jueves, 30 de abril de 2009

Israel y la huella de Stalin


Moni Ovadia
26/04/09

"El antisemitismo es la herencia más peligrosa del canibalismo". Si cruzase apuestas con la inmensa mayoría de los italianos, periodistas e intelectuales incluidos, preguntándoles si eran capaces de adivinar a quién había que atribuir esta frase, me haría millonario. La frase ha sido escrita por Josip Vissarionovich Dzugasvili, más conocido como Stalin.

Para no hacerme tedioso no convertiré en adivinanza estas otras declaraciones. "La URSS era la única potencia que sostenía nuestra causa" y "no sabemos si hubiéramos podido resistir sin sus armas".
La primera frase es de Abba Eban, uno de los padres del Sionismo, que fue primer ministro y ministro de asuntos exteriores del estado de Israel, la segunda es de Golda Meir. Me he servido de estas citas para someter a consideración algunas reflexiones sobre un libro recientemente publicado por el editor Teti, que lleva el desconcertante título: Por qué Stalin creó Israel. El autor del ensayo es Leonid Mlecin, uno de los más prestigiosos periodistas televisivos rusos, presentador de un importante programa de debate sobre historia. Mlecin, basándose en nuevos documentos aparecidos al abrirse los archivos soviéticos llega a esta inequívoca conclusión, tal como explica Enrico Mentana en su hermosa introducción. "De no haber sido por la URSS de Stalin – el mismo Koba el terrible- la nación israelí no hubiera nacido nunca. Esto es una simplificación, ciertamente, ¿pero quién podría ponerla en discusión?" La misma idea es confirmada también en el prefacio de Luciano Canfora, quien explica cómo Israel nació sobre todo gracias al apoyo soviético y derrotó a Egipto y Jordania (armados por los ingleses) gracias a las armas enviadas por orden expresa de Stalin a través de Checoeslovaquia para burlar el embargo contra el aprovisionamiento de armas a los combatientes hebreos de Palestina, embargo declarado y sostenido por los ingleses con el apoyo de los Estados Unidos. Los cuales, durante aquellos años se encontraban en pleno maccarthismo, en medio de la caza de brujas, que fue también una violenta campaña antisemita. En aquellos tiempos, entre la clase política ultraconservadora estadounidense estaba en vigor la ecuación hebreo/sionista = comunista .
Mlecin enmarca su ensayo en el contexto general de relaciones complejas y contradictorias entre, por una parte el comunismo soviético y sus vicisitudes, y por otra, los hebreos, y prolonga su atención hasta el periodo posterior a los años del Stalin filo israelí y ambiguamente desinteresado por el destino del pueblo palestino –posición, por lo demás no distinta de la sostenida durante aquella época por la totalidad de la izquierda occidental- cuando el dictador georgiano, alarmado por el posible efecto, desestabilizador para el poder propio, de una vinculación demasiado estrecha entre los judíos soviéticos y el nuevo estado hebreo, desencadenó una campaña antisemita disfrazada de campaña contra el cosmopolitismo y el sionismo. Las terribles consecuencias de aquel acto tan solo fueron interrumpidas por la muerte de Stalin que a pesar de ello, antes de abandonar este "valle de lágrimas", consiguió hacer fusilar en un solo día a todos los miembros de la intelectualidad de la cultura yiddish soviética, y entre ellos, al poeta más grande de todos los tiempos de la literatura yiddis: el coronel del KGB Itzik Feffer.
Obviamente el libro de Mlecin no altera el juicio sobre los acontecimientos posteriores, en particular sobre la tragedia del pueblo palestino y sobre sus sufrimientos, provocados principalmente por la ocupación y la colonización ejercida adrede por la clase político militar israelí con la total connivencia de los gobiernos estadounidenses, pero enseña que la historia es algo muy distinto de los esquemas ideológicos de conveniencia y que cada uno debe asumir su propia responsabilidad.

Moni Ovadia es un actor teatral, cantante y compositor italiano, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad estatal de Milán.
Traducción para www.sinpermiso.info: Joaquín Miras


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