jueves, 24 de septiembre de 2009

Comentario de Cuarenta Hadices -XXXIII


Sharhe Chehel Hadiz
Imam Jomeiní


Traducción de Raúl González Bórnez

Quinto hadíz
Envidia (Hasad)


Con una cadena de transmisión ininterrumpida que llega a Muhammad ibn Yaqub, de Ali ibn Ibrahím, de Muhammad ibn Isa, de Yunus, de Dawud al-Raqqí, de Abu Abdel lah, Imam Yafar Al-Sádeq, sobre él la paz, el cual dijo que el Mensajero de Dios, las bendiciones de Dios sean con él y con su familia, dijo: «Dios poderoso y majestuoso dijo a Moisés hijo de Imrán: ¡Oh hijo de Imrán! No sientas envidia de las personas por los dones que Yo les otorgo y no alargues tu vista hacia ellos ni trates de obtenerlos para ti, ya que, en verdad, el envidioso es indigno de recibir Mis favores y rechaza lo que Yo he asignado a cada uno de Mis siervos. Quien sea de esa manera, ni es de Mi ni Yo soy de él.»

La envidia es un estado de alma que lleva a su dueño a desear que, aquellos dones y perfecciones que les han sido otorgados a los demás, les sean retirados. Tanto si es algo que él posee como si no. Y tanto si desea que sea para él como si no.

Hemos hablado de dones y perfecciones imaginarias porque no es imprescindible que aquello de lo que el envidioso desea privar a la otra persona sea un don o una perfección en sí misma. Puede incluso ser un defecto o un vicio y que la persona envidiosa lo considere una virtud y desee privarle de ella. O puede que sea una imperfección desde el punto de vista humano y una perfección desde el punto de vista animal, pero como la persona envidiosa se encuentra en un nivel animal lo ve como una perfección y busca privarle de ello.
Por ejemplo, existen personas que consideran que la violencia y la brutalidad son una virtud y envidian a las personas que se comportan de esa manera. O quienes consideran que ser bromista y disoluto es una virtud y envidian a quien es así.
Por lo tanto, el criterio para el envidioso no es la realidad sino lo que él considera una virtud e imagina que es valioso. Así pues, denominamos envidiosa a la persona que cuando observa en otro una virtud, sea ésta real o imaginaria, desea arrebatársela.
Y debes saber que existen diferentes clases y grados de envidia, ateniéndonos a los estados del envidiado, a los del envidioso y a los de la envidia en sí misma.

Lo que guarda relación con los estados del envidiado tiene que ver con las facultades intelectuales o las buenas obras que una persona pueda realizar o con cuestiones exteriores a su persona, tales como la riqueza, la nobleza o el prestigio que pueda poseer y que sean objeto de envidia, aunque puede que una persona envidie las cualidades exactamente opuestas a estas, en caso de que las considere virtudes.

Lo que guarda relación con los estados del envidioso son aquellos sentimientos que la persona alberga en su corazón contra otra por enemistad algunas veces, otras por orgullo, otras por miedo y cosas similares.

En cuanto a lo que tiene que ver con la envidia en sí misma podemos decir que es propiamente la que presenta diversos grados y clases, no tanto lo considerado anteriormente.
La envidia puede manifestarse en distintos y múltiples niveles de intensidad debido a numerosas causas y también presentar diferentes efectos.
Intentaremos, si Dios quiere, explicar en varios apartados sus dañinas consecuencias y los métodos para curarla en la medida de nuestra capacidad.
Y de Él procede el éxito.

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