sábado, 18 de abril de 2009

Israel da luz verde a los ataques a Irán




1 Central nuclear de Busher
2 Israel sí que tiene armas nucleares
3 Central nuclear de Arak

Escrito por Juanlu González

el Sábado, 18 Abril 2009
9 comentarios
Tras la victoria de Netanyahu, Mr. Irán, como le conocen muchos en Israel, era un paso bastante predecible, sobre todo si EEUU dudaba o flaqueaba en el papel de sirviente de Israel en el mundo que lleva ejerciendo por décadas. Así que los israelíes, en manos de un gobierno de extrema derecha racista, teocrático y supremacista, van a tener que emplearse directamente contra las instalaciones nucleares iraníes usadas supuestamente para obtener materiales para la fabricación de bombas atómicas, cosa que la inteligencia de EEUU ha negado una y otra vez inclusive durante la era Bush. Los locos sionistas pondrán el mundo del revés una vez más para evitar que en la región en la que habitan haya ningún otro país que pueda hacerle sombra desde el punto de vista estratégico, económico o militar. USAmérica ya organizó la guerra Irán-Irak para debilitar a las dos potencias regionales, luego se ocupó de masacrar Irak en dos ocasiones para que, finalmente, Israel termine el trabajo que comenzaron juntos hace más de dos décadas.
Esta vez no son titubeos ni declaraciones con amenazas veladas, basta leer lo anunciado por un portavoz de defensa del gobierno judío para entender que la guerra se avecina:
Israel quiere saber si sus fuerzas son capaces de atacar Irán en cuestión de días, de horas. Se están preparando a todos los niveles para esta eventualidad. El mensaje que se quiere enviar a Irán es la amenaza de Israel es mucho más que un montón de palabras
Habrá que estar atentos a la respuesta de Hezbollah (aunque ya Israel colocó allí a fuerzas de la ONU para vigilar su retaguardia), de Hamas (cuyas fuerzas se han mermado recientemente tras la invasión de diciembre 08/enero 09) y de otros actores regionales. Rusia, jugando a dos bandas, ha paralizado la entrega de los sistemas de defensa antiaéreos prometidos y ha apoyado siempre las sanciones a la república islámica, por lo que no podrán contar con su apoyo aunque son sus socios comerciales más poderosos. La flota nuclear más importante del mundo está anclada frente a las costas iraníes, aunque Irán cerrará el estrecho de Ormuz y podrá sumar a la profunda recesión económica una crisis energética de considerable magnitud y enormes consecuencias planetarias. Todo por obra y gracia del gobierno judío de Israel y los neocons que los apoyan.
Si, como respuesta a los ataques y al sufrimiento humano provocado, un Shahab-3 iraní acertara de pleno en la planta nuclear israelí de Dimona —cosa harto improbable—, creada para facilitar el programa militar atómico israelí ante las connivencias y apoyos occidentales, se habría hecho justicia y lo que llaman pueblo israelí sufriría en sus propias carnes el daño que llevan infringiendo al mundo desde que comenzó su existencia. Así quizá se lo pensarían nuevamente antes de apoyar a gobiernos terroristas, genocidas y asesinos como todos los que siempre han gobernado ese conato de país.
(gracias Manel por el soplo en los comentarios)

9Commentarios:

Manel said:

Se veia a venir, Israel es una grave enfermedad crónica que va empeorando por momentos y de forma inevitable.
Irán no dispone del armamento necesario para defenderse así que, pero joder, si yo fuera Iraní ya habria empezado a desarrollar la bomba atómica hace tiempo, ante la constante amenaza de Israel.
Veremos si Obama le da luz verde a Israel o si en cambio el monstruo que EEUU ha creado empieza a caminar solo.
- 18 Abril 2009 at 3:24 pm
Juanlu González (author) said:
Mensajes ambiguos de Washington podrían llevar a la catástrofe
¿Atacará Israel a Irán?
Roane CareyTom Dispatch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Introducción del editor de Tom Dispatch
Algunas veces, al leer sobre Oriente Próximo, o por lo menos sobre Israel, Irán, y armas nucleares, uno siente como si acabara de ocurrir un fenómeno que supera todos los récords. Como recordó recientemente a sus lectores el columnista de la página editorial del New York Times, Roger Cohen, las predicciones israelíes de que pronto “dementes” iraníes – o más bien, “un mesiánico culto apocalíptico” como dijera recientemente el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, jefe de un nuevo gobierno asaz extremista, – van a tener armas nucleares en sus manos, no son nada nuevo. Las acusaciones y profecías sobre la inminente llegada de una bomba iraní ya datan de los años noventa y, sin embargo, a pesar del creciente programa de enriquecimiento nuclear de Irán, todavía no sabemos cuáles son las verdaderas predilecciones de sus dirigentes en el tema básico de su uso para producir armas nucleares. (Podrían, por ejemplo, tener la intención de optar por la “solución” japonesa, no producir armas, sino simplemente ser capaces de producirlas con una relativa rapidez.)
La otra parte de ese fenómeno de récords rotos, concierne al arsenal nuclear de Israel, sobre el que escribí en TomDispatch en 2003, ya que desde entonces ha cambiado notablemente poco. Uno de los aspectos realmente extraños de casi todo lo que se lee en EE.UU. sobre las armas nucleares y Oriente Próximo es lo siguiente: Todo el miedo y mucho papel (y tiempo en la televisión) Se concentra en si los iraníes llegarán algún día, en el futuro cercano o lejano, a tener un arma nuclear; es decir nos concentramos en un arma que todavía no existe, y que sepamos, puede no llegar a existir jamás.
Mientras tanto, nunca se menciona casi nada sobre el masivo arsenal nuclear de Israel, que incluye armas de destrucción de ciudades, y que convierte a ese minúsculo país en lo que es probablemente la quinta potencia nuclear del planeta. Además, por lo menos algunas de sus armas nucleares están montadas en submarinos en el Mediterráneo, lo que significa que el país es invulnerable a la locura de un ataque previo de eliminación de las armas por cualquiera otra nación. Es simplemente la realidad.
Los israelíes han adoptado desde hace tiempo una posición en la cual, como Jonathan Schell describiera una vez el asunto: “No confirman ni desmienten que tengan [armas nucleares], pero utilizan la siguiente frase curiosa: ‘No introduciremos armas nucleares a Oriente Próximo.’ Evidentemente, de alguna modo recóndito, poseerlas no es introducirlas.” Nuestros medios han aceptado, esencialmente, el enfoque israelí sobre su arsenal como si fuera una posición reporteril razonable sobre el tema. Cuando leemos sobre los peligros de la bomba iraní y las reacciones a ella, es siempre desde este mundo claramente desequilibrado de temor intensificado y silencio, lo que es en sí, para decirlo simplemente, peligroso.
Recientemente, se han multiplicado las advertencias desde Israel sobre posibles ataques futuros contra Irán. Roane Carey, editor jefe de la revista The Nation y coeditor de The Other Israel, está en Israel actualmente con una beca de periodismo en el Centro Chaim Herzog de Estudios de Oriente Próximo y Diplomacia. En su primer artículo sobre este sitio, le pedí que ofreciera una evaluación desde ese país sobre hasta qué punto son realmente peligrosas las más recientes advertencias y amenazas. Tom
¿Atacará Israel a Irán?Los mensajes ambiguos de Washington podrían llevar a la catástrofe
JERUSALÉN – Israel ha aumentado continuamente la presión sobre EE.UU. respecto a la grave amenaza supuestamente planteada por Irán, que parece decidido a dominar el ciclo del combustible nuclear, y por lo tanto la capacidad de producir armas nucleares. El nuevo primer ministro israelí, el halcón del partido Likud,
Benjamin Netanyahu, ha advertido al presidente Barack Obama que si Washington no encuentra pronto un camino para clausurar el programa nuclear de Irán, Israel lo hará.
Algunos analistas argumentan que es histeria prefabricada, no tanto un reflejo de auténticos temores israelíes como una diversión intencional de otras inminentes dificultades. El gobierno de Netanyahu está repleto de partidarios de la línea dura que se oponen inflexiblemente a la retirada de, e incluso a una interrupción temporal de la construcción de, asentamientos en los territorios ocupados, para no hablar de alguna aceptación de un Estado palestino. En su primer día como primer ministro, el demagogo extremista
Avigdor Lieberman, anunció, en una de sus bravatas características, que Israel ya no se siente obligada por los acuerdos de Annapolis de 2007, negociados por Washington, que requerían negociaciones aceleradas hacia una solución de dos Estados.
Semejantes declaraciones amenazan con llevar directamente a los israelíes a un choque con el gobierno de Obama. En lo que sólo puede ser interpretado como un rechazo de los más recientes pronunciamientos del gobierno de Netanyahu, Obama reafirmó deliberadamente en su discurso ante el parlamento turco el compromiso de Washington con una solución de dos Estados y con los acuerdos de Annapolis. De modo que ¿qué mejor forma de evitar un desagradable choque con un presidente popular de EE.UU. tiene Netanyahu que distraer convenientemente la discusión mediante una amenaza existencial de Irán – especialmente si la puede presentar con éxito como una amenaza no sólo para Israel sino para todo Occidente?
Todo esto equivale a un argumento plausible contra indebida alarma por las últimas advertencias israelíes sobre un ataque contra Irán, pero falla por diversos motivos. En Israel existe una paranoia generalizada respecto a Irán, la creencia de que hay que detener a sus dirigentes antes de que avancen mucho en su programa de enriquecimiento de uranio. (Este punto de vista no es compartido por la izquierda israelí, pero ahora ésta no es más que un fantasma de lo que fue un día.)
En una entrevista para TomDispatch, Ephraim Kam, director adjunto del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en Tel Aviv y especialista en el tema de Irán, comentó: “Por cierto hay diferentes opiniones, pero existe un consenso general, entre los expertos en seguridad y los dirigentes políticos, desde el partido laborista hasta la derecha. No es un tema controvertido: Si Irán adquiere armas nucleares, planteará una profunda amenaza. Será la primera vez en la historia en la que otro país pueda asestar un golpe importante a Israel.”
Kam se apresura a agregar que, a su juicio, el panorama que propone Netanyahu – que Irán es dirigido por fanáticos irracionales que atacarían con armas nucleares a Israel a la primera oportunidad, incluso a sabiendas de que un contraataque nuclear israelí sería rápido y catastrófico – es falso. “Irán es un protagonista pragmático y lógico,” dice Kam. Sigue convencido de que “incluso un régimen fundamentalista radical” no atacaría a Israel, pero agrega, “Es sólo mi evaluación, y las evaluaciones pueden equivocarse. Escribí un estudio sobre evaluaciones erróneas, de modo que sé algo al respecto.” En otras palabras, si las afirmaciones de Kam sobre el consenso israelí son correctas, la dirigencia del país da por sentado que Irán ciertamente está resuelto a producir un arma nuclear y no se siente inclinado a dejar al azar que un Irán nuclear juegue según las reglas de MAD (como en las siglas en inglés para destrucción mutuamente asegurada) elaboradas por las dos superpotencias de la Guerra Fría hace décadas, y que nunca la use.
Esta actitud refleja un antiguo principio estratégico de Israel: que no se debe permitir que ningún Estado vecino o combinación de Estados logre algo que se parezca remotamente a la paridad militar, porque si lo hacen, tratarán de destruir el Estado judío. Siguiendo esa lógica, la única opción de Israel es establecer y luego mantener una superioridad militar absoluta sobre sus vecinos; aceptarán, según ese punto de vista, la presencia de Israel sólo si saben que es seguro que serían derrotados, o por lo menos vastamente aventajados.
Es el famoso “muro de hierro,” concebido hace más de 80 años por el dirigente sionista de la primera hora, Vladimir Jabotinsky, mucho antes de la fundación del propio Israel. (Jabotinsky fundó el movimiento Revisionista, que en oposición a la tendencia dominante laborista se negó a aceptar todo compromiso territorial respecto a objetivos sionistas, como ser la partición. Aunque él y sus seguidores fueron excluidos durante años de la dirigencia política, sus puntos de vista sobre los vecinos de Israel se grabaron profundamente en la psique pública.) Si Irán adquiriera aunque sea sólo la capacidad de construir una bomba nuclear – (se estima que el propio Israel tiene entre 150 y 200) – se consideraría que ese muro de hierro ha sido seriamente destruido, y el país ya no podría dictar sus condiciones a sus vecinos. En vista del apoyo de Irán a Hezbolá en el Líbano y a Hamás en Gaza, Israel tendría que recalibrar su estrategia en su frente septentrional y de cara a los palestinos.
Los recientes acontecimientos en Israel ciertamente dan la impresión de una nación que se prepara para la guerra: el comando del Frente Interior, una de las cuatro divisiones regionales del ejército israelí, acaba de anunciar el mayor ejercicio de defensa en la historia del país. Durará toda una semana y tiene el propósito de preparar a la población civil para ataques con misiles con ojivas convencionales e inconvencionales (sean químicas, biológicas o nucleares). Mientras tanto, el país acelera sus pruebas de sistemas de defensas contra misiles, y acaba de anunciar el lanzamiento exitoso del interceptor Arrow II.
¿Puede Israel actuar independientemente?
¿Atacaría realmente Israel a Irán sin tener por lo menos la aprobación tácita de Washington? ¿Podría hacerlo Israel sin una tal aprobación? Por lo menos, Israel necesitaría aprobación simplemente para conseguir permiso para volar sobre Iraq, cuyo espacio aéreo es controlado por los militares de EE.UU., no por el gobierno iraquí en Bagdad. Como lo describió el columnista Aluf Benn en el periódico israelí Ha’aretz: “Expertos en defensa dicen que sin luz verde de Washington, Netanyahu y Barak no podrán enviar la fuerza aérea.” Kam agrega: “A mi juicio, es casi entre difícil e imposible que Israel actúe independientemente, por razones técnicas y políticas.”
La mayor parte de los analistas en Israel creen que un ataque israelí a solas atrasaría, en el mejor de los casos, el programa nuclear de Irán por varios años – pero eso no significa que sea un disuasivo para Netanyahu y Cía. Se cree en general que, a su juicio, incluso una demora temporal de la capacidad nuclear de Irán sería una mejora respecto a la situación actual. Vale la pena recordar que Israel solicitó un “¡sigue adelante!” explícito del gobierno de Bush para un ataque el año pasado, que fue sensatamente rehusado por el presidente Bush – presumiblemente por temor a una represalia convencional masiva de Irán tanto en Iraq como en Afganistán, un momento poco común en su gobierno en el que no accedió a los deseos israelíes.
También es evidente que el presidente Obama trata de resolver el enfrentamiento con Irán mediante medios diplomáticos. Ha abandonado la retórica antagónica de su predecesor y sigue extendiendo tanteos pacíficos a la República Islámica. La reacción de Teherán ha sido mixta, pero por lo menos hay otro ambiente de negociación.
Los estrategas israelíes, no obstante, ven ese nuevo ambiente como amenaza, no como esperanzador. Todo acercamiento de EE.UU. con Irán – especialmente si se realiza bajo términos que reconocen el estatus de Irán como potencia regional – podría, temen, debilitar la “relación especial” de Israel con Washington. Como lo describió el analista de Irán Trita Parsi en un reciente artículo en Huffington Post, Irán “ganaría en importancia estratégica en Oriente Próxima a costa de Israel.”
No se puede excluir, por ejemplo, que Washington pueda llegar a un gran convenio con Teherán según el cual terminaría su política de cambio de régimen y las sanciones a cambio del compromiso de Teherán de nunca producir armas en su programa nuclear. Inspecciones internacionales intrusivas presumiblemente garantizarían un tal convenio, pero el orgullo nacional de Teherán seguiría intacto, ya que se le permitiría mantener el derecho a enriquecer uranio y a desarrollar una infraestructura nuclear pacífica.
Ha habido un cierto cambio en el lenguaje de Washington cuando tiene que ver con las demandas hechas a Irán – al reemplazar evidentemente su insistencia en el fin de todo enriquecimiento nuclear por una insistencia en que no se desarrollen armas. Para Israel, sería un compromiso totalmente insatisfactorio, ya que sus dirigentes temen que Irán pueda en algún momento abandonar un tal acuerdo y producir armas nucleares dentro de un plazo relativamente corto.
En vista del nuevo enfoque de Obama, podría parecer que Israel se vea momentáneamente bloqueado. Después de todo es difícil imaginar que Obama dé su acuerdo para un ataque. Precisamente en esta semana, el vicepresidente Joe Biden dijo a CNN que piensa que un ataque israelí “sería imprudente.”
Otros factores, sin embargo, juegan a favor de los partidarios de la línea dura: El nuevo enviado especial para Irán del gobierno de Obama, Dennis Ross, es él mismo un partidario de esa línea. El año pasado, Ross formó parte de un grupo de tareas ultrabelicista que predijo el fracaso de toda negociación y casi llegó a llamar a la guerra contra Irán. Ross es un sujeto que no sólo sabe cómo jugar el juego burocrático en Washington, sino tiene poderosos apoyos en el gobierno, y sus puntos de vista tendrán mucho apoyo de los halcones favorables a Israel en el Congreso.
La actitud de otro sector clave en la toma de decisiones, el alto comando de las fuerzas armadas de EE.UU., también podría estar en desarrollo. El dilema de Washington en Iraq no es ni de cerca tan calamitoso como hace dos años. La pesadilla prevista por los generales estadounidenses a cargo de la campaña en Iraq en los recientes años: que, como reacción ante un ataque contra sus instalaciones nucleares, Irán podría enviar a decenas de miles de comandos bien entrenados a través de la frontera e infligir graves daños a las fuerzas de EE.UU., se ha debilitado de cierto modo. Los militares del gobierno iraquí tienen actualmente mucho mejor control del país, y la violencia de la insurgencia es mucho más limitada. El Ejército Mahdi chií y los “grupos especiales” conectados en Irán, se muestran en general más inactivos.
La situación en Iraq sigue siendo, ciertamente, inestable, y todo ataque contra Irán podría fácilmente devolver al país a un caos ingobernable. A pesar de todo, considerando el papel jugado por comandantes estadounidenses en los años de Bush al vetar un ataque semejante, la pregunta sigue siendo: ¿Ha disminuido la resistencia a un tal ataque entre los militares? No está claro, pero es un aspecto que vale la pena considerar, porque los comandantes estadounidenses fueron las voces más consecuentes y persuasivas a favor de la moderación durante el gobierno de Bush.
Debiera ser innecesario decir que un ataque israelí contra Irán tendría consecuencias desastrosas. No importa lo que Washington pueda afirmar, o con cuánta virulencia los funcionarios en este país lo denuncien, un tal ataque sería visto ampliamente en todo el mundo musulmán como una operación conjunta de EE.UU. e Israel.
Para comenzar, serviría como un poderoso instrumento de reclutamiento para grupos islamistas extremistas. Además, Irán indignado podría ciertamente enviar comandos a Iraq, ayudar a grupos armados iraquíes determinados a atacar a fuerzas de EE.UU. y del gobierno, disparar misiles hacia los campos petrolíferos saudíes o kuwaitíes, e intentar de bloquear los Estrechos de Ormuz por los que pasa un porcentaje importante del petróleo del mundo. Washington tendría que despedirse de una cooperación desesperadamente necesitada en la guerra contra los talibanes y al-Qaeda en Afganistán y Pakistán. Cualquier ataque sólo fortalecería el reino de los mullahs en Irán y reforzaría la determinación del país por adquirir una fuerza disuasiva nuclear que impidiera ataques futuros. Y hay que recordar que el programa nuclear de Irán tiene un abrumador apoyo público, incluso de los que se oponen al actual régimen.
Ante la visible determinación del gobierno de Netanyahu de atacar, una señal ambigua de Washington, algo mucho menos que una luz verde, sería mal interpretada en Tel Aviv. Todo lo que no sea una negativa categórica, incluso enérgica, de EE.UU. de aprobar un ataque israelí podría tener consecuencias catastróficas. Por lo tanto lo que sigue es un mensaje a Obama de un observador en Israel: ¡No ponga el semáforo en amarillo – ni una sola vez!
——–
Roane Carey, con permiso como editor jefe de la revista The Nation, está en una beca de periodismo en el Centro Chaim Herzog para Estudios de Oriente Próximo y Diplomacia en la Universidad Ben-Gurion en Beer-Sheva, Israel. Es coeditor de The Other Israel (New Press).
Copyright 2009 Roane Carey
http://www.tomdispatch.com/post/175058/roane_carey_will_israel_attack_iran
- 18 Abril 2009 at 4:22 pm
chaparro said:
juanlu,israel amenaza , amenaza…creo q hay cuestiones secretas , como desviar la atencion de la crisis economica global, q ponen en primera plana , el supuesto ataque a iran q puede ser cierto o no .la cuestion es q el capitalismo se quiere salvar como sea , aun con una poco probable conflagracion nuclear o convencional con iran.apuesto mis fichas a q no sucedera absolutamente nada , a no ser un cambio de gobierno en iran .los dirigents dee israel dicen q pueden atacar iran con o “sin permiso “de usa ….iran tambien podria defenderse con o “sin permiso”de rusia …
- 18 Abril 2009 at 7:45 pm
Juanlu González (author) said:
creo que esta vez puede ir en serio… e Irán se defenderá, de eso no hay duda
- 18 Abril 2009 at 8:02 pm
Juanlu González (author) said:
Este artículo contiene las claves de lo que puede estar pasando, parece que hay una lucha interna para mezclar Palestina con Irán, si Netanyahu reconoce a Palestina, les ayudará a acabar con Irán. Por otro lado, para firmar algún acuerdo de paz quieren que la AP declare a Israel como estado judío para así renunciar al derecho al retorno de los refugiados. La cosa es bien compleja…
Is Obama turning up the pressure on Israel?
Si algún alma caritativa tiene a bien traducirlo, creo que merecerá la pena. Yo ando un poco mal de tiempo y mi inglés no es muy bueno…
- 18 Abril 2009 at 9:33 pm

Abd said:
En mi modesta opinión, la lógica con la que Irán trabaja es muy distinta a la que se expone en el artículo de Roane Carey ¿Atacará Israel a Irán?.
Irán ha repetido y repíte hasta la saciedad, algo que nadie quiere escuchar:La ética de la guerra en el Islam prohibe la agresión y sólo permite la violencia como respuesta a una agresión en primera persona o a un oprimido al que moralmente se debe defender por estar siendo agredido. Eso se traduce en el derecho islámico en leyes como las que impiden fabricar armas más mortíferas que las construidas por el enemigo y también armas que maten indiscriminadamente y que puedan matar a personas que no participen en la supuesta agresión. Seyed Ali Jameneí, máxima autoridad en Irán, ha declarado la construcción de armas atómicas contrarias a la ley. Irán es firmante del protocolo de la Agencia Internacional sobre Control de la Energía Atómica, lo cual evidencia que no tienen problemas para que su programa de desarrollo atómico sea vigilado y controlado. Cosa que por ejemplo no permite el Ente Sionista.
En mi opinión, la política que Irán sigue es ayudar a los movimientos de resistencia anti imperialistas y dejar que la misma lógica imperialista agudice las contradicciones.
Los medios presentan siempre a Irán desde la perspectiva de una teocracia fundamentalista, pero escamotean el hecho de que Irán vive, desde hace treinta años un proceso revolucionario, consecuencia de la lectura que el Islam shiita hace del Corán, y que les lleva, entre otras cosas, a mantener una política internacional, claramente anti imperialista y de apoyo a los movimientos nacionales de liberación, las resistencias antiimperialistas y anti sionistas, valga la redundancia, y las revoluciones emergentes, como es el caso de los procesos revolucionarios que hoy vivimos en A.Latina y ayer en Sudáfrica, por ejemplo.
Aquí, (escribo desde Irán) se espera que el Ente sionista al que denominan Israel ataque este próximo verano al Líbano.
Los generales israelies se hartan de decir que, esta vez, el objetivo será arrasar totalmente el Líbano, no como en 2006 que fue sólo un ataque preventivo. Seyed Hasan Nasruláh, por su parte, les ha respondido que esta vez también les van a tirar la aviación, no sólo la infantería, la marina y la caballería acorazada, como la vez anterior, que de 40.000 soldados que invadieron el Líbano, 30.000 regresaron con “problemas sicológicos” según fuentes israelíes.
No me quiero alargar, pero la lógica fundamental es que, para atacar a Irán, primero tienen que neutralizar a la resistencia libanesa, porque de lo contrario, Hisboláh está en condiciones, según ellos, de tomar lo que llaman Israel, en una semana.
Por otro lado, Seyed Ali Jameneí ya dijo hace tiempo que, si a Israel se le ocurre bombardear Irán, antes de que el polvo de las bombas se asiente, habrán destruido Tel Aviv.
La cosa no es broma, porque Irán reperesenta el primer país del mundo islámico que se liberá, en nombre del Islam, del control imperialista, tanto Americano como Soviético (en su día) y eso ha provocado el despertar del mundo islámico y (posiblemente) permitido a continentes como el Latino Americano, iniciar sus procesos de liberación.
El Islam iraní (pensamiento Jomeiní, como antes decíamos pensamiento Mao-Tse-Tung) representa una alternativa al conjunto del sistema capitalista y al comunista, alternativa desconocida por occidente, que sigue analizando, incluida su izquierda, en términos etnocentrista, pero no por eso inexistente y rápidamente descodificable por el en-general-oprimido pueblo musulmán del resto de los países islámicos, a corto plazo por países como Cuba, Venezuela, Bolivia, ………… y a medio por el resto de los pueblos (es decir de los oprimidos) del mundo, incluido el llamado primer mundo. Ese es el peligro. Esa es la razón para querer acabar con Irán. Esa es la razón que hace imprescindible acabar con Irán. Una razón de vida o muerte para “Occidente”.
- 19 Abril 2009 at 4:43 am

Abd said:
El artículo dice más o menos:
The New ForeignPolicy.com.¿Está Obama cambiando la presión sobre Israel?
04/16/2009-
Un informe en el periódico israelí Yedioth Ahronoth está hoy recibiendo un montón de atención. Dice que la administración de Obama está seriamente decidida por la solución de dos Estados, y que está “aclarando su garganta” para dirigirse al Gobierno de Netanyahu.En particular, los Estados Unidos han informado haber dicho a Israel que “cualquier tratamiento del problema nuclear iraní depende del progreso en las negociaciones y una retirada israelí del territorio de la Banda Occidental.”Se dice que el Gobierno de Netanyahu “ha decidido mostrar un frente unido respecto a que la vía para alcanzar una solución sería la hoja de ruta, aclarando que la flexibilidad israelí en la cuestión palestina depende del enfoque estadounidense sobre la manera de resolver la amenaza iraní, así como su actitud hacia Hamas y Hezbolá.”
La noticia dice:
Altos funcionarios de administraciónUSA son plenamente conscientes de la vinculación que el Primer Ministro Netanyahu y el Ministro de defensa Barak han establecido entre la voluntad israelí de hacer avances en la cuestión palestina y sus expectativas de que los Estados Unidos hagan frente a la amenaza iraní, y altos funcionarios de Estados Unidos han comenzado a hablar de Bushehr a cambio de Yitzhar.Es decir: Si desean que nosotros les ayudemos a mitigar la amenaza iraní, incluyendo la cuestión del reactor nuclear en Bushehr, prepárese para evacuar los asentamientos en la Franja Occidental, con Yitzhar (un asentamiento en la Franja Occidental) incluido, considerando que retirarse de Yitzhar sería el símbolo de la retirada israelí del territorio de la Franja Occidental. ”
Este informe ha sido colgado por un buen número de bloggers—incluido M.J. Rosenberg del Foro de Política de Israel (Israel Policy Forum) y Matt Yglesias del Centro para el progreso americano (Center for American Progress) como un signo alentador de que la administración de Obama pretende lograr una solución de dos Estados durante el primer mandato del Obama, como el Presidente indicó que haría durante su campaña electoral.
Suponiendo que el informe sea cierto, es una noticia alentadora, pues sugiere que la administración de Obama no va a arrastrarse ante Israel y que Estados Unidos usará su influencia en ambos lados para avanzar hacia una solución de dos Estados.Pero vincular esto tan enérgicamente a la cuestión iraní me parece un error, porque podría dar a Teherán un veto de facto sobre el proceso de paz.Si el comportamiento israelí se vincula directamente a la solución de programa nuclear de Irán en términos aceptables para Israel, y si Irán decide frenarlo, entonces el Gobierno de Netanyahu tendrá una excusa para cavarse su propia tumba. Irónicamente, ese resultado no crearía problemas al Gobierno iraní, que explota las debilidades del conflicto israelo-palestino para mejorar su propia influencia, para ejercer más presión sobre los Estados Unidos y para que los regímenes árabes como Arabia Saudita queden fuera de juego, destacando su incapacidad para hacer algo tangible para ayudar a los palestinos.
El punto clave a entender es que una solución de dos Estados sería buena para los Estados Unidos e Israel cualquiera que sea el estado de las relaciones Irán-Estados Unidos o del programa nuclear del Estado de Irán.El control israelí de la Franja Occidental no supone una defensa contra los misiles de Irán y la paz entre Israel y los palestinos podría eliminar uno de los puntos de influencia de Irán y hacer más fácil que los Estados Unidos, Israel y el mundo árabe unan sus fuerzas contra Irán y cambiar así el amenazante equilibrio de poder en el Golfo.Las cuestiones están conectadas en términos estratégicos, pero vincularlas de la forma sugerida por el artículo podría hacer más difícil los progresos de cualquiera de ellas.

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