiar, de la propia vida, de las propiedades, del honor y de los principios divinos, y sólo gracias a él es posible afrontar el esfuerzo contra el propio ego, que es el mayor enemigo del ser humano.
La protección ante las invasiones y los ataques a los derechos, la defensa de las fronteras, ante las ofensas individuales y sociales y las prácticas nocivas y dañinas, se lleva a cabo bajo la bandera de este poder.
Por esa razón, los sabios han recomendado diferentes remedios para evitar la decadencia y debilitamiento de este poder y distintos medios teóricos y prácticos para estimularlo y fortalecerlo, tales como la realización de actos heroicos y la participación en la defensa armada para defenderse de las guerras suscitadas por los enemigos de Dios.
Ha sido recogido que incluso algunos filósofos solían acudir a los eventos peligrosos, participaban en ellos y exponían sus personas a grandes riesgos. Se embarcaban con la mar embravecida y tormentosa para combatir su timidez y debilidad de carácter y fortalecer su ánimo y valentía.
En cualquier caso, en lo profundo de la esencia humana y animal se aloja el poder de la ira, incluso aunque en algunos se encuentre adormecida, lo mismo que el fuego permanece atenuado bajo las cenizas.
Cuando la persona siente que el poder de su ira se encuentra débil y apagado, debe ponerle remedio llevando a la práctica aquellos actos que lo fortalezcan, hasta alcanzar el grado de equilibrio que representa la valentía, la cual es uno de los valores morales y cualidades que la persona debe poseer.
Volveremos a hablar de este asunto.

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