viernes, 8 de mayo de 2009

Un Escuadrón de la Muerte de Cheney Mató a Hariri y Hobeika


Mohamad Shmaysani
07/05/2009
Dick Cheney... el nombre que siempre sale a la palestra cuando hay una seria crisis en alguna parte del mundo. Cheney tenía su propio escuadrón de la muerte, una unidad de la CIA que él dirigía desde la Casa Blanca. Siguiendo las órdenes de Cheney, dicha unidad de asesinos mató al antiguo ministro y líder de las Fuerzas Libanesas, Elie Hobeika, el 24 de enero de 2002, y al antiguo primer ministro Rafik Hariri el 14 de marzo de 2005, señala el prominente periodista de investigación norteamericano, Wayne Madsen.

Madsen, que es conocido por sus estrechos vínculos con la CIA, habló para la televisión Russia Today y reveló en la entrevista que el mismo escuadrón de la muerte que asesinó a Hobeika en coordinación con la Oficina del antiguo primer ministro israelí, Ariel Sharon, también asesinó a Hariri.

“Esto es algo de lo que fuentes de la CIA me dijeron hace cinco años,” dijo Madsen. “Yo informé en los años 2004-2005 que la unidad de la CIA vinculada a la Casa Blanca fue la responsable de coordinar el asesinato en Líbano del antiguo ministro y líder cristiano Elie Hobeika y también del antiguo primer ministro Rafik Hariri, y esto fue hecho en estrecha coordinación con una unidad similar operada por la Oficina del entonces primer ministro Ariel Sharon en Jerusalén,” dijo Madsen.

En 2002, Hobeika iba a viajar a La Haya para testificar contra Ariel Sharon acerca de las masacres de Shabra y Shatila en Beirut, pero fue asesinado antes de poder hacerlo.

En 2005 el asesinato de Hariri estuvo dirigido a crear unas circunstancias extremadamente favorables que permitieran desestabilizar Líbano, lograr la expulsión de Siria, construir una base norteamericana en el Norte de Líbano y acabar con los movimientos de resistencia en la región, especialmente Hezbollah, cuya actividad tenía en vilo a Sharon.

Lo que Madsen ha revelado ha provocado montañas de reacciones que piden que Cheney sea procesado. Madsen fundamentó sus revelaciones en la información descubierta por el conocido periodista de información Seymour Hersh y las dio a conocer tras comprobar esta última.

El 3 de marzo en Minnesota, Hersh reveló que un comando secreto de la unidad de Delta Force conocido como “el Ala de los Asesinatos” y otras unidades de operaciones especiales habían recibido la misión de llevar a cabo asesinatos en todo el mundo, incluso sin la aprobación del secretario de Defensa y del Pentágono; sólo de la Oficina de Cheney.

“Se trata de un ala especial de nuestra comunidad de operaciones especiales que es dirigida de forma independiente. Ellos no han dado cuentas a nadie, excepto en los días de Clinton y Bush (padre). Ellos informan directamente a la Oficina de Cheney. Se trata esencialmente una red de asesinos y han estado actuando de forma continuada,” dijo Hersh.

“Por lo que Hersh reveló, queda definitivamente claro que Dick Cheney estaba en lo alto de esa estructura. Lo que informé en los años 2004 y 2005 fue que Karl Rove, el alto consejero político del presidente Bush, estaba implicado junto con el viceconsejero de Seguridad Nacional en la Administración Bush, Elliot Abrams. Éste estuvo implicado anteriormente en el escándalo Irán-Contras y fue juzgado por él, pero fue perdonado más tarde por el presidente George H.W. Bush.”

En 2005, Madsen citó a “una fuente clave” en su reportaje y dijo que “varias fuentes de inteligencia” le habían informado de que los asesinatos de líderes extranjeros, como Hariri y Hobeika, fueron autorizados en última instancia por dos responsable fundamentales, el segundo jefe de Gabinete, Karl Rove, y el viceconsejero de Seguridad Nacional, Elliot Abrams. Además, Abrams es el enlace entre la Casa Blanca y la Oficina de Sharon para tales operaciones encubiertas, incluyendo los asesinatos políticos. Abrams es el hombre al que los israelíes acuden para conseguir una aprobación de tales operaciones.”

Las nuevas revelaciones han abierto nuevas puertas en los casos de asesinato que han plagado Líbano en más de cuatro décadas y ponen de relieve hipótesis -principalmente con respecto al asesinato de Hariri- que algunos libaneses habían ocultado en beneficio de acusaciones políticas predeterminadas.



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